Capítulo 8
Acosador personal
El chico siguió callado mientras estaba sumergido en lo que sea que estuviera haciendo en su libreta, Magnus lo miró con curiosidad...
Y siguió mirándolo...
Y siguió así sin notar que se había quedado mirándolo fijamente y había detenido la clase...
Alguien se aclaró bruscamente la garganta, Magnus alzó la mirada, allí estaba Camille Belcourt mirándolo con reproche, aquella rubiecita siempre quería llamar la atención del moreno, pero la atención del moreno siempre estaba fija en aquel lindo ojiazul de cabello azabache quién permanecía concentrado en su libreta.
Magnus se preguntó cómo le hacía para pasar los exámenes, pues parecía nunca prestar atención, el moreno se sorprendía, el chico permanecía solo siempre, una o dos veces lo había visto acompañado por lo que sabía él, era su hermana y hermano, pero aquel hermoso chico parecía no tener más amigos.
A Magnus aquello le parecía realmente curioso, el chico era un chico muy callado, en realidad en toda su carrera de maestro era el chico más callado que había conocido, pero a pesar de ser tan cerrado y asocial, tenía unas notas admirable.
¿Qué secreto guardaba Alexander Lightwood?
≧﹏≦
- ¿Hiciste otro nuevo? –Cuestionó Isabelle mirando el dibujo de su hermano–. Es impresionante.
Alec suspiró y le quitó su cuaderno de dibujo.
-En realidad no, no logró que se parezca.
-Alec... está exactamente igual...
-No, no lo está –Alec suspiró mientras negó y acariciaba suavemente el dibujo que había hecho de su maestro de historia.
Magnus Bane...
El ojiazul permanecía todas las clases dibujándolo, pero en cada uno de sus dibujos nunca había logrado capturar el hermoso brillo de sus ojos...
O al menos eso decía el chico.
-Por favor, está perfecto.
-No lo está –Alec acarició suavemente los trazos hechos de los ojos del maestro y negó –le falta su felicidad.
-Alec es un dibujo, no tiene por qué estar feliz.
-En realidad sí, es arte, en el arte se debe reflejar lo que se ve y lo que veo son unos ojos realmente bellos, pero no importa lo que haga o cuántas veces lo haga –Alec suspiró –nunca le haré justicia a lo que es el profesor Bane.
- ¿Sabes lo que yo veo? –Isabelle miró con seriedad a su hermano–. A un chico que está completa e irrevocablemente enamorado de su maestro, no importa qué tan hermoso lo haga, nunca va a ser suficiente porque ese chico ama a su profesor, porque no sabe lo que quiere, pero yo sí.
Alec resopló resentido porque su hermana tenía razón.
- ¿Entonces qué es lo que yo quiero?
-Tú no quieres capturar su esencia en un dibujo, tú quieres capturar el alma de Magnus para que se enamore de la tuya... porque quieres al Magnus original.
Alec suspiró nuevamente... su hermana tenía razón.
Él quería a Magnus, aunque sabía que nunca lo tendría.
סּ_סּ
-Señor Bane, lo siento pero Alexander Lightwood es uno de nuestros mejores estudiantes y no es nuestro problema si no tiene amigos o es un chico muy cerrado, es un buen estudiante, nosotros estamos encargados en que tenga los conocimientos suficientes para defenderse en la vida, pero no estamos dispuestos a intervenir más.
-Pero señor Carstairs no lo entiende...
-Sí lo entiendo... mira Magnus, entiendo tu preocupación por el chico, lo entiendo perfectamente, es un buen niño y es muy atractivo para estar soltero a su edad pero ese es problema suyo.
- ¿Está cumpliendo con tus actividades?
-Sí pero...
- ¿Tiene buenas notas en tu clase?
-Sí pero...
- ¿Te ha dado algún problema alguna vez?
-No pero...
-Entonces no tienes por qué preocuparte...
-Pero es que es un chico tan cerrado...
-Es problema simplemente de Alexander, no lo molestes Magnus, es en serio, debes dejarlo en paz.
El moreno frunció el ceño pero asintió.
-Está bien lo dejaré en paz.
⊙▽⊙ Dos meses después ⊙▽⊙
Magnus no lo había dejado en paz a Alec, en realidad se había dedicado a fijar toda su atención en el chico, aunque aquello, tenía que admitirlo vergonzosamente, no había distraído un tanto de su trabajo, pero es que no podía dejar de sentir curiosidad por lo que en realidad tenía distraído al chico; y es era bastante curioso cómo el mundo parecía desaparecer para él mientras se entretenía tanto en aquella libreta... y ahora estaba haciendo algo que lo avergonzaba completamente...
¡Estaba siguiendo el chico a su casa!
¿Pero qué demonios le ocurría? ¿Por qué lo estaba siguiendo?
¡Era un niño! ¡Un alumno como cualquier otro!
¿Por qué le atraía tanto?
Ni siquiera él mismo lo sabía, lo único que sí sabía es que quería saber qué era lo que tan entretenido lo ponía en clase, quería averiguar que se traía entre manos aquel hermoso joven....
●ω●
Bien, definitivamente Catarina lo mataría en aquel momento, ella definitivamente se pondría furiosa. Incluso él mismo se sorprendía por lo que estaba haciendo; había aparcado su auto a unas cuadras de la casa Lightwood para qué Alec no lo viera por allí y lo reconociera, ahora se encontraba escondido en unos arbustos a las doce de la madrugada esperando que todas las luces de aquella casa se apagaran... y por fin lo habían hecho.
Con la agilidad de un gato, Magnus trepó un árbol, con gran facilidad pasó por una rama que daba al palco de la habitación de Alec, una vez allí caminó lo más silenciosamente posible dentro de la habitación y allí lo miró... sobre el escritorio estaba el cuaderno en el cual ojiazul permanecía completamente concentrado. Con máximo silencio Magnus caminó hasta el escritorio y se sentó con suavidad en la silla, no podía creer lo que estaba haciendo.
Había permanecido once horas escondido detrás de unos arbustos, había subido un árbol y ahora estaba en la habitación de un alumno para violar su privacidad...
¿Qué le estaba sucediendo?
En moreno suspiró pesadamente y abrió con extrema lentitud el cuaderno...
Y quedó completamente sorprendido.
Era él...
Allí, en aquel cuaderno había un dibujo de él sentado en su escritorio, pasó la página y pudo ver nuevamente su rostro y entre más páginas pasaba más dibujos suyos veía, de espaldas, de perfil, de costados, distraído, mientras comía, mientras leía, mientras reía... aquello era lo que Alec permanecía haciendo... dibujándolo a él.
- ¿Qué estás haciendo? –Preguntó una voz a su espalda lo cual hizo que Magnus lanzara un gritito y dejara caer el cuaderno.
Alec palideció completamente cuando notó que Magnus había visto aquello y corrió para hacia su cuaderno para tomarlo entre sus brazos y apretarlo contra su pecho.
-Eso es personal ¿Sabes? ¿Qué demonios haces en mi habitación? ¿Por qué revisas mis cosas? ¿Qué te está pasando?
Magnus, con dificultad, se puso en pie y miró al chico con curiosidad.
-Eso debería preguntarte yo a ti...
- ¿Pero por qué? –Preguntó a Alec sin dejar de abrazar su cuaderno.
- ¿Por qué me dibujas tanto?
Alec se sonrojó hasta las orejas.
- ¡Largo de mi habitación!
-No hasta que me contestes.
Alec negó con fervor.
-No te interesa.
-En realidad sí, sí me interesa, por eso te lo estoy preguntando, además, estás haciendo dibujos de mí, así que merezco saberlo ¿por qué soy tu modelo?
Alec suspiró.
-Déjalo así, sólo... vete.
Magnus sonrió lentamente.
- ¿Alexander yo te gusto? –Alec comenzó a tartamudear mientras su rostro se ponía completamente rojo, lo cual hizo reír a Magnus–. ¡Yo te gustó! –Afirmó.
-Vete por favor –suplicó el ojiazul pero Magnus negó mientras se acercaba al chico.
- ¿Qué pasaría si yo te dijera a ti que también me gustas?
Alec se congeló mientras miraba su maestro con los ojos abiertos de par en par.
-Yo... bueno... es decir... bueno... yo... –comenzó a tartamudear.
Magnus abrazó por la cintura al menor.
-Había algo que me atraía en ti... no sabía que era porque en realidad no era algo en específico, eres todo tú, todo tú, tu inocencia, tus hermosos ojos y tu precioso cabello, tú tez clara... eres realmente hermoso Alexander.
Alec suspiro y agachó la mirada.
-Sí –contestó en un hilito de voz. Magnus lo miró sorprendido.
- ¿Sí qué?
-Sí, me gustas –admitió –y te dibujo porque amo tus ojos... aunque nunca he podido capturar lo que hay en ellos –dijo mientras abría su cuaderno y encendida la lamparita junto a su cama para que la habitación tuviera mejor iluminación.
Magnus lo miró... miró aquel dibujo que Alec le enseñaba.
-Bueno me parece que está perfecto...
Alec negó con fervor.
-Le falta algo.
- ¿Qué le falta? –Cuestionó Magnus sin entender.
-Algo que nunca podré tener, nunca podré expresar en un dibujo... tu esencia –Alec suspiró –eres único, Magnus Bane, tu esencia es única, sólo la tienes tú, no importa cuántos dibujos de ti haga, nada te hará justicia porque eres perfecto.
Magnus soltó una risita.
-Sé que puede parecerlo, pero no Alexander, no soy perfecto.
Alec asintió con fervor.
-Eres perfecto para mí.
Magnus sonrió abiertamente, aquel menor era simplemente adorable por lo cual sin poder evitarlo, lo abrazó contra su pecho y besó la coronilla de su cabeza.
-Mi Alexander... y tú eres perfecto para mí.
Y en ese momento Magnus lo entendió...
Magnus entendió por fin qué era lo que lo tenía allí en esa habitación acosando su estudiante, era Alexander y el destino que sabía que ellos dos debían estar juntos.
Era el destino que estaba gritándole que ellos estaban conectados.
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