Capítulo 7
ADVERTENCIA: ESTE ONE-SHOT TIENE CONTENIDO SEXUAL QUIZÁS DEMASIADO FUERTE PARA ALGUNAS MENTES SENSIBLES.
No podía creer lo que haría, Magnus simplemente estaba cabreado con Alec, lo había intentado todo, pero nada funcionada, simplemente estaba decidido a ignorarlo...
¡Maldito Magnus Bane!
¿Quién pensaría que un hombre de más de cuatrocientos años podía ser tan inmaduro como lo era él?
Sus hermanos menores, Max e Isabelle... sobre todo Max, lo habían ayudado a preparar todo.
¿Había algo más humillante que tu hermano te ayudara a preparar una noche de sexo para que tu esposo dejara de estar enfadado contigo?
No, claro que no.
Ahora se encontraba allí, en el baño de su habitación intentado no entrar en un ataque de pánico, todo sería más fácil si se pusiera una runa de Sin miedo y saliera a enfrentar a Magnus, pero no, no sería más fácil, en su memento, claro que sí, pero conocía los efectos secundarios de aquella runa, como por ejemplo, olvidar que había hecho cuando estaba activada y no sería nada bonito que Magnus la pasara bien con él en la noche pero al otro día el ojiazul ni supiera que demonios había hecho, es decir, eso si terminaría cabreando a Magnus más que nada.
No, lo que hiciera, lo haría con la poca valentía que tenía...
Muy poca...
Actitud, es lo que le habían dicho Max e Izzy que tuviera, pero se olvidaban de un pequeños detalle
¡NUNCA SABÍA QUE HACER RESPECTO AL SEXO!
Tal era su ignorancia que su pequeño hermanito de quince años ya sabía más de juguetes sexuales que el mismo Alec.
Vamos Alexander, tu puedes, tu puedes, tu puedes, se repetía mentalmente; tomó una bocanada de aire y abrió la puerta...
Y allí estaba Magnus, concentrado en su maldito libro...
¡No estaba concentrado en él, estaba concentrado en ignorarlo!
Alec se sentía completamente ridículo, pero ya no había tiempo de arrepentimientos.
Actitud.
El joven se apoyó en el marco de la puerta vestido con su traje de doctor intentando parecer sexy y fracasando épicamente, Magnus ni siquiera notó que Alec estaba allí por lo cual el menor aclaró fuertemente su garganta, escuchó como su esposo chasqueaba la lengua y notó su rodar de ojos antes de que lo mirara.
Alec sonrió complacido cuando su mandíbula calló mientras lo recorría con la mirada, obviamente Alec se sonrojó completamente, pero no por eso iba a arrepentirse, además ya era tarde, sería más estúpido que entrara corriendo al baño para cambiarse y luego se acostara a dormir como si nada de eso hubiese pasado.
No.
En cambio recordó de nuevo las palabras de su hermano...
Actitud.
Se sentía un poco incómodo, es decir ¿recordar las palabras de su hermano mientras seducía a su esposo? Aquello no era lo más normal del mundo, pero extrañamente lo ayudaba.
Magnus arqueó una ceja hacia su esposo mientras éste se mordía el labio, en parte para parecer sexy y en parte por el mismo nerviosismo que sentía.
¿Ves algo que te guste Magnus? –su voz intentó tomar un tono seductor, pero por el miedo que sentía salió un poco chillona.
El moreno no contestó por un largo momento, simplemente miraba a su esposo con hambre, pero después...
.En realidad todo lo que veo en este momento me gusta –dijo aquel moreno sin despegar la mirada del cuerpo del ojiazul.
- ¿Tú no estabas leyendo tu libro? Parecía muy interesante.
Sí, se estaba haciendo el difícil, pero es que Magnus llevaba varios días ya ignorándolo y no podía evitar picarlo, Magnus dejó su libro a un lado, sobre la mesilla de noche junto a la cama.
-Hay cosas más interesantes.
- ¿Como cuáles? –Preguntó Alec mientras sentía que con cada segundo que pasaba su seguridad aumentar un poco, le encantaba ver al moreno tan excitado.
-Alexander ¿estás intentando hacerte el difícil? Porque si es así, no te queda muy bien –indicó Magnus mientras se ponía en pie para acercarse a su esposo.
Y... ahora la runa sin miedo no parecía tan mala idea, pensó el ojiazul temeroso mientras que su esposo se acercaba a él, tan sigiloso como cuando un león trataba de atrapar a su presa y para lástima de Alec, entre él y su esposo, él siempre terminaba siendo la presa... no, ésta vez no, pensó mientras caminaba para encontrarse con su esposo, el cual solo tenía unos bóxer puestos, milagrosamente, ya que Magnus acostumbraba a estar desnudo en su habitación.
Internamente Alec lo agradeció, no le gustaría que entraran sus pequeños y vieran a su padre desnudo.
-Así que... –comenzó Magnus mientras miraba a Alec retador esperando que éste se arrepintiera, pero el ojiazul no tenía en mente hacerlo, ésta vez él mandaría–. ¿Qué pasa con tu traje de doctor?
Alec, di algo inteligente, por favor, di algo inteligente, rogaba aquel ojiazul mentalmente.
-Vengo a hacerte una revisión –soltó pero al darse cuenta de sus palabras se abofeteó mentalmente.
Magnus sonrió maliciosamente al tiempo que arqueaba una ceja.
-No tenía idea de que estaba enfermo.
-Pues si –dijo Alec con extraña seguridad –tienes una rabia que ha de ser controlada, así que a la cama Bane.
El moreno miró con diversión a su esposo, pero queriendo saber hasta dónde llegaría Alec para ganar su atención de nuevo, obedeció tranquilamente.
Alec tomó una bocarada de aire antes de dirigirse rápidamente al cuarto de baño, allí tomó las cosas que había comprado con Max y con sus nervios a flor de piel se dirigió de nuevo a su habitación donde Magnus se encontraba esperándolo tranquilamente, cuando lo vio salir con un par de bolsas arqueó las cejas hacia Alec.
- ¿Que hay en las bolsas?
-Cosas –dijo suavemente –cosas misteriosas.
Al menos eran misteriosas para él, había leído y releído las instrucciones al menos unas diez veces, no importaba si tenía que tener una actitud sexy, tampoco es que quisiera lastimar a su esposo.
Con las mejillas completamente sonrojadas y la atenta mirada de Magnus, Alec sacó el vibrador mariposa de la bolsa, se sonrojó completamente cuando su esposo abrió los ojos de golpe al tiempo que se sentaba.
- ¿Alexander qué...?_
Pero el ojiazul no lo dejó terminar, se arrojó sobre Magnus besándolo con fervor mientras introducía su lengua en la boca de su esposo, cuando ambos chicos se quedaron sin aliento, Alec se separó y una vez se aseguró que el moreno no hablaría, sacó el lubricante y destapándolo, se aplicó un poco en los dedos, primero introdujo uno de sus dedos en el interior de su esposo mientras lo besaba con fervor.
Internamente Magnus agradeció que Alec lo preparara, hacia bastante que a él no había sido el pasivo, normalmente siempre le tocaba a Alec, cosa que el ojiazul disfrutaba, aunque por supuesto nunca lo admitiría; con su mano libre tomó de la nuca a Magnus para acercarlo más hacia sí mismo y profundizar el beso mientras que un segundo dedo era suavemente introducido en el interior de Magnus, éste hizo una pequeña mueca pero acalló los gemidos que amenazaban por salir de su boca cuando Alec comenzó a abrir y cerrar sus dedos en su interior mientras lo expandía.
Magnus intentaba con toda la desesperación del mundo acallar sus gemidos mientras que Alec bajaba sus besos desde los labios de su esposo descendiendo por su cuello hasta llegar a sus tetillas, a uno de estos lo pellizcaba con sus dedos mientras que el otro lo halaba con sus labios, Magnus era un montón de gemido y no se había dado cuenta en qué momento su esposo había introducido un tercer dedo en él.
Una vez Alec notó que su esposo estaba listo, sacó los dedos de su interior, Magnus se quejó molesto, lo cual hizo reír a Alexander, adoraba tener a Magnus a su merced.
El ojiazul aplicó una generosa cantidad de lubricante en el vibrador y con tortuosa lentitud lo introdujo en el interior de Magnus, el cual estaba chillando complacido por las sensaciones que su esposo le estaba provocando, nunca se imaginó que su tierno y tímido Alec pudiera ser capaz de estas cosas, pero aquí estaba, siendo tan atrevido como nunca antes lo había sido, torturándolo y haciéndole sentir nuevas y hermosas sensaciones.
Una vez el vibrador estuvo dentro de Magnus completamente, Alec lo encendió, primero suavemente, Magnus gimió al sentir aquel aparato vibrar en su interior contra sus paredes, las cuales se cerraban alrededor de aquel juguete nuevo, Alec comenzó a embestir a su novio con aquel aparato mientras que aumentaba la intensidad de las vibraciones al tiempo que también aumentan los quejidos complacidos de Magnus mientras que espasmos de placer recorrían todo su cuerpo, Alec miraba complacido como su novio se estremecía, como cerraba los ojos y chillaba su nombre una y otra vez.
El ojiazul, mientras tanto, mordisqueaba y succionaba una de las tetillas de su esposo antes de descender hasta su vientre bajo en medio de besos húmedos, una vez rozó la entrepierna de Magnus, el moreno dejó salir un chillido complacido, Magnus sabía que se estaba escuchando desesperado, pero es que no dejaba de pensar complacido como aquel chico qué seis años atrás era tan inocente, tan tímido e incapaz de hablar sin tartamudear, fuera capaz de hacerlo sentir así, al parecer la timidez de aquel chico había desaparecido, Magnus se preguntó momentáneamente si se debía a la runa sin miedo, pero no, porque cuando pudo abrir los ojos en medio de placer notó las mejillas sonrojadas de su esposo y la runa sin miedo no dejaba ni un rastro de timidez, no...
Magnus sonrió complacido al darse cuenta que Alec se estaba esforzando por darle placer a pesar de que sabía lo mucho que le costaba ser así de atrevido, se pudo dar cuenta que ese chico tan tímido haría lo que fuera por él, incluso aunque le costara tantísimo.
Una vez Alec se dio cuenta que su esposo se estaba tensando a punto de alcanzar su liberación, sacó el vibrador de su interior y dejó de besarlo, Magnus soltó un brutal gruñido mientras fulminaba con la mirada a Alec.
- ¿Qué demonios te pasa Alexander? –Exigió saber con molestia.
- ¿Qué prisa tienes por acabar Magnus? –Preguntó Alec burlón.
El menor besó suavemente a su novio para entretenerlo mientras que éste se enfriaba.
¿A qué demonios estaba jugando Alec? Se preguntaba Magnus mientras intentaba profundizar aquel beso, pero su esposo intentaba ir con lentitud; una vez Alec se dio cuenta que Magnus no se vendría, se separó de Magnus para hurgar de nuevo en las bolsas, el moreno se apoyó sobre sus codos intentando ver qué sacaría su esposo ésta vez, pero éste no lo dejaba ver con su cuerpo, lo que haya sacado, lo dejó fuera del alcance de la vista de Magnus, luego, con una de las pañoletas del moreno, cubrió sus ojos, Magnus se quejó pero Alec lo ignoró completamente.
Los sentidos de Magnus se agudizaron completamente, podía escuchar las pesadas respiraciones de su esposo, podía sentir la cercanía de éste y cuando se acercó lo suficiente, pudo saborear la dulce piel del cuello de Alec cubierta con una fina capa de sudor, todo se sentía maravilloso pero todo mejoró aún más cuando Alec introdujo algo frío en su interior... ¿esferas? El moreno se retorció complacido al notar que vibraban en su interior, pero enloqueció cuando notó que Alec introdujo su endurecida erección dentro de su boca y comenzó a succionarlo ahuecando sus mejillas contra él.
Magnus chillaba enloquecido el nombre de su esposo mientras éste ayudaba a mover las esferas vibratorias en su interior mientras le daba placer con su boca.
Sin soportarlo más, Alec sacó las esferas vibratorias, tras quitarse el traje, tomó el anillo vibrador que Max le había hecho comprar y sacándolo rápidamente de su empaque para encenderlo, se lo puso a Magnus en la gran erección que comenzaba a humedecerse con la necesidad del moreno por la liberación completa.
El moreno se quitó la pañoleta de sus ojos y en medio de todo el placer, atrajo a su esposo para besarlo con fervor mientras que éste subía y bajaba el anillo por su erección buscando darle placer completo, en su necesidad por liberarse también, entró de una sola estocada en Magnus, quien soltó un fuerte gemido de placer mientras rodeaba la cintura de Alec, éste comenzó a embestirlo con fuerza sin dejar de mover aquel anillo que hacía que Magnus sintiera miles de espasmos de placer por segundo al tiempo que sentía como en su interior se encogía cuando Alec tocaba su próstata haciendo que enloqueciera.
Bastaron solo un par de estocadas más para que Magnus alcanzara tan anhelada liberación mientras que se corría en el vientre de su esposo para que segundos después este lo hiciera en su interior.
Pasaron un par de minutos antes de sus respiraciones se normalizaran, Alec suspiró mientras se hacía bolita en el regazo de su esposo y agradecía internamente que éste hubiese puesto un hechizo de silencio para que sus pequeños no escucharan.
Cuando comenzaba a quedarse dormido, notó el vibrar del cuerpo de Magnus, por lo cual alzó la vista y allí vio a su esposo reírse por lo cual arqueó una ceja hacia él.
- ¿Qué es tan divertido? –Preguntó Alec sinceramente curioso.
-Tú –respondió Magnus con sencillez –no puedo creer que hayas hecho todo esto, nunca dejas de sorprenderme.
-Para bien, espero –dijo Alec complacido y Magnus asintió levemente.
-Quizás, debería ignorarte más seguido.
-Jódete Magnus Bane –espetó el ojiazul molesto.
-Oh vamos Garbancito, solo molesto... pero tengo una pregunta.
- ¿Qué? –Gruñó el ojiazul.
- ¿Podemos volver a utilizar los juguetes?
Alec se sonrojó completamente mientras se escondía bajo las mantas.
-Tal vez –respondió con voz ahogada por las cobijas.
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