Celos

Parte 2/3

No, definitivamente él no era un tipo celoso.

Magnus siempre estaba seguro de sí mismo, Alexander lo adoraba, seguramente estaba paranoico por las palabras de su mejor amigo, definitivamente no tenía nada que ver con qué Alec estuviera en la cafetería junto con su compañero de habitación mientras hablaban animadamente, aquel rubio le sonreía a su novio y de vez en cuando se recostaba en su hombro.

¡Y con él sentado enfrente!

¿Pero qué demonios le pasaba a aquel teñido?

¡Se la pagaría!

Alexander Gideon Lightwood era sólo suyo y ese rubio no tenía por qué ponerle una mano encima.

Una vez terminaron su almuerzo, Magnus se puso en pie.

-Bueno... yo tengo libre la siguiente hora siguiente –miró a su novio sonriendo abiertamente –vamos a nuestra habitación, si puedo hacer cosas increíbles en cinco minutos, en sesenta la pasaremos excelente.

Alec suspiró. Quería irse con su chico, por supuesto sería una muy buena hora, pero...

-No puedo, lo siento Magnus, Jace es nuevo así que le mostraré el campus.

Magnus apretó los puños con fuerza y trato de tranquilizarse.

-No sabía que ahora eras guía turístico –dijo con acidez.

Alec se encogió de hombros.

-No lo soy, pero Jace es diferente.

Magnus puso las manos a cada lado de su cintura.

- ¿Lo es? –Preguntó sorpresivamente enfurecido y casi estalla con ira cuando Alec asintió–. ¿Y por qué lo es?

-Bueno... es que...

-Vamos a Alec, enséñame el campus rápido, aprovechemos esta hora juntos –dijo Jace apoyándose en el hombro del ojiazul, que sonrió abiertamente, se puso en pie y Jace se enganchó al brazo de Alec.

-Lo siento amor –se disculpó el ojiazul sonriendo –será para una próxima vez –besó castamente los labios de su novio.

Magnus lo miro incrédulo, pero antes de que pudiera decir cualquier cosa Alec y Jace ya habían salido de aquel lugar.

¿Pero qué demonios...?

Un estúpido tinturado no le iba a robar al amor de su vida.

(•̀ᴗ•́)و

-Tenía una cara de... parecía que quería asesinarme con la mirada –dijo Jace divertido. Alec asintió.

-Sí, yo nunca antes lo había visto así...

El rubio miró exasperado al compañero de su habitación.

-Pero se nota que te quiere mucho, que te ama ¿por qué hacer esto?

-Ya te lo dije –indicó el ojiazul –Magnus es hermoso, es perfecto, encantador y muchos chicos y chicas se ven atraídos por él, Magnus es completamente perfecto, pero siempre está diciendo que yo exagero con mis celos, conocerlo... bueno... Magnus es mi todo y no quiero perder a mi chico.

Jace miró enternecido al ojiazul.

-Eso es muy lindo, eres... eres un gran chico, de verdad, me encanta.

Alec le sonrió abiertamente.

- ¿Eso significa que me seguirás ayudando?

-Amigo, me pagaste por adelantado –señaló Jace –y yo soy todo un profesional, así que sí, terminaré mi trabajo.

Alec sonrió complacido y asintió.

-Excelente, ahora ¿quieres ir a por una hamburguesa? Muero de hambre y no comimos nada en la cafetería.

Jace soltó una risotada mientras caminaba nuevamente en dirección hacia aquel lugar anteriormente mencionado.

-Por supuesto que sí, estaba muy ocupado mirando tus excelentes unos ojos, son tan sexys –dijo el rubio en broma antes de reír.

Alec pasó su brazo por los hombros del chico.

-No puedo creer que estés haciendo esto.

-Bueno yo no puedo creer que tú me estás pagando por poner celoso tu novio, así que los dos estamos completamente impactados.

-Bueno –Alec sonrió orgulloso –ya era hora que Magnus se diera cuenta qué no es lindo estar celoso.

- ¿Cuánto durará esto? –Preguntó Jace, no porque le molestara hacerlo, en realidad era divertido ver cómo se molestaba aquel moreno, pero simplemente tenía curiosidad.

Alexander sonrió con malicia.

-Durará el tiempo que Magnus acepte que está celoso.

O bueno, eso creyó el ojiazul sin darse cuenta que un chico de cabello verde estaba detrás de él escuchando aquella conversación.

Definitivamente Alexander Lightwood se había metido en un gran problema.

ʘ‿ʘ

Definitivamente Alexander Lightwood se había metido en un gran problema.

Magnus estaba furioso.

Ragnor le había relatado la conversación que había escuchado entre Alec y Jace.

Magnus por supuesto no había reaccionado para nada bien, al principio no le había creído para nada, pues dudaba qué Alec pudiera actuar de una forma tan infantil, pero Ragnor había insistido por lo cual los habían seguido...

Y allí estaba el rubio junto con el ojiazul, los dos estaban riendo juntos.

Magnus había ardido en celos, pero luego los había escuchado hablar.

- ¿Qué tal si vamos a cine el próximo martes?

Alec se encogió de hombros.

-Lo siento pero no tengo dinero.

-Bueno... –había empezado Jace –me diste bastante por poner celoso a tu novio, así que yo invito ¿bien?

Alec asintió con fervor mientras le daba una gran sonrisa a aquel chico y Magnus se había sentido completamente ofendido.

¿¡Cómo es que su novio había llegado a tal extremo de dar dinero simplemente para hacerlo molestar!?

¡No!

¡Definitivamente Alexander Lightwood no se salvaría de esto!

Magnus tenía una llave de la habitación de su novio, pues Alec se la había dado en caso de emergencias y esto era una verdadera emergencia, por lo cual en moreno se dirigió hacia allí y esperó a su novio sentado en su habitación.

Una hora después el ojiazul llegó riendo junto con Jace y se congeló cuando miró a Magnus esperándolo con sus brazos cruzados y el rostro serio.

-Amor –expresó preocupado–. ¿Ha pasado algo malo? ¿Estás bien? ¿Por qué estás aquí?

Magnus miró con frialdad a su novio.

- ¿En serio tú estás? –Preguntó molesto. Alec lo miró entender–. No quiero saber nada más de ti.

-Pero Magnus...

-No, esta vez rebasaste el límite, no sólo me celas ¿ahora le pagas alguien para que yo me sienta celoso?

Alec palideció completamente.

-Eso no...

- ¡Ragnor te ha escuchado hablar con este tinturado! –Jace abrió la boca para defenderse pero Magnus lo calló con una fría mirada–. ¡Eres un niño Alexander! ¿Sabes qué me molesta? Me han dicho que estar contigo es estar en una relación enfermiza, te amo y por eso quería esperar a que cambiaras, esperé que te dieras cuenta que estábamos hechos el uno para el otro, pero creo que mis amigos tienen razón, estoy en una relación enfermiza con alguien que no confía en mí.

-Magnus eso no...

- ¡Eso sí! Sí es cierto, yo lo sé y tú lo sabes ¡No confías en mí Alexander! ¡Nunca lo has hecho y me duele saber aquello porque yo confío en ti ciegamente! Bueno... confié y mira lo que has hecho.

-Magnus por favor...

-No, ya basta, eres un niño, eso que has hecho es completamente inmaduro, no lo entiendes, creí que quizás podrías cambiar pero ahora lo entiendo que jamás lo harás, seguirás siendo un niño, eres maravilloso, seguro alguien te querrá, hace pero Alexander... –Magnus le entregó la llave al chico –yo no soy ese alguien, ya no lo seré.

-Magnus por favor... –Alec lo miró desesperado.

- ¡Alexander déjame en paz! –Gruñó el moreno antes de salir de la habitación.

Jace corrió detrás de mientras Alec se derrumbaba en el suelo de su habitación para llorar con fuerza.

- ¡Magnus! –Gritó Jace siguiéndolo.

El moreno lo miró con frialdad cuando se giró hacia él.

- ¿Qué quieres?

-Bueno sólo para que conste, yo soy rubio natural.

Magnus lo miró con odio.

- ¿Sólo dirás eso?

-Bueno sí –Jace se iba a ir pero luego se congeló –él te ama y tiene miedo a perderte, por eso lo hizo, quería que lo entendieras.

Magnus negó.

-He intentado entenderlo por mucho tiempo, ahora es justo que él me entienda a mí, ya no puedo seguir con esto... ya no puedo seguir con él –dijo Magnus antes de caminar lejos de la habitación de Alec, lejos la persona que más amaba en el mundo.