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Capítulo 4








CELOS 

PARTE 1/?









-Me cansé de Magnus, me quería quedar callado para ver si tú podías decirme la verdad, pero ya veo que no lo harás –dijo Alec mirando con seriedad a su novio.

Magnus y Alec estaban en la universidad.

Alec estudiaba licenciatura en literatura y Magnus diseño de modas, pero tan pronto como se habían conocido cuando el ojiazul llegó a cursar su primer semestre, Magnus quedó completamente enamorado del ojiazul.

El único problema de éste chico es que era un... un poco celoso y bueno... "Un poco" era una forma linda de decir que Alec se ponía celoso si alguien respiraba cerca de Magnus, ahora Magnus sabía que se vendría un drama y no sabía porque, pues había sido muy cuidadoso de no hacer nada que molestara a su chico.

-No entiendo de qué me estás hablando –dijo el moreno confundido. Alec se cruzó de brazos.

- ¿¡Como que no lo entiendes!? Lo sé todo Magnus, pero quiero escucharlo de ti, dime la verdad.

-Pero Alexander ¿al menos podrías decirme de qué demonios hablas?

-Oh por el Ángel, no te hagas el inocente, me escribiste un mensaje cuando llegaste a tu habitación a las 8:30 pero de mi habitación a la tuya sólo hay veinte minutos y tú te fuiste a las 8:00 de mi habitación, si me está siendo infiel, dímelo ahora.

Magnus golpeó su frente contra la mesa de la cafetería.

- ¿Estás bromeando, verdad?

- ¿Crees que no lo sé, Magnus? Yo te conozco, sé lo rápido que puedes follar, puedes follarte a quien quieras en cinco minutos ¡Yo lo sé! ¡Soy Testigo de ello!

Magnus rodó los ojos.

-Alexander seguramente caminé más lento o quizás olvidé enviarte un mensaje tan pronto llegué a mi habitación, no es nada más.

- ¿¡No es nada más!? –Preguntó Alec escandalizado–. ¿Así qué significa que te cansaste de mí?

- ¿Qué? Yo nunca dije eso... –indicó Magnus espantado. Alec negó.

- ¿Entonces cómo es que te olvidas de escribirme? ¡Soy tu novio! ¡Debes hacerlo! ¡Debes avisarme dónde estás!

El moreno miró a su novio sin darle crédito sus palabras.

-No tengo que hacerlo Alec, se supone que tú debes confiar en mí.

-Confío en ti... pero ¿y si unos ninjas te roban o si te secuestran en el camino? No, debó saber que estás bien.

Magnus quiso golpear a su novio pero en cambio besó tiernamente sus labios.

-Alexander, eres el único para mí ¿está bien? Siempre has sido el único para mí, deja aquellos irracionales.

- ¡No son celos irracionales! –Refunfuñó el ojiazul–. Eres mío, eres perfecto y no quiero perderte.

Magnus miró enternecido su novio y besó su frente.

-Nunca me vas a perder, soy solo tuyo ¿está bien?

Alec mordió su labio y asintió inseguro.

-Está bien...









( '')










Sí, el ojiazul sabía perfectamente que estaba actuando como un lunático, pero es que Magnus había sido lo mejor que le había pasado en la vida y no quería perderlo. Antes de ingresar a la universidad, cuando estaba en la preparatoria, Alec tenía un novio, un novio que amaba con todo su corazón, confió en él ciegamente aunque todos le decían que era un mal hombre; Alec no creyó aquello, pero una vez llegó de visita sorpresa a la casa de chico, la puerta estaba abierta, algo que le extrañó y le preocupó, así que se dirigió rápidamente a la habitación de su novio y allí lo vio... novio... Jonathan Morgenstern... estaba con otro chico en la cama... desnudos... besándose... Jonathan estaba haciéndole a otro chico lo que le hacía a Alec... y el corazón del ojiazul se destrozó.

Había amado y había confiado... y por eso su corazón había estado completamente roto...

Hasta que lo conoció...

Un día cuando era nuevo en la universidad superior de Nueva York, Idris, aún le costaba ubicarse en el gran campus, Alec se acercó tímidamente a un chico que se encontraba por allí.

-Disculpa –dijo Alec con voz suave–. ¿Sabes dónde está el salón del bloque B número 154?

El chico lo miró con ternura y asintió.

-Por supuesto, tengo clases cerca de allí, puedo llevarte si quieres.

Alec sonrió abiertamente y asintió con fervor antes de fijarse bien en el chico que le había ofrecido su ayuda,

Allí estaba, lleno de purpurina, ojos realmente hermosos y sonrisa agradable, piel morena canela suave y tersa, por lo que pudo observar Alec, pero quería comprobarlo con un suave toque. Claro que no podía hacerlo, sería extraño.

Alec había quedado fascinado desde el primer momento que miró a Magnus, lo que no sabía era que en aquel momento es que aquel hermoso moreno se convertiría en su todo. Alec realmente lo amaba, pero tenía miedo, porque lo amaba tanto que sabía que sí lo perdía su corazón se iba a destrozar nuevamente y esta vez para siempre, no había nada que lo reparara porque nunca habría nadie mejor que Magnus, y aunque pareciera psicópata, si eso significaba conservar a su novio entonces lo haría.

Magnus Bane no se alejaría de él, porque él le pertenecía y no pensaba compartirlo con nadie, nunca.








°˖✧◝(⁰)◜✧˖°









-Sé que amas a ese chico Magnus, lo sé, pero te va a volver loco –dijo Ragnor al moreno.

Ragnor era el compañero de habitación de Magnus y su mejor amigo, por ende sabía todo sobre la vida personal de Magnus, incluso como el ojiazul lo exasperaba de vez en cuando, aunque eso no hacía que a Magnus lo amara menos.

-Es perfecto...

-No lo es, es insoportable y está bien, puede que tenga una cara bonita.

-También un cuerpo de infarto –señaló el moreno.

El chico de cabello verde negó con fervor haciendo una mueca de asco.

-No necesito saber eso...

-Como sea, no voy a terminar con Alexander, lo amo.

-Pero te está volviendo loco.

-Solo es un poco celoso.

- ¿Un poco celoso? ¡Por favor! Es como decir que la chica de Titanic es un poco zorra... y ella le entregó las nalgas a Leonardo DiCaprio en tres días –señaló Ragnor con tal obviedad que Magnus soltó una risotada.

-Bueno sí, es celoso pero lo amo, además, ya te lo he dicho, Alexander tiene motivos para ser así y no lo voy a presionar.

-Oh Magnus vamos, en serio ¡Hay días que llegas con dolor de cabeza luego de estar con él!

-Bueno... hay días que tengo problemas con mi novio, pero eso no significa que vayamos a fracasar.

- ¡Por supuesto que no! –Dijo Ragnor con sarcasmo–. Eres su sumiso así que seguro eso va a durar mucho.

Magnus miró mal a su amigo.

No soy su sumiso.

-Sí, lo eres, siempre quieres hacerlo feliz y él se limita a no dejarte mirar a ningún otro chico o chica, aunque sea tu amigo, me sorprende que no me odie.

-Alexander entiende qué eres mi mejor amigo, casi mi hermano, nunca lo haría tampoco es una dulzura.

Ragnor rodó los ojos.

-Es una relación enfermiza...

Alexander lo entenderá tarde o temprano, confiará en mí en algún momento.

-Bueno, supongamos que lo hace ¿tú confías en él?

Magnus se encogió de hombros.

-Por supuesto que sí ¿por qué preguntas?

-Bueno me ha llegado la información de que Alexander tiene un nuevo compañero de habitación y bueno, te diré una cosa –el chico miró con seriedad a su mejor amigo –yo soy heterosexual, y ejerzo, pero si ese chico me insinúa algo ¡Demonios! Yo soy capaz de decirle que todo esto es suyo y que perdone lo poquito.

Magnus miró a su amigo con el ceño fruncido.

- ¿A qué te refieres?

-Me refiero a que ese chico está buenísimo, pero supongo que a ti no te importa... tú no eres un chico celoso –dijo Ragnor burlón antes de meterse en su cama.

Magnus siguió un tanto molesto.

- ¿Cómo se llama?

-Jonathan... Jonathan Herondale, pero le dicen Jace.

Magnus rodó los ojos.

-Estoy seguro que no debo preocuparme por nada.










(⊙o⊙)











-A ver si entiendo –murmuró Jace mirando a su compañero de habitación con extrañeza–. ¿Pagarás todo ese dinero sólo para que finja que me gustas? –Alec asintió con fervor–. ¿Por qué?

-Porque mi novio siempre tiene amigos que lo quieren yo no solo para él y yo quiero que sienta lo que yo siento a diario, celos ¿tú me vas a ayudar sí o no?

Jace miró el montón de dinero, al menos habrían unos cien dólares allí... y aquel chico era agradable... además necesitaba ese dinero para poder celebrar bien el aniversario con su novia.

Por lo cual sí, lo haría.

Jace se encogió de hombros.

-Bueno, está bien –dijo despreocupado –seré tu acosador falso.

Alec sonrió abiertamente.

-Entonces cada vez que mi novio esté cerca, tu fingirás que te gusto ¿entiendes?

Jace se encogió de hombros nuevamente.

-Estoy seguro que puedo hacerlo.

Alec sonrió complacido.

-Está bien, ahora debo dormir.

El rubio asintió pero antes de meterse a su cama, miró al ojiazul.

-Eres raro ¿Por qué quieres hacer eso? –Preguntó nuevamente.

Alec se encogió de hombros.

-Ya te lo dije... es hora de darle una cucharada de su propia medicina.

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