Un café para llevar y varios minutos después llego a mi destino. Guardo el móvil en el bolso y sonrío satisfecha.

Mi padre decía que me perdería en el primer intento...

Miro el GPS en mi celular para sacarle una captura de pantalla y luego enviársela a Valentina con un tierno "Toma eso, sanguijuela!! No me perdí"

El lugar se encuentra bastante lleno pese al clima y no puedo evitar sentirme cómoda. Valentina me había asegurado que no tardaría mucho en enamorarme de Europa y, pese a haber pasado sólo escasas horas en el continente, debería llamarla y darle la razón, luego de mandarle mi adorable mensaje.

ꟷEs majestuoso, ¿no crees?

Frunzo el ceño y giro mi rostro en dirección a la voz masculina que, creo, se dirige a mí. Es una lástima alejar mi mirada de la Fontana di Trevi.

Efectivamente... sus ojos oscuros están posados sobre mí con un dejo de curiosidad en los iris.

ꟷ¿Me hablas a mí?

ꟷ¿A quién más si no?

Arqueo una ceja... genial. No todos iban a ser tan simpáticos como el anciano de la rosa.

ꟷLo es.

Una sonrisa surca su rostro pero me obligo a apartar mi vista rápidamente.

ꟷ¿Quieres un dibujo?

Una vez más, poso mis ojos en el muchacho y me percato de que lleva en sus manos un gran cuaderno de dibujo y algunos lápices. Que incómodo...

ꟷClaro.

ꟷSon dos euros.

Abro los ojos sorprendida. ¿Qué diablos?

ꟷMejor déjatelo.

Una carcajada escapa de sus labios y no puedo evitar rodar los ojos.

Estúpido.