Dungeon Oratoria
-¡¿Queeeee?! ¡Creciste bastante!
-¿Enserio?
-Toma
Loki le dio su hoja de estado y Bell también se sorprendió si bien el sabía que crecía rápido esta vez había crecido el doble de lo normal.
-¿Pero qu...
Bell fue interrumpido por los golpes de la puerta, la diosa dio permiso de entrar y la puerta se abrió dejando ver a una rubia la cual venía a actualizar su estado.
-Quisiera actualizar mi estado
-Un momento
Bell se puso nervioso al ver la presencia de la chica y aún más cuando se dio cuenta que no tenía nada que le cubriera el torso, se paró de inmediato y se puso su camiseta para dejar la habitación.
-Gracias kami-sama
Al ver el nerviosismo del peliblanco, la rubia pensó lo mismo que en el calabozo, ¿Acaso el le tenía miedo? Esos pensamientos le estaban afectando pero no sabía por qué.
-¿Paso algo que deba saber?
Loki vio la reacción del conejo al ver a la espadachína y la actitud que puso está al ver el nerviosismo del chico, esto último le sorprendió pues Aiz tenía un pequeño gesto de tristeza y confusión.
-No pasó nada Loki
-Esta bien, vamos a actualizar tu estado.
En el pasillo:
Bell se dirigía a su habitación para pensar en lo que había pasado en el calabozo pero a medio camino chocó con una persona haciendo que se le cayeran algunos libros.
-Lo lamento
-No hay problema conejo-kun
-¡Oh! Tiona
Bell se agachó para recoger los libros cuando leyó el título de uno de ellos, "Dungeon Oratoria" su libro favorito sobre las aventuras de Albert Waldstein y el espíritu del aire Aria.
Curiosidad:
El Dungeon Oratoria original fue escrito por Zeus, además, algunos de los compañeros de Albert fueron la emperatriz amazona Evelda y la reina élfica Celdia.
Seguimos
Desde que su abuelo le había contado acerca de los amigos de sus padres y su hija que al perecer era su amiga jamás había recordado aquel libro que lo ayudaría a saber un poco más.
-No sabia que te gustaban las historias de héroes
-¿Bromeas? ¡Me encantan!
-Tiona-san...¿Me prestaria este libro?
-Claro conejo-kun
-Gracias Tiona-san
Bell recogió todos los libros de Tiona y se fue a su habitación junto al libro de Dungeon Oratoria para leerlo, se hecho en su cama y se quedó pensando en cierta rubia hasta que recordó el libro de Tiona y se dispuso a abrir el libro cuando tocaron la puerta, se levantó y fue a abrirla.
Era Finn quién le dijo que era hora de comer, solo se limitó a ir al comedor, cuando entró a la sala escucho como Tiona lo llamaba, se acercó y se sentó en uno de los extremos de la mesa junto al pallum rubio.
-Conejo-kun ¿Ya leíste el libro que te presté?-pregunto la amazona
-Aun no-respondio el peliblanco
-¿Que libro le prestaste Tiona?-pregunto una elfa de pelo verde
-Dungeon Oratoria-volvio a responder
-¿No se lo prestarias a Aiz?-volvio a preguntar la elfa
Al escuchar el nombre de la espadachína, Bell giro su vista hacia la aludida y pudo ver su rostro con un gesto más serio que de costumbre, lo cual puedo nervioso a Bell.
-¡Lo olvide! Se lo estaba llevando a Aiz cuando me encontré con conejo-kun-dijo la amazona
-Lo puedo leer d... después que Aiz-san n...no importa-ofrecio el ojirojo
-¿Enserio? Gracias conejo-kun-dijo alegre la amazona
-Gracias Bell-kun-agradecio en un susurro la rubia
Leer ese libro lo antes posible era cuestión de vida o muerte para la espadachína pues trataba sobre las aventuras de sus padres, eso la ayudaría a conocer más sobre su pasado y sobre el dragón negro de un solo ojo.
Al terminar de comer Bell se dirigió a su alcoba junto con Aiz pues sus habitaciones estaban juntas y la rubia estaba ansiosa por leer el libro.
-N...no sabía que te g...gustaban las historias de h...héroes
-Si me gustan, pero no soy tan fan como Tiona
-E...entiendo
-Y...¿P...porque tanto interés en el li...libro?
-Me gusta esa historia
-A mi tambien
Se detuvieron frente a la puerta de la habitación de Bell, entró a su alcoba mientras Aiz esperaba afuera, el peliblanco fue por el libro y se lo dio a la rubia, luego ella se fue a su habitación con una gran velocidad digna de un nivel 5.
Esa misma noche Bell no pudo dormir bien pues sentía que había perdido la oportunidad de conocer más sobre sus padres y sobre su mismo, estuvo contemplando la estatuilla dé madera con forma de conejo alrededor de media hora recordando las palabras de su abuelo.
Al día siguiente:
Bell se despertó apenas salió el sol, apesar de haber tenido dificultades para conciliar el sueño, se alistó y se dirigió hacia el gremio para intentar convencer a Eina para que lo dejara bajar más profundo en el calabozo.
-¡Vamos Eina-san!
-Ya dije que no Bell-kun
-Pero ayer baje hasta el piso 14
-¡Te perdiste en el piso 14!
-Es lo mismo
-¡Y casi te mata un minotauro!
-Eso fue una casualidad
-¡No lo fue!...si no hubiera sido por la princesa de la espada tu estarías muerto es estos momentos.
-Y...yo...lo sé p...pero necesito bajar más pisos...por favor
- ¡Sigh!...¿Que voy a hacer contigo? Esta bien
-¡Siiiiiiiiii!
-Pero tienes que estudiar unos libros pequeños y luego te tomare un examen para ver si sabes lo suficiente como para no perderte otra vez.
-Esta bien Eina-san
Eina salió de la sala privada y al cabo de unos minutos volvió a entrar pero esta vez con 3 grandes libros que dejó en la mesa seguida de una humana de pelo rosa, una bestman de pelo rojo y una elfa de pelo plateado, todas llevaban entre 2 o 3 libros que apenas podían cargar.
-Misha-san, Rose-san, Sophie-san, pueden dejar los libros por aquí.
Las nombradas dejaron los libros sobre la mesa y se retiraron para dejarlos solos, Bell estaba sorprendido jamas había visto libros tan grandes en su vida pues al venir de un pueblo los libros no eran de muy buena calidad y siempre eran pequeños.
-Muy bien Bell, tienes que leer todos estos libros y memorizar los para que puedas bajar a el calabozo
-P...pero Eina-san estoy es m..mucho no terminaré j...jamás
-Claro que si...tal vez en unas 2 o 3 semanas
-¿Como se supone que los cargaré todos hasta ma Mansión?
-No lo se, tu eres el aventurero
-¿Este es un castigo por bajar hasta piso 14?
-En parte es cierto pero también es por tu bien
Bell tardó todo el día en llevar los libros a la mansión crepúsculo pues eran pesados y no solo eran los que las encargadas del gremio habían llevado a la sala privada, eran el doble o incluso el triple de los libros que llevaron las chicas.
En cuanto termino de trasladar los libros desde el gremio hasta la mansión y llego hacia su habitación, se acostó en su cama y tomó el libro sobre los pisos en los que se había perdido el día anterior, al cabo de un rato había leido la cuarta parte del libro lo cual según el era un gran logro, luego de un rato tocaron la puerta al abrirla pudo ver el rostro serio de Aiz.
-Es hora de comer
-G...gracias por a...avisarme Aiz-san
Bell salió corriendo en dirección hacia el comedor sin darse cuenta que había dejado la puerta de su habitación totalmente abierta y había dejado a Aiz parada frente a esta.
Aiz se acercó para cerrar la puerta hasta que se percató de los libros apilados uno sobre otro, pero eso no fue lo que más le llamo la atención pues en la mesita de noche de Bell pudo ver...
Continuará...
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Ahora actualizaré los martes y jueves porque estoy teniendo problemas de creatividad y tiempo.
Hasta el martes
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