¿Amigos?
El sol había salido y todo Orario empezaba a despertar pero esta vez nos concentraremos en la Mansión Crepúsculo más precisamente en la habitación de una espadachína.
La chica con apariencia de muñeca se encontraba abrazando algo o mejor dicho a alguien, el chico con apariencia de conejo se encontraba a su lado siendo abrazado como si de un peluche se tratara.
Podemos ver cómo poco a poco la espadachína despertaba, su cabellera rubia estaba desordenada, su cara estaba algo húmeda, sus ojos seguía cerrados, después de tantos años se volvía a sentir debil y tenía un fuerte dolor de cabeza debido a la fiebre de la noche anterior.
Cuando abrió los ojos pudo distinguir unos mechones blancos a su lado, ni recordaba lo que había pasado y tampoco como el conejo terminó en su cama, quiso apartarse del chico para no incomodarlo cuando despertara pero no tenía fuerzas y terminó cayendo otra vez en las manos de Morfeo.
Luego de unas horas el peliblanco despertó, normalmente se levantaba apenas salía el sol pero debido al alboroto del día anterior estaba cansado, grande fue su sorpresa al ver que la chica con apariencia de muñeca lo abrazaba.
De inmediato se puso nervioso he intento salir sin despertar a la chica pero no lo logro, la espadachína despertó he intento separarse pero terminaron cayendo al suelo junto al conejo.
Justo en ese momento entraba una elfa peliverde que se sorprendió al ver la escena, el conejo se encontraba en el suelo y la rubia estaba justo encima de este, sus narices se rozaban, los dos aventureros estaban sonrojados aunque el más notorio era el del chico
-¿Que paso aquí?-pregunto la elfa
-¡Riveria!-gritaron al unísono
Los dos aventureros se separaron de inmediato al escuchar la voz de la elfa, Bell era el que estaba más nervioso pues se suponía que cuidaría a Aiz para que no empeorará su salud y estaban en una posición comprometedora que cualquiera podria malinterpretar.
-E...esto no es l...lo que pa...parece-dijo el peliblanco
-¿Estas mejor, Aiz?-ignoro al conejo
-Si-se limitó a decir
La alta ejecutiva estaba sorprendido al ver el sonrojo en las mejillas de su "hija adoptiva", Bell había dejado a Aiz en su cama otra vez pues ella seguía sin fuerzas para ponerse de pie
-¿Me dajerias a solas con Aiz?-pidio la peliverde
-S....Si-el ojirojo se retiro de la habitación
La elfa se acercó a la rubia que yacía en su cama algo sonrojada, tenía mucha curiosidad sobre la actitud que la chica tomaba al estar con el peliblanco, pues ella era distante y más si se trataba del sexo opuesto.
-...¿Qué hacia Bell aquí?
-Te estaba cuidando
-¿Cuidandome?
-...Ayer en la noche Bell escucho un ruido que venía de aquí así que vino a ver si estabas bien y encontró la puerta de tu habitación abierta... tú....
-¿Yo que, Riveria?
-Tu...estabas llorando mientras abrazabas un peluche, Bell te llevo conmigo porque tenías fiebre.
Las palabras de Riveria la sorprendieron pues ella no había llorado desde la muerte de sus padres cuando tenía 7 años.
-Bell me ayudó a cuidarte, te comportabas como una niña pequeña, me dio sueño y Bell se encargó de ti
-...
-¿Te encuentras bien? ¿Te duele algo?
-No tengo fuerza y me duele la cabeza
-Al parecer aún no te haz recuperado, talvez te esfuerzas de más y tu cuerpo te está pidiendo un descanso
-...
-¿Bell es tu amigo?
-Creo que si
-¿Quien lo diría? El primer amigo de la princesa de la espada
-...
-Te traeré el desayuno
Riveria salió de la habitación dejando a la chica con aspecto de muñeca pensando en cierto peliblanco, su mirada divagó por el cuarto hasta localizar lo que buscaba, el conejo de peluche.
Se acercó al objeto peludo, últimamente los conejos estaban presentes en su vida, debía descubrir que le pasaba, estaba segura de Riveria no la dejaría a ir al calabozo durante un tiempo así que tenía mucho tiempo libre.
Al rato entraron sus amigas muy preocupadas junto a Riveria quien llevaba una bandeja con comida, al poco tiempo llegó Loki a ver el estado de su hija favorita.
Una semana después:
Durante la semana Bell estuvo estudiando los libros que Eina le dio para poder bajar más profundo, visitaba a Aiz frecuentemente pues Riveria le había prohibido a la rubia salir de la cama para que pueda guardar reposo, la espadachína se recuperó de la noche a la mañana lo cual hacía más misteriosa la causa de su malestar.
Ese día Bell iría al gremio para hacer el examen sobre el calabozo, no sin antes pasar por la señora de la abundancia.
Dato curioso:
Eina es muy exigente con los aventureros que accesora por lo que ninguno a terminado el curso, el único que ha podido soportar sus lecciones es Bell
Seguimos
Bell aprobó el examen por lo que Eina le dio permiso para adentrarse más en el calabozo, al cabo de unas horas volvió a la superficie, cambio sus piedras por valis y volvió a la mansión, tomó un baño y fue a ver a Aiz.
TOC TOC TOC
-Adelante
-Hola Aiz-san
-Hola
-¿Cómo te sientes?
-Bien, ¿Qué hiciste hoy?
-Hoy....
Cómo se habia hecho costumbre esa semana, Bell le contaba sobre su día, sobre las camareras de la señora de la abundancia, sobre su pueblo, sobre su abuelo o sobre sus padres, aunque este último tema era el que más evitaban, al cabo de un rato el chico se fue entro Riveria con una bandeja de comida.
-Aiz, mañana podrás dejar el reposo pero sigues sin poder ir al calabozo
-Estoy bien
-Es por precaución, puedes salir con las chicas pronto será el Monsterfilia
-Esta bien
Al día siguiente:
Podemos ver a una joven rubia en la entrada de la mansión junto a unas amazonas, estaban esperando a Lefiya para ir de compras.
-¿Qué hacen chicas?-pregunto un peliblanco
-Vamos a salir ¿Nos quieres acompañar?-pregunto la amazona menor
-Claro, hoy no iré al calabozo, ¿A donde vamos a ir?-acepto el conejo
-Vamos a ir...¡De compras!-exclamo la amazona
Al escuchar eso Bell recordó unas sabías palabras de su abuelo
Flashback:
-Bell, jamás aceptes ir de compras con una chica
- ¿Por que, abuelo?
-Te tratarán como un burro de carga, se demoran una eternidad para comprar un solo vestido, tendrás que entrar a cada tienda que vean y lo peor de todo...te pedirán tu opinión
Al escuchar eso el niño sintió un escalofrío recorrer su espalda
Fin del Flashback
-L...lo siento ch...chicas, recordé q...que tengo a...algo que h...hacer
-Puff... Cobarde-susurro Tiona de forma infantil
Tras estas palabras el conejo huyó a quien sabe donde dejando a las chicas confundidas, pero esto no duró mucho pues notaron la presencia de la elfa
Continuará...
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