¡Aiz esta mal!
Aiz se acercó para cerrar la puerta hasta que se percató de los libros apilados uno sobre otro, pero eso no fue lo que más le llamo la atención pues en la mesita de noche de Bell pudo ver la estatuilla de madera con forma de conejo.
Al ver el objeto Aiz sintió un pequeño mareo, no le dio importancia y cerró la puerta dispuesta a ir al comedor pero al dar un paso se desplomó en el suelo, Aiz se había desmayado a la mitad del pasillo y nadie la podía ayudar pues estaban en el comedor.
En el comedor:
Podemos ver a un par de amazonas buscando a la rubia sin encontrarla, se suponía que iría a avisarle a Bell que ya era hora de comer pero cuando vieron al peliblanco entrar al comedor sin ella se extrañaron.
-Tal vez no tiene hambre-dijo la menor
-Pero si no ha comido casi nada en todo el dia-respondio la mayor
-Tal vez está entranando-esta vez fue una elfa pelinaranja
-No lo creo-respondio una elfa peliverde
-Conejo-kun ¿No sabes qué pasó con Aiz?-pregunto la hermana menor
-N... no-respondio un tanto nervioso el chico
La cena siguió entre las suposiciones y preocupaciones de las aventureras por su amiga rubia quien no había aparecido en toda la cena.
Al terminar de comer Bell se dirigió a su habitación para seguir con sus estudios pero grande fue su sorpresa al encontrar a la espadachína rubia en el suelo frente a su puerta, corrió hasta llegar junto a la chica y comprobó que estuviera bien, la tomó en brazos y entró a su habitación pues no podía entrar a la de esta por el sello mágico en las puertas.
La recostó en su cama y fue por Riveria pera que la revisara con mayor detalle, corrió por los pasillos de la mansión a una gran velocidad hasta llegar a la biblioteca donde se encontraba la elfa peliverde que al verlo exaltado se preocupó.
-¿Pasa algo Bell-kun?
-A....Aiz
-¿Que pasa con Aiz?
-S...se desmayo
-¿Donde esta?
-E...en mi ha... habitación
-Vamos
La elfa y el peliblanco se dirigieron a toda prisa hacia la habitación del último para ver a la pelirubia que se encontraba ahí, al llegar la peliverde reviso a la espadachína pero para su sorpresa no era algo grave ni nada fuera de lo común.
-¡¿Mente cero?!
-¿Que?
-Aiz...tiene mente cero
-Pero...no fue al calabozo
Los dos aventureros se extrañaron por la condición de la aventurera pues hoy era su día libre y no podía usar magia dentro de la mansión, solo quedaba esperar a que despertara.
-Bell-kun me tengo que ir, cuida a Aiz
-Si
Riveria se retiro dejando al chico con apariencia de conejo junto a su "hija adoptiva", tenía que hablar con Loki de inmediato sobre el estado de la chica, camino hasta la habitación de la aludida y tocó la puerta.
En la habitación de Bell:
Bell se habia sentado a un lado de la cama sin notarlo se había quedado viendo el rostro de la hermosa aventurera, se preguntaba sin parar ¿Que había pasado? ¿Porque se había desmayado de la nada? ¿Como había terminado con una mente cero?
Estaba preocupado por la chica a pesar de no cruzar palabras más de unas cuantas veces, no se queria separar de su lado hasta que despertara y se asugarara de que se encontraba bien.
En los pensamientos de Aiz:
Todo estaba oscuro no se veía nada, de la nada se empezó a escuchar la risa de un niño pequeño a lo lejos, la oscuridad se iba aclarando con la aparición de una luz y aquella risa se escuchaba cada vez más cerca, pudo ver la silueta de un niño de 4 años.
Intento acercarse pero la silueta se alejó, se volvió a escuchar al niño pero esta vez estaba pronunciando en vos baja unas palabras que no podu entender.
-¿Quien eres?
-Soy yo Aiz ¿No me recuerdas?
-No
Al escuchar aquella voz con más claridad se le hizo muy familiar, como un recuerdo olvidado intentando volver a su mente, iba a volver a hablar pero la voz la interrumpió
-¿Lo cuidaste?, Yo si lo cuide
-¿Que cosa?
-El conejo
-¿Que conejo?
-Mi conejo, no...¿No lo cuidaste?
La silueta se alejó cada vez más hasta perderse en algún punto de la sala que ahora estaba iluminada, Aiz intento seguirlo pero no se podía mover, sintió como algo frío envolvía sus muñecas y tobillos, bajo su mirada logrando ver unas cadenas que la detenían.
-¡Espera! No te vayas
-Pero si fuiste tú la que me dejó
-¿Que? ¿Quien eres?
-Soy tu amigo
La silueta desapareció y apareció una ligeramente más alta junto a otras dos siluetas pero esta vez eran de adultos, una de las siluetas le recordaba al aire mientras la otra le recordaba el valor
Curiosidad:
Ais describe a Aria como "un viento amable que traería felicidad a cualquiera
Seguimos
en ese instante todo se puso oscuro por unos segundos, cuando la sala se volvió a iluminar pudo ver que las paredes y el suelo eran de madera, estaba en una cabaña que también le resultaba familiar.
-¿Que está pasando?-hablo la chica
-Nos debemos ir, Aiz-hablo una de las siluetas más grandes
-¿Quienes son?-volvio a preguntar
-Por favor, cuidala-esta vez las siluetas más grandes se dirigían hacia la más pequeña
-Claro, es mi princesa-contesto la silueta más pequeña
-¡Te amamos Aiz!-dijo una de las siluetas saliendo de la cabaña
-Encontraras a tu héroe-dijo la otra silueta-aunque creo que ya lo encontraste-dijo mirando a la silueta pequeña
-¡Espera! ¿Quienes son? ¡No se vayan!
Luego de que las dos siluetas desaparecieran por la puerta de la cabaña, la silueta más pequeña se empezó a alejar mientras la llamaba
-¡Aiz! ¡Aiz no te vayas! ¡Aiz....!
La habitación de volvió oscura y escucho la voz fría de una mujer.
-Siempre alejas a los que quieres y siempre será así porque la llama negra en tu interior quema a todos, eres la única que no se da cuenta.
En ese momento aparecieron algunos recuerdos como el día en sus padres salieron a una misión y nunca volvieron o el dios que se unió a la familia Loki y todos lo tenían miedo o hace unas horas cuando Bell huyó de ella, la voz tenía razón todos se alejaban de ella.
Sintió como un calor muy agradable aparacia detras de ella, pudo ver unos brazos rodearla, al girar su vista pudo ver el rostro de una mujer rubia muy parecida a ella y el rostro de un hombre pelinegro.
-Nosotros seguiremos contigo-susurro la mujer
-Te queremos-esta vez fue el hombre
-Te cuidaremos princesa-dijo la pequeña silueta de hace rato junto a un peluche de conejo- esta vez cuídalo
-¡Lo haré!
La silueta se acercó y le entregó el conejo mientras con su mano derecho acariciaba los suaves mechones rubios de la chica, en ese instante todo se puso borroso, estaba despertando.
Al abrir lo ojos los primero que vio fue unos mechones de cabello blanco, en cuanto se recompuso un poco se dio cuenta de las suaves caricias que el ojirojo le hacía en el cabello lo cual la hizo sonrojarse ligeramente
-¿Que me pasó, Bell-kun?
Continuará...
-----------------------------------------------------------Algo es algo, hasta el jueves
Bye
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