Narra Connor.

Un mes y dos semanas después.

Veo la habitación con desespero, dando una nueva vuelta completa alrededor de ella, más desesperado que hace diez segundos atrás. Me detengo de nuevo cuando la puerta del baño se abre. Veo a Mariah.

—¿Funcionó? —pregunto con temor. Su sonrisa crece enormemente y me enseña las tres pruebas de embarazo que compramos. No sé leer eso, pero su sonrisa debe ser algo bueno, ¿no?

—¡Estoy embarazadísima, Connor! —chilla. Grito de alegría, acercándome a ella y la alzo, dando vueltas a lo loco.

—¡Lo hicimos, lo hicimos! —grito eufórico, sin caber en mí de la felicidad.

—Lo hicimos —musita Mariah cuando me detengo y la veo.

—Gracias, gracias, gracias —digo y cojo su rostro, plantando mis labios en los suyos. No duda en corresponder el beso que le doy, lo acepta, tirando de mi cabello cuando comienza a subir de nivel, pero nos separamos. Sigo sonriendo.

—¿Y ahora qué? —pregunta. Suspiro.

—Ahora viene la segunda fase del plan —respondo y me giro, saltando a la cama para tomar mi celular y escribir un mensaje para Megan.

Ella sigue en Minnesota con K porque el idiota sigue en Rusia. Según Megan, ha viajado dos veces en este tiempo, pero solo pasa un día, máximo dos, y se regresa.

El problema es que, Megan dice que ese día o dos, lo pasa encerrado con K en su habitación...

Ruego a Dios día sí y día también, que ella cumpla mi petición, solo eso. Que haga que todo esto que estamos haciendo, valga la pena.

Falta poco, muy poco.

Una semana más y podremos estar haciendo el mayor escándalo jamás presenciado en esta familia para poder cumplirle mi palabra a K y ser libre para ella...

Una semana, colibrí. Estamos a una semana de ser del otro por siempre.

El mensaje es corto: Lo logramos.

Veo a Mariah que me sonríe, pero se nota nerviosa.

—Tienes que pedir la cita y hacer que vaya contigo —le recuerdo. Asiente rápidamente—. Todo saldrá bien, Mariah. Falta poco —aseguro. Coge aire con fuerza.

—Será un gran desastre. No quiero mi nombre en boca de todos, pero ya estoy preparada para que eso pase —confiesa. Saboreo mis labios.

—Lo siento —musito.

—No lo haces —zanja. Río bajo por la sonrisa suya—. Igual, tranquilo, yo tampoco lo siento. Han sido los mejores encuentros de mi vida —confiesa. Alzo una ceja y se sonroja, riendo tímida.

—¿Ah sí? —reviro, burlón. Tira las pruebas en mi dirección.

—¡Deliciosos orgasmos! —grita, entrando al baño de nuevo. Río con ganas, tomando las pruebas a mi lado.

—Lo logramos —musito para mí porque creo que todavía no me la creo del todo. Pensar en todo lo que hemos tenido que hacer durante el último mes y medio para que estas pruebas den este resultado...

Joder, estamos locos.

Pero locos por ser libres, aunque ya sabemos que no será fácil por estar en el ojo de las personas, pero no nos importa.

Lo que se venga después ya no es importante, porque, ¿qué importa el hablar del mundo cuando se tiene la paz absoluta con una sola persona? Exacto, nada.

Me prometí a mí mismo al subir a ese avión, que no fallaría mi promesa. Me prometí hacerle recordar a mi colibrí cada día lo que es tenerme acariciándola, besándola, haciéndole el amor y amaneciendo con ella al día siguiente. Me prometí cumplir cada una de las promesas que me hice a mí mismo.

Y llegó el momento de hacerlo.

Me levanto de la cama y toco la puerta del baño:

—Hey, ponte guapa, vamos a comer afuera —le digo y salgo de la habitación, sabiendo que en dos horas estará lista.

Mi celular vibra en el interior de mi bolsillo, así que lo saco y encuentro el mensaje de Megan. Lo que dice me hace detener y eliminar la sonrisa que tenía en mi rostro.

Megan.

18:16hrs: Qué buena noticia, pero deben apurarse. Oleg regresa hoy, y creo que no tiene intenciones de volver a irse.

Otro mensaje suyo llega y ese sí me pone a temblar de los nervios:

Megan.

18:17hrs: Se especula que le pedirá matrimonio a K...

¿Qué tan maldito puede ser el que escribe nuestro destino como para hacer que eso pase ya en la última fase del plan?

¿Cómo diablos se supone que esto salga bien si ella se compromete con él?

Es que, ni siquiera hay que pensarlo, es obvio que eso no saldría bien. Claro que no saldría bien.

Robarla sería mi única alternativa. Muy de telenovela, lo sé, pero si no me quedaran opciones, esa sería la única.

Yo.

18:21hrs: Por favor, suplícale que se invente algo, pero que no salga a ningún lugar con él. No puede casarse, Megan.

Sé que está de más recordar lo obvio, pero lo envío de todas formas. Su mensaje no se tarda nada, solo un par de segundos.

Megan.

18:21hrs: Moriré de vergüenza con lo que haré.

Río de solo imaginar la locura que hará ahora.

Yo.

18:22hrs: Mejor ni preguntaré.

Megan.

18:22hrs: No, no lo hagas.

Río más y guardo el celular luego de enviarle un sticker con la boca cerrada. Retomo mi camino a la sala de entretenimiento porque sé que ahí se la pasan a esta hora.

Llegó el momento de hacer mi trabajo en esta segunda parte, y eso es..., pues, la mejor parte.

—¡Familia! —saludo efusivamente. Todos giran el rostro y me ven confundidos. Paso de eso y me sirvo un trago, acercándome a la mesa de pool donde juegan mi padre y suegro—. ¿Qué, por qué me miran así? —pregunto y bebo como quien no quiere la cosa. Alzan una ceja.

—¿Y esa felicidad? —cuestiona mi madre, yendo directo al grano. Sonrío.

—No se emocionen mucho ni tampoco le digan a Mariah de mis sospechas —pido, ganando con eso la atención de todos—, pero creo que estamos esperando un hijo —musito, bajando la voz para que parezca secreto.

—¡Sí! —grita el padre de Mariah de inmediato, alzando las manos al cielo. Lo veo, agitando las mías para que las baje.

—Baje la voz —lo riño, pero en un susurro—. La vi vomitando y ha tenido mareos, pero no me ha comentado nada. Creo que quiere estar segura —explico en un susurro.

—Debe contactar a su doctor de siempre. Le pediré que me avise si hace una consulta con él —dice el padre de Mariah justo lo que ella aseguró que diría. Sonrío porque todo está saliendo acorde al plan.

—Perfecto, me gustaría ir con ella, pero no sé si me lo pida.

—Debe estar asustada —dice su madre. La mía asiente a sus palabras.

—No es para menos. Pero si puedes conseguir la información de esa cita, tú deberías llegar ahí así no te invite y mostrar tu apoyo, hijo —declara mi madre. Asiento, porque ella está dándome justo lo que quería que me diera.

Y ni siquiera sabe de nuestro plan, que es lo mejor de todo.

—Por supuesto, no pienso dejarla solo en esto, madre —zanjo. Mi padre palmea mi hombro.

—Buen trabajo, hijo —dice. No le respondo porque yo le perdí todo el respeto que le tenía hace mucho, así que solo asiento.

—Entonces, no se hable más, Connor no irá solo a esa consulta. Mi hija sentirá el apoyo de todos con ella —declara mi suegro, siendo eso, justo lo que necesitaba.

Sonrío de oreja a oreja.

Lo lograremos, colibrí...

Aquí es dónde se conecta el tercer libro de la trilogía, jajajjaa. Igual se subirá luego del segundo, obvio. Pero, leo sus teorías. ¿Cómo creen que hicieron ese hijo?