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Capítulo 40 🚗

Narra K

Mientras que veo a Megan gesticular con la boca palabras que no estoy, ni siquiera, intentando escuchar, solo puedo pensar en lo que estuvo a punto de pasar anoche entre Oleg y yo.

La forma en la que con sus dedos me hizo removerme sin control debajo de su cuerpo, chupando y mordiendo sus labios de vez en cuando al no saber cómo descargar de una forma todo lo que me estaba haciendo sentir.

Bastó que introdujera uno de sus dedos con calma y susurrara en mi oído: déjate correr para mí, pequeña., para que yo obedeciera, cerrando mis ojos, echando mi cabeza hacia atrás y gimiendo, por primera vez, un nombre diferente al único que gemí para un hombre.

Oleg me miraba embobado y yo no pude hacer más que sonreír tímidamente y tomar la pretina de su bóxer con mis manos, con la intención de bajarlo, pero un grito lo levantó de un solo movimiento, cambiando enseguida el estado de relajación y excitación que notaba en su cuerpo para mostrarse preocupado y a la defensiva.

Mis oídos tardaron más en percibir el sonido, pero lo hice al eliminarse de mi cuerpo los espasmos pos-orgasmo.

Era Megan quién gritó. Oleg me cubrió con una bata de baño y se colocó la suya para luego tomar mi mano y preguntar a los hombres fuera de la puerta qué era lo que pasaba. Enseguida nos llevaron a la habitación de Megan, donde ella estaba de pie sobre su cama.

Y ahora, supongo que quiere explicarme por qué lo hizo, pero yo no puedo concentrarme.

—¡K! —chilla Megan y eso sí me hace parpadear y enfocarla.

—Lo siento —reconozco, sin ánimos de ocultar que no la estaba escuchando. Megan bufa y se sienta a mi lado. Estamos en mi lugar favorito.

—Vamos, suéltalo, ¿qué pasa? —pregunta. Muerdo el interior de mi mejilla.

—Anoche casi intimo con Oleg —suelto, no pudiendo seguir aguantando eso para mí sola. Megan parpadea.

—¿Y eso qué tendría de especial? —replica. Bufo.

—Que habría sido la primera vez —explico. Megan alza muchos sus cejas, agrandando sus ojos.

—¿Durante cuánto tiempo? K, viven juntos, creí que ya habían cogido en cada lugar de toda esta mansión —reconoce. Bufo de nuevo y desvío la mirada, creando una nueva mentira en mi mente.

—Vivimos juntos porque cuando lo conocí, pues, ya ves esto, Megan, Oleg no es un hombre sencillo —digo y hago un gesto con las cejas que la hace reír bajito—, así que cuando vio el apartamento que tu padre arregló para mí, enseguida quiso que viniera con él. Y me negué, obvio, pero ¿qué podía perder? —cuestiono.

—Bueno, dicho así tiene sentido —reconoce. Asiento.

—Pero Oleg siempre ha sido un caballero, nunca se insinuó o me presionó y anoche. —Callo sintiendo mis mejillas calientes. Megan me mira ansiosa—. Anoche estaba lista para hacerlo, ¿entiendes? —musito bajito. Megan asiente sin quitar su sonrisa.

—¿Y qué pasó? ¿Connor? —pregunta en un susurro. Suspiro.

—En realidad, tú —reconozco. Megan alza el doble que hace un rato, sus cejas. comienzo a reír.

—Ay, no. Se suponía que mi intención era coger también, no arruinar tu polvo, lo siento —dice. Arrugo el rostro.

—¿Qué? —replico. Megan bufa.

—¿De verdad no escuchaste nada de lo que te conté la última media hora? —cuestiona. Sonrío de forma inocente y ella bufa—. El chofer, K, el chofer. Mi intención era que él llegara a mi rescate, no ustedes —explica.

Quien alza ahora las cejas ya abre los ojos soy yo.

—¿Mikhail? —replico.

Por primera vez, las mejillas de Megan toman color y se ponen rojas. Río bajito.

—Creí que él vendría. Pero no lo hizo —musita y se nota desganada.

Estoy tentada en contarle que, según yo, Mikhail tiene novia. Si no es su novia la chica con la que lo he visto dos veces, debe ser familiar, pero lo dudo...

—Tranquila, Mikhail es, algo así como la mano derecha de Oleg, nunca dura más de dos minutos en el mismo sitio. Se la pasa haciendo vueltas de seguridad alrededor de la casa cuando no está llevándonos de un lugar a otro —digo y eso es cierto. Megan suspira, pero no dice nada—. Lo más probable es que no estuviera en el interior de la casa en ese momento, de haberlo estado, de seguro te habría encontrado en ropa interior como nosotros lo hicimos —bromeo.

Las mejillas de Megan se ponen más coloradas todavía y yo río gustosa.

—Ahora que lo dices así, ¡qué vergüenza con Oleg! —chilla, cubriendo su rostro con ambas manos. Me dejo caer contra las almohadas debajo de mí, riendo con verdaderas ganas—. ¡K! —se queja, golpeando mi pierna. La veo.

—Tranquila, apenas cerramos la puerta al comprobar que todo estaba bien, Oleg estuvo más preocupado por volver a desnudarme a mí que a comentar algo sobre ti —la tranquilizo, pero al procesar mis palabras, la que se sonroja ahora soy yo. Megan ríe.

—Así que, ¿estarías dispuesta? ¿Por qué no lo han retomado luego? —pregunta. suspiro y me siento de nuevo.

—Porque Oleg quiso salir a dar una vuelta por la casa para cerciorarse personalmente que todo estaba bien y no corríamos peligro. Supongo que cuando volvió yo estaba durmiendo y cuando desperté, lo hice con una flor y una nota escrita a mano. A Oleg le encanta escribirme en ruso —confieso, pero desvío la mirada porque ahora que tengo con quien hablar, he descubierto que hablar de Oleg y yo no es un tema que me disguste.

—¿Sigues pensando en Connor? Perdón que lo pregunte, perdón, pero él me pregunta por ti todos los días, varias veces durante el día, de hecho. Y tú, pues, yo te veo feliz con Oleg —confiesa.

Mi corazón comienza a bombear con fuerza al saber que Connor sigue pensándonos.

—Sí lo hago, Megan. Sí, también soy feliz aquí, no mentiré, mi vida ha mejorado mucho. He aprendido cosas nuevas interesantes, he descubierto que el ruso me gusta y Oleg es un gran hombre, pero a veces sigo fantaseando con cómo sería mi vida junto a la de Connor.

»Sin embargo, lo que he aprendido también me ha servido para entender que no se puede ir en contra del destino, Megan. Me guste o no, me duela o no, el destino de Connor no va ligado al mío —explico. Megan sonríe triste.

Duramos un momento en silencio, simplemente viéndonos a los ojos, ella transmitiendo toda la lástima que le causo, y yo fingiendo que eso no me duele.

—No te pregunto por él porque Mariah es tu hermana y la respeto. Ya me siento mal de amar al hombre que es su esposo, como para también, usar a su hermana para saber de él. Eso sería muy bajo de mi parte —reconozco. Sonríe.

—Bueno, tienes razón. Oleg me cae bien —admite. Sonrío.

—A mí también —acepto. Ambas reímos, pero dejamos de hacerlo cuando alguien asoma su cabeza por la entrada, siento a Megan contener el aliento ante Mikhail y yo sonrío.

—Señoritas, el señor Alek les tiene algo —dice. Arrugo el rostro, nada de lo que venga de Alek es bueno.

Nos colocamos de pie y salimos, calzando afuera nuestro calzado y seguimos a Mikhail de cerca, cuando llegamos a la entrada de la mansión, mis piernas cobran vida propia, y para cuando quiero recapacitar, ya mi cuerpo choca con el de él, aferrando mis manos a su espalda.

Las suyas también envuelven mi cuerpo y sus labios se pegan en la coronilla de mi cabeza. Sus siguientes palabras, me hacen presionar los ojos, no pudiendo contener las dos lágrimas que se derraman:

—También te extrañé, mi colibrí.

Ok, esto estará interesante, jajajajaja.

Ojo que no soy mala, soy telibleeeeeeeee, jajajaja

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