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Capítulo 37 🚗

Narra Connor.

Dejo de torturarme la mente por no tener respuesta alguna del detective privado que contraté para seguir a Megan y dar con K, y me levanto de la cama, suspirando. Veo a Mariah que tiene la portátil sobre sus piernas a mi lado.

—Iré a darme una ducha —le digo. Eleva la vista de la portátil y me dedica una sonrisa. Se la regreso de inmediato y asiente. Entro al baño, masajeando mi rostro con frustración.

Ya van a ser las ocho de la noche y sigo sin recibir noticias de K y Megan. Salvo, claro, que la casa a donde fueron a dar allá es tres veces más grande que esta. Y eso que yo creía que esta era enorme...

¿Con quién andas, colibrí?

¿Eres ya el colibrí de otro?

¿Me tardé mucho?

Maldigo y me desnudo para entrar a la ducha y refrescar mis pensamientos porque el rumbo que están tomando, van a terminar conmigo subiendo a un avión para ir personalmente hasta ahí y pararme frente a ella, para que sea de su boca, que yo obtenga respuestas a mis interrogantes.

Mientras el agua cae en cascada sobre mi cuerpo, escucho mi celular sonar y, sin siquiera pensarlo una vez, contimás dos, abro la puerta de cristal, seco mi mano con el paño y lo cojo.

Varias imágenes y videos comienzan a descargarse para terminar atascando mi respiración por lo que veo.

K lleva puesto un pantalón negro ajustado a su cuerpo, acentuando sus pequeñas y delicadas curvas, con una blusa corta que deja al descubierto su ombligo, de un azul claro que va a juego con la camisa del hombre que toma su mano. Del otro lado, Megan sonríe a algo que alguno dice.

Paso de las fotos en las que son básicamente todas iguales, ellos entrando a un restaurante, seguidos por una media docena de hombres, al menos.

Basta un solo vídeo para que el mundo se me desmorone en pedazos al encontrar a mi colibrí ruborizada con algo que le está diciendo el hombre ese al oído y luego deposita un beso en su hombro para ella ser la que gira el rostro y busca su boca.

Bloqueo el celular, con la mano temblando y cierro el grifo de la ducha, no pudiendo, de pronto, seguir aquí.

Dejo el celular sobre la tapa del váter mientras que cojo el paño para secarme bien el cuerpo y enrollarla en mi cintura para salir por ropa e irme a otro lugar, pero cuando salgo, parpadeo a lo loco con lo que veo.

—¿Exageré? —pregunta Mariah en un susurro sensual, recorriendo con su mano su silueta por encima del traje rojo que lleva puesto, resaltando su piel pálida.

Recorro con mi mirada también su movimiento, manteniendo mi mente en blanco porque creo que lo he querido creer durante este mes y medio no es la verdad, así que no sirve de nada seguir haciéndole daño a Mariah cuando K ya tiene quien la bese...

Lo más probable es que tenga, incluso, quien le haga más que besarla.

Gruño por eso, pero noto la reacción que tiene en el cuerpo de Mariah al ver su piel erizarse. Sin detenerme a pensar, quito el nudo del paño, dejando que caiga y me muestre desnudo ante ella. Su boca se abre con sorpresa y luego traga saliva con fuerza, cambiando de posición en la cama para dejar de estar de lado y quedar ahora de frente, abriendo sutilmente ambas piernas, invitándome a posicionarme en medio y tomarla.

Una sola mirada es la que le dedico a mi celular antes de salir del todo del baño y cerrar la puerta para no atormentarme por lo que haré.

En los seis pasos que me toma dar desde mi posición hasta Mariah, voy repitiendo en mi mente que no lo hago por despecho.

No lo estoy haciendo porque él sea ahora quien puede apreciar la desnudes de mi colibrí como yo solo lo había apreciado.

No lo estoy haciendo porque verla ser la que lo ha besado me ha destrozado todo lo que había idealizado de nosotros en un futuro.

No lo estoy haciendo porque la ame y me aterre el hecho de que ella no sienta lo mismo que yo...

No lo estoy haciendo por no querer admitir haberme enamorado solo.

Al llegar a su altura, me arrodillo fuera de la cama y tomo sus piernas, queriendo, no lo sé, un cambio.

En el fondo estoy deseando que el celular vuelva a sonar y el detective me diga que llegó otra mujer igual a K. Que lo que vi no es cierto, que ella no es de él.

Que lo que dijo al final de esa carta es cierto y sigue siendo mía, solo mía.

Comienzo besando sus piernas mientras que se deja caer de espaldas y escucho su respiración errante solo por eso. Suspiro al llegar a medio muslo, pero niego suavemente con la cabeza porque no me veo haciéndole a ella, algo que he hasta soñado que le hago a K mientras que de su boca solo salen incoherencias con mi nombre.

Asciendo otro poco por su estómago y la veo a los ojos al acunar con una de mis manos su seno derecho. Su pecho sube y baja por su respiración agitada. Sonrío y bajo la copa del brasier para dejar al descubierto su pezón pequeño y rosado. Cierro los ojos al tomarlo con mis labios y ella suelta un jadeo necesitado.

Sé lo que quiere, así que no coloco objeción cuando me hace levantar un poco para ella misma quitar esa prenda del medio y tomar con ambas manos, sus senos y ofrecérmelos. Gruño porque eso no es algo que colibrí hubiese hecho.

—Ponla en medio —musita con la voz casi inaudible por sus jadeos sin control. Alzo una ceja, sorprendido por lo que propone—. Vamos, te haré una rusa —termina de soltar lo que ya sabía que había sugerido.

—Una rusa, ¿eh? —replico burlón y sus mejillas se tiñen de rojo. Sonrío, pero me levanto de la cama, quedando de pie para que ella sea la que se siente a la orilla del colchón.

Paso saliva cuando no avisa y suelta sus senos para tomar mi pene con la mano e ir, de una vez, a lamerlo.

Cierro los ojos, pero guío mi mano a su cabello justo cuando lo introduce por completo en su boca y chupa con fuerza. Maldigo sonoramente porque llevo demasiado tiempo sin tener relaciones y eso se sintió bien.

—Tus tetas —ordeno luego de que chupa de manera fenomenal mi miembro. Sonríe satisfecha de su obra al verla brillante y en el punto erecto que lo quería, vuelve a tomar sus senos con ambas manos para unirlos y ofrecerme meter en medio.

Cojo mi pene y lo ubico justo en medio, gruñendo porque eso también se siente bien y será la primera vez que haga esto.

—Y ahora me follas las tetas —declara de forma descarada.

Silencio mi mente porque sí, joder, ella no es K. Ella no es insegura sobre esto porque esta no será la primera vez que ella lo haga, así que debo dejar de querer seguir encontrando la inocencia de mi colibrí en Mariah, porque Mariah es perversión, no inocencia.

Con un gruñido, comienzo a moverme cómo pidió, follándole las tetas hasta que se lo lleva a la boca justo cuando echo la cabeza hacia atrás para correrme. Maldigo y sujeto su cabeza con ambas manos para que no se mueva hasta que termino de vaciarme en su boca y estoy listo para darle a ella un orgasmo ahora, porque el mío estuvo de puta madre.

Escribir esto fue horrible, porque mi Connor se sintió muy mal durante y después de esto, eh...

Hoy tienen actualización doble porque estoy cumpliendo 5 años de novia con mi esposo. Son cinco años de él aguantarse semejante desastre de mujer, jajajaja. ¿A poco no es un excelente motivo para celebrar? Jajajajajaja.

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