Capítulo 35 🚗
Narra Connor.
Un mes y medio después.
La última cosa que supe de K fue un vídeo en el que se veía cuando entraba en un auto, con la misma valija que Megan dijo que le dio.
Obviamente desconfié de eso, pero Megan me dio fe de que K estaba bien, porque esa misma semana, como tres días después, se contactó con ella por Facebook. Claro que enseguida le pedí ese Facebook para revisar su perfil. Perfil que he revisado día sí y día también.
Ya hasta acosador parezco.
Y no lo niego.
Pero nada, K no hace más que compartir vídeos de recetas y manualidades. Ningún meme, ningún vídeo de farándula, ningún vídeo gracioso o foto suya, siendo esto último lo que quiero obtener, por supuesto.
Nada.
¿Cómo pretende ella que yo me quede tranquilo, viendo solamente los vídeos de recetas que comparte?
Porque, claro que los veo.
Quiero mantenerme sabiendo lo que le gusta, y supongo que esas recetas que comparte son porque le gustan.
No voy a mentir, no he intentado en lo absoluto cumplirle mi promesa a Mariah, pero sí he mejorado mucho mi actuación y ya ni debe notarlo.
Soy como el hombre que muchas desearían tener:
Escucho atentamente sus historias cuando sale con su hermana y amigas.
Le regalo cosas costosas, al igual que mi tiempo al llevarla a comprar dichas cosas costosas.
Me he inscrito en clases de yoga porque a ella le gusta.
Acabo de comprar entradas para un concierto de Justin Bieber, obvio que porque a ella le gusta. Yo no creo haber escuchado ninguna canción de él, pero si ella quiere ir a la luna, hasta le compro una nave para que lo haga.
La estoy complaciendo en todo, le digo lo guapa que se ve, la instó a hacer lo que le gusta.
Soy como ese amigo gay que a las mujeres les fascina tener.
Incluso ya comparto la cama con ella y ahora, hasta me quito la camisa porque ella pidió poder tocarme. Y la abrazo de cucharita cuando me da la espalda.
Solo hay una cosa que no hago, o bueno, dos, mejor dicho...:
No la beso y no le hago el amor.
Picos, eso es todo. Toques de labios es lo más que puedo hacer sin sentir que estoy siendo infiel.
Y lo sé, ella es mi esposa, no K. Puede que K hasta esté con alguien más, pero la sigo pensando... La sigo queriendo. Y mientras eso pase, no puedo verme con Mariah como quiero verme con ella.
—Si sigues viendo esos videos, sin intentar hacer alguno, voy a tener que pedirle que te bloqueé —advierte Megan, pellizcando mi hombro para rodear el banco y sentarse a mi lado.
—¿Pregunta por mí? —musito, no pudiendo controlarme. Es la misma pregunta que le hago siempre que sale a colación el nombre de K. Megan suspira y ya sé cuál será su respuesta.
—El día que ella me pregunte lo mismo, no sabré qué responder —confiesa. Sonrío triste y la veo.
—¿A qué hora es tu vuelo? —pregunto, cambiando de tema.
—Técnicamente, hace diez minutos ya debía haber salido, pero no te encontraba —reconoce.
—Lamento haberte retrasado. ¿Te llevó? —propongo, bloqueando el celular y guardándolo en el bolsillo.
—No estaría mal.
Ambos nos levantamos y caminamos hasta el frente, atajo en el aire las llaves que Paul, el jefe de seguridad, lanza en mi dirección. Abro con el control y entramos al mismo tiempo.
—¿Cuánto tiempo es que estarás por allá? —pregunto, no queriendo que la conversación gire solo en torno a mi interés por saber de K. Megan ríe.
—Unas semanas, ¿por qué? ¿Planeas unas vacaciones con mi hermana en la misma fecha? —replica, alzando una ceja. Bufo en su dirección.
—Eres pesada cuando te lo propones —declaro. Ríe con ganas.
—Sigue sin haber noticias de un embarazo, Connor. No quiero presionarte, sabes que no me gusta hacerlo, pero anoche escuché a mi padre hablar con el tuyo sobre tu retraso para embarazar a mi hermana —me cuenta.
—¿Cómo embarazas a alguien con la que no tienes relaciones? ¿Crees que tu hermana acepte una inseminación artificial? —cuestiono, pero a lo que proceso del todo mis palabras, me golpeo mentalmente—. Lo siento, olvida eso último —pido, reconociendo que metí la pata.
—Si yo fuese ella, lo aceptaría. Sí, no está cool que tu esposo no quiera tocarte, pero tampoco está cool el casarte con alguien por obligación, así que, básicamente, el matrimonio de ustedes no está cool —reconoce. Suspiro.
—Pero lo estoy intentando, ¿no? Estoy siendo un buen esposo —me defiendo. Megan vuelve a suspirar sonoramente.
—Connor, ¿realmente crees que eres un buen esposo o amigo? Porque, para mí, un esposo que no quiere ser tu esposo, ¿cómo podría ser bueno en su papel? Eres un buen amigo, sí. La tratas como sabes que va a gustarle, pero ¿no te das cuenta? —pregunta. Estaciono al llegar al aeropuerto y la veo.
—Darme cuenta, ¿de qué? —replico.
—De que ella sí está enamorándose de ti —explica. Parpadeo a lo loco. Megan niega con la cabeza y abre la puerta luego de desabrochar su cinturón—. Por cierto, K comparte los vídeos de recetas, no porque sepa hacerlos, sino porque no sabe que existe la opción de guardar vídeos, así que los comparte para no perder lo que le gustaría aprender a hacer —me cuenta, dejándome más noqueado de lo que ya estaba.
Se apoya de su asiento para dejar un beso en mi mejilla y luego sale, sacando de la parte trasera su equipaje. No puedo más que permanecer viéndola agitar su mano en forma de despedida mientras camina al avión privado.
Sin tener muy claro aun lo que hago, elevo mi celular y lo llevo a mi oído cuando empieza a timbrar.
—Acaba de subir al avión, no la pierdas de vista —ordeno.
—Sí, señor —responde y cuelga.
Bien, mi última esperanza ha sido puesta en marcha.
¿Qué creen que planea Connor y, qué creen que ha sido de K durante este tiempo?
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