Capítulo 33 🚗
Narra K.
—¡¿Qué crees que haces?! —grita una voz, haciendo que el hombre que mordisquea mi cuello se levante, dejándome estremeciéndome de miedo y llorando sin parar—. ¡¿Te he dado permiso para hacer esta mierda?! —cuestiona, todavía gritando, pero se escucha más cerca, sin embargo, no abro los ojos.
Sigo llorando con la cabeza gacha.
—¿La quieres solo para ti? —replica el tipo que pretendía violarme.
—Это не твоя гребаная проблема, черт возьми! (¡No es tu maldito problema, maldita sea!) —grita en ruso. No sé qué le dijo, pero el otro tipo gruñe. Me decido a abrir los ojos para, con lágrimas derramándose sin control, fijarme en ambos.
—¡Ya deja de gritarme, maldita sea, que no eres el único que manda aquí! —declara el otro, acercándose de forma peligrosa al primero.
Sigo sin saber sus nombres y dudo también que quieran dármelos.
La verdad, solo quiero despertar y que esto sea un terrible sueño. Que todo quede en el pasado y que más nadie intente abusar de mí porque, juro por Dios que no podría resistir una violación.
Preferiría morir antes de que me violen.
Mi vida no ha sido buena, pero solo espero que no empeore con estos hombres.
Por favor, Dios, apiádate de mí.
—Podrás tener mandato, pero no sobre esto. No sobre ella —declara el primero. Lucho con dejar de llorar, tomando respiraciones profundas.
El otro hombre me mira brevemente y luego comienza a reír.
—Bien, es la putita del hijo de Campbell, lo acepto. Pero te doy solo dos días, брат (hermano), después de eso, la sortearemos para todos y luego la desecharemos —advierte.
La respiración se me atasca al procesar sus palabras.
¿Se refiere a turnarse todos para violarme hasta matarme?
Mi cuerpo se convulsiona con una ola de desespero y temor.
—En vez de amenazar a tu hermano, ve y busca al maldito de Campbell y haz que pague, deja que yo me encargue de ella —decreta el primero, señalando la salida o lo que supongo que es la salida. El último hombre gruñe algo en ruso que no entiendo y pasa por su lado, golpeando su hombro con el otro, saliendo.
Bajo la cabeza con miedo cuando el primero se gira para caminar en mi dirección.
—¿Todo bien, Маленький (pequeña)? —cuestiona, levantando mi rostro por la barbilla. Mantengo mis ojos cerrados.
Odio el temblor en mi cuerpo.
Odio sentir tanto miedo por ellos.
Odio que noten que me dan miedo.
Odio que usen eso en mi contra.
—¿Qué quieres de mí? —pregunto, abriendo mis ojos para verlo.
—Absolutamente nada —zanja. Bufo, girando mi rostro para soltarme de su agarre.
—¿Nada? ¿Los rusos le llaman nada a secuestrar e intentar violar? ¿Esto es nada para ustedes? —replico, usando sus propias palabras. No oculta la gracia que le causa mi comentario y comienza a reír con ganas.
Tiene una risa gruesa, oscura...
Y aunque, de seguro sería atractiva en otras circunstancias, no lo es ahora, no para mí.
—Eso tiene nombre, pequeña, pero de ti no quiero nada. Absolutamente nada —declara.
—Entonces, déjame ir —suplico. Está por hablar, pero lo interrumpo—. Venga, no te creo idiota, ¿sí? Así que también sé que sabes que esto no va a llevarte a ningún lugar. El padre de Connor no va a darte ningún dinero porque está seguro de que tú mismo te auto robaste, y Connor no vendrá tampoco —admito.
—¿Me auto robé? Jamás, él nunca entregó lo que debía entregarnos. Él nos robó —zanja. Suspiro hondo, intentando mostrarme segura de mí misma.
—Pues, ese no es el cuento que me echaron —replico. Bufa, arrodillándose para apoyar sus manos en mis piernas. Intento cerrarlas más y él ríe, viendo a posta mis senos desnudos dentro del brasier.
—Te contaron mal, entonces. No tengo necesidad de auto robarme, pequeña. Me gusta el dinero, no lo ando perdiendo por gusto —zanja, viendo fijamente mis ojos.
Intento adentrarme para leerlos, pero el tono café que tiene es muy suave y no hace nada, no hay cambio alguno como mi hermano decía que había al mentir. Suspiro.
—El caso es que, no vas a lograr nada teniéndome aquí. Déjame ir, por favor —suplico. Chasquea la lengua y niega con la cabeza. Suspiro.
—¿No deberías estar acostumbrada ya al encierro? —replica. Lo miro mal.
—Y ya soy libre, joder. ¡Soy libre y merezco disfrutar de esa libertad! —espeto, alzando la voz. No veo su mano viajar hasta que ya siento el escozor en mi mejilla.
La bofetada que me da un hombre que aparece de pronto frente a ambos, me gira el rostro, permitiendo que vea a un costado. Retengo las lágrimas que quieren salir y les vuelvo a dar el frente. Ahora sus ojos están casi tan oscuros como la noche, pero no me está viendo a mí, sino al hombre que me golpeo
—Каким-то образом ты прикоснешься к ней снова, и не останется частички тебя, которую можно было бы отдать родителям. вы понимаете? (La tocas de nuevo de alguna manera, y no quedará ninguna parte de ti para dársela a tus padres. ¿Entiendes?) —sisea el ruso, en ruso, cosa que no permite que entienda lo que ha dicho, pero la forma en la que le habló me puso los nervios de punta, y eso que no iba dirigido a mí.
Después de que el otro hombre asiente con la mandíbula tensa y se va, el ruso vuelve a ver.
—Estoy controlándome, ¿sabes? Me estoy controlando y no suelo controlarme nunca, pero te veo y. —Calla, negando con la cabeza y se coloca de pie—. Podría partirte tan fácilmente que el tocarte ya me vuelve loco porque, puedes creer que no le importas, pero yo voy a creerlo también cuando pase el día. Mientras tanto, me limito a no tocarte para no romperte, así que, solo, valóralo, ¿quieres? —cuestiona.
Y aquí va mi parte suicida a salir a flote, soltando mi lengua:
—Pues, preferiría que no te límites. Preferiría que me mates de una vez porque prefiero morir ahora que esperar ese plazo de dos días y luego ser el maldito juguete sexual de todos tus hombres —confieso, agitando mi cuerpo con violencia, luchando con las esposas que lastiman mis muñecas.
Su mano ataja mi rostro y la otra la apoya en mi pierna para darse equilibrio. Pega tanto su rostro al mío como hace un rato, respirándome en toda la cara.
—Qué bonita suena esa súplica de tu boca. Qué tentador es no limitarme contigo, con tu cuerpo tan frágil y hermoso. Realmente es exquisito que supliques que no me limite, pequeña, pero no cedas tan pronto. Suponme un poco de reto para que disfrute el doble cuando te complazca, no limitándome al tocarte —musita bajo, con ese acento que me eriza la piel, y no, precisamente, por placer.
Muerde mi barbilla con suavidad y mueve la mano que tenía en mi pierna hasta tomar mi cintura y presionar un poco. Le sostengo la mirada cuando conecta sus ojos oscurecidos, dilatados.
—Y tú también vas a disfrutarlo, Маленький ангел (pequeño ángel) —promete. Bufo, girando los ojos.
—Deja de llamarme de esa forma y, ni en tus mejores sueños podría disfrutar hacer cualquier cosa contigo —declaro. Ríe de nuevo antes de pegar sus labios a los míos. Contengo la respiración.
—Vas a disfrutarlo, pequeña —repite, moviendo sus labios pegados contra los míos. Giro el rostro cuando muerde de nuevo el que me fue lastimado temprano.
—Soñar es gratis, cumplirlo sí cuesta —zanjo.
¿Podrían creerme si les digo que sí va a disfrutarlo? JAJAJAJAJAJAJA
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