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Capítulo 23 🚗

Finalmente, la hora llegó, ya todos están listos, yo estoy lista. El vestido turquesa me hace ver cómo nunca creí verme, estoy haciendo trampas y no uso tacones porque no sé usarlos, así que Megan me ha prestado unas lindas sandalias bajas plateadas que van perfecto con el vestido. De peinado, simplemente me hizo unas trenzas de un lado que sujetó con un ganchito de pedrería y me maquilló de una forma muy natural.

Créanme, voy a extrañarla mañana cuando me vaya. A ella y a... A ella.

Ella por su parte lleva puesto un vestido más elegante que el mío, pero que va bien con la celebración, es de color gris y tiene detalles en lila. Renunció a sus tacones para estar a mi altura, cosa que le agradecí los últimos veinte minutos. A ella sí vino una estilista a arreglarle el cabello y maquillaje, para lo que tuvimos que estar casi toda la tarde en una habitación donde el estilista las dejó lista a las tres.

La señora ofreció atenderme también a mí, pero me negué porque ya de por sí me siento sobrante como para, de paso, disfrutarlo.

Megan sale del baño, por fin, y sonríe al verme ya lista.

—Andando —dice y toma mi brazo, enrollándolo con el suyo para salir. Agradezco no llevar tacones y poder caminar con la seguridad de que me veo preciosa y no voy a tropezar, caer y quedar en vergüenza.

Por la casa ya no hay solo personas caminando con bandejas con copas encima o comida, también hay otras personas elegantes. Mujeres y hombres vistiendo de punta en blanco, hablando bajo y sonriendo por cortesía.

Imaginen el restaurante en la peli del Titanic, justo así se ve esto.

Salimos al jardín donde será llevada a cabo la celebración luego de tomar una copa cada una.

—Coli... Brown, ¿puedo hablar contigo, por favor? —pide Connor, llegando hasta nosotras y corrigiéndose a tiempo.

No quiero hablar a solas con él porque tengo un nudo en mi garganta y escucharlo diciendo cosas lindas me harán llorar. No quiero llorar y dañar el maquillaje que Megan hizo. No quiero llorar y que todos piensen que soy estúpida.

—Solo un minuto, lo prometo —insiste ante mi silencio.

—Yo iré a ver si encuentro a mi madre —dice Megan, siendo ella la que se aleja.

—Te ves preciosa. Bueno, ya de por sí eres preciosa —asegura Connor, apenas Megan se va. Veo a los lados para no centrarme en él.

—También te ves bien, Connor —admito.

—Mírame, colibrí, solo mírame —pide. Cojo aire y lo hago. Enseguida mis ojos se humedecen—. Lo siento —confiesa. Controlo las lágrimas, pero subo mi mano libre, temblorosa para secar a tiempo una lágrima.

—No es tu culpa, Connor. Siempre supimos que esto pasaría, me alegra que te guste y se estén llevando bien. Tendrán un hermoso matrimonio, Connor, sé que lo tendrán —declaro. Saborea sus labios viendo por encima de mi cabeza.

—No me gusta Mariah. Me gustas tú, joder. Me gustas solo tú —confiesa, arrebatando mi aire. Bajo la cabeza porque ya es tarde. Las lágrimas ruedan por mi nariz y caen en el suelo—. Dios, colibrí, yo —dice, pero calla. Extiendo mi mano para que coja la copa, lo hace y aprovecho de secar mis lágrimas con ambas manos.

—No es tu culpa. Me diste la opción, Connor, pero no es la correcta. Linda es preciosa. Háganse feliz. Sé fiel, Connor —suplico, volviendo a verlo. Se toma todo el líquido de la copa y la deposita en la bandeja de un chico cuando pasa por nuestro lado.

—¿Linda? No, ni siquiera me importa. El problema es que, ¿por qué querría ser feliz con ella cuando he sido el hombre más feliz los últimos dos días, estando a punto de morir varias veces, pero solo por tenerte a mi lado? ¿Cómo puedes pedirme que sea feliz con alguien más que no seas tú? —replica.

No tengo que responder porque el padre de Megan llega, tomándolo por el hombro.

—Disculpa, se llegó el momento. Me lo tengo que llevar —dice el señor, sonriendo. Sonrío a fuerzas, asintiendo y viendo una última vez a Connor antes de que me dé la espalda para acercarse al arco de flores que hay en el centro del jardín.

—Casi no llegamos —suelta Megan, apareciendo junto a su madre. Sonrío de nuevo en automático.

—Estás hermosa, Brown —dice la señora.

—Gracias, usted igual —admito. Sonríe y Megan toma mi brazo para acercarme con ellas al frente cuando la marcha nupcial comienza.

Mis ojos viajan por inercia a la entrada del camino que han hecho para encontrar a Linda con un vestido blanco ajustado a su cuerpo como una segunda piel, de puro encaje y un velo que no cubre su rostro y llega hasta la mitad de su espalda. Lleva un ramo de flores lilas que no sé qué sean, realmente, pero que resaltan sus ojos verdes y el maquillaje que le han hecho.

Mi masoquismo no me permite evitar ver a Connor. La sigue con la mirada y sonríe, extendiendo su mano cuando su padre la entrega en el altar. No sé qué palabras le dice el señor, pero él asiente y sonríe. Linda ocupa el lugar junto a él.

Mi corazón, señores...

Mi corazón está dando pataditas de ahogado.

Mi corazón está muriendo lentamente y todavía no dicen el ¨sí, acepto¨.

El juez comienza una charla que nunca había escuchado porque es la primera vez que asisto a una boda. Irónico que sea la boda del chico que me gusta.

Y que esa boda no sea conmigo.

Uhg, eso debe doler.

Claro que está doliendo.

A la primera que se lo preguntan es a ella, que no duda nada en responder que sí, con una sonrisa más grande que la del gato de Alicia en el país de las maravillas. Sé que Connor es guapísimo, pero no creo que una chica debe emocionarse tanto por casarse obligada con un chico guapo, solamente. Ni siquiera sabe si le hará daño.

Bueno, no es como que yo lo conozca más, pero al menos yo llevo dos días conociéndolo, casi tres, ella no más lleva siete horas y ya se está casando. Y yo que creía que era una fácil por haberle soltado mi tarjeta V con solo sonreírme.

Sí, lo estoy haciendo. Estoy intentando distraerme para no escuchar la pregunta del juez ahora dirigida a Connor.

Mi corazón se termina de desangrar cuando me mira un segundo y luego suspira para responder a todo volumen: acepto.

Juro por Dios, que nunca una aceptación me hizo tanto daño como esa.

Lo siento, perdón, de verdad perdón, pero tenía que pasar.

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