↷ O7
Diamond miraba a su hermana, quien se preparaba para una fiesta que Blaise había organizado en la Sala Común. Habían perdido el partido contra Gryffindor, pero eso no impidió nada.
─¿No irás?─ preguntó Pansy mirando a Diamond a través del espejo mientras se ponía unas perlas en las orejas.
Pansy se había vestido con un vestido verde esmeralda de una tela sedosa. Era simplemente, pero a la vez elegante. Algo típico de Slytherin. Le llegaba un poco por arriba de las rodillas y en el borde tenía encaje negro. En el escote, que era recto, también lo tenía. En los pies se puso unos tacones bajos negros y brillantes. Su maquillaje no era nada espléndido, solo labial y delineado. Su cabello lo dejó suelto.
─No tengo nada que ponerme─ mintió Diamond, centrando su atención en su gata que dormía en su almohada.
En realidad tenía un poco de sueño.
─Me encanta como te atreves a mentirme─ Pansy la miró sonriendo─. Vamos, necesitas diversión. Es la primera fiesta del año. Además estas llena de vestidos, Diamond, mueve el culo.
La chica lanzó un suspiro de rendición y se levantó. Tenía el cabello mojado debido a que se había duchado quince minutos atrás. Lo secó y alisó con un movimiento de varita. Pansy aplaudió emocionada y comenzó a buscar vestidos en el armario de su hermana. Finalmente se decidió por uno violeta oscuro, el favorito de ambas, y aquello de alguna forma subió el ánimo de Diamond.
Si, efectivamente necesitaba divertirse. Hace mucho que lo necesitaba.
Pansy le hizo un delineado en los ojos. A sus labios los delineó con labial negro y después rellenó con un labial rojo fuerte. Luego encantó su esmalte de uñas violetas para que pintaran las uñas de Diamond. Unos veinte minutos ya estaba lista y se miraba al espejo. Nunca en su vida iba a dejar de amar aquel vestido. Era la cosa más simple, cómoda, pero elegante, que había comprado en su vida. Le llegaba un poco más arriba de la rodilla, tenía un tajo en el lado izquierdo y un escote nada exagerado. Su espalda era abierta y los tirantes se cruzaban en X. Por último se puso los zapatos, que eran negros y parecidos a los de Pansy.
─Por Salazar, estas preciosa─ halagó su hermana.
Diamond vio como la subida de su ánimo favoreció mucho a su cabello, que volvía a ser de su tono violeta natural. Su piel también había vuelto a su color normal. Solo esperaba a que durara más que solo una noche.
─Bueno, vamos─ la apuró Pansy.
Blaise se había lucido con la fiesta, como siempre. Había logrado el permiso de Snape, aunque casi siempre lo hacía. La música inundaba toda la Sala Común. Todos los estudiantes de Slytherin, y uno que otro infiltrado de otra casa, se encontraban bailando. Los únicos que no eran admitidos allí eran menores de dieciséis. Les parecía justo aquello, o al menos a Diamond que fue la que se lo pidió a Blaise. Como prefecta, su deber era asegurarse de eso.
─Diamond, no sabía que viniste─ la voz de Daphne la hizo voltear a la izquierda─. Pensé que estarías muy deprimida.
─Pues ya ves que no─ trató de no sonar irrespetuosa─. Me enteré de tu compromiso con Theo, por cierto. Y no, él no me lo dijo, me lo contó mi madre.
Daphne, quien ya comenzaba a molestarse, sonrió ampliamente.
─Si, ¿no es genial? Al fin lo tendré solo para mi─ dijo con emoción.
Eso a Diamond no le gustó. Theo no era ningún perro como para que ella lo tratara así. Es más, ningún perro merecía eso.
─Como sea, ¿viste a Miles? Ya tiene a otra─ Daphne murmuró en su oído.
En ese momento Diamond se dio cuenta que Pansy ya se había ido. No le quedó otra que seguir allí con la persona que una vez llamó mejor amiga.
─Lo sé, Daph─ contestó sin darle importancia─. Espero que la chica no tenga mejores amigas.
Aquello fue una indirecta muy directa, la cual Daphne captó al instante. Sin más que decir, Diamond se abrió paso entre la gente que bailaba. No tardó en encontrar a Blaise, quien intentaba animar la cara de un aburrido Draco que mantenía las manos en los bolsillos de su traje. Ambos al notar la presencia de Diamond se quedaron impresionados.
─Woah, Parkinson, ¿todo eso es tuyo?─ dijo Blaise descaradamente.
Diamond soltó una risa al mismo tiempo que sus mejillas se calentaban. Estaba acostumbrada a los halagos de Zabini, pero no a la mirada intensa de Draco.
─Parece que no soy el único que piensa que estás espléndida─ Blaise codeó a Draco.
El rubio miró mal a su amigo, pero asintió.
─Siempre está espléndida─ dijo.
El cabello de Diamond se volvió rosa. Muy rosa. Y Blaise lo comprendió al instante a pesar de no saber un carajo de metamorfomagia. Draco, por otra parte, sonrió con arrogancia y agarró un vaso de whisky de fuego con hielo.
─Uy, creo que Pansy me llama─ dijo Zabini mirando entre la multitud─. Con permiso.
Y se largó de allí.
─Increíble─ murmuró Diamond viéndolo irse. Luego miró a Draco, quien le tendía su propio vaso─. Gracias. Por cierto, también te ves lindo.
─Por favor, Parkinson, yo siempre me veo lindo─ ella rodó los ojos y tomó un trago de whisky─. Te queda bien el delineado.
─Gracias─ sonrió.
Su cabello no parecía tener intenciones de abandonar el color rosa, y eso a Draco le encantaba.
Fue cuestión de minutos para que ambos se unieran a los adolescentes que bailaban. Compartían el vaso de whisky, pero este se mantenía en la mano de Diamond porque era la que mejor controlaba el equilibrio. Draco se desenvolvía muy bien en la pista de baile y su compañera también. La canción era para bailar en pareja, por más de ser bastante movida, pero muy pocos seguían esa regla. Lo mejor era cuando se dejaban llevar y reían.
Pronto estarían volviendo a la rutina cansadora, a la vida de condenados, pero no querían pensar en eso. Querían disfrutar la noche como el par adolescentes que eran.
Diamond ya iba sirviendo seis veces el vaso con whisky y el hielo ya se había derretido en el tercer, pero no le importó. Sus mejillas comenzaban a teñirse de rosado por el calor que le daba el alcohol. Draco tampoco estaba muy sobrio. Se había sacado el saco y tenía las mangas de la camisa negra por los codos. Blaise, quien iba por la mitad de una botella que compartía con Pansy, saltaba al ritmo de una canción de rock. La menor de las Parkinson le seguía, pero sin saltar.
─¡Viva el descontrol!─ girtó Blaise antes de darle un trago a la botella.
Luego se lo pasó a Pansy, quien abrió la boca para que él volcara el whisky más o menos desde una distancia de diez centímetros.
─¡Eso es!─ asintió con orgullo─. ¡Ahora tú, Diamond!
Ella se encogió de hombros y se agachó un poco para que él volcara un chorro de whisky. Su boca se llenó por completo de aquella bebida, y al tragarla toda su garganta pareció prenderse fuego. Eso le daba el significado al nombre.
Draco la miraba mientras tomaba de su vaso. Diamond lo miró divertida y alzó sus dos pulgares. Blaise a su lado continuó con sus estúpidos bailes. Todo estaba yendo excelente, tanto que el cabello de la chica ahora era amarillo. Por primera vez en mucho tiempo era amarillo.
Una hora mas tarde el mundo para Diamond estaba dando vueltas más rápido de lo normal. El suelo parecía estar lejos de sus pies y sus pasos eran cada vez más torpes. A su lado Draco estaba igual, pero se mantenía mejor. Ella sudaba y estaba segura de que su delineado estaba corrido aunque lo hubiera fijado con magia. Él la mantenía sujetándola de la cintura para que no cayera, lo que por alguna estúpida razón les provocaba risa.
─Malfoy, deberíamos venir a fiestas más seguido─ le dijo entre risas.
─Primero deben hacerlas más seguido─ dijo él.
─Oh, es verdad─ rió, apoyando la cabeza en el hombro del rubio e inhalando su aroma.
Draco olía a whisky de fuego y sudor, pero más allá podía sentir aquellos olores que sintió emanar de la amortentia en la primera clase de Pociones. Levantó un poco la cabeza para mirarlo, aunque no tenía una vista completa de él. En la oscuridad verde distinguía su mandíbula, su ojo gris, su cabello despeinado y su oreja. Los dos se movían suaves porque casi no tenían fuerzas para seguir el paso de los demás.
─Deberíamos sentarnos─ dijo él.
No esperó la respuesta de Diamond, simplemente apretó su agarre en la cintura y caminaron hacia un sofá vacío frente a la estufa. Los dos cayeron y rieron. Draco subió su brazo y lo pasó sobre los hombros de Diamond, y ella tomó aquello como una invitación a acurrucarse en su pecho. Al día siguiente probablemente no lo recordarían.
─Draco─ murmuró ella en su oído para que la escuchara entre toda la música─, ¿de verdad te gusto?
No hubo respuesta. Y Diamond no la necesitaba, pero la quería.
─¿Por qué?─ volvió a preguntar.
Silencio.
Ella bajó la vista y cerró los ojos. Él no sabía qué responder.
¿Por qué?
•••
La navidad se acercaba y el armario todavía seguía sin arreglarse. Después de aquella fiesta, Diamond y Draco se habían acercado más. Claro, aquello era gracias a que no recordaban nada de lo ocurrido luego de sentarse en el sillón. Solo sabían que se habían dormido medio abrazados y despertaron a las seis de la mañana, cuando ya no había nadie. Se despidieron y cada uno corrió a su habitación.
Diamond veía como el colegio era decorado para la navidad. El frío clima y la nieve era lo mejor, aunque la obligaran a meterse cinco capas de ropa. Solo aquello alegraba su día un poco. Se había resfriado y su cabello en ese momento estaba de un verde aburrido.
─Parkinson─ llamó Draco─. Tengo una buena noticia que nos facilitará el plan del hidromiel─ Diamond se acercó para oírlo bien─. Logré que Zabini le lamiera un poco las botas a Slughorn para preguntarle qué le regalaría a Dumbledore. Lo que vas a oír es buenísimo. Slughorn encargó una botella de hidromiel. Haré que Madame Rosmerta comience hoy mismo a hacer el veneno. Intercambiaremos botellas.
Diamond odió ese plan. Era bueno, pero sabía cual era su fin. De todas formas asintió de acuerdo.
─Bien, hagamos eso─ dijo la chica.
─Oh, y necesito que vayas con Blaise a la fiesta de navidad que dará Slughorn hoy─ dijo Draco de mala gana.
Diamond parpadeó desconcentrada.
─¿Por qué?
─Bueno, peleó con Pansy y no tiene más amigas─ contestó encogiéndose de hombros─. No tiene tiempo para pedírtelo en persona.
─Está bien, pero ¿qué hay del armario? No puedo dejarte solo.
─No te preocupes por mi─ habló como si no le molestara. Diamond olía los celos─. Cuando termine o te aburras ve.
Ella terminó aceptando.
Para la noche se puso un vestido bordó, un saco negro y plataformas negras. Su cabello lo ató en una media cola y se puso un collar de perlas. Se hizo un delineado y se puso algo de brillo en los labios. Trató de que su cabello volviera a ser violeta, pero no resultó, continuaba verdoso. Agarró un bolso de mano negro donde puso un pañuelo, su varita y chicles.
─Te ves preciosa, lástima que vayas con ese tarado─ le dijo Pansy.
Diamond rió.
─¿Qué hizo?─ quiso saber.
─Se sentó con otra en clase─ contestó la menor, claramente celosa.
─No puede ser, Pansy, ¿en serio?─ le siguió la corriente.
Su hermana asintió con fastidio antes de dejarla marcharse. Diamond salió para encontrarse a Blaise parado en el medio de la sala. Más allá estaba Draco, quien la miró de pies a cabeza y le mostró una sonrisa.
Diamond ya llevaba un gran rato en aquella fiesta. Se sentía aburrida. Blaise miraba a todos con una expresión de asco. Podía ser muy desagradable cuando se lo proponía. Así era él, como si esa fuera su forma de demostrarle a todo el mundo que era un orgulloso Slytherin. Su manera de tratar a los demás era muy diferente a como trataba a sus seres queridos. Y así eran todas las serpientes. Aborrecían lo ajeno. Se quedaban en grupos pequeños. No confiaban en casi nadie. Eran fríos, astutos y fieles con quienes lo merecían. Diamond admitía que podía llegar a ser igual, por algo pertenecía allí.
─Quítame las manos de encima, sucio squib─ Parkinson y Zabini se miraron cuando reconocieron aquella voz al instante.
Draco apareció en la fiesta siendo traido de la oreja por Argus Filch, quien le dijo al profesor Slughorn que lo había encontrado en las escaleras y que le había dicho que había sido invitado a la fiesta, pero que la invitación había llegado tarde.
─¡De acuerdo, no fui invitado!─ exclamó Draco luego de zafarse. Diamond vio vergüenza en sus ojos─. Estaba intentando colarme, ¿contento?
Sus ojos se cruzaron por unos segundos. Ella estaba preocupada.
Slughorn había aceptado que él se quedara, pero el profesor Snape apareció y se llevó a Draco de allí.
─Vaya mierda─ murmuró Blaise.
─Definitivamente─ dijo Diamond viendo a Harry Potter salir de la fiesta también.
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