31 de octubre de 1915.

Eran aproximadamente las 12 de la noche, cuando Miguel saca el reloj de su bolsillo, presta atención a una aguja que se mueve para que las otras se tengan que desplazar, a cada segundo, minuto y a cada hora, Miguel estaba bastante furioso, harto de su amada. Se dijo basta y en su cabeza ideo un plan siniestro. Como lo imaginaban tendría que elegir con que arma haría aquel plan. Se levanto de la gastada silla en la que estaba y paso al galpón para llevar consigo una vieja hacha, en la búsqueda de su prometida, esa que no le hacía caso, con la que tenía problemas diferentes a diario, esa que pensaba que Miguel era un juguete.

Abrió la puerta del galpón, busco un hacha, y la escondió entre su pantalón y los tirantes que colgaban de su espalda, cerro en galpón, salió de su casa y comenzó a buscarla por su finca. Todo estaba listo, para cumplir con su objetivo.

Camino varios centímetros, nadie mas estaba por ese lugar, la noche estaba invadida de niebla, el día realmente se prestaba para lo que Miguel tenía planeado hacer a su pequeña amada Amanda.

Podía imaginar satisfactoriamente destrozando y cortando la cabeza de Amanda, y colgándola en algún lugar de su casa.

Entonces la encontró, estaba bajo un llanero, Miguel sacó el hacha que estaba escondida entre su espalda. Ahí estaba ella, sentada en un viejo puente, Amanda giro y se dio cuenta de lo que sucedía, ella comenzó asustarse.

Miguel de acerco a ella lentamente, con la mano izquierda la recogió de su cabello, y la arrastro hasta donde hubiera tierra, y Amanda pudo hablar.

—Miguel, ¿qué es lo que haces?

—Querida, tu final llego, no me sirves, no eres útil en mi vida, al contrario me la haces peor, así que lo mejor sería acabar yo contigo.

—Miguel, por favor no lo hagas, puedo ser la esclava que quieres de esposa, pero no lo hagas— Hablo la pequeña y comenzó a gritar.

Entre gritos y lágrimas, con su mano derecha apresuró el hacha hasta chocar contra su cuello, Amanda murió al instante, apoyo su cuerpo sobre el suelo, golpes y más golpes, habían en el lugar, la tierra comenzó a mancharse de un color carmín entre escarlata. Miguel tomo el cuerpo y comenzó a cortarlo con el hacha, dejando el cuerpo como si fueran piezas de rompecabezas, Miguel comprendió inmediatamente que debía marcharse del lugar, y dejar a su pequeña amada en ese lugar.

Cabe destacar que aquella pequeña tenía solamente 17 años.