Capitulo 6
Ignacio G.
—¿Piensas seguir durmiendo en el sillón? —preguntó Alison dándome una nueva cobija.
—Aunque no me lo creas, es muy cómodo dormir aquí —comencé a guardar los cuadernos para mañana.
—Ya casi comienzan los ensayos para la banda, ¿no quieres ingresar?
—Nunca ha sido lo mío, apenas estoy acostumbrándome a cómo son los Institutos.
—Isaac me preguntó por qué no duermes con él.
—¿Dormir con él? —pregunté de nuevo, después de lo que el imbécil hizo, cree que dormiré con él
—Dormir en el mismo cuarto, Ignacio —lo que me faltaba, el imbécil en persona.
—Es más cómodo el sofá que el suelo.
—Alison, ve a comprar unas pupusas para cenar.
—¿Vas a comer aquí? —preguntó ella emocionada, rara vez come aquí o pasa mucho tiempo con nosotros.
—Sí —saco un billete y se lo entrego— que te las den temprano.
—¿Cuántas quieres, Ignacio? —me preguntó mientras agarraba sus llaves.
—Cuatro de frijol con queso.
—¿Tú?
—Cinco revueltas.
—Bien, ya vengo.
Alison se fue y él solo se sentó en una de las sillas del comedor, dejó los dos teléfonos en la mesa con los audífonos que casi siempre anda puestos.
—Con tu comportamiento solo pondrás a pensar a Alison.
—Dudo que llegue a pensar en algo raro de su hermano mayor, ¿por qué te quedarás?
—Porque se me da la gana de quedarme, ¿quieres hablar como adultos o seguirás comportándote como un niño pequeño?
—No tengo nada que hablar con un imbécil como tú.
—Ahora soy imbécil, hace unos días no pensabas en eso.
—No sé de qué hablas.
—También tienes pérdida de memoria, tu hermana es muy linda.
—¿De qué hablas? —no puede saber sobre ella, en ningún momento la mencioné, tengo que fingir demencia, no puedo ponerla en riesgo.
—De tu hermana menor.
—No tengo ninguna hermana menor.
Agarró su teléfono personal y buscó algo.
—Mirella Alexandra, hija biológica del matrimonio González, nació el diez de abril del dos mil nueve, su signo zodiacal es Aries, estudia en el colegio Católico Santa Clara de Asís, sus notas son promedio, tiene dos mejores amigas desde kínder, sus padres tienen trabajos promedios, le gusta dibujar y escuchar música, es muy amorosa con su hermano mayor, cada fin de semana van los dos a un parque que está cerca de su casa, ¿quieres que siga?
No podía moverme del lugar donde estoy, como carajos sabe todo eso, nunca di indicios de una hermana, mamá tampoco se arriesgaría a decir algo, vivía en zona contraria, esa información no puede venir de ellos, la policía no creo que haya investigado y dado la información, no hay manera que sepa de ella.
—Te estás equivocando de persona, alguien te dio la información errónea, no tengo hermanas, mamá ya no puede tener hijos.
—Tienes razón, quizás esto te sea familia —buscó unos momentos algo y le dio vuelta al teléfono— "Eres el mejor hermano que pude haber tenido, siempre me ayudas con las tareas, me llevas al parque, juegas conmigo, no importa lo que estés haciendo, siempre estoy yo primero para ti, en este día de familia te dedico estas palabras, Te amo hermano" —mi mirada era de miedo puro— eso te lo dedico el día de la familia hace dos años en un concurso estúpido de su grado, ese día no fuiste a clases y la acompañaste, ¿seguro que no tienes hermanos?
—¿Dónde encontraste todo eso? —pregunté acercándome a él, ya no puedo negarlo, sabe mucho sobre nosotros, por esa razón dejó que me quedara, ¿me investigó?
—Porque mientes, porque crees que puedes ocultarme algo tan personal, un punto débil de Norma.
—Solo la ves como eso, no es un juguete, es una vida.
—Pertenece a Norma, si me jod...
—Nunca te atrevas a tocarla, ella no tiene nada que ver con este estúpido mundo tuyo.
—¿Estúpido mundo?
—Sí, no eres un Dios para decidir quién muere y vive, no sé quién carajos metió esa idea en tu cabeza.
—No me interesa ser un Dios, pero hay algo que aún no has entendido, yo decido quién muere o vive en este lugar, con un simple chasquido de dedos puedo hacer que desaparezca del mapa, no vuelvas a mentirme o haré que pagues las consecuencias.
—¿Qué es lo que Alexis quería hablar contigo? —necesito desviar la atención de Mirella, intentaré evitar este tema también, las cosas quedarán nulas.
—Aún no has entendido que nunca debes preguntar.
—Entonces tú también deja de buscar información que no te concierne en ningún ámbito.
—Me concierne, vendría siendo mi hermanastra o ¿me equivoco?
—Ella no viene siendo nada tuyo.
—Si tú lo dices, vuelve a dormir en el cuarto, Alison lleva días jodiendo con lo mismo.
—El sillón es más cómodo que dormir en el suelo, me es más fácil —me alejé y me senté en el sillón de nuevo.
Desde lo sucedido esa tarde, no había vuelto a hablar con él más de dos palabras, comencé a dormir aquí, hago las tareas rápido o en casa de amigos para evitar estar a solas con él, cuando nos encontramos evito de cualquier manera mirarlo o estar cerca de él. Tampoco ha intentado acercarse aunque me salí del cuarto, pero no dijo nada, actuó como si fuera algo normal, tampoco he vuelto a ver a esa chica, le pregunté a Alison, pero tampoco sabe quién es, mencionó que rara vez trae a una chica aquí, la única que siempre viene y ha sido fiel es a una tal Nayeli.
Si fuera su pareja vivirían juntos, ella dice que no son nada, pero cuando viene se la pasa pegado a él y él a ella, no se separan en ningún momento, no viene seguido, solo viene cada cinco meses o una vez al año, algo que me pareció extraño, tampoco hay ninguna foto de ella en esta casa, o algo que diga que ella ha estado aquí o viene.
Hace poco terminamos de presentar unos trabajos, siempre escuché que decían que eran muy exigentes con los trabajos o proyectos, pero no es tan pesado, si haces las cosas con tiempo, tienes tiempo libre y no es de todos los días, los ensayos para la banda están a punto de comenzar, escuché que siempre son los primeros en el recorrido y en el parque se da una función de nuestra parte, la banda, cachiporras, bailarinas y lo demás que se prepara exclusivamente para ese día.
En algunos cuadros aparecen fotos de ella siendo cachiporra, sus notas deben de ser muy buenas, escuché que solo eligen a las estudiantes que tienen diez y nueve, solo está permitido un ocho para poder ser elegidas, igual son los de la banda y demás que quieran participar para el día de la independencia.
—¿Quieres estar en la banda? —preguntó Isaac sentándose a la par mía, ya habíamos durado suficiente tiempo en silencio, esperaba seguir así hasta que volviera Alison.
—No.
—Alison lo mencionó la otra vez, revisé tus notas y son buenas, ¿quieres estar en la banda?
—Creo que te estás quedando sordo, no quiero, estoy bien así, podrías apagar ese teléfono.
—Es necesario tenerlo siempre prendido, ella comenzará con los ensayos, siempre ha salido.
—Eso vi en algunas fotos, ¿desde hace cuánto la tienes allí?
—Hace po...
Un fuerte golpe se escuchó desde afuera, alguien comenzó a gritar a loco, Isaac salió y yo lo seguí, algún día me van a matar aquí por curioso.
—¡QUE MIERDA HACES QUE NO VES EL PUTO TELÉFONO! —gritó un chico cuando salimos.
—Porq...
—La jura está viniendo y traen una orden para tu casa, imbécil.
—Carajo.
Los dos entraron rápido a la casa, prácticamente pasaron empujándome, escuché mucho ruido en el cuarto, estaban moviendo y botando cosas a lo loco, me acerqué a la mesa y agarré los dos teléfonos y los audífonos, que vinieran a revisar la casa es algo grave por lo visto, los dos salieron con dos maletines y algo más en las manos.
—Están entrando, tenemos que irnos —habló él después de escuchar algo en su teléfono.
Será por eso el pitido que siempre tiene ese teléfono, sea de mañana, tarde, noche, madrugada, siempre suena sin falta, Isaac dejó la mochila y se acercó a unas gavetas, comenzó a sacar todo hasta que encontró tres libretas diferentes, agarró la mochila y las metió sin cuidado alguno, me acerqué un poco y le extendí los teléfonos.
—¡CIERRA! —gritó al salir.
Entré al cuarto y habían dejado un desorden de mierda, si piensan revisar la casa encontrar este desorden no ayudará en nada, comencé a agarrar toda la ropa y la doblé lo más rápido posible, acomodé los pocos muebles que hay, medio arreglé la cama y lo demás que había, cuando salí a la sala, Alison estaba con un par de policías con capuchas en la puerta, me acerqué a ella y tenía un papel en las manos.
—¿Dónde está?
Uno de los policías preguntó, atrás de ellos traían a una persona vestida por completo de negro y con capucha, traía esposas en las manos.
—En el fondo, el cuarto que está de este lado —intentó señalar con las manos esposadas— en ese mueble están algunas libretas.
—Revisen bien.
Los que venían solo entraron, la agarré del brazo e hice que se hiciera un poco más para atrás conmigo, comenzaron a revisar todo en su cuarto, tiraban y botaban cosas, revisaron el mueble y sacaron todo lo que había, creo que ella había venido antes y logrado guardar eso, algunos eran libros de Alison de años anteriores, sacaban todo y solo lo botaban al suelo sin cuidado alguno. Uno de ellos agarró mi mochila y botó todo lo que había, ojearon los cuadernos buscando algo.
Uno de ellos entró al cuarto de Alison, la dejé allí y caminé hasta su cuarto, entiendo que deben de revisar todo, pero ¿es necesario la ropa también?, estaba revisando cada gaveta, bolsones, movió la cama, dejaron un desastre total en todos lados.
Todos salieron hasta donde se había quedado él con otros dos policías.
—No hay nada, señor, todo está en orden.
—Vámonos.
Con eso se fueron todos, ¿cuántas veces habrá tenido que pasar Alison por esto?, con el tiempo se habrá vuelto normal que vengan a revisar su casa y cosas como si nada, esa persona que trajeron será uno de ellos, venían buscando lo que ellos se llevaron en los bolsones.
—Perdón que hayas tenido que estar, si quieres puedes ir por las pupusas, yo comenzaré a arreglar.
—Si lo hacemos entre los dos será más rápido, ¿lo esperamos para comer?
—No, no vendrá hasta mañana o pasado mañana.
—¿No dijiste que vendría hoy? —pregunté mientras ponía los vasos en la mesa.
—Sí, nunca tarda más tiempo en aparecer, regresará pronto, no te preocupes.
—No estoy preocupado por él.
—Si tú lo dices.
Cuatro días después.
—¿Ya comenzaron los ensayos?
—Sí, vendré tarde hoy, no olvides las llaves.
Los dos íbamos saliendo, nos había agarrado un poco la tarde, cuando cerré la puerta, Isaac venía con Alexis, ¿por qué tiene que andar con ese imbécil siempre?
—Ya van tarde —nos recordó a los dos.
—Te v...
—Fuiste tú, ¿verdad? —una chica quizás un poco mayor que nosotros se acercó llorando, estaba vestida completamente de negro— fuiste tú quien lo mató.
—¿Qué? —Alison se había puesto pálida.
—DILO —gritó en desesperación— ¡TÚ MATASTE A MI HERMANO, CABRÓN!
—Hija —una señora venía corriendo, la agarró de los brazos evitando que se moviera.
—¡TÚ LO MATASTE, TÚ MATASTE A MI HERMANO! —la chica comenzó a gritar intentando soltarse del agarre de la que creo que es su madre.
Ninguno nos movíamos del lugar en el que estábamos, él no respondía nada, pero tampoco negaba que fue él, por eso tardó más tiempo en regresar, él había matado a una persona.
—¿Po-por qué? —comenzó a llorar más fuerte, su voz se estaba quebrando del dolor— porque... porque lo mataste... po-por qué m-mi herm-hermano, dime por favor, ¿por qué él?
Caminó hasta ellos, cayó de rodillas a sus pies, lo agarró del pantalón llorando.
—¿Por qué mi hermano?, dime por favor... ¿por qué él?
Sus lágrimas y dolor eran tan visibles que podías llegar a sentirlo, su madre comenzó a llorar a mares, Isaac y Alexis no decían nada y tampoco se movían, sus rostros eran de tranquilidad sin ningún rastro de culpa o arrepentimiento, en pocos segundos otros de ellos venían bajando, pero no entraron al pasaje.
—Tu hermano se volvió un criteriado, dio la dirección de diferentes casas y lugares, una rata como él, solo merecía la muerte —esas palabras las dijo con tanta tranquilidad y normalidad que me dieron mucho miedo, acaba de aceptar que fue quien lo mató.
—Recibiste el cuerpo, se conforme —Alexis se metió en la conversación, deben de estar hablando de la persona que venía con los policías, él dio la dirección de Isaac donde ellos tenían algo guardado— necesito hablar contigo —se dirigió a Isaac.
—Ustedes vayan a clases, llegarán tarde —se acercó a Alison y le dio un beso en la frente, su mano me acarició la cabeza en forma de saludo y despedida.
Los dos entraron a la casa dejando a esas dos mujeres llorando en la calle, Alison me agarró de la mano haciéndome caminar pasando a un lado de ellas, no dijo nada en todo el camino hasta el Instituto, cuando llegamos ya las clases habían comenzado, tuvimos que firmar de llegada tarde, su mirada era de tristeza y culpa.
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