Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 4

Ignacio G.

—Sal de esta casa ya mismo— exigí.

—¿Quieres espacio para llorar a solas? Eso me dice tu voz, estás a punto de llorar... eres tan frágil que con un par de palabras te rompen.

—¡QUE SALGAS DE ESTA PUTA CASA!— grité fuerte, dándole un golpe al sillón.

—Eres chistoso, sigamos hablando— se rió levantándose del sillón, se acercó un poco más a mí— te molesta que diga la verdad, que te recuerde tu estúpida situación, como viniste llorando a rogarle por ayuda; eres más patético de lo que imaginaba.

Sin pensarlo dos veces, me acerqué a él y le di un fuerte golpe en el rostro. Se inclinó un poco por el golpe y tenía el labio partido. Antes de que pudiera reaccionar por lo que hice, él me dio un golpe en el rostro, haciendo que cayera al suelo. Me dio una patada en el estómago y en la espalda me dio otra en la pierna derecha; duele como el infierno, el ardor es insoportable, pero si me atrevo a levantarme estoy seguro de que me irá peor.

—¿Qué carajos?! Alexis— esa era la voz de Alison— lárgate de aquí— sentí cómo ponía su mano en mi mejilla— Alexis, lárgate.

—Cuídate, princesa— con eso último salió de la casa, acariciándole el cabello.

—¿Puedes levantarte? — puso una mano detrás de mi espalda, intentándome ayudar.

—Sí— me ayudó a sentarme en el sillón— no te preocupes, no fue nada.

—¿Cómo que no fue nada? Mira lo que te hizo ese imbécil, no cambia; llamaré a Isaac, él debe saber lo que hizo. También, ¿cómo se atreve a entrar aquí sabiendo que él se lo prohibió?

—¿Por qué se lo prohibió? — pregunté, acostándome.

—Alexis es un completo hijo de puta, nunca entendí si tuvieron alguna disputa o algo; simplemente le dijo eso delante de todos. Tampoco quise preguntar nada, espérame aquí, buscaré el botiquín.

—¿Tienen botiquín?

—Sí, en el instituto nos enseñaron que siempre debe haber uno en casa. Después me di cuenta de que era muy necesario por mi hermano, así que le pedí dinero para hacer uno.

Se levantó del suelo y la escuché abriendo unas gavetas, después abrió el refrigerador y regresó conmigo.

—Cuando lo vio, dijo que había exagerado comprando— abrió una caja que estaba como decorada, estaba dividida en pequeños cuadrados en el interior. Pude ver botes de alcohol, gasas, vendas, pastillas, curitas, pinzas, tijeras, entre otras cosas, pero hubo una pastilla que llamó mi atención— ¿Qué son?

—No sé, Nayeli una vez que vino las dejó allí, dijo que por ningún motivo tomara una, que eran solo para él.

Me puso un poco de alcohol en el labio y la mejilla, me quité la camisa y me aplicó un poco y después hielo. El dolor disminuyó un poco. ¿Cuántas veces habrá venido Isaac así? ¿Cuántas veces ella tuvo que curarlo? ¿Cuántas veces no habrá venido a dormir y ella sin saber dónde está?

—¿Qué sucede? — levanté la vista y él estaba parado en la puerta.

—Na...

—Alexis estuvo aquí. Cuando vine, Ignacio estaba en el suelo y él le estaba dando una patada en la pierna. Mira cómo lo dejó, tiene rojo del golpe en el abdomen y la espalda; hasta le reventó el labio— Alison estaba muy enojada y su expresión y tono la delataban.

—¿Qué fue lo que sucedió? — preguntó.

—Acabo de expl...

—No te estoy preguntando a ti, le pregunté a él. ¿Qué le dijiste para que hiciera esto? No solo vino y te golpeó.

—No es mi culpa— mencioné.

—Bien, no es la culpa de nadie, dejémoslo así— con eso último caminó hacia el cuarto, dejándonos solos en la sala.

—No.

Me levanté y agarré la camisa de los brazos de Alison y caminé hacia el cuarto. Estaba buscando algo en una gaveta, lo metió a una mochila que tenía en la cama.

—¿No te importa lo que me hizo?

—Estás con vida, agradece eso.

—Ese hijo de puta entró en tu casa como si fuera suya, dijo un montón de mierda, me dio una paliza y dices que no es culpa de nadie.

—Sí, no es culpa de nadie, no jodas con eso.

—¡EN LA PUERTA!— gritó ella desde la sala.

—Mientras no esté, puedes dormir en la cama; solo no traigas a nadie. Ve a comprar las cosas para el instituto, puedes usar una de las mochilas que hay; si te alcanza, compra una nueva como quieras.

—¿Cuándo vuelves? — pregunté sin darme cuenta, las palabras salieron de mi boca sin pensarlo.

—Recuerdas lo que hablamos, nunca preguntes.

—Solo quiero saber, no hay nada de malo. ¿Volverás pronto?

—¿Qué hablaste con Alexis?

—Nada.

—Entonces te golpeó solo porque sí.

—Ajá.

Vi cómo movió un poco la cama y sacó un arma de allí. La revisó y se la guardó en el pantalón, en la parte de atrás; se bajó la camisa para ocultársela, agarró la mochila y se la puso en la espalda.

—¿Qué vas a hacer? ¿Volverás pronto? — esas dos preguntas salieron de mi boca, antes de que pensara en lo que había dicho. Esa es de las primeras cosas que me dijo, que nunca pregunte dónde está o qué hace.

—¿El almuerzo está listo? — preguntó, evitando las dos preguntas que acabo de hacer. Lo agradezco porque no sé de dónde salieron.

—Sí, si te da tiempo serviré para que comas antes de irte.

—Bien.

Salí de allí y vi a tres de ellos en la puerta esperando. Pasé de largo de ellos y calenté la comida, ya que estaba fría. Serví la comida en tres platos y los llevé a la mesa, serví el fresco que había comprado y dejé todo.

—Llego en unos minutos— los tres se fueron y él se sentó en la mesa.

Comimos en completo silencio. Alison está enojada por la actitud tan despreocupada sobre lo sucedido. Isaac creo que se siente incómodo por las preguntas que le hice; pensé que estaría más enojado, pero no. Dejaré de lado lo que quiera que él signifique para mí.

Me concentraré en estudiar e irme de aquí; no seré siempre bienvenido, tampoco aguantaré estas mierdas de ellos. Lo poco que le importo; claro, no soy ella, no debo importarle, no soy nadie para él.

—Ignacio...

Si le digo lo que él dijo, claro que se enojaría, pero sería conmigo, no con él. Quizás esos estúpidos rumores comenzaron porque estoy aquí. Nunca nadie se atrevería a hablar de él de esa manera si no fuera por mí. ¿Sabrán qué soy? Él les habrá dicho a ellos, comenzarían a molestarme como lo hacían ellos. Las cosas pueden que se vuelvan a repartir, ya no es seguro que me quede con ellos; él no me protegerá, él dejará que ellos me maten, aunque será menos do...

—Ignacio— alguien me movió fuertemente del hombro— despierta.

—Q-qu-qué— miré a mi alrededor y ella estaba a la par mía, algo ¿asustada? Él solo me observaba en silencio. Miré hacia abajo y mi mano estaba sangrando; estaba presionando mucho el tenedor de las puntas.

—Suéltalo— me sujetó la mano, haciendo que lo soltara. Estaba tan metido en mis pensamientos que no me di cuenta de lo que estaba sucediendo a mi alrededor.

Tenía su mirada encima, pero no decía nada; seguía comiendo como si nada hubiera sucedido. Ella regresó con el botiquín, con algodón y alcohol comenzó a limpiarme la herida con calma y cuidado. Después me puso un poco de crema y me puso una gaza con cuidado; él seguía comiendo sin importarle lo que pasaba.

—Te amo, ten cuidado y cierra todo con llave— le dio un beso en la frente y agarró la mochila, salió sin despedirse de mí. Me levanté, siguiéndolo hacia la calle.

—¿Yo no existo o qué mierda?

—¿De qué hablas? — preguntó, dándose la vuelta.

—Haces como que no existo, pero a la vez sí existo; ¿qué mierda es eso?

—¿Qué quieres en realidad?

—Que no me ignores, eso quiero; que no me trates como basura. Si te molesta, me puedo ir; puedo buscar otro lugar donde quedarme— mencioné, acercándome más a él.

—¿Tienes una crisis existencial o qué? En ningún momento te dije que te fueras; ¿qué esperas, que te trate como ella, que te bese y me despida como ella? ¿Eso quieres?

—No, no busco que me trates así, solo que no me trates como basura. Ese hombre entró en casa y me golpeó y a ti no te importa.

—¿Es por eso tu enojo? — suspiró, como cansado de la conversación— hablaré con él sobre eso, no volverá a suceder; puedes estar tranquilo— se acercó a mí y me acarició la cabeza, revolviéndome el cabello— vuelvo en una semana.

—Muy bien, ¿serían todos los libros?

—Sí.

—Está bien, serían el libro de Lenguaje, Ciencias, Francés, Inglés, Sociales, Matemáticas— se alejó por unos momentos y regresó con los seis libros— solo debes pagar por el libro de Inglés y Francés, que no los entrega el ministerio de educación; serían treinta y cinco dólares.

Le entregué el dinero y ella me los entregó con una factura. Aún me hacen falta comprar los demás útiles, pero aquí saldrán muy caros. Caminé hasta la parada de buses para ir a alguna librería del mercado; no esperé mucho hasta que pasó uno y para llegar fue rápido.

Al llegar, busqué alguna librería que estuviera bien surtida. Al llegar, compré todo lo que la lista mencionaba, pero aparte compré unos marcadores, plumones y post-its; gasté un poco más de lo pensado, pero él me había dado suficiente dinero.

Esperé el bus de nuevo en el parque para no caminar mucho; esta vez tardó una hora en pasar. Quizás hay tráfico más adelante. En el camino me encontré a Alexis, solo se reía o me volteaba a ver con burla; quizás habló con él antes de irse.

Al llegar a casa, Alison ya había llegado; salió antes. Ya mañana comienzo clases con normalidad, tendría el mismo horario que Alison.

—¿Podrías prestarme tu computadora un rato?

—Sí, la contraseña es 190519.

Me adentré al cuarto y me senté en la cama; encendí la computadora y creé una nueva cuenta de Facebook, Instagram y Twitter. Evité poner alguna foto de perfil, así que cargué cualquiera que encontré en su computadora. Busqué el perfil de Isaac; después de unos minutos me apareció. Hace poco había subido una foto de un paisaje; quizás por donde está pudo tener esa vista.

Busqué el perfil de mis amigos y les mandé una solicitud, pero después les mandé un mensaje directo, ya que no podrían saber que soy yo.

Román: "Mierda, por fin apareces"

Román: "¿Te encuentras bien? ¿Dónde estás?"

Hugo: "¿Dónde estás? Tu madre parecía loca, pero ahora es como si nunca hubiera tenido un hijo."

No contesté sus mensajes, los dejé en visto. No sé cómo debería explicarles lo que ha sucedido y dónde estoy; ¿tan rápido fue el cariño por mí? Aunque claro, yo no soy su hijo, no compartimos sangre ni somos nada; simplemente soy el hijo del hombre con el que se casó.

Creo que sobrepienso mucho las cosas por momentos, pero siempre ha sido así. Cerré las cuentas y dejé la computadora de lado; es más cómodo dormir en la cama que en el suelo, y eso que no duermo exactamente en él.

Hoy tendría que volver según mis cuentas; hace cuatro días comencé a ir al instituto, una rutina diferente, pero me mantiene en más movimiento y menos aburrido, me tocó en la sección A y ella está en la B; nuestros horarios son casi los mismos, entramos a las siete de la mañana y salimos a las tres y media, hay un día que salimos a las cuatro y media por un taller que es obligación.

Pensé que me costaría más acoplarme, pero no fue así. Me llevo bien con la mayoría de ellos; me hice amigo de Benjamín y Juan el primer día que llegué. Ahora entiendo por qué dicen que no cualquiera puede asistir aquí; las tareas son pesadas, pero tampoco para matarte. Si buscas una beca en nombre del grupo Monaghan, sí puede sentirse una mierda estudiar aquí.

Benjamín es más alto que yo, mejor dicho, que todo el grado; de complexión delgada y cabello corto. Le gusta tocar la guitarra. Juan es un poco más bajo que nosotros, es moreno y tiene cabello corto; casi siempre se la pasa jugando fútbol.

—¿Vienes con nosotros? — preguntó Benjamín, sentado en el suelo.

—¿A dónde?

—Iremos a jugar fútbol un rato a la cancha municipal; ¿vienes?

—No puedo hoy, tengo algo importante que hacer en casa; tengo que irme— me despedí de ellos y esperé en la salida a Alison.

Caminamos juntos hasta la parada de bus; al llegar a casa, ella hace algo de comer o, por veces, no comemos nada. Comemos en el instituto, una galleta y una gaseosa o algún sándwich. Si traemos trabajos, los hacemos juntos; no importa la sección, por veces nos dejan casi las mismas tareas o, por veces, él cambia algunas cosas o detalles para que no se puedan copiar entre todos.

El cumpleaños de la señorita Aurora se acerca, así que ese día solo iremos en la mañana; hacen como una fiesta representativa ante ella y después somos libres. Agradezco eso porque nos dieron más tiempo para organizar la exposición que el profesor de lenguaje pidió. ¿Quién mierda pide una exposición de un día para otro, sabiendo que ese día salimos a las cuatro y media de la tarde?

—Puedes dormir en su cama hoy como despedida.

—¿No vendrá ya?

—Cuando es así, viene hasta en la noche o por la madrugada, o hasta el siguiente día en la tarde; no es seguro que venga ya, así que despídete.

—Tengo una duda hace unos días, pero no sabía cómo preguntarte sin incomodar.

—Claro, dime; si no es nada sobre lo que hace él, todo bien.

—¿Lograron encontrar al asesino de su hermano? ¿El mayor?

—¿Quién te lo dijo? — preguntó, como asombrada por la pregunta.

—Eso no importa; ¿por qué no me hablaste de eso?

—Después de su muerte no hablamos casi de él; y te equivocas, no es el mayor, es mellizo de Isaac y cinco minutos menor.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro