Capítulo 20
Ignacio G.
Desde la noticia ha pasado un día completo que seguimos sin saber nada de él, ya mañana es el desfile de Independencia, pero estamos pensando en no ir, lo de Isaac nos tiene muy preocupados, no tenemos ninguna noticia de él y eso nos asusta mucho.
Hemos seguí marcando, pero nada que contesta, los teléfonos siguen apagados, en menos de un día la policía ha estado viniendo y viniendo, por veces se quedan un rato y después se van, eso tampoco nos ha sido de ayuda, ya que no podemos hablar con ninguno de ellos para saber.
Lizbeth ha seguido marcando, pero nada que contesta tampoco, decidimos no ir a clases, la foto de Isaac está por todos lados y no tenemos ganas de responder preguntas o soportar miradas de todos.
—¿Te ha contestado? — pregunto Alison sirviendo el almuerzo.
—No, ya no se a quien más llamar, estoy desesperado.
—También yo, cuando es así nunca pasa mucho tiempo cuando me llama.
—¿No es la primera vez?
—No, ya ha sucedido, pero eso no evita que me preocupe, también es raro que no haya dado señales.
Alguien tocó la puerta, me levanté, ya que podría ser Lizbeth de nuevo, solo aquí puedo llorar tranquila por el tonto aquel, cuando abrí la puerta me quedé paralizado, era Isaac con ropa distinta con la que se había ido.
—¡Isaac! —Alison salió corriendo a abrazarlo, retrocedió un poco, pero lo correspondió feliz.
—¿No tienen que estar en el Instituto? — pregunto entrando, caminaba un poco lento.
—¿En serio preguntas?
No pude seguir viéndolo así que camine al cuarto, me senté en la orilla de la cama, tenía ojeras muy notables, sus pasos eran lentos, cuando ella lo abrazo hizo una expresión de dolor, fue a él a quien le dieron, puedo ver muerto en ese momento.
—¿No piensas recibirme? —pregunto parado en la puerta, tenía la mano en el costado, como sosteniéndose.
—Pensé que eras un fantasma— respondí acostándose en la cama.
Estoy siento muy infantil, sí, estoy actuando como si no me importara como si anoche no estuve al borde del colapso, pero él actúa como si nada hubiera sucedido, es algo normal para el estar entre la vida y la muerte.
—¿Estás enojado? —pregunto sentándose en la cama con cuidado— esperaba un mejor recibimiento, con abrazos, besos y una que otra caricia.
—Pídesela a alguien más.
—¿Por qué estás enojado?, ya estoy aquí.
—¡Y si no! —respondí dándome la vuelta— si no vieras vuelto, si todo viera acabado en ese momento, si ahorita estuvieran avisandonos dé que estabas muerto, te lo tomas como una puta broma, cuando tu vida está en riesgo.
—Entonces sucedió y ya— me quedé inmóvil— Ignacio... soy un condenado y todos los días pueden ser el último, todos los días mi vida está en riesgo, pero lo acepte hace mucho tiempo, si tengo que morir, moriré y ya.
Sus palabras fueron como un balde a agua que me callo encima, no pude evitar llenarme de enojo por ellas, alce la mano y le di una fuerte cachetada, me importa un carajo si se enoja o no, su mejía quedó algo roja, pero no dijo nada en un buen rato.
—Tienes algo más que decir.
—No.
—Iré a bañarme.
Agarro su toalla con normalidad y salió, normalidad una palabra que no tiene nada que ver en esta casa, la normalidad no existe, lo seguí en silencio, antes de llegar a la ducha, mi teléfono sonó revise quien era y era el tonto, me aleje un poco y conteste.
"¿Qué quieres?"
"Enojado, lo esperábamos, ¿Cómo está?'"
"Eso debería de preguntar yo, ¿Cómo está?"
"Vivo, dile que no venga hoy me encargaré de todo"
"Gracias por la consideración"
"Deja de ser sarcástico Ignacio"
"Casi muere"
"Casi morimos los tres"
"Los demás me importan una mierda, me importa él"
"Que descanse"
Me aleje de la puerta del cuarto y camine hasta el baño de nuevo, la casa es grande en lo que cabe, la sala, dos cuartos a la derecha y uno a la izquierda, un pequeño espacio para la cocina, un poco más atrás, dejando una pequeña distancia del cuarto, el lavadero, el baño y la ducha, casi a la par, quien construyó la casa, supo ocupar el pequeño espacio.
Abrí la cortina del baño y me quede paralizado al verlo, estaba solo en bóxer, con el cabello mojado, se estaba sosteniendo de la pared para no caer, hoy no cae el agua así que estaba bañándose con guacales, en el abdomen tenía una venda que lo cubría de adelante hacia atrás, estaba manchada de sangre, no debía de verse mojado la herida.
—Me excita que estés viéndome, pero podrías cerrar la cortina no quiero que Alis...— no deje que terminara de hablar y me adentre con él cerrando— ¿deseas ayudarme?
—Creo que no deberías mojar la herida.
—Quizás, no recuerdo cuáles deben de ser esos cuidados, en un rato vendrá Eva que es enfermera.
—¿Tienen enfermera?
—No, es mujer de uno de los nuestros, ayuda cuando la situación se pone delicada, pero necesito lavarme.
—El esfuerzo que estás haciendo hace que sangre más.
—Poco, pue...
Agarre el guacal con agua, me acerque un poco más, deje caer el agua en su cuerpo bajo su atenta mirada, intente tener cuidado con la herida, aunque ya la había mojado, tenía que alzarme un poco de puntas para poder echarle en el cabello, agarre el jabón y el mascón, lo hice con cuidado, tenía un par de manchas de sangre y tierra, a saber dónde se habían metido para poder esconderse.
—No llegue a pensar que lo harías— comento de repente— si para poder sentir tus manos sin miedo o tu nerviosismo, tienen que meterme una bala, puedo soportarlo de nuevo.
—Idiota— hablé apretando un poco su herida, haciendo que emitiera un gemido de dolor, tampoco fue tan fuerte— ¿Cuándo vendrá?
—Cuando termine su turno en la clínica, quizás un par de minutos.
—Te ayudaré a vestirte.
—Gracias, si quieres sal, me pondré la toalla y el boxer.
Le dirigí una mirada, pero no salí como me pidió, ubique mis manos en los extremos de su bóxer.
—No tienes que hacerlo, yo puedo.
—Puedes cerrar la boca.
Le di un corto beso en los labios y seguí con mi acción, lo bajé hasta las rodillas, dejando su intimidad al descubierto, no pude evitar reírme cuando me di cuenta de que tenía una erección, se sostuvo de la pared para evitar caerse, lo deje a un lado y busque con la mirada el que él trajo.
Estaba debajo de la toalla, la levante y lo agarre, levanto un pie por pie, para poder ponérselo lo subí hasta sus rodillas, pero no seguí, la última vez que lo vi pudo ver ha sido la última, el último recuerdo e imagen que pude tener de él, el miedo, mis propios traumas han evitado que pueda tener una relación con él.
Un intento de tener algo juntos.
—¿Ignacio, estás bien? — pregunto poniendo su mano en mi mejía.
—Si, solo tengo miedo.
—¿Miedo?
—Miedo de perderte, miedo de que no regreses nunca.
—Podemos hablar de esto en otro momento, primero termino de subirme los boxer y hablamos.
—No es necesario.
Lo moví un poco haciéndolo quedar de espaldas a la pared, lo besé como si fuera la última vez, la calidez de nuestros labios y cuerpos juntos creo una conexión más allá de las palabras, la intensidad creció entre los dos, volviendo el beso más profundo, más apasionando sin miedo a nada, borrando todo recuerdo del pasado.
Nos separamos, quedando cara a cara, compartiendo una sonrisa cómplice, pude sentir mejor su erección en mi pierna. Sin pensarlo tanto me arrodillé bajo su atenta mirada, nunca he hecho esto, pero he escuchado que es como chupar una paleta, tonta comparación.
Antes de que hablara le dirigí una mirada haciendo que evitara la pregunta que siempre hace, si preguntaba era capaz de salir corriendo de aquí, respire profundamente y me acerque un poco más, le di un corto beso en los testículos haciéndolo estremecerse un poco, con la mano agarre su miembro moviéndola de arriba abajo, en movimientos lentos, alce la mirada y lo vi cerrar los ojos.
No detuve los movimientos de mi mano, comencé a dar cortos y húmedos besos por todo su alrededor sin miedo, desde la punta de su miembro hasta sus testículos y muslos, su cuerpo daba pequeños espasmos de placer, nunca lo hice, así que no sé si lo estoy haciendo bien o muy mal.
Me posicione mejor en medio de sus piernas, me acerque y di un beso en su glande pasando mi lengua a todo su alrededor sin asco ni vergüenza, poco a poco lo metí a mi boca, dejándolo hasta la mitad, sentí pequeñas arcadas si lo metía un poco más en mi boca, comencé un vaine de movimientos de adentro hacia afuera, lento sin ninguna prisa.
Moví mi lenguaje dentro de mi boca, ponía sentir su erección mucho mejor, las venas en su pene se hacían más notorias con mis movimientos, disfrutaba del momento, moví la boca un poco más fuerte, acelerando mis movimientos, pude sentir algo espeso salir de la punta, en cantidad pequeña.
—Y-ya has he-hecho su-su-suficiente— hablo entrecortado por la excitación.
Seguí mis movimientos sin hacerle caso, no tardo mucho cuando se vino en mi boca, intente tragarlo todo, pero el sabor era raro, como ácido, comencé a toser un poco después de tragarlo todo.
—Tranquilo, escúpelo— hablo arrodillándose también, puso su mano en mi espalda sobándome— escúpelo si no puedes.
—¿Qué te pareció? — pregunté, después de salir de aquí se me va a caer la cara de vergüenza.
—Para ser tu primera vez, no me mordiste eso es un buen avance— se acercó y me dio un beso que seguí sin problema— ¿me ayudas?
Lo ayude y terminamos de salir de baño, tengo que cambiarme, ya que quede todo mojado, llegamos al cuarto y lo ayude con los pantalones, se quedó sin camisa, busque el botiquín que tiene Alison, solo cambie por encima la venda, ya que no sé qué hacer y podría lastimarlo.
—Podemos hablar sin que grites o me la chupes— bromeo.
—Eres un imbécil Isaac.
—Pero acabas de chupársela a este imbécil, ¿me equivoco?
—¿Qué sucedió? — decidí cambiar el tema mejor.
—Nada.
—Me vas a mentir, ¿en serio?
—¿Qué quieres saber? Que no tenga que ver con los condenados.
—¿Quién te atendió la herida?
—Entre nosotros, por eso necesito que venga la enfermera, ¿vieron las noticias?
—Si, el único día que nos decidimos por verlas, es para recibir malas noticias, quería enseñarte esto.
Me levante y busque en el armario el uniforme, ya venían planchados, pero Alison decidido volver a hacer para que quedaran mucho mejor, desde que me lo dieron quería enseñarlo, por foto no es lo mismo, pero sucedió todo esto, cuando lo encontré lo saque y se lo enseñe.
—Ya no los dieron y quedaron bien, ¿Qué te parece el diseño?
—Está lindo, los colores destacan mucho, el único que nunca se pierde es el verde.
—Habíamos visto uno como morado, pero solo cambiamos el color por verde, por indicaciones de la directora.
—Lo imaginé, el verde es algo que resalta del grupo Monaghan.
—El de Alison es un poco igual, solo se cambió unas pequeñas cosas.
—Estoy segura de que les quedaron muy bien, te verás hermoso con él— mis mejías cobraron un color rojizo por su comentario— siempre que alguien te da cumplidos te pones rojo.
—No con todos, solo con quien me gusta— me di la vuelta rápidamente guardando el traje de nuevo.
—Solo con quien me gusta— repitió las mismas palabras— así que ¿te gusto Ignacio?
—N-n-no.
—Aja, puedes responderme con la verdad.
—Quiero algo a cambio de la respuesta.
—Dime.
—Dependiendo de si mi respuesta es sí o no, ¿Qué harás?
—Sobre que, sé un poco más específico con la pregunta
Depende de lo que diga en este momento, dependerá si puedo expresar sin miedo mis sentimientos.
—Si tu respuesta es no, solo lo dejamos en encuentros casuales, solo sexo si así quieres, si no fingimos que nada sucedió y actuamos como hermanastros, como todos nos ven desde que llegaste, pero... si tu respuesta es si pues...
—¡Isaac! — Alison grito desde— Eva está aquí.
—¡Que venga!
Los dos nos quedamos en completo silencio, esperando que viniera, una mujer ya mayor quizás de unos cuarenta años entro a la habitación, se acercó a él y retiro las vendas que tenía.
—Por dios como fue que no se te ha infectado, esto está mal.
—Somos pandilleros no enfermeros o doctores— expreso con burla.
—Si van a intentar no morirse en sus "trabajos" — hizo comías en el aire— intenten saber aunque sea como curarse una herida.
—Para eso estas tú, ¿sigues viviendo con él?
—Si, las cosas mejoraron de la última vez, ¿Alexis salió lastimado?
—Espera que— los interrumpí a los dos— dijiste Alexis.
—Sí, llevo un tiempo viviendo con él.
—Isaac.
—Están juntos hace un par de meses, Alexis se queda por veces a dormir, o en las casas no tiene algo regular, pero están como saliendo.
—Estás jodiéndome, y ¿Lizbeth?
—¿Lizbeth?, ¿la hija de Jessica que tiene que ver?
—Nada, este los vi una vez platicando, pero estaba preguntando por mí, pensó otra cosa— me dio una mirada de cierra la boca imbécil.
—La mamá primero la mata antes de saber que se está metiendo con uno de ustedes.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro