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Capitulo 14

Isaac M.

—Todo está lleno de juras, tardaron más de lo normal en aparecer— explico él cejas con el teléfono en la mano, la mujer le estaba informando lo que sucede, cuando los postes no pueden estar afuera— ¿a qué horas lo harás?

—En unos momentos, déjalo disfrutar un rato más.

—Manchas— hablé, dejo lo que estaba haciendo y se acercó— ¿Dónde está?

—Afuera con los demás, fingió venir a las fiestas buscando a alguien, se está haciendo cargo de la situación también.

—Dile que haga que no tarden, las fiestas deben de seguir con normalidad.

—Necesi...

—Dile que baje un poco más en uno de los callejos, lo estaré esperando contigo.

—Bien.

—Coyote— lo llamé— buen trabajo como siempre.

—Nunca fallo— alardeo apuntado con el arma, fingió disparar.

—Tenemos que hacer algo más, camina.

—Está lleno de juras la zona.

—Todo está controlado.

Salimos de la casa y caminamos por el barranco que nos llevaría hasta ese lugar, cuando llegamos Santiago ya estaba allí, toda su atención se centraba en quien estaba detrás de mí.

—¿Qué mie....

David le apunto con el arma en la cabeza, me acerque y le quite la pistola que tenía en la parte de atrás dejándolo sin protección.

—Acabamos de matar a un traidor, pero aún falta uno.

—¿De qué mierda hablas?, es un maldito jura.

—Es una lección de vida, si traicionas a los condenados tu destino es la muerte.

—¿De qué mierda hablas?

—El cateo que hicieron no fue solo el imbécil del flaco, también fuiste uno de los criteriados que dio nombres y direcciones, en otras zonas agarraron a algunos que no lograron irse a tiempo, en dos casas encontraron dinero y mercancía, sabes cuanta fue la perdida en eso.

—Fue ese imbécil, después de que nos agarraron nos separaron, nunca he habl...

—Hay dos grabaciones, disque por seguridad, uno de los policías con los que hablaste, era uno de los nuestros, nuevo claro— me acerque a Santiago y agarre el arma que traía, saque un silenciador, para evitar gente tan rápido— solo tenías que estar en la cárcel y todo seguiría como siempre.

—Esto es una mierda.

—Claro, que esperabas eres una basura de la sociedad, esperabas un trato mejor.

—Tú te crees muy importante o que imbécil, solo eres uno más que si cometes un error, te asesinaran también, y pondrán a alguien más en tu lugar.

—¿Crees que no lo sé? — pregunte sarcásticamente— soy un condenado vivo y muero por la pandilla, pero tú olvidaste la regla principal.

—Solo méteme un tiro y deja el discurso.

—Esa era mi idea, pero sería muy fácil, el mensaje debe de ser bien recibido para todos, y más cuando el que comenzó todo fuiste tú, el flaco era un retardado, seguía a cualquiera que pudiera llegar a él con palabras de aliento, hay unas personas que quieren despedirse de ti antes.

La mirada de tranquilidad que tenía antes había cambiado por completo, se había convertido en una de miedo, saque el teléfono y marque un número.

"¿La despedida esta lista?"

"¿Algo que decir antes?"

—¿No quieres despedirte? — pregunté aventándole el teléfono, ya puesto en altavoz— que sea rápido, no tenemos todo el día.

—Eres una mierda, no tienen nada que ver.

—Tienes razón, no tienen nada que ver, pero cometiste un grave error y tendrán que pagar tus errores, ya sabes cómo son las cosas tú también has tendido que seguir órdenes, sé rápido— apunte directo a la cabeza, David aún no quitaba el arma.

"Mamá"

"¿Hijo? mi niño"

"Lo siento, por esto"

"Perdóname tú a mí, fui yo quien te mando a las calles, perdón por no verte podido cuidar como era"

"Te amo, dile a los tontos que los adoro"

"También te amamos hermano, perdón por siempre ver sido una carga para ti"

"Nunca lo fue..."

Tres disparos se escucharon al fondo de la llamada, apretó el teléfono con tanta fuerza que su mano estaba roja ya, lágrimas comenzaron a salir de sus ojos, su cuerpo temblaba de ira, dolor y miedo. Quite el seguro del arma y dispare directo corazón, su cuerpo cayó al suelo, manchándose de sangre de poco en poco, David guardo el arma, le quite el silenciador y me lo guarde, saque un pañuelo y la limpie por completo la extendí y él la agarro.

—Lo hiciste bien, en menos de doce horas has podido ver a dos traidores muertos, ellos y sus familias, lo has pensado ¿no? — pregunté dirigiéndome a él— pensaste en darme un tiro en la cabeza e irte con él, aprovecharías que el coyote podría ayudarte.

—Si lo pensé, solo sería echarme tierra encima, podría salir de aquí con él, la noticia que mate a actual cabecilla, se correría como pólvora en la pandilla, todos estarían buscando mi cabeza, podre esconderme, pero comenzaran a matar a cada miembro de mi familia hasta que aparezca, también la de Santiago— lo señalo.

—Perfecto lo has entendido muy bien, ustedes sigan con lo suyo, pero tú no olvides lo que vistes hoy, tampoco olvides lo que sucederá si nos traicionas, encárgate— señale al cuerpo en el suelo— camina.

Comenzamos a caminar por el barranco de nuevo, la casa donde estábamos estaba a punto de caerse en pedazos, ya estaba algo lejos cuando escuchamos dos disparos más, él venía con la mirada así abajo.

—¿Cómo vas con Ignacio? — pregunto antes de que entráramos.

—No te metas donde nadie te ha llamado.

Me senté en el suelo y revisé el teléfono tenía cuatro llamadas perdidas y más de cuarenta mensajes, ahorita ya debe de estar en casa, creo que menciono que los ensayos terminarían antes de lo normal.

"¿Dónde estás?"

"¿Estás bien?

"¿Dónde estás?"

"¿Dónde estás?"

"¿Dónde estás?"

"¿Dónde estás?"

"PUEDES CONTESTAR EL MALDITO TELÉFONO"

"Estoy preocupado carajo"

"¡CONTESTA!"

"¿Tuviste algo que ver con lo sucedido?"

"Estaba ocupado, ¿Qué sucede?"

Cerré un rato los ojos, no he podido dormir bien y el cansancio ya se está haciendo notable en mi cuerpo.

"Por fin contestas el puto teléfono"

"¿Qué sucede?"

"¿Estás bien?"

"Si, ¿paso algo'"

"Estaba viendo Facebook, cuando vi una noticia me preocupe mucho que estuvieras lastimado"

"¿Piensas que tuve algo que ver con el asesinato?"

"¿Te has ido por otra razón?"

"Sabes que no debes de preguntar, cuando entenderás esa regla"

"En ningún momento pregunté nada, ¿no estás herido?, ¿lastimado?"

"Estoy bien, ya casi regreso"

"Perfecto, ya tengo listo lo que vamos a hacer"

"Bien"

"¿Estás ocupado ahorita?"

"Un poco"

"Te dejo, cuando llame contesta, solo haces que me preocupe por ti"

"Bien"

—Intenten descansar un poco, nosotros haremos vigilancia.

—Bien— respondió Alexis sentando en otra esquina de la casa.

—¿Los túneles? — pregunté acomodándome mejor en el suelo.

—Ya casi están terminados, son pocos los que tienen la información de ellos.

—Bien, serán usados solo en caso de extrema necesidad.

—¿A quién se le ocurrió?

—El círculo negro, cuando estuvo aquí menciono que no teníamos las rutas suficientes de escape por si alguien se criteriaba y daba todas las rutas que ocupamos.

—Funcionarán así como ellos quieren.

Me puse la mano en los ojos, intentando conciliar el sueño lo mejor posible.

Me removí un poco en el suelo, busque mi teléfono y revise la hora, ya eran las cinco de la tarde, he estado dormido casi todo el día, mire a mi alrededor y no era el único que seguí aquí. Me senté en el suelo topándome a la pared, las noticias decían que había sido un enfrentamiento entre pandillas y desgraciadamente ellos habían quedado en medio del fuego cruzado, es claro que cubrirían su muerte, al partido no le convenía que se mencionara que fue asesinado por rata.

—Tengo mensajes de tu hermana preocupada, pienso que fue el tonto y no ella— hablo Alexis aun con los ojos cerrados acostado en el suelo.

—Ya le contesté los mensajes, bórralos.

—¿No quieres que tenga su número?

—Lizbeth me escribió preguntando por ti, sigue enojada si no te viera escrito o llamado.

—Cuando vuelva hablaré con ella.

Seguí revisando un rato mis redes cuando uno de ellos entro.

—La casa del cejas pueden ocupar para bañarse— comento.

Nos levantamos y lo seguimos, en otras zonas algunas cosas cambian, aquí aceptan mujeres en la pandilla, nosotros no, son muy chismosas y sapatas cuando les conviene, aquí hay muchas que están con ellos o son aparte, pero todas le rinden cuentas al cejas de todos modos.

Llegamos a la casa y nos turnamos para bañarnos, deje la ropa a un lado y saque la otra que había traído en una pequeña mochila, me quite todo el polvo y suciedad que traía encima, tenía unas manchas de sangre en los brazos y el rostro, quizás dispare muy de cerca, debo de alejarme un poco más.

Me deslicé por la pared hasta quedar sentado en el suelo, la niña y la mujer no debían de estar allí, tampoco la familia de el coyote, un niño que fue arrogado a la calle con un padre que se le pasaba tomando cada minuto que respiraba, un niño que tuve que mantener a su madre, hermanos y padre, aguantar golpizas cada que él llegaba borracho.

La mayoría de nosotros hemos tenido una vida de mierda, no estamos aquí porque así lo quisimos, o algunos niños de mamá que solo quieren llamar la atención o piensan que todo esto es un juego. Hasta que se dan cuenta de que se han metido en un mundo de mierda, un mundo que te acaba por dentro.

Me seque con una toalla, y me cambie de ropa metí la otra en la mochila de nuevo y salí, había un plato de comida servido.

—He hecho de comer, espero te guste— menciono la mujer.

—Gracias.

Me senté en la mesa y comencé a comer, habían otros dos también, los tres teléfonos sonaban al mismo tiempo.

—¿Dónde está? — entro una mujer a la casa con unas pintas iguales a las nuestras, pantalones flojos, camisas holgadas, el maquillaje era negro por completo, andaba una pañueleta en el brazo y otras cadenas al alrededor— ¿Dónde mierda esta ese imbécil?

—Porque entras a mi casa de ese modo, lárgate— exigió ella.

—Tú quítate muñequita de casa, ¿Dónde está él?

—Que mierda te importa lárgate— la empujo un poco hacia la puerta— quiero que te vayas si no quieres que le dije que estuviste aquí de nuevo.

—Es mi marido tengo derecho a saber dónde está— la oficial y la amante nada nuevo que ver, ninguno de los tres decíamos nada, solo escuchamos, observábamos y comíamos en silencio— tú mejor vete a estudiar o joder a alguien más.

—¡LARGATE¡— grito enojada por el comentario.

—Te enoja la verdad, porque yo sí soy su mujer y tú su jugu...

—El juguete eres tu estúpida, yo soy la que vive con él, a la mujer que ama, con la que tiene un hijo, a la que le da un lugar delante de todos y tú en cambio vives bajo mis sombras, solo recibes las mig...

—Eres una est...

Antes de que le diera una cacheta él entro y la agarro fuertemente del brazo, puede que haya hecho una reputación aquí o haya hecho muchas cosas, pero siempre tendrá que bajarle la cabeza al actual cabecilla. La soltó con tanta fuerza que la hizo retroceder, después le dio una fuerte cachetada haciéndola caer al suelo.

—Te lo he dicho muchas veces, no vengas aquí a molestarla.

—Te he estado buscando

—Vete de aquí, ¿no tienes clases? — le pregunto a ella.

—Si, tu mamá se ofreció a cuidar al niño, se lo pasaré dejando, ya casi se llega la hora— se alejó de él y entro al cuarto.

—No vuelvas a esta casa y menos a molestarla, si no te contesto es porque no quiero hablar contigo, cuando te va a entrar eso a la cabeza.

—Me voy— se acercó a él y le dio un beso en los labios, llevaba al bebe en los brazos, una mochila y la pañalera— si está muy vuelve a esta casa prefiero irme.

Eran quizás las dos de la mañana, la fiesta estaba en su mejor punto, habían contratado una tarima, música, luces neones, fuegos artificiales, alcohol y drogas, la gente estaba bailando y bailando de lo más felices, la música suena de lo más fuerte posible.

Estábamos sentados cerca de lugar con cervezas en las manos, algunos con sus mujeres con ellos, estas fiestas casi nunca las arruina la policía, David pidió pase para irse con el tarado, se lo concedí después de todo.

—¿No piensas pasarla bien? — pregunto uno de ellos.

—Estoy bien así, solo quiero relajarme.

—¿Te la vas a pasar solo tomando? — Alexis se sentó a la par mía.

—Si, solo necesito olvidar sus rostros y suplicas.

—Han pasado años y sigues con eso.

—No importa cuantos años sucedan, siempre me sentiré una mierda hacerlo, las miradas quedan grabadas en mi mente y cuesta borrarlas.

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