PARTE 8.
cap está dedicado a 1827kratSN
------------------------------------------------
Reborn dejó escapar una pequeña risa al notar la sorpresa en los ojos miel de su hermano. Pues Tsuna no había dicho un "te amo" para calmarlo.
No.
¿Por qué decirle algo así?
Era mil veces más importante dejarle en claro que no se arrepentía por lo ocurrido, que estaba dispuesto a repetirlo. Claro, que cuando tuviese control de su cuerpo otra vez.
—Definitivamente, eres completamente recomendable— soltó Reborn mientras besaba el cuello de Tsuna
Tsuna ante aquellas palabras rio, divertido, desconcertando aun más a Renato; el castaño al ver eso, miro a Reborn quien entendiendo a su amor, se separo de él, le beso la frente y le dejó ir.
Renato ya un poco más tranquilo y sabiendo que tenían cosas que aclarar ambos amigos, miró hacia aquella escena que su hermano y su mejor amigo montaban y se sorprendió por la manera en que Reborn miraba a Tsuna, pues había tanta devoción en sus ojos que se preguntó si así lucía él, cuando miraba al castaño.
No quiso interrumpirlos, pues le pareció fascinante la manera en que no se sentía de lado, ni apartado, al contrario, solo quería mirarlos y admirar eso que era suyo.
Que ambos le pertenecían.
Tsuna en cambio aunque lucía muy agotado, como si necesitara tanto o más descanso que el azabache, se centró en decirle palabras dulces a su amor, haciendo que esté se relajara, después miro a Renato, que le extendió una de sus camisetas, el castaño la tomo, se la puso y después ambos salieron en silencio de la habitación y, se encaminaron al mesón que dividía la cocina de lo que debía ser la sala.
Renato se sentó sobre el mesón, con el corazón acelerado. Todos esos años había danzado en el borde de la navaja, se había sentido suspendido en alguna sensación de vacío agradable y ahora... Ahora temía caer.
Aunque aún así, a pesar de los planes y de cada manipulable camino que había creado, era consciente que no podía retenerlo con ellos.
Tsuna le miro, sonriente aunque un poco perdido, sin la fuerza que tanto lo caracterizaba.
—Mio sole~— le llamó, como solo lo hacía cuando estaban solos o si Reborn estaba presente.
El oji miel ante aquel llamado se acercó, acortó la distancia entre ambos y, lo abrazó con tanta fuerza que parecía querer fundirse contra su cuerpo; Tsuna ante aquella reacción acarició aquel cabello azabache suavemente y le dejó tomar parte de su fuerza, cada gramo de la energía que le quedaba si era necesario.
Y es que sabía, intuía, los sentimientos negativos que embargaban a Renato, pues se sentía un monstruo, la destrucción completa, todo porque el oji miel consideraba al castaño un cálido cielo, un amable príncipe, es más lo consideraba el tesoro más grande de la criatura que el azabache representaba.
Y es que, si, Renato había empujado a Tsuna más allá de sus límites, le había hecho romper todos sus principios en un solo día, y aún así no quería perderlo.
—Mio cielo~—murmuró, abrazándolo más —Aquí estoy, aquí perteneces. Con Reborn, conmigo. No vamos a ir a ningún lado, ninguno—
—¿Cómo puedes decir eso...?— lo escuchó, miedoso, por fin aterrado —Después de todo esto... ¿Cómo?—
Renato suspiró ¿Acaso el castaño no lo entendía?
—Tsuna, no vamos a irnos a ningún lado— repitió —Ni Reborn ni yo, ¿Acaso no lo sentiste?, Cuando estamos los tres juntos se siente perfecto, exactamente lo que tú y yo necesitábamos. Reborn es quien te complementa. Lo notaste ¿Verdad?—
—Renato... — suspiro Tsuna ante aquellas palabras y no porque fueran mentiras sino porque tenía miedo, miedo a dejarse llevar—¡No lo entiendes!—
—Lo hago— insistió el oji miel, después tomó el rostro del castaño y con voz firme habló —Olvídate de tus dudas por un momento Tsunayoshi Sawada. No hay nada más en el mundo que deseemos en este mundo que tenerte con nosotros. No voy a soportar algo por ello— frunció el ceño —¿Date cuenta? Reborn es aquello que necesitas, tu eres una llamarada explosiva e inquieta, que necesita le ordenen "Resiste, aguanta, lo harás por mi ¿Verdad?"— Renato notó como el castaño tragaba en seco, pero continúo — Por favor Tsuna, Reborn es aquel que te hace empujar tus límites, para señalarte lo bien y lo hermoso que te vez mientras te ordena que te abras más a él, a mí. Carajo. Eres esa inocencia que alimenta nuestros demonios— Renato ladeó el rostro y una pequeña sonrisa se instalo en el —Esos demonios que se has escuchado, porque los he desbordado sobre ti— Renato entonces se acercó a la boca del castaño, y no despegó sus ojos de él, pero dejó que cada palabra fuese murmurada contra los labios de su mejor amigo —Tsuna tus dudas no son sobre si es correcto o no amarnos o estar en una relación con nosotros. Lo sé. Si no estuviese el factor del sexo, aceptarías sin dudarlo, te resignarías a solo tenernos cerca. Tus dudas son por la violencia de tus deseos. Pero escúchame bien— sentenció el oji miel —Nosotros no te juzgaremos, puedes amarrarnos, vendarnos, es más podemos dejarte el trasero rojo si lo deseas o aferrar mi cabello con fuerza durante una felación. Tsuna, muérdenos, has que ambos nos corramos mientras solo usas tus manos o tu boca. Puedes.— repitió el oji miel, cuando Tsuna quiso negar —Puedes y ten en cuenta que ambos queremos que lo hagas—
—Yo... Yo... No quiero me aborrezcan—
—No lo haremos— Renato rodó los ojos ante aquello, ¿Acaso el castaño dudaba del amor que ambos le ofrecían? —Tsuna eres sumiso, te gusta sentir el control sobre tí y Reborn sigue tu ritmo, satisface tus deseos, te aprisiona, te ordena, alimenta a tu deseo y yo quiero recibirlo. Porque se que solo quieres retirar mis defensas, dejarme libre. Y eso me gusta— Renato, se acerco más y toco levemente los labios de su castaño ladeó el rostro —Me gusta sentirme libre porque se que crees en mi, confías en mí. Así que perteneces aquí, con nosotros dos y tú nos tienes, a Reborn y a mí— Tsuna se removió en sus brazos —Además, sabes que me encanta tu trasero, se siente bien—
—Renato...— grito sonrojado el castaño, mientras abrazaba de forma posesiva al ojimiel —Esto va a necesitar tanto equilibrio. En cualquier momento podría desbalancearse. No quiero tenerlos y luego perderlos. No lo soportaría. No—
—Vamos a encontrar una manera en que funcione— le prometió Renato, besando su cabello —Pero te prometo aquí y ahora, que pase lo que pase...—
—¡No!, No lo hagas— pidió Tsuna, separándose de Renato, creando distancia entre sus cuerpos —No necesito promesas, porque se pueden no cumplir...—
—Mio cielo~, recuerda soy tu espada y tu escudo, dijiste que te quedarías en mi vida, que nunca juzgarías la forma en que te hiciera ajustarte en mi ella— Renato frunció el ceño pues sabía que se estaba repitiendo, horas atrás le había dicho lo mismo, pero esta vez sonaba molesto —Tú mismo lo prometiste—
—Y un cielo acepta, abarca y da hogar a todos, no romperé esa promesa—
Renato nego sonriente pues parecía que Tsuna aun no se daban cuenta que no solo se conocían, que hace mucho ya no eran mejores amigos, que eran la misma alma, atándolos hasta el final.
—Pues un Di Greco nunca rompe sus promesas. Jamás— sentenció
Tsuna ante aquellas palabras sintió su pecho picar como si fuese a salir algún tipo de poder profundo que se grabaría por encima del destino.
—Renato, se que cuando me enamoro doy mi alma y es verdad. Mio amore~, mi alma, la tiene Reborn y tú tienes mi vida entre tus dedos. Así que no serán promesas lo que me ofreces, serán juramentos—
Renato sonrió ante aquellas palabras, asintió y hablo.
—Bien, entonces te juro sobre esa vida que me pertenece que pase lo que pase, aun si va en contra de mis deseos y planes, que te haré feliz. Custodiare y protegeré tu vida, velaré para que nunca te arrepientas por el camino que hayas tomado o que tomarás. Aunque me cueste mi último aliento de vida, no te dejaré volver a la bruma de la monótona normalidad. Yo seré aquel elixir franco y temerario que de color a tu vida— sonrió ahora si, al notar como Tsuna le miraba con sorpresa, podía notar que estaba feliz —Ahora ven de nuevo a mis brazos y bésame—
—¿Esa es una orden, Mio sole~?— comentó sonriente el castaño, acercándose al ojo miel
Una vez se acerca, Renato lo atrae por la cintura y levanta su rostro.
—Si— enmarcó una ceja, mientras rozaba sus labios —Te ordeno. En el sexo mi hermano tiene el control, pero afuera es mi turno de ordenarte cuantos besos quiera... Y me debes demasiados—
—Jajaja... Esta bien— murmuró Tsuna justo antes de besarse profundamente, después se separaron y una vez Renato bajo del mesón cargo a Tsuna hasta la habitación, todo el recorrido fueron besándose, hasta que el oji miel se sentó sobre el colchón
—¿He pagado lo suficiente?— pregunto Tsuna sonriente
—Mmmm... Es un buen inicio, Faltan los intereses— bromeó Renato.
Bueno ya solo queda el epilogo!!
Nos vemos en un rato!!
Cuídense
Hasta pronto!
Ja ne~😘
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro