PARTE 5
—De verdad que eres insaciable~—
Ambos voltearon ante aquella respuesta, al parecer el azabache mayor se había recuperado, pues se levantó felinamente, mostrando así que su cuerpo estaba completamente relajado.
De pronto y sin aviso tomo de los hombros al castaño y lo apoyó suavemente contra su costado.
Renato, entonces miró a los ojos a Tsuna, buscando algo, lo que fuese ¿Había algo diferente en él? ¿Se notaba en algún punto cuando al fin te liberabas de tus propias cadenas?
Más no encontró nada, los ojos caramelo lucían oscuros como siempre cuando estaban en aquellos pasionales momentos y que no desaparecía hasta quedar satisfecho, pero sin contar eso, seguía siendo Tsuna, con sus rosados labios, su tierna sonrisa y su cálida piel; así que se dejó llevar, recibiendo el mensaje implícito de lo que aquella mirada gritaba...
Tsuna le había extrañado.
Renato había sido partícipe de cada descubrimiento de Tsuna, cuando se trataba de su cuerpo, por lo que le había costado dejarlo cuando fue necesario, pero Reborn era literalmente una parte, una extensión de él; no podía dejarlo en mejores manos. Así que aquella bienvenida le alegraba, se levantó hasta quedar a la altura del castaño y besó aquellos hinchados labios, sonriendo al escuchar a su mejor amigo suspirar.
—¿Así que al fin es libre?— preguntó Renato una vez finalizó el beso, divertido mientras miraba a su hermano.
Reborn asintió mientras una sonrisa arrogante se posaba en su rostro y miraba al castaño, quien les observaba con una pequeña sonrisa, fascinado y tal vez, todavía procesando que eso estaba pasándole y no era uno de sus sueño bañado en deseo.
—Si, al fin lo soy...— comentó Tsuna con las mejillas rojas y el deseo brotando de su pálida piel.
—Mio amore~...—
Susurro Reborn en el oído del castaño, mientras trataba de abrazarlo más contra si, sin embargo el castaño sintió los dedos de Renato sobre su mentón, levantándole un poco el rostro. La chispa de picardía del azabache menor había desaparecido, ocasionando que volviera a sentir el jalón en su vientre y, el escalofrío en todo su cuerpo, como ocurría cada que vez que aquellos pozos amielados lo congelaban en su lugar; la única reacción que tuvo lugar ante aquella sensación fue un jadeo del castaño ante aquella aura dominante.
—No te tendré clemencia, Mio cielo~—
Y el castaño sonrió incitante, oscuro, causando espasmos placenteros en Renato pues esa era la parte de Tsuna que se suponía no debía conocer, esa parte que su pequeño cielo había ocultado para protegerse. Pero ahora estaba a la vista, le sonreía de lado y podía notar el agarre que aquellas dulces piernas ejercían sobre sus caderas.
—Levántate, y acomodate boca arriba sobre la cama con tus manos tomando los tubos de la cabecera— susurró ronco Renato —Ahora— saboreo lentamente aquella palabra y sonrió sádicamente
Tsuna se levantó de su cómodo lugar en las piernas de Reborn, quien gruño en protesta, sin embargo al ver como el castaño se recostaba lentamente sobre las sábanas, calló; más el castaño apenas y escucho la protesta pues las palabras de su mejor amigo no solo habían sido una promesa dulce sino que también una orden que apelaba a algo dentro de él que nadie conocía. Así que continuando con la orden antes dada, sus manos se cerraron en los finos barrotes con forma de espiral que formaban el diseño de la cabecera. Renato se levantó de su lugar moviéndose en el cuarto como su propio terreno, en cambio Reborn se acomodo para inclinarse sobre el castaño, lo admiro largamente antes de inclinarse hacia su rostro. Tsuna se estiró ante aquella acción y le besó, mientras sentía los alargados dedos sobre su costado, acariciándolo suavemente como si quiera calmarlo. No le importó, al contrario sonrió ya que no estaba preocupado, pero era una buena excusa para sumergirse entre esos labios que tanto amaba.
Para cuando Reborn se alejó una venda cubrió sus ojos, poco después las manos de Renato acariciaron su cabello, teniendo cuidado cuando le hizo el nudo por debajo de su nuca para no incomodarlo, ya listo, sintió como otra venda, elástica esta vez, rodeó sus muñecas. La cual identificó porque era de las que usaba cuando se hacía torceduras, pues aunque era tan suave que acariciaba su piel también tenía la firmeza adecuada para el placer. No forcejeo tampoco pues notó que sus muñecas habían quedado atrapadas en el barrote del cabezal, no tenía como huir ahora.
Y eso en lugar de asustarlo,
le excitaba.
La piel de Tsuna entonces se erizo aún más cuando sintió la punta de los dedos de Reborn recorrer su torso, sabía que eran sus delgados dedos porque hacían un camino desde su pecho bajando peligrosamente por su vientre hasta meterse entre sus piernas, rozando su miembro, todo mientras los labios de Renato lo besaban de forma abrasadora, obligándolo a abrir los labios y separar sus piernas. Ante aquella situación Tsuna sentía la urgencia y pasión de su mejor amigo, mientras marcaba su boca con sus dientes, mordiéndola mucho antes de que pudiera hacer algo al respecto. Jadeó ante dicha acción y en consecuencia los dedos de Reborn apresaron firmemente el miembro del castaño, para poco después comenzar a subir y bajar muy lentamente ocasionando punzantes golpecitos intensos.
Renato se separó de la boca del castaño, logrando un gemido fuerte escapara, el oji miel sonrió, se dirigió al pecho de Tsuna y luego comenzó a lamer uno de sus pequeños rosados pezones, mientras la mano izquierda recorría el cuerpo de a poco, reconociendo el terreno, saboreándolo tan despacio que a opinión del castaño era una tortura. Reborn notando el placer del castaño sonrió cuál gato Cheshire y llevó sus dedos hasta aquel lugar que hace poco profano haciéndolo levantar las caderas y ahogar un grito. Tsuna abrió los labios, dando pequeñas bocanadas, todo porque su lengua daba pequeñas lamidas al aire, alterandose pues necesitaba desesperadamente sentirlos, a ambos.
Renato entonces fue más violento en su toque pues parecía estar satisfecho con las reacciones de su mejor amigo, así que comenzó a morder, estirar y succionar los rosados pezones contra su paladar. Reborn en cambio posó su mano izquierda de nuevo en el miembro del joven y junto a los dedos dentro del chico comenzó a estimularlo lenta y firme, obligándolo a contraerse entorno a sus dedos, ocasionando la más bella y erótica imagen que jamás creyeron ver ambos hermanos.
De pronto el castaño sintió algo acariciando sus labios, así que se estiró pero no captó nada, jadeo en protesta y otra caricia sobre sus labios fue dada más antes de apresar lo que era, este se escapaba; y pese a no ver, sabía perfectamente que era Renato, él estaba jugando con su deseo, lo sabía bien, pues aunque solo estaba atendiendo sus pezones en esos momentos, el recuerdo de extremadamente bien que podía sentirse con solo ese contacto le agitaba...
Definitivamente su mejor amigo estaba tentándolo más, sonrió ante aquella verdad, de pronto y sin previo aviso su cadera se separó del colchón, Reborn había encontrado aquel punto que le ocasionaba olas extremadamente placenteras, así que sonriente el oji onix curvo, movió y separo sus dedos acariciando todo su interior, otorgando pequeñas ráfagas diferentes de placer, en una espiral de goce inquieto que se orquestaba con su miembro siendo masturbado duramente por la mano derecha de su amor. Tsuna gritó cuando nuevamente su punto fue tocado y de pronto tomó los dedos de Renato llevándolos a su boca donde los envolvió con su lengua y simulo succionar, al parecer el placer se había acumulado completamente en él, podía sentir como si cientos de manos la acariciaran y aun así acumularan su atención en cada punto erótico que necesitaba, se estremeció, levantando su cuerpo todo lo que podía desde su prisión para lograr que aquellos dedos en su interior llegarán más lejos y la manos sobre su erección fuese más ruda, todo para llegar a su ansiado orgasmo.
Pero...
Renato se apartó, dejó de besarlo y separó sus dedos de ella, Reborn también se detuvo sorpresivamente, dejándolo solo rasgar el clímax pero sin desatarlo. Tsuna ni siquiera logró hacer un ruido de protesta, su cuerpo cayó contra el colchón con sorpresa y luchó por soltar sus muñecas, por quitar la venda de sus ojos, mas una ronca voz cerca de su oído lo detuvo.
—Confía en mí— soltó Renato
Así que el castaño se detuvo, aun cuando se sentía frustrado, se relajó con solo escucharlo. Renato en recompensa acarició su cintura y Reborn besó su cuello, de manera suave aunque soltó un ronco gemido buscándolo, queriendo sus labios, enredarse en aquella traviesa lengua, aquello seria el consuelo que necesitaba. Sin embargo, ellos se mantuvieron distantes a sus presentes necesidades en su cuerpo.
—¿Necesitas algo en tu boca, verdad?— le susurró Reborn contra su cuello, le preguntó con tanta suavidad que era casi imposible creer que era el mismo hombre sádico que amaba hacer sufrir gente y le violaba duramente su sexo.
Tsuna asintió pues su lengua le picaba; no importaba si le limitaban en el resto de sus sentidos, pero no podían dejar de lado a su gusto, no del todo.
—Reborn— Renato susurró pareciendo dar una orden ahí, algo implícito que el castaño no entendió pues parecía que ya habían planeado todo eso antes de que el entrara.
Y Tal vez fuese así...
O tal vez era cosa de mellizos que solo se comunicaban con gestos que no podía ver por la venda.
De pronto y de manera rápida que no le dejó procesar lo que sucedía, el cuerpo firme y duro del azabache mayor se separó del suyo, aunque se quedó cerca, y entonces los dedos de Renato comenzaron a acariciar su cintura, sus labios dejaron un beso justo debajo de su oreja y una sonrisa se escapó del azabache menor cuando llegó al cuello del castaño.
—Bien mi pervertido cielo, tendrás algo en tu boca—
Y el aroma a menta y cigarro fue el único aviso que tuvo, que necesitó, pues segundos después el enorme miembro de Reborn se adentro en su boca...
No olviden comentar los capítulos, responderé todos!
Se aceptan opiniones, críticas, amenazas, etc... :'v
(después de pasar por Reborn, estas cosas ya no me asustan xD)
Cuídense
Ja ne~😘
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