PARTE 2
Un estruendo.
Vidrios rotos.
y una ráfaga de aire se escucho en la cafetería donde había llevado a Tsuna y a Luce, su madre.
Un disparo.
Un potente disparo.
Y entonces el caos fue inmediato, la policía junto la ambulancia llegaron, los paramédicos bajaron y tomaron a los dos heridos (el mesero que los había estado atendiendo y Luce), los subieron a la ambulancia y se dirigieron al hospital.
Mientras aquello pasaba, tanto él como Tsuna tuvieron que hablar con los policías, de pronto llegó Bermuda, su padre y se acerco a preguntar por su esposa, segundos después perdió todo control cuando le notificaron que su esposa podía morir.
Tsuna, entonces, sostuvo su mano cuando escucharon al hombre decir que prefería morir que perder al ser que amaba; y de alguna manera él, Renato, no lo culpaba porque es verdad que nadie se comportaba como en las películas...
Porque hasta los padres podían romperse frente a sus hijos.
Pero eso no significaba que él no hubiese sufrido; así que cuando supieron que Luce sobreviviría, Tsuna lo tomó del brazo y se lo llevó a su departamento, lejos de aquel caos.
Ya en el departamento Tsuna lo dirigió a su habitación y para sorpresa suya, le hizo el amor; despacio, lento, amo a Renato como se merecía ser amado, lo cuidó como debió ser siempre tratado, murmuró su nombre incontables veces contra su boca y lo fue despertando de a poco.
No bastó un beso, como en los cuentos, no fue suficiente un "te amo" para recuperarse.
Porque para traerlo de vuelta tras aquel suceso Tsuna tuvo que atarlo a el y entregar cada pedacito de su alma.
.
.
Más no se enamoró del
castaño ahí.
No lo deseó después de eso.
No fue tan simple...
nunca era tan simple.
.
.
Así que fue de esperar que su corazón dejara de desviarse, de saltar sin ver el precipicio; pues simplemente ya no pudo alejarse del castaño.
En cambio para Tsuna, en una de las tantas noche de murmullos silenciosos y caricias solemnes, Renato lo hizo sentir más valiente y más fuerte que todos los años que había entrenado su ser, su corazón.
Por eso cuando notó todo lo que había hecho por Renato, por su mejor amigo, supo que aquel sentimiento era más poderoso que cualquier otro, tanto que hasta creyó que no volvería a sentir con tal intensidad, que había encontrado el secreto absoluto contra el amor romántico...
Hasta que lo conoció. Al hermano mellizo de su mejor amigo.
Reborn.
El cual lo envolvió con su luz.
El demonio humano que siempre portaba aquella risa arrogante, pero le alentaba a seguir a pesar de todo lo malo y roto que estaba.
El hombre que aunque solía burlarse de su torpeza, parecía dispuesto a verlo como alguien digno, valiente y fuerte.
Reborn; el hombre que aunque quiso odiar por su actitud de casi dios, terminó por enamorárse de él.
Mucha gente no entendía cómo el castaño se había terminado rindiendo ante el azabache, pero era obvio que esas personas no le conocían realmente.
¿Cómo no enamorarse de aquel que era la encarnación de lo sensual y peligroso?
¿Del lugar de caos y diversión para un alma tan tranquila, tan pacífica?
Reborn era el demonio que lograba sacar aquella bestia y aquel valor que había en su interior, él lograba que sus días al fin fueran de matices de colores, la idea de diversión provocada por caos que nunca imaginaria.
Reborn estaba dispuesto a todo, murmuraba su nombre siempre que estaba cerca de su rostro, le acariciaba el cabello con solemnidad y le sonreía de aquella manera en la que le informaba que deseaba llevarse aquella inocencia que ni Renato había logrado asesinar en su interior.
Así que lo amó y se dio cuenta que no quería dejar de amarlo, que no podía dejar de hacerlo...
Además siempre creyó que podría vivir sin el ir y venir del amor, que sobrellevaría bien el que sus amigos siguieran con su vida, tal vez a miles de kilómetros de distancia y que la única persona a la que nunca podría dejar a un lado sería a Renato, que no podría respirar en paz sin saber que él estaba a su lado, dándole la fuerza que a su espíritu le fallaba.
Pero como se pudo notar, se equivocó.
Terminó realmente enamorado y de quien menos deseaba estarlo.
[ . ]
Cierta mañana, cuando el castaño despertó en la cama rodeado por sus brazos, pareció notar por fin como los ojos color miel de su mejor amigo se oscurecieron, sabiendo de inmediato que entonces sería su fin.
Porque una vez completamente despierto, Renato le sonrió al castaño, lo jalo hacia si y lo beso, todo para hacerle sentir que su lugar era a su lado y no falló...
Ahora estaban unidos.
.
.
Pero curiosamente fue Yuni, durante una de sus platicas de primos, quien le hizo notar la verdad, fue ella quien hizo que todo cambiara; pues era verdad lo que decía.
"Tsuna se merece amar a la persona correcta, de manera romántica, dulce...
En fin, se merece un amor a su altura."
Más Renato no quería que así fuese, no con cualquiera y acorde el tiempo pasaba, ni siquiera los pretendientes que sabía serían alejados por los amigos del castaño, le parecían dignos de tocar al menor.
Tsuna era suyo, egoístamente suyo, ridículamente suyo, él le pertenecía.
Cuando otra persona lo tocaba, sentía que Tsuna le estaba traicionando, pues sentía que esas personas no sólo tocaban a Tsuna sino que también lo tocaban a él.
Como si fuesen uno solo.
Y eso claramente le enfermaba, odiaba que otras personas lo tocaran, que intentarán besar al chico, que lo quisieran poseer; pues Tsuna era un punto fijo, un punto estable de la "capa" que usaba hasta para dormir.
En definitiva ellos estaban unidos, a un punto que le costaba mucho explicar.
Entonces, si alguien acariciaba al castaño, también lo estaban haciendo con él.
Pero si pensaba en Reborn, en su hermano, si imaginaba que fuese él de quien el castaño se enamorara, le parecía bien.
¡No!
No solo era eso, también le parecía lo correcto.
Porque si Tsuna había logrado "amarlo", entonces debía amarlo por completo, a cada pedazo de su ser, ¿verdad?
Eso solo significaba que debía amar a su mellizo también. Y no sólo eso, sino que Reborn también debía enamorarse de Tsuna de la manera en que él se había enamorado del castaño.
Todo porque Tsuna se merecía un amor completo, uno verdadero, así que necesitaba que ambos también se amasen, ya que ambos tenían en su poder una gran parte de su ser.
Entonces, los manipuló, los coaccionó, los sedujo, los hechizo, los guío y hasta se podría decir que los engañó..
Los hizo enamorarse entre ellos, a pesar de que era posible que saliera todo mal.
Y aunque sabia los estaba lastimando, intuyo que todo sería temporal.
[ . ]
La parte fácil de aquella locura que había planeado, fue el convencer a Reborn, explicarle lo que creía, y lograr lo siguiera en aquello.
Fue fácil porque Reborn amaba los planes que incluían caos y locura, también porque Renato nunca había arriesgado tanto, mucho menos se había enamorado realmente antes, bueno sin contar el amor familiar; así que aceptó, además aunque no lo admitiera a viva voz, su corazón ya estaba involucrado.
Renato sonrió ante la respuesta, pues con el plan que estaba realizando lo arriesgaba todo.
¿Así que, porque no ser completamente felices si el castigo sería el mismo infierno?
Por eso en lugar de ser mínimamente felices ¿Por qué no serlo totalmente? Al final las consecuencias serían las mismas, pero el premio sería mayor.
El difícil había sido Tsuna, a él había tenido que atacarlo por todos los flancos, calentarle, amarle, debilitar su moral y atontar su mente para que viera que aquello no estaba mal.
Por lo que Reborn y él lo atacaron sin clemencia y torció todo para que él castaño no se negara. Lo arriesgó todo en un solo momento, sin saber si saldría bien.
¿Alguien aun dudaría el por qué ambos azabaches eran considerados el dios de la guerra y la misma muerte?
Si...
Todo saldría bien, ambos hermanos protegerían a Tsuna contra todo y todos, no dejarían que simples y estúpidas opiniones le dañara.
Entregarían cada latido de su corazón para que el castaño nunca se arrepintiera...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro