Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CONDENADA EN HALLOWEEN


– ¡Recuérdalo! – escucho una tétrica voz en medio de la neblina –.

Camino despacio porque lo único que hay en ese lugar está cubierto por un manto blanco.

– ¡Tú nos dejaste morir! – vuelvo a escuchar, pero esta vez más cerca –.

– ¿Quién me habla? – pregunto con un hilo de voz por el miedo –.

– Pronto regresaré. Tendrás la oportunidad de que estemos juntos, pero si esta vez te niegas, jamás serás perdonada.

Abro mis ojos y me veo envuelta en la oscuridad de mi habitación. Mi respiración es agitada y percibo los latidos inconstantes de mi corazón por el miedo aún presente a causa de esa extraña voz que sigue rezumbando en mis oídos.

Ya son tres semanas que estoy soñando lo mismo.

Prendo mi celular y veo la hora – 3:15 a. m. – la misma de siempre.

Me levanto en busca de agua. Mi garganta está seca y estoy sudando demasiado.

Después de beberme toda la jarra de agua helada que tengo en mi refrigerador, regreso a mi cuarto y trato de dormir, pero no lo consigo y a las 6:00 a. m. ya me estoy arreglando para ir a trabajar.

Arribo a la empresa y cuando me bajo de mi coche, un viento frío mueve mis cabellos y mi piel se eriza.

Asustada, volteo para ubicar el lugar de dónde provino, pero aunque el estacionamiento es frío porque estamos en un sótano, no hay manera de que entren corrientes de aire.

– "Ve más allá de la apariencia" – la voz tétrica de mi sueño se oye amplificada por culpa del eco del lugar – "un beso, una entrega y un hijo, serán tu penitencia, pero si los rechazas, tu condena será tu alma deambulando en el limbo de tus pecados".

Corro con todas mis fuerzas cuando la voz empieza a sollozar. Sus alaridos me lastiman los oídos y siento que mis tímpanos están a punto de reventar.

Como pude, llegué al elevador y presioné con dificultad los botones. Afortunadamente conseguí que las puertas se abrieran y de inmediato entré, pero la voz no dejaba de emitir esos horribles lamentos.

Las puertas se cierran y se vuelven a abrir en el piso en el que laboro.

– Nicole, ¿qué tienes? – la voz preocupada de mi amiga Samanta me regresa a la realidad –.

– ¡Nada! – digo casi gritando y me voy a los sanitarios –.

Samanta entra y se coloca a mi lado.

– Nicole, tienes semanas con un semblante lúgubre cubriendo tu rostro, ¿acaso es por culpa de tu boda con Javier?

– ¡No! – me apresuro a contestarle – Javier nada tiene qué ver con esto.

– ¡Ok!, aunque supuse que ese era tu problema porque a tu millonario prometido se le ocurrió casarse en noche de Halloween... ¿quién diablos se casa en semejante fecha? – alzó los brazos exasperada –.

– Javier es algo excéntrico y quiere que nuestra boda sea en una fecha que deje un antecedente en la mente de sus amigos – trato de defenderlo, pero lo cierto es que cuando me dijo la fecha sentí asco –.

– Andrés nunca te habría obligado a pasar por esta vergüenza en una fecha tan importante.

– ¿Andrés?... ¿quién es esa persona? – giré a mirarla en espera de su respuesta. No sé lo que pasa, pero ese nombre me produjo un horrible dolor en el pecho –.

– ¿Sigues con esa mentira de que no recuerdas que Andrés fue tu marido? – mi amiga estaba furiosa y en sus ojos vi un gran reproche – terminaste con él para andar con Javier, ¿eso tampoco lo recuerdas?

– ¡No te miento!, en verdad no sé de qué me estás hablando – mi voz temblaba al igual que mi cuerpo, pero no entendía la razón –.

– No sirve que te lo repita de nuevo... Tus deseos de ser una millonaria sobrepasan tus valores.

Samanta se marchó dejándome con la duda.

Todo el día estuve distraída. El nombre de Andrés me causaba dolor de cabeza y al ver en el calendario que el 31 de octubre estaba a tan sólo un día, no ayudaba a que me tranquilizara.

Por la noche esperaba que Javier viniera a buscarme, pero no lo hizo y tuve que regresar a mi departamento en completa soledad.

Cuando entré, el aire del lugar era helado – parecía que había entrado en un congelador –.

Esto no era nuevo, tenía las mismas tres semanas soportando este ambiente extraño y conforme pasa el tiempo, he dejado de prestarle atención, pero al acostarme, empiezo a soñar con ese lugar cubierto de neblina.

– "Mañana antes de que las campanadas marquen el inicio de la media noche, deberás aceptar mi regalo... recházalo y arderás en el infierno".

La voz tétrica repitió esas palabras incontables veces, aunque en esta ocasión no me desperté, ni traté de huir. Algo en esa voz me obligó a permanecer dentro de mi sueño.

En un abrir y cerrar de ojos ya era de mañana. Finalmente, el día de mi boda había llegado.

Javier vino a las 6:00 pm. Trajo consigo lo que serían nuestros atuendos para la boda, pero casi se los aviento cuando los vi.

El que sería mi vestido de novia, era un disfraz de la Llorona y el de él, era de Esqueleto.

Siempre había soñado con una hermosa boda y un vestido maravilloso, pero este hombre se tomaba todo como un juego. Las palabras de Samanta llegaron a mi mente y tuve que aceptar que de no ser porque deseo escapar de una vida miserable como la que he tenido durante años, jamás me casaría con Javier.

El sitio donde nos casaríamos era un antro que reservó exclusivamente para el evento nupcial.

Todo estaba decorado con calabazas, veladoras, muñecos alusivos al terror, (hombres lobo, vampiros, espantapájaros, etc.). Las luces eran naranjas con morado. El DJ ponía canciones que hablaban de seres demoniacos y la gente bailaba con gran placer.

Miré alrededor en busca de Samanta, pero no la ubiqué en ningún lado.

A las 10:00 p. m., Javier y yo nos casamos. Sinceramente fue la boda más horrible que he visto. El juez también iba disfrazado; traía un cuchillo en su cuello y pintura roja manchando su camisa.

Después de declararnos marido y mujer, Javier se largó a la pista de baile con una mujer vestida de diablita sexy. Yo me sentí humillada, pero tenía que aguantar.

– ¡Señora Sánchez! – el juez pronunció a mis espaldas –.

– No soy Sánchez, mi marido se apellida Olmedo – me apresuré a aclararle –.

– Usted ya fue casada y aunque esta noche se ha comprometido con otro hombre, nunca podrá deshacer el primer matrimonio porque el acta que firmó está en el infierno.

– ¿De qué habla? – su mirada oscura y su voz tenebrosa me recordaron mis sueños –.

– Convirtió un pacto de amor, en un pacto de muerte y si lo vuelve a rechazar, su alma no tendrá salvación.

El juez se inclinó en señal de despedida y se perdió entre la gente.

Mi cuerpo temblaba porque, aunque no entendía las amenazas de ese señor y la de la voz de mis sueños, sabía que no podía ignorarlas.

A las once de la noche, Javier por fin se dignó a venir a buscarme, pero sólo para llevarme a un cuarto de hotel.

La decepción me invadió al ver lo vulgar que era. Javier es millonario y por lo menos debió buscar algo mejor, pero mi lengua otra vez se negó a reclamar.

Javier no fue nada romántico – nunca lo ha sido –. El fiasco de mi marido terminó más pronto de lo que esperaba y me dejó frustrada.

Me dormí antes que Javier a causa del aburrido momento, pero enseguida me encontré de nuevo en ese espacio blanco y frío.

A lo lejos vi que se aproximaba una persona. Traté de ver su cara, pero parecía que únicamente lo cubría una tinta oscura.

Ya frente a mí, noté que era una sombra.

– Primero, ¡un beso! – dijo y me atrajo hacia él –.

Su beso fue sublime y aunque debería estar aterrada por la manera en que se me presentó, lo cierto es que sentí como si ya antes hubiera recibido este gesto que inundaba mi alma de una calidez que no he sentido con Javier.

– Segundo, ¡una entrega! – habló muy cerca de mis labios, pero no entendí a lo que se refería hasta que me tumbó en el frío suelo –.

La sombra se posicionó sobre mí y unió su cuerpo al mío. La calidez que desprendía me cubrió y sin poder evitarlo acepté nuestra unión.

Aquella extraña entrega fue increíble. Pude percibir la pasión y el amor en cada caricia. Aún sin verle la cara y estando en medio de la nada, correspondí a sus besos.

Cuando ese tierno momento terminó, abrí mis ojos y por fin pude ver el rostro del hombre que me había tomado, pero deseé no haberlo hecho, pues una parte de su cara estaba descarnada. La cuenca de uno de sus ojos colgaba hasta su nariz y al ponerse de pie pude ver que su cuerpo estaba quemado.

De un salto me levanté e intenté correr, pero el descarnado fue más rápido y me sujeto la mano.

– "¡Esta es tu obra, maldita!" – pronunció con rencor – "ahora, acepta la tercer parte de nuestro pacto si quieres el perdón".

– ¿De qué hablas?, no entiendo nada – traté de zafarme, pero su agarre era muy fuerte – ¡déjame ir! – supliqué con lágrimas en mis ojos –.

El descarnado no me respondió, pero me hizo caminar por varios minutos hasta que de pronto aparecimos en el antro en el que se había celebrado mi boda con Javier.

Todos los invitados hicieron una hilera. Sus disfraces ahora parecían más realistas. Los diablos, los hombres lobo, los espantapájaros, los esqueletos... todos se veían tan reales que el miedo se acrecentó.

El descarnado me aventó en el suelo y los otros seres del inframundo me rodearon.

– ¿Qué quieres? – grité con desesperación, e iba a decirle otra cosa, pero un dolor me hizo retorcerme –.

Al mirarme, pude ver que mi vientre estaba abultado y el dolor se empezó a hacer más y más fuerte.

Una mujer con traje de diabla se hincó frente a mí y me obligó a abrir las piernas. No entendí cómo pasó, pero sin que nadie me lo pidiera, me puse a pujar y luego de unos minutos, el llanto espectral de un bebé resonó por todo el lugar.

La diabla me lo entregó, pero me negué a sujetarlo al ver que no tenía ojos y al igual que el descarnado, su piel estaba completamente quemada.

– ¡Tómalo! – me ordenó el hombre – es tu hijo.

– ¡No! – me arrastré por el piso para alejarme de esa horrible creatura – esa cosa jamás podría ser mi hijo.

– No te queda mucho tiempo... recházalo de nuevo y tu castigo será el infierno.

– ¡Jamás aceptaré a un monstruo como mi hijo! – me puse de pie y caminé hasta el descarnado – y tampoco te aceptaré asqueroso engendro.

Las luces naranjas y moradas empezaron a parpadear. El letrero de "Happy Halloween", también lo hizo.

El sonido de unas campanas casi destroza mis tímpanos y me dejé caer en el piso para cubrir mis oídos con mis manos.

Para cuando terminaron de repiquetear, abrí mis ojos, pero ya nadie estaba en el antro. El descarnado se acercó a mí junto con otra persona.

– Lo siento, señora Sánchez – esa voz era la del juez que me casó con Javier – le advertí que si rechazaba el pacto otra vez, su alma no se salvaría.

– ¿De qué maldito pacto habla? – grité histérica – no le entiendo nada.

– Permítame mostrárselo – dijo al tiempo en que colocaba su dedo índice en mi frente –.

Con su toque, llegaron a mi mente imágenes de un pasado que quise olvidar.

"Noche de Halloween del 2019"

"Yo me arreglaba para ir junto con mi esposo Andrés a la fiesta de un compañero de la universidad – Javier Olmedo –. Para esa ocasión elegí un vestido de diablita demasiado escotado y que no dejaba nada a la imaginación.

Javier era el hombre con el que toda mujer sueña; guapo e inmensamente rico.

Sonreí a mi reflejo porque pude conocerlo y esta noche lo terminaría de conquistar, pero el llanto de un bebé me hizo consciente de que si llevaba a Andrés y a mi hijo, Javier no me miraría siquiera.

Molesta volteé a verlos.

Andrés trabaja de albañil. Ambos estuvimos en la misma preparatoria y para mi mala suerte terminé embarazada luego de concluirla.

Mi plan era abortar, pero Andrés se ofreció a apoyarme con mis estudios y con el cuidado del bebé, pero para eso él tuvo que renunciar a la universidad y fue de esa manera que me convenció de casarnos. Los meses del embarazo estuvieron bien e incluso disfruté de esa etapa, sin embargo, al dar a luz, las cosas empeoraron. Los gastos de la casa se hicieron más grandes, el llanto constante del bebé me impedía concentrarme y Andrés llegaba todas las noches muy cansado y pidiendo de comer.

Estaba harta de esta situación y cuando me encontré con Javier no pude evitar caer en los encantos de su dinero y tengo semanas acostándome con él – con cada encuentro obtengo el triple del miserable salario de Andrés –.

Javier me invitó a su fiesta de Halloween y obviamente acepté. Samanta me dijo que planea pedirme ser su novia, pero Andrés se enteró de que iría a una reunión y quiso pegarse.

Mientras mi esposo cambiaba los pañales del bebé, más me enojaba la posibilidad de perder la oportunidad de salir de la miseria y decidí que no permitiría que nadie se interpusiera en mi deseo de ser millonaria.

Cuando estuve lista, le dije a Andrés que podíamos irnos. Samanta no asistiría a la fiesta y como una forma de ayudarnos para que el bebé no pase frío, me prestó su coche.

Yo iba conduciendo, pero entre más cerca estaba del antro, más odiaba a las dos personas a mi lado.

A lo lejos divisé un camino arbolado muy oscuro y una idea para resolver mi problema se hizo presente en mi mente.

Sin más me adentré en el camino y no me detuve a pesar de que Andrés me pedía que regresara.

A unos metros de un barranco paré el coche y me quité mi tacón. Andrés iba a decir algo, pero le di un golpe en la cara con el zapato. El tacón era puntiagudo y se incrustó en su ojo provocándole una muerte instantánea – o eso quise creer –.

El bebé lloró cuando Andrés lo soltó. Yo me bajé del auto y amarré en el acelerador un palo que estaba tirado en el suelo y dejé que el coche avanzara hasta caer por el barranco.

Sin mostrar ninguna emoción, me asomé para ver el vehículo que se quemaba junto a dos estorbos que habían intentado robarme mi vida.

Luego de unos minutos, di la vuelta y la hermosa luz de la luna me mostró el camino hacia un futuro lleno de riquezas".

Grité cuando las imágenes desaparecieron. Mis ojos se dirigieron al descarnado y al monstruoso bebé en sus brazos. A gatas traté de acercarme, pero los seres del inframundo bloquearon mi camino.

– ¡Ya es demasiado tarde! – dijo el descarnado – si hubieras aceptado lo que te pedí, te habrías salvado... ahora tendrás que deambular en este mundo hasta el fin de los tiempos.

Aquellas palabras fueron las últimas que escuché en vida, porque esa noche morí en un incendio en el antro donde me casé con Javier.

Noche de Halloween 2021

Un hombre de veinte años observa a una mujer de unos cuarenta que está sentada en la barra.

Él sabe que si la conquista, obtendrá su fortuna y para conseguirlo, está dispuesto a deshacerse de su mujer.

El barman le entrega su margarita y se levanta dispuesto a seducir a su presa, pero desvía su mirada cuando ve pasar a una hermosa diablita que le hace una señal con su dedo para que la siga.

Excitado por la hermosura de la mujer, se apresura a alcanzarla. La encuentra en un callejón oscuro del antro y sin perder tiempo se abalanza para besarla.

Ambos restriegan sus cuerpos y el hombre está a punto de hacerla suya, pero al mirarla se da cuenta de que su rostro está descarnado.

Aterrado, intenta correr, sin embargo la mujer se aparece de repente frente a él y golpea su cabeza con el tacón de su zapato que le deja un enorme agujero.

Sangrando cae al piso y se convulsiona de dolor.

La mujer lo observó hasta que exhaló su último aliento y sonríe a la figura oscura que se acerca a ella.

– Hice lo que se me pidió, ¿cuándo me dejarás volver con Andrés y mi hijo?

– Nicole, tú jamás estarás con ellos. Andrés y el bebé han ascendido, pero tú harás esto todas las noches de Halloween hasta la eternidad o hasta que no encuentres a un traidor o traidora como tú.

– Entonces, ¿seré liberada si no hay gente así?

– Es mi promesa, pero... – el ser oscuro finalmente se muestra y Nicole puede ver que es el juez que la sentenció hace un año – te aseguro que este mundo está más lleno de traidores que de gente buena y eso significa que nunca serás libre, así que acostúmbrate.

El juez desaparece y Nicole mira hacia la entrada del antro.

De una limusina baja el esposo de Samanta con una mujer que obviamente no es su amiga.

Nicole sonríe dejando al descubierto su encía pues no hay piel que la proteja, y camina lentamente para darle tiempo al hombre de entrar.

– ¡Otro más y contando! – aprieta fuerte su tacón y se adentra al antro siguiendo a su presa – ¡Feliz noche de Halloween!

Su risa siniestra se escucha en el lugar erizando la piel de todos los asistentes.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro