29. Recuerdo oscuro.
♡ Palabras: 3088
♡ Autor: khaishaalex
TANNER
A mis 17 años conozco a una chica llamada Carolina. Nuestro encuentro fue muy raro. Yo ando pensando en mis cosas mientras me dirijo a mi próxima clase y ella se tropieza conmigo, así que digo lo primero que se me ocurre:
—Mira por dónde vas. ¿O es que no tienes ojos?
Comienzo a levantarme para recoger mis libros, pero en ningún momento la miro. Solo la escucho.
—Lo siento, de verdad, pero estoy perdida.
Cuando me digno en mirar a quien rayos me hizo caer, me enfoco en unos ojos color verde. Sus mejillas están enrojecidas, me imagino por la impresión o por el calor. Tiene unas pecas diminutas entre su nariz y mejillas. Son preciosas. Tiene un cabello largo de color negro o castaño oscuro. No puedo de dejar de pensar que es hermosa, pero no lo demostraré, por lo que digo:
—Deberías fijarte más por donde vas, chica. Al menos consíguete un mapa y si puedes nunca te cruces en mi camino, ¿estamos?
Me le quedo mirando por mucho tiempo mientras ella se levanta lentamente. Como no tengo más nada que hacer, la dejo ahí y me voy a mis clases. Lo que no sabía era que Carolina, en su mente, también pensaba que era atractivo y quería estar conmigo, quién se quedó atrás para arreglarse y buscar la dirección para que le asignen dónde serán sus próximas clases.
Después de ese incidente, ninguno pudo dejar de pensar en el otro.
Ese mismo día, mientras estoy con mis compañeros descansando en el jardín, escucho un escándalo. Voy a inspeccionar y veo algo horrible. Unas estudiantes están golpeando a la chica con la que tropecé. Mi cuerpo arde y mi rostro se transforma. No sé qué me sucede, pero empujo a las chicas que la lastiman y la tomo en mis brazos a la morena mientras a las causantes de todo este daño, les digo con voz enojada:
—No sabrán el Infierno que les caerá si llegan a poner sus manos encima de ella de nuevo.
Las miro de mala manera y funciona. Salen corriendo, así que mientras camino para llevarla a la enfermería, le pregunto de forma suave.
—¿Por qué te golpeaban?
—No es nada. No te preocupes
—Claro que me tengo que preocupar. Mira cómo te dejaron. ¿Te metiste en un problema con ellas y no lo quieres admitir? —Se coloca tensa con lo que le dije. Miro su cara y está baja. Sé que no me dirá nada. Su silencio lo dijo todo. Tras soltar un suspiro, continúo con la conversación—. ¿Cómo te llamas?
Levanta su mirada y se encuentra con mis ojos. Me he calmado mucho con esta chica y aun no entiendo por qué, pero solo quiero escuchar su nombre y protegerla. Es como una necesidad. Pasan varios minutos, pero al fin escucho su nombre.
—Mi nom.. nombre es Carolina.
*****
Después de ese día me la he pasado con ella. No voy a permitir que nadie le haga daño. Hasta vamos a la dirección y hablo con el director para que nos coloquen en las mismas clases para no perderla de vista. Su comportamiento es el de una chica tímida. Desde que me dijo su nombre siempre he estado para ella. Después de ese incidente, fui y amenacé a cada una de las chicas. Si le vuelven a hacer lo mismo, no sabrán el Infierno que les caerá si llegan a encontrarme. Lo sé, es algo loco, pero lo aprendí de mi padre luego de que se divorció de mi madre.
Fue lo único que me dijo para que siguiera con mi vida.
*****
—¿Por qué me dices eso, padre?
Me mira con molestia porque está ocupado con un papeleo en su oficina y solo me responde con poca tolerancia.
—Porque más adelante lo necesitarás para que tus enemigos vean que en el infierno es mejor estar que toparse con el mismo demonio.
*****
Ahora entiendo lo que quiso decirme.
Ya han pasado varios meses. Se acerca la graduación de ambos para por fin entrar a la Universidad de Texas en Austin. Seguía comportándome como siempre, al igual que con Carolina, pero nos teníamos el uno al otro.
CAROLINA
A pesar de mis intentos de cambiar mi apariencia de ser una chica nerd, siempre me visto con largas faldas para ocultar mis esbeltas piernas y uso suéteres o blusas con cuello de tortuga. Tanner siempre me ha visto como una amiga, pero quiero estar con él como una chica diferente. Me haré un cambio radical para estar con él porque a pesar que es frío con los demás, es encantador con cualquier chica. Conmigo siempre cambia. Es el chico gracioso, tierno, generoso. Al principio de conocerlo, pensé que no se iba a fijar en mí, una chica nerd y con padres divorciados, pero aun con eso siempre me apoyó y nos hicimos amigos.
Desde entonces no nos hemos separado.
Pero ahora ambos hemos crecido y él cambió totalmente. Ahora tiene abdominales junto con sus fuertes brazo. Como es el capitán del equipo de futbol, debe de estar en forma y claro, eso hace lucir su apariencia como la de chico malo, pero estoy sintiendo celos e inseguridad de mí misma. Por eso cambié mi apariencia. Ahora me visto con faldas cortas, shorts y blusas con tirantes. Sé que no es mi estilo, pero me veo muy bien. Ya no parezco como una monja y a Tanner le encantó.
*****
Un día en su casa, luego de que salimos de nuestros deberes, estábamos viendo la televisión y de un momento a otro Tanner dijo algo, pero no lo escucho. Fue como un susurro. Me giro para saber qué es lo que quiere decirme. Levanta su mano y comienza acariciar mis mejillas. Esa caricia despierta todo mi cuerpo. Luego de eso me besó. Ese fue mi primer beso. Como no sé cómo continuar, él me guía en todo momento. Nuestro beso continua mientas me acaricia la espalda. No sé qué me sucede, pero tomo su cabello y comienzo hacer remolinos en él. Nuestro beso se intensifica y se me escapa un gemido, lo que lo sorprende y, separándose, me dice:
—Disculpa, Carolina. No sé qué me sucedió, pero no pude resistirme... quisiera volver hacerlo.
No sé qué me sucede. Tengo mucho calor en mis mejillas. Estoy sudando y estoy algo confundida, pero no me importa. Me abalanzo rápidamente a dónde está y lo beso.
—No importa. A mí también me encanta. De hecho, quiero estar contigo.
Después de que dije esto entre besos, poco a poco comenzó a desnudarme y yo, con torpeza, a él, pero en un rápido movimiento comenzó a estimular mi vagina. Nunca nadie me había hecho eso, ni siquiera yo. Tanner me acuesta en el sofá y me sigue masturbando. Pasa un rato y me encanta la sensación. No dejo de gemir y cuando quiero llegar a ese clímax del cual hablan las chicas, se acerca al espacio entre mis piernas y me penetra. Grito porque duele a horrores. Él comienza a moverse, pero lo detengo. Tengo que acostumbrarme a eso, así que me permite un descanso antes de continuar con sus embestidas y hacerme gritar y gemir de placer. Jamás había experimentado este momento y así fue como permití que Tanner Reed me quitara mi virginidad.
No me arrepiento. Dolió, mucho, pero al menos sucedió con una persona a la que quiero y a la que ya veo como mi novio, pero todo puede cambiar de un día para otro. He escuchado siempre a las chicas que me dicen que Tanner solo me está usando porque siempre lo ayudo en los deberes, pero sé que es mentira. Se lo pregunté a Tanner un día y me dijo que no les hiciera caso. Ya casi hemos terminado la escuela y entramos en la misma universidad para no separarnos.
*****
Hoy es el último partido que tiene Tanner. Le daré una sorpresa. Me visto con un vestido blanco y tengo el collar que me regaló. Son nuestras iniciales. Me aproximo a los vestidores de los chicos, pero al asomarme veo que la capitana de las porrista está hablando con Tanner. Él está de espaldas a mí. Al verme acercarme, Nathaly sonríe en mi dirección mientras toma su brazo.
—¿Por qué eres amigo de Carolina, la nerd?
Tanner se encoge de hombros.
—Para que me ayude a pasar las materias
Eso hace que me detenga. Comienzan a salir mis lágrimas. Escucho que mi corazón se rompe. Ambos se ríen y yo, como idiota, le digo con voz suave que termina en gritos.
—Entonces siempre ha sido cierto, ¿solo soy un juego para ti...? No te importa nuestra amistad, de hecho, no te importo ni siquiera yo, ¡¿cierto, Tanner?! —Al escuchar mi voz, Tanner se congela y poco a poco se gira. Me mira con cara de preocupado mientras me limpio las lágrimas. Se está acercando, pero niego—. No te acerques. Me das asco no quiero verte en mi vida, ¡te odio!
Salgo corriendo aún con lágrimas corriendo en mis mejillas. Escucho la voz de Tanner, pero solo salgo del pasillo de los vestidores. Como está prácticamente desierto el pasillo, sigo corriendo para salir a la calle. Me limpio como puedo las lágrimas y grito fuertemente desde lo más hondo de mí. Me quiero morir. ¿Cómo pude creerle todo lo que me decía? Soy una estúpida. Me odio. Me siento sucia. Cuando estoy por arrancar mi collar del cuello, siento unos brazos que atrapan mi cuerpo. Me congelo. Sé que es Tanner, pero ya no puedo confiar en él. Le doy una cachetada y rompo el collar que representa nuestra amistad. Se lo tiro y cruzo la calle. Solo sé que me quiero morir, lo cual al parecer es escuchado por el Universo porque lo último que escucho antes de que todo se vuelva negro es el grito de Tanner llamándome por mi nombre.
TANNER
Al cruzarme con esa chica de ojos verdes, solo vi ternura en ellos. El instinto de protegerla que despertó dentro de mí. No sé muy bien por qué, pero desde ese incidente en el pasillo no he podido dejar de pensar en ella. Sé que es cobarde, pero en mis tiempos libres la miro leer en la biblioteca o estar sola en el comedor. Ella no es como yo, un chico popular junto al que todos siempre quieren estar, pero a pesar de eso siempre siento que me falta algo. Por eso decidí preguntarle si quería ser mi amiga. Ella aceptó encantada. No nos hemos separado desde entonces. Le regalé un collar con nuestras iniciales para que siempre recuerde que estamos juntos. Sé que eso suena como si fuera una niña, pero a medida que pasan los meses tengo otras prioridades. Aun así, no la dejo desamparada.
Ya tengo mi sequito de lacayos, como les llamo. Todas las chicas están detrás de mí porque se repartió el rumor de que soy muy bueno en la cama. Carolina sigue siendo mi amiga aunque cambió todo su look y tuve sexo con ella. Fue su primera vez, así que la traté lo mejor posible. Sé que estuvo mal, pero es tan tierna que un sentimiento muy dormido despertó. Quería estar con ella solo por esa vez porque a pesar de todo no quiero que nadie la lastime, pero soy el capitán del equipo de futbol, no me puedo quitarme de encima a Nathaly que es la capitana de porristas.
Le dije a Carolina que si podía ir a verme para después e ir a celebrar, pero me dijo que estaba ocupada, así que ahora estoy con Nathaly hablando. Ya estoy listo, pero quiero que los chicos salgan para celebrar. En eso Nathaly me pregunta por qué soy amigo de Carolina. Sé que tengo que ser sincero, pero no quiero que la moleste, así que mejor le digo que solo la uso para las asignaciones. La porrista se ríe y yo se lo sigo para que deje el tema, pero escucho a Carolina. Me paralizo al escuchar todo lo que me dice, así que me quedo sin hacer nada mientras miro su precioso rostro lleno de lágrimas que son por mi culpa. Sé que lo que dije es mentira, pero ella huye cuando trato de decir su nombre. Intento ir a buscarla, pero Nathaly me detiene.
—¿Por qué vas a buscarlo?
—No es tu problema.
Tras responderle esto, salgo corriendo. Sé que salió a la calle como cada vez que peleamos para tomar aire fresco. Al llegar a la puerta escucho un grito y sé que es ella. Me apresuro y la miro. Sé que está molesta, pero sé que lo arreglaré. Intento abrazarla y pedirle disculpas, pero se libera de mis brazos y me da una cachetada muy dura antes de romper el collar que le di. Me lo lanza mientras me dice que no quiere saber nada de mí, que me olvide de ella y que me odia. Tras ello comienza a correr de nuevo y le grito que pare, pero es demasiado tarde. Un auto se la lleva por delante. Corro para estar a su lado y ver si aún vive. Tiene el pecho abierto. Creo que una rueda le pasó por encima. El resto de su cuerpo está lastimado y está tosiendo sangre.
Cuando la tomo de su cabeza, abre los ojos.
—Por favor, sigue mirándome. No me dejes, Carolina. No quise decir eso. Solo te protegía.
Estoy resistiendo para no llorar. Grito para que llamen una ambulancia. Muchas personas se están acercando, pero solo quiero que llegue la ambulancia. Carolina solo suelta lágrimas y comienza a toser sangre. Me preocupo más y trato de levantarla, pero grita por el dolor. No quiero que se vaya de mi lado, así que me dice:
—Siempre estuve enamorada de ti, sigue por los dos.... no me olvides, pero quiero que seas feliz.
—¿Por qué me dices eso? Tú vas a salir adelante. No me puedes dejar así.
—Prométeme que serás feliz. Ya no siento mi cuerpo. Te quiero mucho, recuérdame siempre.
Y cerró sus ojos.
—No, por favor, ¡no los cierres! —grito con todas mis fuerzas—. También te quiero, ¡no me dejes!
A los minutos finalmente llega la ambulancia y nos llevan a un hospital. Le tomo la mano para que sienta que estoy con ella en todo momento. Al hospital no me dejan pasar, y yo golpeo las paredes para descargar lo que paso y rezo a dios para que ella esté bien. No la quiero perder. Ella es muy importante para mí. Tomo mi teléfono y llamo a mi nana y le cuento lo que pasó. También llamo a su madre. Ella me tiene un aprecio increíble, pero antes de que alguna de las dos llegue, sale un doctor y me dice que hicieron todo lo que pudieron, pero su corazón dejó de latir. Yo me quedo en shock. No quiero aceptar que Carolina está muerta. Me siento culpable. Si no hubiera dicho esas palabras, ella aun estaría conmigo. Me derrumbo en el piso, donde grito y lloro todo lo que puedo. En eso llega su madre y el doctor le explica lo mismo que me dijo, pero yo no escucho. Solo se repite en mi cabeza todo lo que pasó. Escucho un grito y veo a su madre, que se desmaya. El doctor la toma antes de caer en el piso y se la lleva en una camilla para revisar sus signos vitales. Mi nana aparece y me pregunta cómo está Carolina, lo que me hace seguir llorando, pero esta vez la abrazo mientras reflexiono lo que pasará ahora.
*****
Después de toda la conmoción, enterramos a Carolina. Por fin le explico a mi nana todo lo que pasó y me dice que no es mi culpa, sino que esas cosas suceden y que probablemente Dios la quería con él. Yo aún me culpo. Siento que soy un asesino, así que me hago una promesa. Al pasar la fiesta y la graduación, quise desquitarme, así que me emborrache tomando todo lo que encontraba. Ya al tener los dieciocho soy reclutado por uno de los mejores equipos de futbol y me dan una beca. Claro, tengo dinero, así que no lo necesito. Al llegar a la fraternidad sonrío.
*****
Algunos meses después
Me convertí en el jefe de la fraternidad. Soy el capitán del equipo de futbol y todas las chicas se mueren por mí. Cuando me drogo en fiestas y tomo alcohol, escojo a cualquiera de ellas para pasar la noche porque nunca he podido olvidar a Carolina, esa dulce y tímida, pero a la vez fogosa, hermosa chica que me cautivó y que yo la asesiné. En una de esas tantas fiestas estoy hasta la médula de alcohol, por no decir drogado, pero dos chicas captan mi atención. Una tiene el cabello negro, lleva una ropa de regalada, y la otra lo tiene rubio. Camino hacia ellas, pero la chica de cabello negro me intercepta, así que hablo con ella y tenemos sexo en mi cuarto mientras no puedo dejar de comparar la atracción que puedo llegar a tener con ella y la fogosidad que tenía Carolina. Después de saciarme de esa chica, que ni recordaré su nombre, sigo mi camino y encuentro a la otra chica rubia. Ella habla alegremente con unos chicos. Sonríe de oreja a oreja y no logro hacer una comparación con Carolina, sino varias. Esta chica tiene todo de ella.
La ternura. La pequeña nariz que me encanta. La timidez que tiene al hacer algo malo. Lo reacia de estar mucho tiempo en un lugar. Al tropezar con alguien, despierto de mi ensoñación y cuando trato de ubicar a la chica, no la consigo. Ella es igual a Carolina y como me prometí un día, si logro a encontrar a alguien como ella, por esa chica dejaré mi vida oscura para solo concentrarme en su luz. Mando a mis lacayos, los nuevos reclutas, para que la busquen por todo el campus al día siguiente, pero también y sigo con mis planes tomando la mano de la chica rubia.
—¿Cómo te llamas, bella dama?
—Me llamo Pauline —responde con un hilo de voz.
—Qué bello nombre tienes, Pauline, mi nombre es Tanner Reed.
Mantendré encerrados mis demonios y calmaré el Infierno en el que me encuentro, por la memoria de Carolina. Ya que no pude estar con ella, al menos espero que Pauline controle mis demonios y me haga salir a la luz.
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