11. A Really Bad Day.
♡ Palabras: 1388
♡ Autor: Heydi0503
¡Dios!
No sé en qué momento se me ocurrió que yo sola podía llevar todo esto. Incluso un pulpo no podría. Entre la maqueta, el bolso, el maletín de materiales y mis planos, apenas puedo ver por dónde voy, pero solo tengo en mente llegar hasta mi auto, ir a casa y dormir todo el fin de semana.
Llevo trabajando en este proyecto por semanas y he tenido pocas horas de sueño y ahora que por fin ha sido entregado, siento que todo el esfuerzo ha valido la pena, pero por el momento solo quiero descansar.
Cuando por fin logro identificar mi auto, mis pasos se vuelven más rápidos y como mi día no puede ser tan bueno, tropiezo con alguien. Logro rescatar mi maqueta y mis planos pero lo demás termina en el suelo.
—Mierda —mascullo mientras intento hacer malabares para inclinarme y recoger mis cosas.
—Déjame hacerlo, Savannah —murmura él, inclinándose sobre el suelo.
Levanto la vista y veo a Tanner vestido con un traje. Impecable, imponente e infinitamente guapo. Así era como exactamente me lo imaginaba desde que supe que había comenzado a trabajar como ejecutivo. De eso ya unos años, pero las veces que alcance a verlo iba casual como cuando todavía estaba en la universidad. Sin embargo, al verlo así descubro lo adulto que es en realidad. No más el presidente de la fraternidad, no más el capitán del equipo de fútbol universitario.
—Vamos, tu auto está a unos metros —dice sosteniendo mis cosas entre sus brazos.
—No es necesario, gracias. —Cambio el brazo en el que llevo mi maqueta y le extiendo mi mano para que me entregue mis cosas. Sin embargo, no retrocede—. Tanner, yo puedo llevar mis cosas.
—Eso no es lo que vi mientras caminabas.
Sin esperar respuesta, me da la espalda y comienza a dirigirse hacia mi auto. Suspiro, no me queda más que seguirlo.
Abro la parte trasera y coloco mi maqueta con mucho cuidado en el asiento, así como mis planos. Tomo las cosas que Tanner sostiene y las coloco en el asiento de pasajero.
—¿Vas a buscar a Paulinne? —suelto tratando de sonar casual.
Él se queda callado por unos segundos, observándome.
—Sí, yo he quedado con ella para cenar.
Como si fuera un instinto, desliza una mano en el bolsillo de sus pantalones. Sin poder evitarlo sigo el movimiento y noto que aprieta algo en su puño. Se aclara la garganta y elevo la mirada.
—Felicitaciones por el último concurso que ganaste. Paulinne me lo contó.
—Gracias. —Logro murmurar a la vez que me doy cuenta de lo cerca que estamos. Me alejo y comienzo a caminar hacia el lado del conductor—. Bueno, ya he acabado por hoy así que voy de regreso al dormitorio.
No entiendo por qué me pongo nerviosa. Es cierto que no lo veo hace tiempo, pero eso no justifica lo que su presencia está causándome. Solo quiero que deje de mirarme como si pudiera descifrar cada uno de mis secretos, como si viera mi alma.
—Claro. Yo esperaré a Paulinne, creo que ya voy tarde. —Desvía la mirada—. Hasta luego, Savannah.
Tal vez soy solo yo la que lo nota, pero él le da otra entonación a mi nombre.
—Adiós, Tanner. —Abro la puerta y lo miro, él sostiene mi mirada para luego sacudir la cabeza y caminar hacia su auto, metros atrás del mío—. Sigues siendo la misma tonta cuando tienes a Tanner Reed al frente, Savannah Campbell —digo para mí misma y por fin subo a mi auto.
Son apenas unos minutos mientras llego al edificio, pero no puedo parar de repasar mi inesperado encuentro con Tanner.
Ya había perdido la seguridad de que este día no podía mejorar, pero la vida me lo vuelve a confirmar cuando encuentro a Paulinne saliendo del ascensor, ataviada en un vestido rosa bebé, suelto y con vuelo, no como los vestidos pegados y cortos que yo suelo usar.
—¡Oh, Sav! —Se apresura hacia a mi—. Ya me había resignado a no saber tu opinión, pero llegaste justo a tiempo. —Posa sus delicadas manos en su cintura—. ¿Cómo me veo?
Gira sobre sus pies y su imagen es absorbente, parece como si brillara. Sus rizos se agitan con el movimiento, sus mejillas están levemente sonrojadas, sus ojos brillan y, como siempre, se ve como un ángel.
—Te ves genial. ¿Vas a algún lugar especial?
Soy masoquista, lo sé. Por ello quiero escucharlo de sus labios.
—Sí, Tanner ha venido y me llevará a cenar.
Sonríe. No creí que los labios se podían extender tanto con una sonrisa.
—Nos vemos luego, estoy algo cansada. —Trato de que no note lo mucho que me gustaría estar en su lugar—. Que te vaya bien. —Sonrío y me lanzó dentro del ascensor.
Me derrumbo sobre mi cama en cuanto logro cruzar la puerta de la habitación. A duras penas son las seis y mi energía ha sido completamente drenada.
*****
Despierto al oír el rugido de mi estómago, tomo mi teléfono y veo la hora. Tres horas. Solo logré dormir tres horas.
Me deshago del vestido de cóctel que he llevado durante todo el día y me pongo unos vaqueros y una camiseta corta, me coloco los tenis y tras revisar mi maquillaje, salgo.
Tengo que buscar algo para cenar.
Sin importarme lo cansada que estoy, decido caminar por el campus hacia Rusty's. Pido una malteada y un sándwich y me alojo en una solitaria mesa.
Mi inconsciente me dice que no regrese al dormitorio, siempre me dice muchas cosas, pero a diferencia de las anteriores, esta vez obedezco y tardo más de lo que debería al comer mi cena.
Cuando ya no puedo alargar más mi estancia, regreso caminando al edificio. Mis pasos son ligeros y me abstraigo en mis pensamientos y dudas mientras camino. Tengo una gran pregunta sin respuesta coherente. ¿Cómo carajos apareció Tanner Reed frente a mí si se suponía que debía estar dirigiéndose a otro lugar?
Tal vez por encontrar alguna respuesta lógica a esa cuestión, es por lo que no escucho los gemidos que resuenan en los pasillos. Tal vez por ir en otro mundo no noto que los gemidos vienen de mi dormitorio y tal vez por eso abro la puerta sin pensar en lo que me espera dentro. Es una escena algo clásica para mí, no sería la primera vez que lo veo, ni tampoco la primera vez que me veo envuelta entre los sonidos que producen cuando tienen sexo.
Hago un fuerte ruido al cerrar la puerta para que se den cuenta de mi presencia. Ambos se sobresaltan y se separan. Paulinne se apura a ponerse una bata que cubra su desnudez y Tanner simplemente se cubre con la sábana.
—Perdón Sav, cómo lo siento. —Paulinne camina hacia mí con una sonrisa que desacredita sus disculpas—. Creí que habrías salido con algún chico y que no llegarías hasta mañana, como sueles hacer—. Me toma de ambas manos, aun sin borrar la sonrisa de su rostro—. Pero no sabes lo que pasó hoy...
—Paulinne —la interrumpe Tanner en tono de advertencia, pero ella lo ignora y aprieta más mis manos.
—Tanner... estoy tan emocionada. —Empieza a dar pequeños saltos—. ¡Tanner me ha pedido matrimonio! —exclama y pone su mano ante mis ojos, mostrándome su brillante y delicado anillo.
Me mareo y siento que me falta la respiración, mi corazón se oprime. Y ruego que todo sea un sueño, una broma, pero sé que es tan real y verdadero como lo es mi corazón volviendo a romperse.
—Vaya... yo... felicidades. —Finjo una sonrisa y desvio la mirada, no quiero mirarla ni mirar a Tanner—. Yo solo venía por unas cosas, me esperan abajo, así que tienen la habitación para ustedes solos el resto de la noche, espero que puedan festejar.
La mentira escapa de mis labios con total naturalidad. Esquivo la ropa que está regada por el suelo para llegar hasta mi cama, cojo el bolso y ni siquiera sé que cosas pongo dentro. Quiero huir. Me lo cuelgo del hombro y miro de reojo a Tanner.
—Felicidades —murmuro en su dirección y me apresuro a la puerta—. Bien por ti, Paulinne. —Le regalo otra sonrisa falsa que ella corresponde y salgo rápidamente.
Entro en mi auto y piso el acelerador.
Quiero huir, quiero alejarme de ellos dos y de su odiosa felicidad.
Quiero que dejen de hacerme daño, pero sé que el daño me lo hice yo sola al enamorarme de Tanner Reed.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro