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Relato 5° lugar No me dejes

Verla dormir, se convirtió en uno de mis mejores vicios, ver su piel blanquecina sonrojarse por sus sueños y hasta sonreír y mostrarme esos hoyuelos en sus mejillas, acarició su mejilla solo para verla sonreír, se ha convertido en mi ángel de salvación, cuando solo veía oscuridad, ella con su luz, empezó a darle color a mi vida, agradeciendo al cielo tomo la tomo la botella de cerveza con la mano derecha mientras conduzco con la otra.

— Amor, deja de tomar, por favor— me dice mientras se sienta correctamente en el asiento del pasajero mientras me quita la botella de las manos, volteando me para admirarla le digo— esta bien amor, dándole la botella, intenta descansar más, ya casi llegamos a la ciudad.

De repente una luz cegadora aparece frente a nosotros y escucho su voz gritando — Antoni!— volteo apara verla y todo pasa antes mis ojos en cámara lenta, ella tratando de cubrirse, mientas trato de sostenerla, una última mirada y todo se vuelve oscuro mientras aquel domingo por la noche, se convertiría en el más extraño de mi vida

Han pasado seis semanas desde aquel día, me tenían los mismos doctores en un estado de éxtasis por las drogas que me daban para el dolor, lo único en mi mente era Samanta y por más que preguntaba por ella, nunca me daban respuesta, mi desespero iba en aumento y la falta de alcohol me estaba pasando factura, y pronto se darían cuenta de mi abstinencia.

Una enfermera apiadándose de mi situación, me mira y camina hacia la camilla, y haciendo a un lado aquellas sabanas arrugadas y húmedas por mis constantes gritos y sudor debido a mis pesadillas, me dice — Samanta, falleció de manera inmediata debido a un fuerte traumatismo craneal y pérdida de sangre debido al desmembramiento de sus brazos a causa de su expulsión del auto, el conductor que los embistió de frente también murió al instante, sobreviviste por poco, casi veinticuatros horas de operación, y seis horas más para injertar piel a tus brazos. Tuviste demasiadas laceraciones, lo siento mucho.

No podía emitir palabra alguna, tenía un nudo en la garganta que me impedía emitir algún sonido, hasta que a mi mente llegan recuerdos de ese día, y fue como si alguien abriera un grifo y se desbordara toda el agua contenida, grite y grite hasta que me quede sin voz, empecé a golpear y a lanzar todo lo que tenía al frente, la enfermera llamo el botón de emergencias, pero no me importo, solo quería que este dolor cesara de mi pecho, que se fuera y jamás volviera, solo quería ser nuevamente, aquel chicho con su novia con diciendo un domino por la noche, sin importarnos en mañana, eso ya veríamos después, en un punto quizás me levante y trate de lanzarme por el balcón de mi habitación, solo para sentir aquel pinchazo que me tranquilizaría por una horas, pero nunca eternamente.

Despierto amarrado en aquella cama, con un solo pensamiento y es en mi hermosa Samanta, aquel ángel de luz que su brillo se apagó demasiado pronto, miro por aquel ventanal queda al balcón y solo escucho a lo lejos su voz, llamando a mi nombre con aquel miedo, reprochándome que no la pude salvara ni proteger, intento levantarme, pero me percato de que estoy atado a la cama, viene a mi mente un pensamiento irónico mientras sonrió, claro después de aquella crisis dudo que me dejen desatado en mi cama, pero ya no quiero pelear solo deseo que alguno de los médicos cometa un error y me dé una sobre dosis.

Escucho unos pasos por el pasillo, y veo que la perilla se gira y entra un doctor que me mira y me dice — se cómo puede volver a verla, claro en teoría solo es experimental por ahora — me observa mientras lo veo con una cara entre confundido y curioso — ya se que estarás pensado que es una locura, pero es real, estamos haciendo pruebas experimentales, con unas pastillas que te permiten viajar en el tiempo, para cambiar el futuro — lo miro y me rio de semejantes palabras absurdas, como puede a ver gente jugando con el dolor ajeno asi en medio de mi locura le digo — No crees que es de mal gusto herir a las personas asi, en medio de un dolo insoportable que es imposible de describir, que solo anhelas tener a la persona que amaste a tu lado, y decirle una vez más que la amas, disculpa pero largate de acá, no quiero que juegues con mis sentimientos como si fuera un maldito experimento cruel del cual puedas reírte — empecé a gritar para que alguien viniera y lo sacara, sonriendo me dice — Nos vemos pronto Antoni, más pronto de lo que crees ten te dejo mi tarjeta, llamame cuando sea el momento — me coloca algo en la mano mientras desaparece en el aire y yo despierto sobresaltado en mi cama preguntándome qué carajo había pasado de repente entran las enfermeras y los médicos para ver qué pasaba, mientras me tranquilizaban y luego abandonaban la habitación, me percato de que en mi mano estaba la tarjeta, que aquel hombre extraño me había dado. Una sola frase retumbo en mi cabeza, ¿será verdad o solo es producto de mi imaginación?

Meses después me dan de alta de aquella clínica, mientras firmo los papales una enfermera me da un papel y me dice — sus padres dejaron esta nota para ti , allí está la dirección de donde la enterraron, por si quieres ir, para que te despidas y des un cierre a este capítulo en tu vida, a veces empezar de nuevo es doloroso pero es necesario — me toma de las manos y me las apretá y después se retira, salgo de aquel lugar y me dirijo a la estación de autobús en piloto automático, no dejo de pensar en Samanta, las ultimas horas con ella fueron especiales, nos íbamos a casar en junio, pero todos esos planes fueron al carajo, me monto y pido la parada en el cementerio de Los Ángeles, para verla por última vez, asi fuera en una fría y lúgubre lapida.

El autobús se detiene dejándome en aquel lugar, le doy las gracias mientras bajo del autobús, y el chofer me dice — Nunca nos abandonan quienes se van, solo están en un plano distinto al de nosotros — le agradezco y sigo mi camino por los senderos de piedra de aquel lugar, distintas tumbas, con distintos tamaños veo con cada paso que doy, hasta que llego a aquella tumba, de piedra de mármol, con la palabra en memoria de nuestra querida Samanta Montes, gran amiga, hija, hermana, y prometida, descendiendo mi mirada un poco más vislumbro aquella frase que siempre me decía "nunca es tarde para cambiar, el amor verdadero hace eso, pero hazlo con las personas correctas" no puedo evitar que gruesas lagrimas desciendan por mis mejillas mientras me acurruco como un niño pequeño en su tumba, preguntándome ¿Por qué ahora? ¿Por qué ahora que por fin era feliz? y casi como si fueran a contestarme un brisa llega a mí con su aroma, y susurrando palabras de consuelo y diciéndome nos veremos pronto cariño, más rápido de lo que crees, desapareciendo como vino con una brisa cálida, llena de amor.

Me levanto y mientras aun permanezco de rodillas beso su lápida y le susurro — pronto amor, estaremos juntos, por toda la eternidad.

Me levanto caminando por donde vine, decido no tomar el autobús a casa, y en cambio decido caminar por aquellas calles, que se llenaron de nuestras risas, de nuestros besos y abrazos, aun me parece verte, con tu falda color azul y tu blusa blanca que resaltaba tu piel blanquecina, aquella carita perfilada que parecía la de un ángel, con tu pintura en los labios color rosa, nunca te gustaron los tonos fuertes, en cambio los tonos pasteles eran tu sello personal, escucho tu voz recordándome que compre el jabón para lavar la ropa y que saque la basura.

Aún recuerdo el día que nos conocimos por primera vez, fuiste como apoyo al programa de alcohólicos anónimos, como parte de un proyecto de tu universidad, y fue allí donde nos conocimos y donde sin querer y a la vez queriendo conectamos, encontré mi bote salvavidas, mi hogar en ti, mi lugar seguro en tus brazos tu aroma se volvió mi adicción dándome la fuerza suficiente para dejar y controlar mi alcoholismo, aquel que fue inducido, por mi padre a los catorce años, solo porque mi madre lo había abandonado, sin darme cuenta llego a mi hogar, a nuestro hogar, que sin duda tiene tu luz, cierro la puerta, mientras ruedo por ella de espaldas y grito por fin todo lo que había estado conteniendo, me levanto y empiezo a gritar y a llorar deseando que esto sea solo una pesadilla, mientras lanzo los cojines y tumbo aquel sofá en el que compartimos tantos momentos, desde risas, hasta gemidos que volvían locos a los vecinos.

Luego de que caigo en el suelo, siento en mi chaqueta aquella tarjeta y la miro y veo que me da una dirección y un nombre Señor sueño se lee, que irónico, pero pienso no puedo vivir sin ella, si existe la mínima oportunidad de verla, no pierdo nada, sino la veré en la otra vida una vez más, me digo mientras me acurruco y sueño con ella por ultima vez.

Camino con la dirección en mi mano, aferrándome aquella fe de poder cambiar el futuro y poder amarte como es debido, llego a aquella puertas, y toco dos veces y me abre aquel señor del hospital mientras me dice — te dije que nos volveríamos a ver pronto, el tiempo apremia hijo, vamos que tu chica te espera — mientras me hace pasar y me ofrece que tome asiento y me muestra unos documentos que dicen, proyecto experimental de viajes en el tiempo, la persona se hace responsables de lo que pueda pasar y el cambio de las líneas de tiempo, sin importame porque total ya muerto en vida ya estaba, firmo, aquel documento que me aguardaba con la esperanza de verla una vez más.

Me levanto y estrecho su mano mientras me conduce a un cuarto mientras me sienta y me dice — te sujetare las mano y los pies como medida de precaución, te daré una pastilla que te hará viajar en el tiempo, de forma mental, con tus ondas cerebrales puedes cambiar tu destino si lo logras, tu cuerpo desaparecerá, y habrás cambiado todo, tu vida, la que querías, en vez de la vida que te toco vivir, ¿estás de acuerdo en pagar este precio? ¿En no volver hacer el mismo de antes? ¿En preguntarte si de verdad mereces ser amado? O ¿si valió la pena perderlo todo, por cambiar tu presente?

Dicho eso, me da la pastilla y me lo tomo, y después todo se empieza distorsionar, cambiando a unas horas antes del accidente, donde me encontraba conduciendo, y ella antes de dormir, me sugería en pasar la anoche en aquel hotel, para evitar un accidente — viéndola con ojos llorosos y diciendo en mi mente lo logre, ella me observa y preocupada me pregunta — ¿Te sientes bien amor? — a lo que le contesto con toda la seguridad del mundo — Si amor, ahora estoy de maravilla, vamos a parar en el hotel, a decir verdad, si estoy cansado — ella me nota raro, pero finge estar de acuerdo conmigo — está bien amor, quedémonos en el hotel — me detengo en el hotel, mientras la veo y le digo — Te amo, eso jamás lo olvides — ella sonriéndome con su peculiar sonrisa me dice — nunca amor, ven vamos a registrarnos y a descansar amor — asiento con la cabeza, mientras entramos al hotel, nos registramos y mientras caminamos a la habitación se voltea y me dice — ¿Me dirás que está pasando, cuando entremos adentro? — y yo sin poder negarme a esos ojos, le digo que sí.

Una vez adentro, le explico todo lo que paso, con lujo de detalle, con dolor y remordimiento por lo que estoy haciendo, pero soy honesto, con el amor de mi vida, siendo la única verdad en la que confió, ella me observa un largo rato mientras se acerca y toma mis mejillas, y me dice — no cambies nada amor, yo no cambiaría nada de lo que viví contigo, los años, los meses, días, horas, minutos y segundos a tu lado, aprecia cada uno de nuestros momentos y guardalos en tu memoria, como un tesoro, como algo tan valiosos que no puedes abandonar, sino es en esta vida, es en la otra amor, siempre estaremos juntos, nuestro amor es conexión, nuestro amor trasciende todo, pero ahora debes despertar, debe seguir adelante, siempre estaré contigo, siempre, sin importar donde estemos — Mirándola a los ojos tomando su rostro entre mis manos, la beso, como si mi vida dependiera de ello, como si pudiera arrebatarme la vida a través de ese beso, nos separamos y nos abrazamos por ultimas vez mientras una luz se vislumbra por la puerta de aquella habitación en el hotel, indicándome, que era el momento del fin, la miro por última vez y me anima a que abra y pase aquel umbral, aquella luz, en la cual no la vería mas me volteo y le digo — te amo, buscare en la siguiente vida, y seremos felices juntos — mientras sonríe y se ríe me dice — eso espero Antoni, te estaré esperando amor — y con eso paso aquel umbral, regresando a mi vida, regresando a mi realidad.

Abro mis ojos, y me encuentro conectado con diferentes cables a mi alrededor y observo a mi padre veo mis manos y me veo joven para mi edad, no me puedo mover mucho y susurro — Padre, que está pasando — mientras me observa mientras empieza a llorar y a gritar — enfermera despertó, mi hijo despertó, rápido, venga rápido — Las enfermeras entran junto con los doctores mientras sacan a mi padre y me examinan, justo cuando todo este torbellino disminuye le pregunto una enfermera — ¿Qué día es hoy? ¿Dónde está Samanta? — ella extrañada me mira y me dice — es el dieciocho de agosto del año dos mil veinticuatro, has estado en un coma producto de un golpe mientras estaba ebrio desde el dos mil veinte — mi mente no lo podía creer, todo lo que había vivido era un sueño, pero, todavía tenía una esperanza de conocer a Samanta faltan dos años para eso, todavía podría verla, y cambiar todo lo que aún no había pasado — sonriendo le agradecí a la enfermera y mientras ella salía, mire al techo diciendo gracias, si me escuchaste, si me diste una oportunidad, no la voy a desaprovechar, nos volveremos a ver mi querida Samanta, y seremos felices como siempre debió ser.

Dos semanas después me dieron de alta y mi padre me dice — Lo siento — mientras lo abrazo le digo no importa, el amor cambia, el amor sana, el lucha hasta el fin padre, para asi sanar juntos.

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