Era una noche fría de octubre, estaba bebiendo en un bar de Costa Dorada, un pequeño pueblo costero en España.

—Entonces Jack... ¡Ponme otra ronda de cervezas!

Le dije al mesero ignorando mi estado después de 6 cervezas desde que llegué sin rumbo aquel solitario bar

—¿Estas seguro Mateo? Ya has bebido mucho, no creo que sea buena idea
Me dijo preocupado el mesero que ya me conocía bien, era cliente habitual ahí.

—Ponme otra Jack, yo pago

—Vale te pongo otra

—Gracias Jack, todos aquí en Costa Dorada se preguntan que pasó con la chica de ojos café y pelo castaño que me enamoró, ponme la cerveza que les cuento....

A mi alrededor se reunieron varios amigos del lugar que eran clientes fieles del bar. Me acomodo en mi silla cerca de la barra, tomo un poco de cerveza y empiezo mi historia.

Mi relación con Valeria había sido la mas hermosa en mi vida y al mismo tiempo la mas efímera. Aun no entiendo como algo tan perfecto terminó tan rápido, algo que según nosotros iba a durar mucho tiempo solo fue un instante en nuestra vida. Al terminar con Valeria estaba seguro que el Dios del amor me estaba cobrando el mal que hecho antes y me odiaba, ahí estaba mi nombre es su lista de enamorados con mala suerte.

Fue tan rápido que a veces no me lo creo. Ese día tuvimos una larga conversación para terminar ambos en paz, pero al final no pudimos lograr esa paz y solo se marchó, muchas cosas quedaron por decirnos pero nunca mas la busqué ni ella me buscó, y ahí terminó.

—Fue muy corta su historia

Interrumpe un hombre que ponía atención sentado en la mesa de atrás.

—Asi es, pero aun no termino...

Le respondo mientras bebo de mi cerveza y continuo la historia.

Un día de verano recibí una triste carta de su madre, algo que me pareció raro porque nunca le caí bien a la señora. En la carta me explicaba sobre una enfermedad que tenía su hija y como luchaba por ocultarlo. Algo que jamás imaginé, Valeria tenía TB-1, o sea un trastorno bipolar. Tenía severos cambios de ánimo y tomaba pastillas para controlar la ansiedad, el poco tiempo que estuvimos no supe nada de esto. Cada palabra que leía me dolía porque ya ni sabia si me amó de veras, ni siquiera confió en mi para contarme de eso.

Al final de la carta decía que en unos días se iba a Alemania por trabajo y viviría alla, sin fecha de regreso a Costa Dorada. Tenía pasaje para principios de septiembre, no sabía porque su madre me avisaba y enviaba esta carta, solo sabía que no podía dejar que se marchara así. Algo tenía que decir o hacer antes de verla por última vez. Ese día solo me levanté y me puse lo primero que vi, el tren salía al medio día y ya eran las diez, con prisas salí de mi casa y me dirigí a la estación central de Costa Dorada que no quedaba lejos. Fueron veinte minutos de camino hasta que por fin llegué, casi sin aliento y con sed.
Pero debía encontrarla, no me iba a detener ahora. Recorrí varios pisos hasta que llegar a una sala de espera donde la vi de pie junto a una ventana mirando su teléfono. Ahí estaba, tan hermosa como siempre, no era modelo, no era una estrella, era mi estrella... o lo era al menos. Su vestido estilo bustier color rojo se sacudia con el viento y su pelo castaño y largo se lo quitaba de la cara a cada rato. Nervioso pero decidido me acerqué a ella.

—¡Valeria!

Exclamé para que me viera

—Mateo... ¿Qué haces aqui?

—Tengo que decir algo, no puedo dejar que te vayas sin decir esto o muero de tristeza.

—Dime...

Es la única palabra que salió de sus labios, respiro, me lleno de valor y comienzo hablar.

—Antes de que te vayas caí en el olvido al igual que todo el mundo —La miré a sus ojos color café, tomé aliento para seguir mis palabras. Por un momento me quedé hipnotizado con sus ojos, eran mi café favorito— ¡Te odio Valeria, te odio, te odio!

Repito varias veces y ella me mira con los ojos abiertos y una mueca en su cara, nunca había odiado a nadie. Pero me engañaba a mí mismo en verdad la amaba aún, cada recuerdo nuestro, comencé a remplazarlo porque ahora que se habían ido. Ella no me responde nada, a pesar del ruido a nuestro alrededor, de los trenes y los vendedores, todo lo que oigo son las palabras que necesitaba decir.

—Yo... lo siento por lastimarte Mateo.

—No me lastimaste, solo te fuiste Val, el tiempo puede sanar, pero no lo hará. Así que antes de que te vayas. ¿Hubo algo que podría haber dicho para que tu corazón latiera mejor? Si tan solo hubiera sabido que tenías una tormenta que superar. ¿Hubo algo que podría haber dicho para que todo dejara de doler? —Pregunto una y otra vez con lágrimas que no logro contener— Me mata como puedes hacerme sentir tan débil, así que antes de que te vayas quería decir que lo siento, porque nunca era el momento indicado cuando llamabas. Todo se fue lentamente entre nosotros fue poco a poco, hasta que ya no hubo nada.

Mientras hablaba con ella cada recuerdo nuestro, comencé a remplazarlo pero todo en lo que pienso es en nuestros momentos felices donde solo éramos ella y yo.

—Así que antes de que te vayas. ¿Estaríamos mejor ahora si dejara caer mis paredes? Tal vez, supongo que nunca lo sabremos. Sabes, antes de que te va...

Me interrumpe

—Lo siento Mateo, eres una gran persona, eres el chico de mis sueños y te amo tanto, pero me conozco, sé mi problema y no quiero hacerte daño, no mas. Antes de eso prefiero alejarme yo y tú serás feliz con otra chica, me dolerá pero serás feliz.

—Eres egoísta, te vas porque tienes miedo pero yo te prometí estar siempre para ti sin importar nada, no te puedes ir, eres todo para mi Valeria.

En ese momento suena su nombre en las bocinas de la estación, su tren ya iba a partir

《Último llamado para Valeria Méndez, tren con destino a Berlín, anden número 6》

—Lo siento Mateo, me tengo que ir

—No te vayas Valeria

—No me pidas eso por favor, déjame ir

—Como voy hacer eso, antes de que te vayas quería decirte que te amo

—También te amo

Son las últimas palabras que escuché de ella antes de subir al tren y ver como se iba para siempre.

FIN

Escritor: MarlonMonn
Diseñadora: bethamh
Canción: Before you Go de Lewis Capaldi