🔥Quiero ser Amada🔥
El deseo de ser amados nace, crece y muere con nosotros.
🥀
Miraba por la ventana a todas las personas que caminaban o detenían a mirar y murmurar entre ellas, era normal que esto sucediera, rara vez verías el carruaje de la familia real de Obelia pasar por las zonas bajás.
Ya habían pasado dos años desde que había sido nombrada Emperatriz de Obelia, era una decisión que fue tomada por los demás y yo no pude negarme.
Una vez mi padre cayó enfermó, se me asignaron los deberes que el manejaba, pero tras un años de su enfermedad... murió.
Fui nombrada Emperatriz y mi hermana la princesa olvidada fue confinada en el palacio Rubí y desde estonces no la he vuelto a ver.
Tampoco es que me interese mucho verla, ella es solo mi media hermana, además de eso parece una vela a punto de apagarse, así que era bastante incómodo estar junto a ella.
Suspiré aburrida mirando en dirección a las personas quienes me saludaban y sonreían con alegría, les devolví el gesto con alegría, niños con sus madres, familias juntas riendo e inclusive parejas tomadas de las manos mirándose con amor.
Odiaba todo éstoo.
No, no lo odiaba, sentía celos de que los demás podían disfrutar el ser amados con tanta libertad, las cálidas mirada que les daban y los abrazos llenos de amor, eran algo que anhelaba tener en mi vida.
Mi padre nunca demostró ese cariño abiertamente, en mi corazón ansiaba conocer ese sentimiento, de ser amado y apreciado más allá de una vida, quería que alguien me amara tan intensamente como otros lo hacen.
-'Un padre muere protegiendo a su hijo'
-'Un príncipe del reino vecino se casa con una plebeya, sin importar las críticas de los Nobles'
'Un joven humilde se convierte en asesinó para proteger a su hermana menor'
Todos eran actos admirables que había leído y escuchado a lo largo de sus dos solitarios años. Deseaba ser amada o generar el sentimiento de que quisieran protegerla incluso si su vida se perdía en el camino.
—Señorita, ¿Que piensa hacer en el mercado bajo de Obelia?—
Su doncella pregunto con curiosidad, nadie sabía a qué venía a este lugar, simplemente dió la orden de que quería moverse a el mercado bajo de Obelia y sus órdenes fueron acatadas.
Nadie duda de mis palabras.
—Solo quería revisar algo—sonreí con calma, Hannah una doncella que cuidaba anteriormente a mi querida hermana, pero por alguna razón me fascinaba la idea de tenerla entre mis sirvientas, así que le dije a padre que la quería.
Obvio se negaron a darme y padre los castigó, inclusive a mi tonta hermana, quien era una niña que no sabía defenderse de nada, ni nadie.
Era muy lamentable.
Al final conseguí quedarme con ella como mi doncella, pero ahora simplemente era un problema. Siempre se metía donde no debía y su imprudencia me tenía cansada.
Quería desacerme de ella muy pronto.
° ° °
El carruaje se detuvo y un caballero abrió la puerta extendiendome su mano, la acepté y agradecí con una sonrisa por su amabilidad.
Cuatro guardias caminaban detrás de mi con su vista en todos lados, con elegancia me acerque al lugar designado para dar la bienvenida a las visitas de alto rango-Aunque no lo parecía-. Un hombre regordete sonrió descaradamente, podía sentir su avaricia.
—¿Busca algo en "especial" señorita?—me agradaba que supiera la razón de estar aquí.
—Sí, me gustaría conocer a algunos jóvenes que no tengan hogar—mencione con pena—quisiera brindarle un mejor lugar para vivir.
—Excelente, le mostraré "a los que están en peores condiciones" pero sus guardia sino pueden entrar ellos se asustaría, son muy débiles—
—¡¡Eso es imposi!!—interrumpí al caballero que salió a oponerse.
—Esta bien, lo entiendo, ustedes quédense aquí, por si sucede algo.
—¡Pero majestad!—se opuso otra vez, con mirada filosa gire a verlo—¡Es una orden!—con el ceño fruncido, alcé mi voz enojada, si había algo que detestaba más...era que no acatarán mis órdenes.
—Si su majestad—gire en dirección a la que el hombre me indicaba y entre al lugar.
Paredes llenas de Mos y agrietadas, el olor a suciedad y ligeramente a sangre eran horribles. Sentía ganas de vomitar, quería salir corriendo de aquí, pero no sin completar mi cometido, solo yo podía hacer esto.
Solo yo.
—Aquí encontrará a nuestra mejor mercancía—
Sonreí.
Era algo magnífico de ver, tantas almas en desgracias que esperaban por encontrar un consuelo y alguien a quien amar, lo quería, quería ser amada y este lugar cumpliría su sueño a la perfección.
—Que lamentables chicos—mire con pesar a los jóvenes que al escuchar mi voz giraron sus cabezas para verme. Sus ojos opacos y casi sin vida, sus delgados cuerpos llenos de cicatrices, salvaría a uno de ellos y este tendría que pagarle un precio de adorarla y amarla como su salvadora.
—¿Desea echar un vistazo o desea algo en específico?—
—Una persona hermosa—mencione, necesitaba alguien que combine con el palacio, un joven de apariencia sencilla no era suficiente.
—Entiendo, entonces le mostraré nuestro mejor producto—
El hombre se dirigió a una esquina apretada del lugar, consigo trajo jalando a un niño del brazo el cual no se veía bien, gracias al sobre peso del hombre.
—Este es nuestro mejor producto—lo tiro al suelo, todo lo que pude ver fue su larga cabellera negra extenderse en el suelo y cubrir todo su rostro.
Cabello negro, una cualidad que solo poseen las personas con capacidad mágica.
Me gustaba.
—No debe tratarlos así, son seres humanos—mire enojada al hombre, estaba maltratando mi propiedad, eso era algo inaceptable.
—Me disculpó señorita—hizo una inclinación con burla, estos malditos plebeyos.
—Puedes levantar la cabeza, quiero ver tu rostro—no me servía de nada que su rostro estuviera dañado o no cumplieran con los estándares-me gustaría ver tus ojos.
El joven levanto su rostro y nuestras miradas se encontraron, unos intensos ojos rojos me miraban con fiereza, quedé atónita, era mejor de lo que esperaba.
Poseía un rostro simplemente hermoso.
—Que hermoso chico, es una pena que tengas que pasar el resto de tu vida aquí—mencione con tristeza, el niño ante mis ojos aligeró su mirada-Te llevaré conmigo, te criare bien.
Sonreí de manera dulce, para poder ganarme la confianza de aquel chico, cuando un corazón está herido solo una sonrisa es capas de sanarlo. Me levanté de mi lugar y ayude al pequeño niño a levantarse.
—Me lo llevaré a él—sonreí—afuera hablaremos mejor.
Empecé a caminar sujetando la mano del chico, con cuidado voltee a mirarlo y pude ver como me miraba fijamente con curiosidad. Por un momento sentí mis mejillas arder obligando a girar mi rostro hacia en frente.
Están sucediendo.
El plan había salido bien.
Por fin voy a ser amada.
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Habíamos regresado al palacio después de cerrar tratos con aquel hombre, claramente los caballeros y mi doncella se sorprendieron al ver al chico salir junto a mi tomados de la mano.
—Sera un nuevo integrante del castillo—sonreí para el chico quien no decía nada, solo me observaba con ¿Curiosidad? O ¿Confusión? realmente no lo sé.
Todos se miraron entre sí demostrando el desacuerdo en sus ojos, aún si se oponían no permitiría que me quitarán aquel que me brindara todo el amor que siempre e deseado, aquel con el que nisiquiera mi prometido me ve.
Ambos entramos al carruaje junto a Hannah quienes nos veía con disimulo a ambos. Claro era notorio que no iba a interponerse en mi decisión.
—Dime ¿Cómo te llamás?—pregunte con una sonrisa, a lo cual el apartó su vista de la ventana y mirándome...no me respondió. Sólo se quedó ahí observandome.
—¿Puedes decirme tu nombre?—volví a preguntar con calma.
Nuevamente nuestros ojos hicieron contactó, parecía no querer responder a mi pregunta.
—Su majestad la Emperatriz está preguntando tu nombre-menciono Hannah, el volteó a mirarla con curiosidad—Puede que estés asustado, pero estarás totalmente bien con la Emperatriz-La mirada de él paso de Hannah a mi, aprecia estar dudando si decir su nombre.
—L... Lucas—respondió con duda, mis ojos brillaron de la emoción, ya habíamos dado el primer pasó.
—Es un placer Lucas—sonreí.
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El deseo de ser amados nace, crece y muere con nosotros.
La Emperatriz Zenit Alguer de Obelia, era una mujer que poseía todo, menos aquello que más anhelaba, su deseo de ser Amada crecía más y más en su interior con el paso de los años.
Después de la muerte de su padre, sus responsabilidades y deberes crecienron considerablemente sumergiendo la en un abismo de Soledad. Su prometido Kiel Alfierse la visitaba constantemente, con el fin de ayudarla y apoyarla en su día a día pero... No era suficiente para ella.
Quería más.
Quería que la viera con amor y que cuando esté la abrazará su corazón latiera rápidamente, quería sentirse como lo describían los libros.
Kiel no le proporcionaba ningún sentimiento a su corazón, él solo era su prometido y nada más.
Deseaba más que un simple lazo, sentía su sangre hervir cada que veía a los demás disfrutar alegremente lo que ella anhelaba, era frustrante aquella situación por lo que decidí tomar el consejo que me dieron.
La única manera de obtener la lealtad y el amor de una persona es salvandola en en el momento que su vida está en el punto más bajo.
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Un tiempo después, para ser más exactos dos años.
En aquella ocasión cuando llegamos al palacio, todos quedaron sorprendidos al ver que la emperatriz llegó con un joven chico. Pero debido a las órdenes de la emperatriz no pudieron opinar ni decir nada.
'Todos deben cuidar y atender a este chico muy bien'
A simple vista el joven chico parecía un niño, pero realmente no lo era, debido a su mala alimentación y condiciones en la que vivía, su cuerpo no se desarrolla lo suficiente por lo que no crecía como era debido. Tras un año de cuidados y dedicación el chico se convirtió en un apuesto Joven.
Todos estaba sorprendidos, la emperatriz había traído a un hombre a vivir en el palacio imperial, y para mayor sorpresa era muy atractivo a la vista.
—Lucas—una dulce voz se escuchó en toda la habitación, tras a ver pasado unos minutos la gran puerta fue abierta y un joven de larga cabellera negra, vistiendo un elegante traje negro entro el la habitación.
—¿Me a llamado su Majestad?—pregunto realizando una reverencia ante su maestra.
—Te he dicho que no es necesario que me llames maestra—se quejo frunciendo el seño, Lucas nuevamente volvió a disculparse.
Ella miraba con atención las expresiones de Lucas, amaba mirar cómo esté le miraba con respeto.
¿Eso era el amor?
Amor es respetar a los otros y el hace eso siempre desde que lo traje a este Palacio.
¿Entonces eso significa que me ama?
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Los celos y envidia son sentimientos destructivos, aquellos que se dejan llevar por ellos terminan pagando un precio muy alto, aún en ocasiones hay excepciones.
—¿Hannah?—la voz firme pero enojada de Zenit resonó en el lugar, sobresaltado a la joven doncella.
—Sí, su Majestad—
—Quiero que me dejes sola ¡Ahora mismo!—
—Si—
La joven doncella salió corriendo del lugar asustada, la emperatriz daba miedo cuando estaba enojada. Lo que veían sus ojos en ese momento le molestó, su ira comenzaba a crecer cada vez más.
¿Qué era esta situación?
Lucas hablaba con una expresión que jamás había visto en su cara, qué era esa expresión en su rostro.
¿Felicidad?
Nada tenía sentido, Lucas miraba a su hermana... A la que era la princesa olvidada él... ¿Por qué la miraba diferente? Esas expresiones, deseaba esas expresiones, esa mirada que el le daba.
¡¿Por qué!?
¿Por qué era así?
Por qué esas miradas no podían ser para ella, era lo que había estado anhelando desde hace mucho tiempo, una cálida y hermosa mirada sincera.
Lentamente comencé a acercarme donde ellos estaban hablando.
¿Por qué?
¿Por qué?
Por qué ella no podía recibir el amor que tanto deseaba.
—Lucas—hable con tristeza, ambos voltearon a mirarme confundidos, sí, no era nada extraño que la emperatriz encontrará al joven que recogió hace dos años y cuido con tanto cariño, hablar con una princesa olvidada.
Quería esas miradas, ¿Por que debían ser para su tonta hermana? Ella merecía más eso que nadie, eso que tanto anhelaba.
Amor.
Amor.
Quería ser Amada, intensamente.
—Nunca llegue a pensar que me harías ésto Lucas—
—¿Majestad, que le sucede?—
¿Que me sucede? Aún después de traicionarme me preguntas eso.
—¿Su Majestad que sucede?—la voz de mi hermana resonó en mi cabeza, aún no estaba satisfecha, luego de vivir durante años en el palacio tomando mi lugar como princesa, ¿No te fue suficiente eso?
—Hermana, Por favor, dame un abrazo—extendí mis manos hacia los lados, haciéndole ver qué deseaba un abrazo. Ella sonrió y se acercó a mí alegremente, Lucas simplemente nos miraba con calma, aunque sus ojos eran distintos en este momento.
Parecía estar vivo.
—Lo siento hermana—susurre, de un momento a otro, de mi manga saque una pequeña daga, la cual siempre llevo por seguridad y la clave en su espalda directo en su corazón.
—¿Que ... ¡Huag!—un quejido resonó en el lugar, la mirada de Lucas de un momento cambio.
De Calma pasaron a sorpresa, y luego irá.
—¡¿Que esta haciendo Majestad!?—
El cuerpo de mi hermana Athanasia, cayó en los brazos de Lucas quien la miraba con pánico y horror. Esta misma sostenía la ropa de Lucas con fuerza y luego poco a poco fue soltando su agarre.
—Tu me perteneces Lucas—los intensos ojos rojos de Lucas brillaron desafiantes—no puedes hacer nada, no puedes odiar a tu salvadora, no puedes cometer actos de violencia contra aquella que te salvo.
Su mirada me miró sorprendido y con odio aún bañando sus ojos volteó la mirada hacia Athanasia.
—Si Majestad—
Sonreí y alegre di la vuelta en dirección al palacio, a partir de ahora nadie podría demostrar tales expresiones o emociones a los demás, no frente a ella.
Sí ella no recibía amor, nadie lo haría.
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Espero les haya ¿Gustado?
🙃
No sé, para ser sincera esto me quedo horrible, no me gusta, soy pésima para escribir tramas de personajes que no me agradan.
Se me hizo sumamente difícil escribir esto, lo reescribí tres veces y ninguna me convenció, a la final elegí esté.
Sí te gustó, gracias me alegra saber que por lo menos no quedó tan mal.
✨Vis✨
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