Capítulo Veintitrés.
Se sentía un poco mareado, aturdido si era más realista... No recordaba muy bien cómo es que había llegado tan lejos, su cuerpo estaba desnudo, su frente perlada en sudor y sus labios hinchados por los besos bruscos de su majestad. Su cuerpo dolía, no tanto como al principio, pero cada parte donde NamJoon tocaba dolía, su cadera, sus piernas, su espalda y sus brazos.
También las posiciones eran incómodas y agradecía que ahora estuviera debajo del moreno, acostado entre las enormes y acolchonadas mantas. Cinco minutos antes él estaba encima del rey dando saltos, diez minutos antes de lado con una pierna alzada y quince minutos antes de rodillas y contra la pared. Era las únicas que recordaba porque no era posible que solo hayan pasado veinte minutos desde que todo comenzó, de hecho veía sobre las enrome cortinas por sobre la ventana y el cielo comenzaba a aclarar. Era eso o definitivamente estaba comenzando a desvanecerse.
Las estocadas del rey eran duras, un hilo de saliva escurría por sus labios mientras ponía los ojos en blanco y sus dedos apretaban fuertemente las sábanas. Todo era raro, nuevo y confuso.
Pero...
Le gustaba. Cada parte de su cuerpo dolía a horrores pero su pene estaba erecto, se había corrido varias veces pero no deja de sentirse duro cómo piedra. Su vientre se sentía realmente bien, cómo si hubiera no miles, sino millones de mariposas en su estómago que revoloteaban locas del placer, cómo si compartieran la misma sensación. Sus pezones estaban rojos con una marca de mordida al rededor, pero también duros. Y de sus labios se asomaba una sonrisita satisfecha que disimulaba cada que se mordía el labio bajo con placer.
SeokJin odiaba a NamJoon, lo odiaba tanto cómo rey, persona y amante. No había una sola parte de NamJoon que no le diera asco o que rechazara, porque claro que al principio se mostró reacio ante los toques de su majestad. Pero cuando tocó su punto dulce... Todo pensamiento malo o desagradable que alguna vez pensó se esfumó de un momento a otro, ahora cada parte del rey le fascinaba, en especial su enorme pene, esas manos venudas con dedos largos que a veces le daban bofetadas tanto en las mejillas cómo en las nalgas y que lo hacían gemir alto, sus labios gruesos que besaron cada parte y su lengua húmeda que se paseó por su cuello con sensualidad y esas palabras sucias que le repetía cerca en su oído.
Definitivamente cada estocada, cada posición, cada toque y cada gemido lo disfrutó tanto que no podía esperar el momento para que se repitiera todo de nuevo.
Y la noche acabó, finalmente después de varias horas todo había llegado a su fin. SeokJin soltó un grito de placer cuando NamJoon se corrió dentro suyo y que ahogó cuando las manos de éste mismo rodearon su cuello.
Sus respiraciónes eran entre cortadas y desesperadas mientras se tumbaban a la cama después de un último beso, NamJoon atrajó a su concubino hacia sus brazos para recostarlo en su pecho mientras todo caía en un pesado silencio.
- Concubino Varón -
La mañana siguiente llegó apenas SeokJin cerró los ojos, o tal vez se sintió así. Escuchaba de lejos a gente entrar y salir de la habitación pero aunque lo intentaba no podía abrir los ojos, los sentía pesados y parecía que alguien los pegó con algún pegamento. Pero solo estaba cansado.
Las voces siguieron escuchándose y entre ellas las del rey y el doctor Jeon quien alegre daba la noticia que muy pronto sabrían si SeokJin realmente estaba encinta o tendrían que esperar hasta el otro año para intentarlo una vez más.
Sin embargo SeokJin sabía que no abría un siguiente año, si ésta vez no pudo servirle a NamJoon cómo una cápsula de bebés entonces no lo haría más, y eso sólo lo llevaba a la futura muerte.
Si se sinceraba ya no le importaba, muerto o no sabía que estaría sufriendo una infierno. Vivo por estar a lado del rey, y muerto porque definitivamente el recuerdo de éste lo perseguiría hasta en las próximas vidas.
Ahora en lo único que podía creer era en qué si realmente terminaba en cinta debía cuidar hasta la muerte a ese niño, a su bebé.
Sus planes eran fijos, claro que cualquier padre protegería a su hijo y él no sería la excepción, aunque se trataba de un bebé teniendo un bebé, prácticamente, se esforzaría en dar lo mejor de él para no ser una persona débil de ahora en adelante.
Lo hecho, hecho estaba, y pensar en escapar ya no era una opción pues la muerte lo esperaba incluso afuera de las paredes del palacio y si esa mujer le aseguró que el rey lo protegería, no le quedaba de otras más que aceptar la derrota.
Los días seguían pasando y por más que lo intentaba seguía sin poder abrir los ojos, su cuerpo ya no se sentía pesado y su cabeza no dolía más pero... ¿Por qué no podía abrir los ojos? Tenía hambre, sus músculos ya estaban tensos y habían momentos en los que estaba conciente y podía escuchar y darse una idea de lo que pasaba a su alrededor.
Hasta que una noche, sabía que era noche porque NamJoon dormía a su lado, una luz apareció entre la oscuridad de sus ojos cerrados. Y se olvidó de todo, ya no era SeokJin, ya no tenía dieciocho años. Sin embargo no sabía quién era, o qué hacia ahí.
Levemente su ceño se frunció y su garganta se apretó cuando una segunda voz, que claramente no era la suya, apareció.
-Las deidades necesitan un descanso, SeokJin- Entonces su nombre era SeokJin... -. A la mañana siguiente, cuando abras los ojos, todo será diferente. Estás en cinta, esperas un bebé que en el caluroso verano nacerá, entonces para que el ciclo no se repita y puedas proteger a ese bebé necesitas descansar.
-¿Qué...?
-El mundo que conoces no será el mismo, será uno mejor, pero tienes que ser paciente. SeokJin, en cuanto abras los ojos recuerda que la persona quien manda en este lugar eres tú, si quieres una venganza ante el rey entonces amenazalo, se quedará sin heredero y su tiempo para concebir se está agotando.
-¿Por qué dices que soy una deidad?
-Cada noche vendré entre sueños, es una pregunta por noche, son nueve meses hasta que puedas dar a luz. Yo te diré qué es lo que tienes que hacer hasta que ese niño nazca, y cuando lo haga... Todos tendrán que estar de rodillas ante ti, incluso su majestad. Así recuérdalo, una pregunta por noche durante ocho meses, sé paciente.
Abrió los ojos de golpe, su respiración era agitada y en cuanto la luz chocó contra sus ojos un horrible dolor de cabeza lo hizo fruncir el ceño.
Todos a su alrededor voltearon a verlo con preocupación, el doctor Jeon se acercó de inmediato junto a JungKook quien ilusionado sonreía tranquilo.
-Concubino- murmuró deteniendose pasos antes de llegar a él.
SeokJin volteó de golpe y la sonrisa de JungKook se borró lentamente cuando la mirada de su hyung se oscureció.
-Cuantos días han pasado- su voz era ronca y el mayor de los tres ahí acomodó sus lentes en el puente de su nariz.
-Una semana exactamente.
-¿Y el rey?
-Tuvo una reunión urgente con la corte real, mandaré a llamarlo.
SeokJin no contestó pero asintió levemente con la cabeza. La voz de la noche anterior seguía rondando por su cabeza y ver a su majestad le harían saber si fue realidad todo eso, todo de ser una deidad porque si se sinceraba no sabía exactamente qué era una deidad, ni la función que tenía en él.
SeokJin no sabía exactamente qué pasaba, pero la idea de tener al rey de rodillas frente a él le supieron exquisitamente en la lengua.
- Concubino Varón -
Ya llegué familia. Me fue mal, muy mal, me fue peor que a NamJoon después de que SeokJin diera a luz al nuevo heredero que no solamente es heredero del reino sino también de una deidad:
El capítulo es corto, pero trataremos de que sea un poco más largo la próxima vez. Aún así les aseguramos que pueden estar emocionados por el cambio que habrá en el personaje de SeokJin, yo estoy emocionado, la escritora realmente se esforzó en esta historia. Espero que puedan disfrutarla tanto como lo hice yo.
Si tienen duda de lo que va la historia pueden preguntar y estaremos respondiendo los más rápido que podamosss.
-jkookie.
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