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Capítulo Siete.

La pequeña conversación que tuvo con el príncipe le hicieron reforzar su plan de escapada en SeokJin. Su inocente plan de pedirle al rey que lo dejara salir, que no aceptaría ser un doncel para él y que no tenía de otra más que dejarlo en libertad.

Pues SeokJin no se podía permitir estar con otro hombre que no fuera al que realmente amaba, no podía traicionar a TaeHyung cuando la verdad era que sólo deseaba sus caricias y no las de alguien más.
Que ni siquiera el título de realeza le importaba cuando sabía que su futuro era estar junto a él.

SeokJin era muy inocente e ingenuo cómo para creer que el rey lo dejaría ir así como así, que no haría nada para impedir que se fuera o que incluso no lo obligaría a quedarse a su lado (más de lo que ya hacía).

Entonces con la decisión ya tomada esperó, dejó pasar sus clases de cómo pasar el parto y el embarazo por los siguientes nueve meses, se negó a recibir a alguien más y eso en cierta parte confundió a JiMin. Sólo había pasado un mes desde que el concubino llegó al palacio y jamás se había rehusado a recibirlo por más cansado o trsite que estuviera.

Park pensaba y daba por hecho que SeokJin no quería estar solo y que sus días eran lo suficientemente aburridos como para incluso recibir a un simple chef para entretenerse.
Puesto que a SeokJin aún no se le daban criados de entretenimiento y mucho menos se le dejaba ir más lejos de lo que eran los jardines.

Las puertas siempre estaban cerradas y por ende los guardias reales rondaban por el lugar sin dejar su posición cansada.
Simplemente era imposible querer incluso ver más allá de lo que las paredes altas dejaban a la vista.

Entonces el día pasó más largo por su desesperación y la noche llegó.

SeokJin se tomó el valor y tragó todo el nudo de miedo que tenía en la garganta cuando las puertas se deslizaron y el rey apareció de nuevo. Su expresión era neutra pero fácilmente podía darse cuenta del cambio de temperamento.

NamJoon se quitó la enorme capa roja de los hombros y la dejó caer, viendo al concubino hacer una venia frente a él.

-SeokJin- comenzó y el nombrado levantó la vista-, Dijeron qué te negaste a tomar las clases. Dime cómo es que pasarás el embarazo si sigues siendo un vago no porque estés bajo mi protección significa que tienes que ser tan liberal.

-Su majestad- murmuró nervioso cuando la leve expresión de sorpresa cuando se arrodilló de golpe, poniendo las manos igual en el piso. Tal vez para dar más lastima y converselo más rápido.

-Qué se supone que...

-Usted- interrumpió-, Es un rey amable- mintió-; Por eso... ¡Le pido que me deje en libertad!

-Qué...

-Yo no puedo estar aquí, es imposible que pueda darle un heredero cuando no quiero hacerlo. Sabe, tengo muchos sueños que quiero cumplir; quiero ser un maestro, estar con el amor de mi vida y darle muchos hijos, quiero ser feliz viviendo en las montañas donde la tranquilidad reina. Pero si usted me tiene aquí entonces yo no podré cumplir todos esos sueños, seré incapaz de algún día ser feliz y sería una desgracia.

Las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos cayendo en cascada por su mejillas mientras sentía su garganta raspar. No escuchó, ni tampoco volteó hacia NamJoon, no quería hacerlo por más que necesitara una respuesta rápida, porque incluso tenía miedo de lo que el rey decidiera hacer con él.

-¿Usted no tiene sueños?- preguntó de repente-, Estoy seguro que su majestad entenderá a lo que quiero llegar con esto. Sé que su padre hizo la ley para que cualquier concubino varón decidiera con quién estar, y que también aplica para la realeza. Si usted me deja ir ahora entonces será un mejor rey de lo que ya es... Por favor, usted tiene que dejarme ir, es mi única petición.

La habitación quedó en silencio por algunos segundos que para SeokJin fueron eternos, pero no levantó la vista ni tampoco abrió los ojos; no escuchó ningún ruido que indicara que el rey dió un moviendo por más leve que fuera. Sólo su misma respiración agitada, y sus dientes rechinar de coraje que no sabía de dónde había sacado.

Pero NamJoon rió sin gracia por una segundo, y eso le hizo abrir los ojos lentamente.

-¿Qué estás diciendo, SeokJin? ¿No querer ser mi concubino? Dime cómo es que estás tan seguro de que podrás salir de aquí tan fácilmente... Quiero que pienses por una vez en tu vida con claridad; si tú te vas de aquí y decides no darme un heredero te haré quedar con un ladrón, y como él pueblo que sigue a su rey serás decapitado y si no es que linchado. No habrá más protección en tí, quitaré la ley que mi padre puso y así habrán cientos de hombres que te violaran sin piedad y serás obligado a darles un heredero, todo eso a órdenes mías. Y si te quedas después de esto, tendrás mi heredero y yo mismo te mataré con mis propias manos, pero por lo menos yo te daré una muerte rápida. Así que piénsalo bien.

El menor abrió los ojos expectantes ante lo que había escuchado, por alguna razón siendo el miedo su garganta se secó y el nudo regresó.
Lo vio acercarse con pasos rápidos y asustado levantó la vista juntando sus manos en súplica.

-¡Su majestad! Le suplicó que me deje  ir, yo me niego a estar aquí no quiero darle un heredero. Si no me deja ir entonces usted estaría rompiendo con la ley real y-

Su voz se detuvo cuando el golpe fuerte en su mejilla lo impactó tirandolo al suelo, tragó pesado algo aturdido para sentir cómo jalaba sus cabellos y lo levantaba con brusquedad.

NamJoon sonrió de lado, los ojos rojos y llenos de ira. Pasó su lengua por los labios y volvió a tirarlo al suelo ahora con una patada.

-Aún si quieres tanto tu libertad, concubino varón, no es cómo si yo quisiera dártela. Estás condenado a pasar un infierno aquí, y la muerte en estos casos sería la mejor opción para ti, pero... Tampoco es algo quisiera darte, no soy tan bondadoso.

- Concubino Varón -

-Los guardias que estuvieron rondando por la noche dijeron que fue una masacre. Se escuchaban golpes y gritos de súplicas por el concubino, después todo era silencio y una vez más seguían los gritos.

-Dios... Debió ser algo terrible.

-Inhumano, en la mañana a primera hora llegó el doctor real junto a su hijo, el primero en salir fue el rey y dicen que sus manos estaban llenas de gasas con moretones y cortadas. Pero después de eso ni el doctor ni el concubino salieron, no sé sabe nada de ellos por el momento.

-Es sólo un niño, que desgracia lo que tiene que vivir y más a un lado de su majestad.

-Esperemos que el año pase rápido y su muerte llegué acabando su sufrimiento... La concubina real se hará cargo de ese bebé entonces no hay mucho de qué preocuparse, de todos modos no es el primer concubino que muere a manos del rey.

-O de la concubina real...

Los dos guardias que platicaban entre sí guardaron silencio cuando las puertas de la habitación se deslizaron con cuidado, hicieron una venia hacia el señor Jeon quien simplemente los ignoró y miraron de reojo al pequeño niño que caminaba atrás de él, sorprendiendose por la mirada tan sombría que tenía.

JungKook sentía su estómago revolverse y apesar de que no llevaba mucho tiempo entrenando para llegar a ser doctor, jamás había visto algo así.
Los golpes en el concubino eran tan desgarradores que aún cuando se preguntaba cómo alguien llegaba a hacer tanto daño, ni una respuesta llegaba. Ni siquiera hubo una por parte de su padre quien más de estar horrorizado simplemente sus cejas se elevaron en sorpresa.

Fue así que no duró mucho hasta llegar al jardín principal cuando JungKook se inclinó hacia adelante, sosteniendo su estómago antes de devolver todo lo que había alcanzado a comer en la mañana y caer de rodillas.
Sus ojos se llenaron de lágrimas y después de la última arcada solo se limitó a apretar las manos en puños hasta que las palmas dolieron por las uñas enterradas.

Aún seguía aturdido por las imágenes y sabía que de ahora en adelante vería cosas inhumanas a lo largo de su carrera. Pero él era un niño... ¿Entonces para eso lo estaban preparando? Para que en un futuro fuera un hombre fuerte y pudiera soportar cada cosa, cómo lo hacía su padre.

-JungKook- escuchó a su padre hablar con tranquilidad, y lentamente levantó la mirada.

-Papá...

-Ser doctor no es una cosa fácil.

-¿Qué...?

-A lo largo de todo este tiempo te encontrarás con cosas peores a las que vimos hoy, el concubino está al borde de la muerte pero más adelante te encontrarás con gente que realmente está muerta. No es justo que siendo alguien tan pequeño tengas que ver esto, pero es tu obligación como mi hijo y como sirviente real.

-Pero, el rey... Se supone que es alguien bondadoso y-

-No puedes ir juzgando las decisiones que el rey toma- interrumpió-. Puede que ahora no te parezca justo lo que hizo con el concubino, pero siempre hay una razón por la que las cosas se hacen, siempre se toman decisiones para hacer una acción, siempre tienen un propósito.

-Pero papá- se quejó, su rostro aún era sombrío y apesar de que su expresión ahora era de sorpresa lamentablemente era una de horror.

-De ahora adelante tienes que sobrellevar tus sentimientos, si vas a estar vomitando cada que atiendas a un paciente en graves condiciones entonces no serás apto para ser el doctor real. Eso sólo hará que el rey nos eche y sabes lo difícil que es la vida allá afuera cuando no tienes el apoyo de la realeza. Hoy tienes que despedirte de cualquier sentimiento débil que haya en tu corazón, no volverás a llorar ni tampoco a comportarte como un niño, ahora tienes que decir todo lo que te molesta y con los que estás inconforme porque será la única vez que lo puedas decir en voz alta.

JungKook observó a su padre arrodillarse frente a él, dejando la caja de instrumentos a un lado de él sobre el pasto que ya empezaba a crecer.
Su mirada era expectante en esos momentos y aún sentía sus labios secos y cortados junto con el sabor agrio en su garganta por el reciente vómito.

Pero en esos momentos todo su mundo se desvaneció, la cruda realidad cayó sobre sus hombros así que no dudó ni un segundo en correr hacia su padre quien gustoso lo recibió en un fuerte abrazo.
Recordó los tiempos en los que era más chico y el señor Jeon lo elevaba sobre el aire mientras le sonreía, dónde no tenía responsabilidades más que jugar con sus amigos de la aldea en la que vivía. Apesar de que era famoso por ser alguien importante no duraba mucho tiempo con amigos, puesto que sería algo inútil gracias a sus responsabilidades en un futuro.

Está vez su padre lo abrazaba de una manera diferente, cómo si fuera una despedida oficial a sus sueños y como si lo único que sentía hacia él era lástima.
Tal vez su abuelo hizo lo mismo con él, tal vez siempre sería el mismo círculo sin retorno que pasaría por varias generaciones.

Entonces JungKook no sé callaría, su padre no era alguien cruel pero muy pocas veces le demostraba cariño. Y si ese era su último abrazo entonces aprovecharía para ser consolado.

Sollozó fuerte mientras se escondía en el pecho fuerte.

-¡Papá!- chilló triste-. Por favor no me obligues a seguir con esto, yo no quiero ser un doctor ni siquiera me gusta la medicina, quiero ser alguien fuerte cómo el capitán Min o el general Choi para proteger a la gente como el concubino varón. Quiero estar a su lado y que nadie le haga daño así que por favor no me obligues a ser un doctor como tú.

El señor Jeon tragó pesado ante la confesión de su hijo, se acordó de sí mismo a los siete años rogándole a su padre que lo dejara ser un campesino para vivir feliz cosechando sus propios alimentos con muchas hijas e hijos y una esposa a quien a amar. Pero a comparación de él quien abrazaba a JungKook, su padre se limitó a golpearlo e ignorarlo.

Entonces cuando el llanto del menor disminuyó un poco se alejó lentamente y sostuvo su inocente rostro entre sus enormes manos.

-¿Te sientes mejor?- preguntó y él asintió-. Bien. Vamos, es hora de darle el resultado final al rey.

El menor sorbio su nariz un par de veces sintiendo a su padre borrar el rastro de lágrimas en sus rosadas y regordetas mejillas para después ponerse de pie, agarrar su caja de instrumentos y caminar de nuevo hacia el palacio.
JungKook lo siguió un paso atrás, con la vista en el suelo y la oscuridad empezando a llenar sus ojos. Ahora su ceño ya no estaba fruncido con preocupación como veces anteriores, ahora simplemente ya no había expresión, ya no había nada más que un vacío en su mirada.

Y por supuesto que en su corazón.


- Concubino Varón -


-jkookie.

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