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Capítulo Dieciocho.

Todo el palacio estaba de cabeza, los criados murmuraban entre sí con discreción para no ser descubiertos, las concubinas tenían las mejillas rojas de coraje y los integrantes de la realeza simplemente reían sin creer la noticias. Los guardias tragaban pesado pero en su interior no querían nada más que pegar sus orejas a las puertas y paredes para escuchar cualquier novedad pero aún haciendo eso no lograban hacerlo.

Toda revolución dentro del palacio estaba siendo causada gracias al concubino varón y al legítimo rey quien por primera vez en todo su reinado permitió que alguien entrara a sus aposentos, las concubinas y muchísimo menos el principe TaeHyung habían tenido la dicha de conocer esa parte del palacio.
Cuando NamJoon quería atención de alguna concubina iba a otra habitación, cuando se reunía con la corte real siempre era en la primera sala o incluso en la sala del trono, y cuándo se trataba de su hermano, el principe TaeHyung, todo lugar era buena para charlar.

Pero está vez... NamJoon encontró a SeokJin en uno de los jardines, en compañía de JiMin y sus dos damas de entretenimiento, le ordenó que lo siguiera y bajo la atenta mirada de los criados lo llevó a su enrome habitación, fue así que los rumores empezaron a esparcirse. ¿Por qué el rey era tan atento? Jamás lo había sido entonces ¿SeokJin era más que un concubino fértil para él?

Nadie sabía que ocurría en esas cuatro paredes, ni de que hablaban y tal vez jamás lo supieran, tal vez.

NamJoon observaba a su concubino mover sus manos de un lado a otro, con una aguja entre sus dedos y llenando de hilo una tela con linces de decoraciones, estaba sentado entre sus piernas, no encima porque sería algo incómodo pero tenerlo entre sus piernas hacía que recargarse en su pecho fuera más fácil.
El cabello de SeokJin olía a rosas y sábanas limpias, sus orejas estaban rojas por alguna razón siendo la vergüenza, y su respiración era algo tranquila para el gusto de NamJoon, ¿A caso no movía nada en el interior del menor?

-No sabía que te gustaba la costura- comenzó el moreno viendo de reojo el trabajo que hacía-. ¿A qué se debe?

SeokJin decidió que lo mejor era contestar con sinceridad, después de todo no era algo que lo pusiera en riesgo.

-Bueno, a mi mamá le gustaba mucho bordar y a mis hermanas también.

-Se supone que eres un hombre, ¿Por qué tienes una madre?

-Mi padre doncel murió el mismo día que yo nací, así que mi padre tuvo que buscar a alguien más.

-Ya veo...- asintió lentamente con interés en la plática-. ¿Te sientes mal por eso?

SeokJin negó con la cabeza antes de suspirar bajito-. No se puede extrañar lo que nunca se tuvo, así que la esposa de mi padre es como si realmente fuera mi madre, ella me crío con amor y como si yo fuera su hijo.

-Supongo que los extrañas.

-No vale la pena hablar de eso- su tono fue seco y tosco, y el rey se sorprendió por eso. Así que si, efectivamente no valía la pena hablar de eso.

-Tienes razón- murmuró cerca de su oído-. Creo que fuí muy amable al traerte hasta acá sin pedir nada a cambio, y eres la primera persona que está adentro de mi habitación entonces deberías pagar por eso.

SeokJin tragó pesado cuando las manos de su majestad se colaron por debajo de su hanbok blanco con decoraciones doradas, después bajó hasta el elástico de su pantalón y sin esperar mucho metió las manos incluso por debajo de la ropa interior. No pudo evitar gemir cuando los dedos fríos tocaron su miembro y por lo bajo escuchó la risa del rey quien empezaba a masajeralo para que se pusiera erecto.

Empezó a masturbarlo con lentitud apretando sus testículos con otra mano, mordió el lóbulo de su oreja y sintió al concubino apretar sus piernas evitando gemir alto.
Todo fue rápido pues SeokJin inexperto no tardó mucho en eyacular sobre la mano del moreno quien la sacó y de un movimiento brusco la estampó contra los labios del menor obligandolo a abrir la boca y chupar los dedos.

La respiración del menor era agitada y NamJoon fruncía el ceño cuando la erección en sus pantalones le molestó, no dándose cuenta así que la respiración del contrario empezaba a ser más tranquila y que de un momento a otro cayó en los brazos de Morfeo sobre él.
El rato fue largo, la erección en el rey ya no estaba y aún así no se atrevía a moverse cuando un bonito concubino reposaba entre sus brazos, sus ojos cerrados adornado de largas pestañas, labios abultados, mejillas sonrojadas y respiración profunda y tranquila. NamJoon sonrió por eso.

Fue así hasta que la voz de un guardia lo interrumpió desde afuera, entonces NamJoon tuvo que desviar toda su atención.

-Su real majestad, la corte real solicita su presencia inmediata.

El moreno no contestó y cuando quiso ponerse de pie su capa fue jalada por SeokJin quien reposaba encima de esta también. No quiso despertarlo, sería una desdicha que eso pasara y que cuando regresará no lo encontrará más, observó la habitación por algunos segundos encontrando unas tijeras a lado de todos esos hilos y agujas, así que las agarró y sin cuidado alguno empezó a cortar la capa al rededor del concubino quien ajeno a la situación seguía dormido.

Finalmente NamJoon salió de la habitación encontrando al guardia.

-Qué no salga hasta que yo llegue- el hombre asintió y cuando el rey se retiró volteó a verlo, sorprendido por ver la capa real destruida, cómo si no tuviera un valor cuando era la capa que pasó de generación en generación. ¿Qué había pasado allí adentro?

- Concubino Varón -

HoSeok caminaba por los pasillos del palacio, para ese entonces no tenía mucho trabajo qué hacer a excepción de las órdenes de la concubina por hacerle más ropa nueva aún cuando ya tenía miles de conjuntos nuevos sin estrenar, pero ese era su trabajo al fin y al cabo así que no debía quejarse mucho.

Buscaba entre las habitaciones al concubino quien no aparecía desde hace mucho rato y empezaba a preocuparle eso, abrió la puerta de una y quedó estático con la imagen del chef Park y el capitán Min  besándose con deseo y desesperación, y cuando el hanbok del rubio empezó a abrirse decidió cerrar la puerta de nuevo con total cuidado para no ser descubierto.
Una vez más siguió con su búsqueda y al final del día cuando no encontró nada regresó a la habitación del menor.

Vaya fue su sorpresa cuando las miradas de esas dos mujeres le invadieron, de inmediato se adentró al lugar y cerró la puerta asegurándose que nadie estuviera afuera.

-¿Qué se supone que hacen aquí?- preguntó acercándose más.

-Tú sabes qué hacemos aquí- contestó Lisa y él apretó su quijada.

-¿Damas de entretenimiento?- siguió-, ¿Enserio cayeron tan bajo?

La risa de Tzuyu lo molestó un poco más, HoSeok y ella siempre tuvieron sus diferencias y por alguna razón los roces eran muy tensos en cada encuentro que tenían, más por el papel que ella tenía en la situación.

-¿Por qué no te miras en un espejo? Aquí hay cientos de ellos- siguió la mujer, con una sonrisa socarrona-. Nuestro padre estaría muy orgulloso de saber que su hijo es el guardián de la nueva deidad, pero también estaría muy decepcionado porque el guardián se enamoró de la deidad. Otra vez.

HoSeok apretó sus manos en puño y cuando se dirigió hacia Lisa está simplemente desvío la mirada hacia otro lado.

-Deja de decir estupideces, Tzuyu, te advertí que no vinieras-

-Y nosotras te advertimos que es inevitable no hacerlo. Conoces las reglas de esto.

El hombre simplemente gruñó molesto y dió media vuelta para retirarse del lugar.

Su historia era un poco complicada de explicar y Tzuyu, Lisa y él eran hijos del mismo padre, por obvias razones no de la misma madre, crecieron juntos y aprendieron la misma historia y leyenda que más que ser una leyenda era una verdad.

El señor Jung era un guardián de deidades y HoSeok como su hijo varón era el heredero de su puesto, sin saber de esto el señor Jung cayó ante los embrujos de una mujer asesina, una asesina de deidades, entonces Tzuyu era la heredera de su puesto. Por otro lado Lisa simplemente sin puesto se dedicó a la batalla y se hizo una protectora no solamente de deidades sino también de cualquier ser existente.

La leyenda es inevitable para ellos como antes dicho.

Entonces llegamos a la razón del porque ellos están en ese palacio; Kim SeokJin, la nueva deidad.

Claramente el padre doncel de SeokJin era una deidad y con el nacimiento de SeokJin su muerte segura llegó, era obvio que no podían haber dos deidades en un mismo mundo a la vez, entonces si SeokJin tenía un hijo por supuesto que moriría y eso era algo que HoSeok tenía que evitar.

SeokJin era una deidad y su único propósito era ser justo con quienes lo merecían, HoSeok era su guardian y Tzuyu la razón por la que moriría. Así la maldición terminaría.
Pero aquí también está a Lisa, la protectora quién por el lado de la justicia haría lo que sea para detener a su hermana. No sabían cuál sería el siguiente movimiento de Tzuyu, cómo lo mataría ni tampoco quién estaba de su lado ayudándola, pero eso era un trabajo que debían hacer, debían evitar la muerte de SeokJin quitando a Tzuyu del camino y al rey.

Por supuesto.

HoSeok se obligó a salir de sus pensamientos cuando tropezó contra alguien y de no es por esa persona estaría en el suelo con un horrible dolor en el rostro. Se sacudió el hanbok azúl y cuando levantó la vista un cosquilleo apareció en la punta de sus dedos.

-Su majestad- hizo una reverencia con respeto como saludo.

TaeHyung sonrió de lado, no iba a negar que su corazón empezó a latir más rápido por lo brilloso de esos ojos y ese rostro varonil.

-Me disculpo por tropezar, jamás volverá a pasar.

-No hay cuidado- contestó el menor aún con esos dos guardias atrás de él-. Eres el nuevo costurero, ¿Cierto?- HoSeok asintió-. Si es así estaría bien que hicieras nuevos diseños para mí.

-Por el momento solo sirvo al concubinato, hacer ropa para la realeza se necesita de alguien con experiencia.

El principe elevó una de sus cejas.
-Es así... Un día deberá pasar por mi habitación, costurero Jung, así hablaremos mejor del tema- se acercó más hasta susurrar un -: Si sabe a lo que me refiero.

Jung levantó la vista, aún sin expresión alguna.
-Así será- asintió, y TaeHyung sonrió regresando a su postura.

-Muy bien, que sea pronto, no me gusta esperar.

Dicho esto volvió a dar media vuelta y así se retiró siendo seguido por esos dos hombres, por su parte HoSeok sólo se limitó a suspirar, no cabía duda que cualquier miembro de la realeza llegaba a ser despreciable.

- Concubino Varón -

U

n día nuevo llegaba, aún la sensación del momento rondaba por los pasillos del palacio, ahora no solo se decía que el rey llevó a alguien a sus aposentos, ahora también se murmuraba sin creencia que la capa real estaba destrozada y que muy posiblemente era obra de ese concubino.

Mismo concubino que ajeno a la situación masticaba agradable el arroz frito que JiMin había preparado especialmente para él, después el kimchi y finalmente lo trozos grandes de carne en esa sopa caliente. Todo estaba realmente delicioso y eso sólo hacía que su estadía en el lugar fuera un poco más agradable.

Se encontraba solo, a excepción de JiMin quien lo veía cada ves más y más logrando ponerlo nervioso.

-¿Tengo algo en el rostro?- preguntó con la boca llena de comida y uno que otro arroz en sus grandes mejillas sucias.

Park sonrió- Dices que cuando despertaste el trozo de capa ya estaba ahí contigo- SeokJin asintió-, O sea que el rey rompió la capa- volvió a asentir. Vaya... Eso sí que es raro, esa capa ha estado desde el primer rey en este país ¿Sabes la importancia de eso? Ahora que está rota toda la herencia importante de la realeza empieza a desaparecer, estamos viviendo historia para las nuevas generaciones.

-¿Enserio? Supongo que no era tan importante si el rey decidió hacer eso, y menos si era para alguien como yo.

Antes de que JiMin empezara con su interminable discurso de que SeokJin era más que un simple doncel, alguien interrumpió.

Tzuyu, la dama de compañía, llegó directo hacia el chef, ignorando por completo a SeokJin.

-Chef Park- comenzó ella y el nombrado volteó a verla con curiosidad-. La concubina real exige su presencia inmediata.

Él frunció el ceño.
-¿Dijo por qué?

-Especificó que en su tazón de arroz apareció un insecto, está totalmente indignada, molesta y dice prender en fuego el palacio amenos que usted vaya y le de una explicación.

JiMin soltó un gruñido antes de ponerse de pie refunfuñando.
-Vendre enseguida- se dirigió hacia SeokJin-. Sigue comiendo y si quieres más no dudes en pedirlo.

El menor asintió viendo a los dos contrarios retirarse a paso apresurado.

Siguió comiendo tranquilo, esperando a que JungKook se apareciera en algún momento pues no lo había visto en un largo rato y era costumbre encontrarlo incluso entre los arbustos escondido con vergüenza de ser descubierto.
Sonrió dirigiendo su vista a los arbustos más lejanos del jardín trasero y frunció el ceño, está vez no estaba JungKook ahí, ahora una mujer de cabellos negros recogido en una perfecta coleta alta lo veía fijamente.

Un escalofrío recorrió su espalda y cuando ella lo apuntó tragó pesado, siguiente a eso la mujer comenzó a hacer señas de que se acercara, primero lentamente y después con desesperación.

SeokJin no quería ir, pero la curiosidad era más grande, no había visto a esa mujer nunca en el palacio entonces suponía que también era nueva.
Se puso de pie y con duda comenzó a acercarse, ya en frente de ella lo tomó de la mano y lentamente se alejó entrando por los arbustos

Rato después JiMin regresó quejándose de lo exagerada que llegaba a ser JiSoo, estaba dispuesto a quejarse con el concubino pero grande fue su sorpresa cuando sólamente encontró el lugar vacío.

-Ese niño... Ni siquiera terminó de comer y ya se fue- ajeno a la situación comenzó a juntar los tazones.

Sin embargo SeokJin no se había ido, SeokJin había desaparecido.

- Concubino Varón -

-jkookie.

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