Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

12. Decisión definitiva






Jueves, 3 de Junio de 1993.

Planeaba descansar esa noche luego de la cena con papá. El problema es que yo seguía con esas ganas inmensas de contarle a Kathleen todo lo sucedido de aquella tarde con el señor Marlon Redford.

Lo fue así hasta que fueron las dos de la mañana. Caí rendida al sueño, hasta que amaneció y vi que eran las nueve y media de la mañana. Para asistir a la escuela ya no era obligatorio, pues en realidad ya habíamos terminado con los proyectos, las tareas, los trabajos que nos hicieran falta y ahora los exámenes. Aún así, muchos seguían asistiendo para pasar el rato. Y como la escuela tenía una gran variedad de cosas que hacer, lo aprovechaban. De mi parte, solo asistía en muy pocas ocasiones a la Biblioteca.

Era jueves, seguía esperado a Kathleen, pero no había rastro de ella o alguna llamada siquiera. Tal vez seguía con Sean.
Ya había desayunado y había hecho mi rutina de ejercicio como todos los días. Por ahora ya estaba cambiada y había decido ir al cine al enterarme por los periódicos que se estrenaría una nueva película de Al Pacino junto con Robert De Niro aquí en Chicago.

─Adelante ─dije luego de escuchar que tocaran la puerta de mi habitación.

─Buenas tardes, señorita Narella. El joven Warren se encuentra en la Sala.

Hice una mueca y le pedí que le dijera que no tardaba en recibirlo. La gabardina que se colgaba sobre mi brazo la seguía manteniendo. Me acerqué a la ventana para corroborar que el auto de Warren estaba aquí.

Fue entonces que me acordé que había dejado inconclusa nuestra conversación la última vez que nos vimos. Sabía lo que tenía que hacer ahora.
Salí de mi habitación y bajé con lentitud por la escaleras, pensando el modo de decirle las cosas a Warren.

Se dio la vuelta cuando pisé la sala de estar. En sus dedos se encontraba dos boletos, con el nombre de la película de uno mis actores preferidos.

─Buenas tardes, preciosa ─tomó delicadamente mi mano y depositó un breve beso ─. Te tengo una sorpresa.

─Hola, Warren.

─¿Gustas acompañar a este joven a ver la nueva película de Al Pacino con Robert De Niro?

Sonreí casi animada.

─Te informo que eres un joven muy tramposo.

Rió de manera musical, jalándome una sonrisa.

─Este joven busca pasar tiempo con una joven muy bonita, grandiosa e inteligente.

Volteé los ojos con humor.

─Warren, sobre la otra noche...

─Por favor, princesa. Hablaremos de eso en cuanto termine la película. Realmente me gustaría ver esta película con tu enorme presencia.

A mí me gusta ir al cine sola, pensé.

Me limité a asentir con la cabeza, aceptando su propuesta. Me puso la mano debajo de mi espalda para salir de mi casa y subirme al auto de Warren.

En el transcurso había puesto a OMD, y en lugar de hacer la plática que hacía casi siempre con mis conocidos, preferí solo mover la cabeza al ritmo de la banda. No tenía un tema de que hablarle..., salvo la decisión definita que ya tenía dentro de mi mente.

A los minutos llegamos a un centro de la ciudad donde iba la gente con un recurso económico alto. Chicos de mi edad y hasta más chicos entraban y salían por la entrada del lugar.

Nos bajamos en cuanto uno de los muchachos tomó el auto de Warren y desapareció para estacionario. Warren me tomó la mano y yo me dejé para no hacer incómoda la situación.

Al entrar, había un evento de música que se presentaba para el público joven. Me dio la curiosidad de acercarme más, pero escuché decir a Warren que la película ya empezaría en tan sólo unos minutos más. Nos apresuramos a tomar el elevador para llegar a la venta de la palomitas de maíz y los vasos de Coca Cola y unos cuantos dulces a la vista. Pedimos de todo, e ingresamos a la sala VIP que pidió él.

Casi nunca asistía a la sala VIP, sencillamente prefería estar en sala normal con la gente normal.

─¿Gustas tomar un café conmigo luego de la película, princesa?

Acepté sin mucho pensarlo justo antes de que las luces se apagaran y diera inicio a los comerciales previos de siempre.


》《


─Me temo que me ha gustado de más ─dije al salir de la sala.

─¿A qué te refieres, preciosa?

─¿No lo ves? ─lo miré con un poco de diversión ─. Al Pacino y Robert De Niro deberían de ser el prototipo perfecto para una mujer.

Warren dejó escapar una risa de burla.

─Princesa, son malos.

─Pero son hombres de palabra.

Siguió manteniendo la sonrisa a modo de burla. Sin embargo, ignoré lo suyo.
Llegamos hasta el ático donde servían cafés de una gran variedad y hasta postres que se visualizaba en un refrigerador grande de dos puertas. Pedimos cada quien lo suyo y fuimos a una mesa alta en el margen de los barandales, dando la entrada a la noche que estaba por acaparar el cielo aquí en Chicago.

─¿Quieres iniciar tú o yo? ─preguntó en cuanto nos sentamos.

Me quedé en silencio para pensarlo. Pero, ¿qué tenía que pensar?

─¿Qué estamos haciendo? ─pregunté sin pensarlo dos veces.

─Conversando, preciosa.

─Hablo en serio.

─Lo sé ─se mostró un poco resignado ante mi respuesta ─. Narella, yo te quiero.

─Warren, yo de verdad...

─Narella, por favor escúchame ─habló con pasividad, tragándome el nudo de la garganta ─, llevamos varios meses conociéndonos, y aunque hemos ciertas cosas, como besarnos..., no me hacen sentir satisfecho del todo. Sabes que me gustas, y mucho, Narella. Es así de grande que yo quiero conquistarte. Quiero ganarme tu corazón ─me sonrió de lado, siguiendo a un brillo que pasó por sus ojos cafés, luciéndolo como una persona... enamorada ─. Yo te quiero, Narella.

Sus manos alcanzaron los míos por encima de la mesa redonda. No me alejé, lo único que trataba de alejar era esa parte de incredibilidad de algún posible futuro con él. Sabía lo que ya había estado planeando desde que era una niña, y el formar una vida con una persona implicaba en justamente eso, en mis planes. Pero los sentimientos tenían que ser mutuos.

─¿Y si no funciona, Warren? ─lo miré linealmente ─. ¿Qué harás? ¿me echarás la culpa por no sentir lo mismo que tú? Por favor..., sólo amigos, Warren.

─Amigos, amigos... ─soltó mis manos, sintiendo el aire de su movimiento brusco ─. ¿Qué lo que no te gusta de mí? Es la vida tan irónica que cuando llegas a ese punto de tu vida que deseas realizar una familia con una persona y cuando la encuentras en el tiempo justo, te topas con la suerte de que ella no siente lo mismo que tú ─su mirada perdió el brillo que tenía, haciéndome sentir mal ─. ¿No es así? Detrás de mí hay una fila de chicas que mueren por el solo hecho de que yo las mire aunque sea de recorrido.

─Ahí debes buscar. Yo no soy la indicada, Warren. Y no es que no me guste algo de ti, tienes todo para ser el prototipo perfecto para una chica. El problema que yo no siento ese amor que tú sientes por mí. Y aunque lo intentáramos, sé que no... funcionará ─lo tomé de las manos sin quitarle los ojos.

─¿Te gusta alguien más? ─preguntó con tanta rapidez sin entender hasta que lo repetí en mi mente.

─No, no me gusta nadie, Warren ─aseguré con certeza.

Permanecimos los próximos minutos en pleno silencio hasta que él quitó sus manos lentamente. Tomó de su café a sorbos grandes, a lo que yo también hice lo mismo. Había un ambiente tenso. ¿Qué hacía yo? Recordar fragmentos de mis películas. A veces era recordar a situaciones de mi vida que consideraba felices en su momento.

No supe exactamente el tiempo que fue, hasta que él se puso de pie, diciendo que pagaría la cuenta. Esta vez, no emití alguna palabra para hacer amena la tensión del ambiente.
Me puse de pie para caminar al otro lado de la terraza, a visualizar mejor la ciudad mientras Warren se dirigia a pagar la cuenta al lugar del servicio.

Puse las manos sobre el barandal de fierro helado, sintiendo escalofríos por la espalda.

¿Estaba mal? No lo sé. ¿Debía decirle que nos diéramos una oportunidad? No lo sé. ¿Era una egoísta? Tampoco lo sé.

Pero estaba segura de una cosa. Hacer mi residencia, ejercer mi carrera, hacer lo que realmente me apasionaba era lo que haría a partir de terminar la graduación. Solo faltaban pocos días para que iniciara otra pequeña etapa en mi vida como Narella Avnet.

¡Buenas noches, lectores!

Se me ha pasado subir nuevos capítulos, pero con eso de las fechas festivas no me había dado el tiempo. Pero acá estoy, cumpliendo.

Díganme, ¿qué les pareció todo lo que Narella le dijo a Warren? Y viceversa, claro.

Me agrada mucho como Narella lleva las cosas con una cierta calma y madurez. Bueno, eso creo, jaja.

Amor y paz.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro