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Aunque tardaron mucho menos de lo usual en llegar al despacho del director, los empujones y peleas infantiles entre Draco y Ron lo hicieron todo un poco más lento para Harry. Cuando llegaron y pronunciaron la contraseña subieron las escaleras. El director estaba, si, aunque dormido sobre el escritorio. Fawkes los mira con calma y con un graznido despierta a Dumbledore de repente, quien pegó un grito asustado.
— ¿Qué pasó?- voltea a todos lados, cuando se topa con las miradas expectantes de sus tres alumnos más resientes y peculiares— Chicos — dijo con sorpresa—¿Está todo bien?— pregunta curioso. Los chicos tomaron asiento en cuanto el anciano les ofreció la posibilidad con un ademán.
La conversación comenzó con la breve explicación de sus nuevas identidades, desde que se volvieron; Overlord, Rosehell y Weasp — aunque Dumbledore renombró a Ron como Wallace — hasta el descubrimiento de sus marcas ausentes. Sin darse el tiempo a explicar su origen, Harry solo mencionó que su cicatriz, aquella que se hizo "jugando en el pavimento" simplemente desapareció, como si nada. Ron no vio motivo para mentir y solo contó la historia del dragón para su cicatriz faltante, y Draco aludió que una "marca de seguimiento por seguridad" que le habían puesto sus padres desapareció también. La conversación fue inútil, Dumbledore no tenía idea de que pudo causar esas desapariciones, y les sugirió que tal vez el multiverso estaba corrigiendo y borrando cualquier conexión entre mundos que pudiera significar en sus cuerpos. No muy conformes con el resultado de la charla, los dos leones y la serpiente se retiraron rumbo a sus respectivas clases para continuar su día como si no hubiera ocurrido nada. No es como si hubiera sido sencillo dejar de pensar en eso, y Harry y Ron tuvieron dos llamadas de atención por falta de interés en la clase y a Draco casi lo noqueado con un hechizo por estar distraído (Severus tuvo que interferir para salvarlo).
— Ah~ estoy tan emocionado por el partido de mañana— exclama James emocionado, caminando por los pasillos hacia el campo de Quidditch. Tenían una última práctica para el partido contra Ravenclaw.
— ¿Estás bien? — pregunta Peter cuando James estornuda por 18ma vez ese día.
— Si, solo debe ser un pequeño resfriado— le resta importancia el miope de ojos avellana, sin dejar de caminar. Peter y Harry cruzan miradas.
— ¿Crees que se te quite para mañana? — pregunta Sirius, caminando a la par del león de ojos claros, quien afirmaba estar en excelentes condiciones para el partido.
— Yo creo que sí es ese el caso tal vez deberías ir a descansar ahora. Para que se te quite más rápido- opina Ron. James niega con la cabeza, terco.
— James, si es un resfriado, es probable que estés agonizando de fiebre en un par de minutos — Afirma Harry — Sin mencionar que podrías enfermar al resto del equipo y eso no sería útil para nada— le recuerda. James bufa, pero reafirma que estaba bien.
— Bien, pero si te caes de la escoba yo no te agarraré— afirma Harry, dirigiéndose a las gradas para ver el entrenamiento con calma. Ron y Peter lo siguen, y aunque Sirius estaba en el equipo de Quidditch, estaba castigado y no podría jugar o tocar una escoba hasta el semestre que sigue, por lo tanto se fue con los leones nuevos.
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Draco suspira y analiza el libro una vez más. Parecía que ese hechizo era imposible ¿Cómo podía mover la mano tan rápido en un solo segundo? No había forma de que 5 movimientos entrarán en un solo segundo, era prácticamente imposible, por un demonio. Regulus solo estaba viéndolo fracasar repetidas veces, haciendo algunas recomendaciones de vez en cuando para que Draco pudiera lograrlo — aunque ni Regulus podía hacer ese hechizo — pero no habían muchos avances. Lucius por su parte, leía una carta que su madre le había enviado y Severus estaba realizando una poción que debía ser para la clase de posibles que seguía en la próxima semana. Ninguno hacia ruido, salvo las pequeñas explosiones y chispazos que el hechizo mal realizado que Draco practicaba hacia y la suave con de Regulus en algunas ocasiones. Era cómodo, relajante. Draco no se había sentido tan en paz desde hacía mucho, cuando una pregunta le surgió.
— ¿Alguno conoce a Riddle?— Regulus suspira y apoya su mentón en su mano. Severus lo mira por sobre su hombro un momento antes de seguir revolviendo la poción y Lucius ni se mueve.
— ¿Tom Riddle? ¿De 7to año?— pregunta Severus desconcertado, sin quitarle su atención a la poción burbujeante.
— Si, ese mismo — responde Draco— Lo vi una publicación vez en el el callejón Diagon y nunca más super de él — mintió— Me dijo que algún día sería prefecto de su casa ¿Lo logró?— se hace el distraído.
— Ah si, solía ser prefecto de Slytherin el año pasado, pero era muy prejuicioso y le quitaron ese puesto para dármelo a mi — responde el rubio de pelo largo sin mucho interés, concentrado en la carta entre sus dedos— La verdad es que es un tarado— asegura. Draco lo mira con algo de asombro, jamás vio a su padre hablar de quién alguna vez sería Lord Voldemort con tanta osadía y relajación. Suponía que entonces Riddle aún no ejercía nada.
— Si, es algo mandón y un cascarrabias— afirma Regulus apoyado en el respaldar de la silla dónde estaba sentado— Entiendo que la pureza de la sangre puede ser muy importante para algunos, pero ese hipócrita se pasaba de veras— se mofa.
— ¿Hipócrita? — repite Draco desconcertado. Regulus asiente.
— El muy bruto es un mestizo ¿No sabías? — Draco se mostró realmente sorprendido ¿Qué?.
— No, hablé con él unos minutos y luego se fue. No me dijo mucho— responde siguiendo la mentira. Regulus niega con ma cabeza.
— Insulta y desprecia a los sangre sucia pero él es uno— vira los ojos, como si fuera un caso Imposible. Draco estaba asombrado, esto era más que nuevo— Pero el chico es inofensivo — asegura relajado, eso desconcertó a Draco.
— Si, el chico es casi un squib — asiente Lucius— No sé bien que pasó, pero en cuarto año tuvo un accidente durante las vacaciones de Navidad y cuando regresó a Hogwarts su magia era casi nula. De hecho, casi no lo dejan ingresar en varias materias —menciona, dejando la carta ya acabada en el escritorio a su lado. Draco estaba asombrado ¿Entonces no habría un Lord Oscuro? No, podía lograrlo de alguna otra forma, estaba casi seguro de que no podían tener tan buena suerte ¿No?
— De todas formas — habla Severus, dejando descansar la poción— Ese chico es muy hostil. Creo que es algo inestable — menciona, limpiándose las manos con una toalla humedecida en agua.
— Si ¿Verdad? — responde Regulus— Pero creo que está en una relación— menciona dudoso.
— ¿Qué?— suelta Draco más asombrado todavía. Este mundo estaba de cabeza ¿O qué?
— Si, creo que no es de Slytherin, sino de Ravenclaw — menciona Regulus sujetándose el mentón, pensativo. Lucius y Severus cruzan miradas sorprendidos, eso era raro hasta para ellos.
— Que extraño, el chico parecía incapaz de sentir felicidad siquiera— se burla Lucius. Severus le da con la toalla húmeda en la cabeza— Bueno, ya te entendí— se queja el rubio, arreglándose el cabello de nuevo, con los dedos.
— Si, es raro...— asiente Draco, más para si mismo que para los otros. Qué mundo tan raro.
Para la cena, los cuatro Slytherins parecían más idiotas que cualquiera, porque estaban los cuatro mirando hacia donde comía Riddle, como si el acosarlo con la mirada fuer a ser alguna diferencia o los ayudará a descubrir si el rumor era cierto o en realidad serán puras patrañas. Riddle parecía no estar enterado de que 4 idiotas lo veían tan fijamente, pero los demás Slytherins si lo notaron, y estaban más que incómodos con la situación. Por otro lado, en la mesa de los leones, Harry no paraba de darle a James con un caño — no literalmente, solo de forma verbal — ya que tal parecía que lo que James tenía no era un resfriado sino gripe, y ahora estaba mareado y con una temperatura corporal de los mil demonios y contagió a Sirius y a Peter. La rata y el perro estaban en la enfermería, haciéndose chequeo con Madame Pomfrey — era casi seguro que Remus los estaba retando desde su camilla todavía — y James, por algún motivo, se las ingenio para ir a cenar a la mesa del Gran Comedor, aunque no duró mucho y Harry tuvo que llevárselo al cuarto de nuevo para que descansara, y con algo de suerte muriera en paz. Y ahora, lejos de estar preocupado por su salud, James solo podía pensar en una cosa, y esa era "El Partido de Quidditch de Mañana". Si, un día súper inútil.
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