Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 43

Durante su vida, ha aprendido a luchar y encontrar demasiados obstáculos y a cual más difícil.
Fue  padre muy joven, y tuvo que dejarlo todo por cuidar de su hija, y cuando por fin vio un rayo de luz en su vida, todo vuelve a nublarse. Su corazón sigue resistiéndose de abandonar a Lorena, pero ese mismo día le daban el alta a su hija y Miguel le había pedido que regresara lo antes posible para cerrar una venta. La situación para Aurelio era algo complicada, pero aún así estaba dispuesto a luchar por el amor de Lorena.

Lo primero que hizo fue hablar con su  hija.

—Papá, te noto nervioso. ¿Todo va bien?

—Si y no.

—No comprendo. Es sobre mí, por qué si es así yo me encuentro perfectamente. O es sobre mi madre.

—Irene, esto...A ver por dónde comienzo... Sobre tu estado de salud, hasta el momento va todo bien, los médicos han dicho que tu cuerpo ha admito los órganos bien y con un tratamiento y revisiones podrás tener una vida normal. Sobre tu madre, sabes que te dije que tú hermano murió. Nada se pudo hacer por salvarle la vida. Y desde aquel día que me la cruzé no la he vuelto ha ver. Y espero no verla más.

—Entonces papá, si todo va bien, porque estás así de inquieto.

—Irene, quiero decirte que me enamorado de Lorena. Estás semanas la he podido conocer mejor y me gusta demasiado. El problema es que me tengo que separar de ella. Nosotros volamos está misma noche para España. Y ella no puede dejar su trabajo.

—Papá me alegro mucho que te hayas enamorado y de Lorena mejor. Me cae super bien, es tan buena. Qué pena que no puedas casarte con ella. Me hubiera gustado que sea mi mamá.

—Tranquila mi amor, todo se solucionará.

Ese momento, tocaron a la puerta, era Raúl con una enfermera y el doctor Soto. Durante un rato hablaron con Aurelio explicándole la evolución de Irene, el tratamiento que debe tomarse y algunas recomendaciones que debe seguir.
Aurelio feliz de que por fin su hija pueda llegar a ser la que era, agradeció a los médicos todo lo que  habían hecho por su hija. Al llegar el turno de Raúl, Aurelio le estrechó la mano preguntándole si podía hablar en privado con él. Éste aceptó sin ningún problema.

Un par de horas después, tras haber terminado su ronda de visitas y haber dado algunas altas. Raúl se hallaba leyendo unos papeles cuando tocaron la puerta. Se trataba de Aurelio.

—Hola Doctor Asbal, siento molestarte.

—No, para nada, pase Aurelio y puede tutearme. ¿Quiere un café?

—Agua está bien.—  Raúl le hizo entrega de una botella de agua y seguidamente se preparó su café tomando de nuevo asiento en su sillón.

—Dime Aurelio, ¿de qué querías hablarme?

—Pues se trata de Lorena. Yo... diríamos que yo estoy interesado en ella. De hecho hemos tenido algunas citas y cada vez que pasaba más tiempo con ella más nos hemos enamorado. — Raúl alzó una ceja escuchando en silencio Aurelio.

—Yo... esto suena un poco antiguo, pero yo quiero hacer bien las cosas y quiero pedirle la mano de su hija. Quiero, claro si ella me acepta poder casarme con ella.

—¿Aún no se lo has pedido?—Miró extrañado Raúl aquel hombre que aún permanecía nervioso.

—No, porque hoy mismo viajo para España y entiendo que ella quiera seguir trabajando. Y de paso así me dará tiempo de hablar con Miguel y buscar la manera de venirme aquí con mi hija.

—¿Estarías dispuesto a dejar todo por Lorena?

—Si, estoy más que dispuesto, es lo que más deseo poder estar cerca de Lorena y hacerla mi esposa, si ella me acepta claro.

—Me quedado abrumado. No sé qué decirte, lo único que puedo decir es que si mi hija te acepta yo estaré muy feliz por vosotros. Y cuentas con mi ayuda y apoyo para lo que necesites. —Raúl se levantó de su sillón  rodeando su mesa contento, le extendió la mano Aurelio dándole un gran abrazo deseándole suerte.

Los días iban transcurriendo demasiado lentos por la noche, demasiado rápido por el día. El impulso de estar con Aurelio hacia que Lorena mostrase aunque fuera en apariencia, que estaba bien. Cuando por dentro, su angustia iba lentamente axfisiándola.

Aquella tarde estaba con sus hermanas comprándose el vestido que llevaría en la boda. Esme y Marta intentaban apaciguar su tristeza demostrándole su cariño.

—Mamá, tía, estoy bien. Es solo que aún me acuerdo de Aurelio. Parece que hayan pasado ya cerca de tres semanas desde que se despidió de mí.

—Pero si habláis por teléfono, si te la pasas todo el día pegada al móvil.

—La verdad es que es mi droga. Si no hablamos es como si nos faltase algo.

—Esme, deja de regañar a Lorena y ven, pruébate tu vestido yo me tengo que ir  para hablar con el abogado, hoy me ha llamado, al parecer los trámites de la adopción sobre Mariela ya están listos.

—Qué bueno Marta, qué pena no poder acompañarte.

—Tranquila Esme, además ya tienes bastante con estar al cuidado de Miguel y al pendiente de las trillizas. Qué feliz me siento de verlas tan unidas. Ojalá Eloísa pudiera verlas.

—Ojalá. Y gracias a Dios nuestro mayor deseo se ha concedido.

Marta se despidió de Esme y de las trillizas marchándose todo deprisa. Hoy por fin le entregarían los papeles de adopción y Mariela sería su hija.

En la calle, Marta abrazaba de nuevo a Mariela. La niña no dejaba de llorar por tener que dejar a su hermano.

—Mariela mi amor, ¿quieres quedarte con Nick?—Le preguntó Marta limpiándole sus mejillas.

—Quiero estar contigo. —La voz dulce de Mariela hizo comprender a Marta que también necesitaba a su hermano.
No muy lejos de allí se encontraba Nick cargando una maleta con ropa de su hermana.
Al verlo, Marta lo saludó invitándole a comer.

Un rato más tarde, Nick, Mariela y Marta comían felices. Marta le contaba a Mariela cómo era la finca y que ella era profesora. La niña no paraba de hacerle preguntas entusiasmada, mientras Nick permanecía escuchando la conversación en silencio. En toda la comida había abierto la boca. Tan sólo para dirigirse a su hermana e intercambiar algunas palabras con Marta.

—Nick, entiendo que debe ser duro para ti separarte de tú hermana. Quiero que sepas, que mi casa está abierta para cuando decidas ir a visitar a tú hermana.

—¿En serio? Me dejarías poder ver y estar con Mariela.

—Por supuesto. Siempre y cuando te portes bien.—Marta le estrechó su mano dedicándole una sonrisa.

—Gracias Marta por todo. Ahora me quedo más tranquilo, sé que mi hermana tendrá lo que nunca supimos darle su verdadera familia. Amor. Cuídala mucho Marta, yo debo marcharme de gira con el grupo a mi regreso iré a verla.

—Toma mi dirección y mi número de teléfono. Por favor, no olvides de llamar.

—No lo haré. —A continuación, Nick se despidió de su hermana, fue una despedida amarga y dolorosa, tener que ver cómo otra persona cuidará de tú hermana. Pero si algo estaba claro, era que Marta sabría darle ese cariño, y amor que tanta falta le hacía a su hermana.

Aquella noche toda la familia salieron a cenar. Tenían mucho que celebrar, una de ellas era dar la bienvenida a la familia a Mariela, y lo que menos esperaban era que Raúl le pediría formalizar su relación a Nadine proponiéndole irse a vivir juntos.
Sorprendida, Nadine aceptó encantada dándole un beso y aceptando el anillo que Raúl deslizó en su dedo anular.

—Ves Lorena a tú padre no le da vergüenza besarse delante de todos. A esto si lo llamo amor.—Le dijo Emilio a Lorena guiñándole un ojo.

—Qué gracioso eres Emilio. —Protestó Lorena sacandole la lengua.

—Raúl pídele en matrimonio, que no sois unos chavales.— Surgirió Marcos.

—Todo a su debido tiempo, ahora debéis casaros vosotros. Y darme más nietos tan guapos como Miguel.— Agarró a su nieto dándole un beso en su regordeta mejilla empezando a jugar con él.

Seguidamente Marta se levantó y alzando su copa de champagne quiso hacer un brindis.

—Brindo porque esta noche estemos casi toda la familia reunida celebrando un gran momento y espero que sean muchos más—Con su copa en la mano Marta brindó chocando las copas de los demás sin poder dejar de reír. Esa noche era especial para cada uno de los componentes de la familia.

Raúl había encontrado en Nadine la mujer perfecta.  Había reconocido a sus hijas dándole no solo su apellido, si no también la oportunidad de conocerse como padre e hija.
Marta había cumplido uno de sus sueños, poder ser madre.
Esme era feliz de ver a Eloísa y Mariola felices con su parejas, aunque seguía un poco preocupada por Lorena de verla tan sola.
Eloísa no tenía palabras para describir lo que sentía estar cerca de Marcos. Con él había aprendido lo que significa la palabra amor y día a día se lo demostraba.
Emilio había sufrido, se había lamentado tantas veces de amar a Mariola y tenerse que separar de ella pensando que ya nada tenía sentido. Sin embargo, su amor fue más fuerte que ellos mismos, y en estos momentos junto a Mariola y su hijo se siente un hombre  afortunado.

Todos ríen, todos hablan y muestran su amor y lo felices que se sentían en ese momento.
Dentro de cada uno de ellos, había una dicha de que por fin sus deseos se hubieran hecho realidad.

___________________________________

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro