Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 34

Preocupado por la situación que estaba pasando su hija, Raúl viajó hacia España para poder estar junto a Eloísa.

Nada más ver a su hija, Raúl la abrazó aguantando el dolor que daba comienzo dentro de él.
Su hija ya no era la misma. Sus ojos azules risueños se habían apagado y su semblante no lucia con la misma belleza.

—Eloísa por favor hija no quiero verte así. —Las palabras de aquel padre debían ser alentadoras. Pero no lo eran, ni siquiera podían despertarla en la penumbra que se había refugiado.

Dejándola descansar, Raúl habló con Esme y Lorena. Las dos mujeres no podían deshacerse de ese lamento que llevaban cargando desde hace semanas.

—Raúl no sabemos ya qué hacer para sacarla de ese abismo y sea la muchacha alegre que era. Eloísa se ha encerrado en el sufrimiento de la perdida de su hijo y no quiere luchar.—Esme volvió a sollozar. Ver a su hija como se consumía día a día y no hacía nada por luchar la estaba matando de tristeza por dentro.

—Te entiendo Esme. Y lo peor de todo que ha comenzado a odiar a Mariola porque ella si va a dar a luz a su bebé. Yo tampoco sé qué hacer. Siento que todo se me va de las manos.

—Papá, mamá. Debemos de ser fuertes. Entiendo que ver a mi hermana en ese estado nos aflija. Yo he llegado a pensar que se venga conmigo a París. Lejos de todos estos recuerdos.

—Hija, la estarías separando de Marcos. Ellos se quieren y no voy a permitir que la historia se repita de nuevo. No quiero imaginar por la angustia que estará pasando Marcos. Buscaremos otra solución.

—Y si la llevamos a la finca. Allí estará cerca de Marcos y ese lugar es tranquilo.

—Esme me niego.

—Papá, mi mamá lleva razón, allí Eloísa podrá recuperar se. ¿Acaso no es eso lo que quieres?

Raúl se giró dándole la espalda a su hija. Sus recuerdos volvieron a parecer.  Su hombría le impedía llevar allí a su hija, aun así tuvo que tragarse su ego y admitir que Eloísa estaría bien en aquel lugar.

Días después viajaron hacia la finca. Allí los esperaba Miguel feliz de ver de nuevo a sus nietas.

El primero en pasar dentro de la gran casa fue Raúl. De nuevo tenía cara a cara a Miguel. Su mirada se volvió dura, sus puños estaban casi blancos y la ira que sentía crecía por milésimas de segundos.
En cambio Miguel no movió ni un músculo. Permaneció quieto a la espera de lo que pudiera hacerle Raúl.

—Te lo advierto Miguel, si le haces algo malo a mis hijas te juro que no voy a responder de mis actos.

—Raul perdón. Perdón por todo el daño que te hice. Sé que no tengo excusas, pero aún así necesito que me perdones. Te prometo que cuidaré de mis nietas. Jamás la lastimaría.—En esa mirada donde había visto tantas cosas y los años habían corrido demasiado deprisa. Aquel anciano mostraba arrepentimiento, suplicando que lo perdonaran. Algo muy difícil de conseguir puesto que el dolor que llevaba almacenado Raúl le pesaba demasiado como para hacer que no había ocurrido nada.

Raúl sin decir nada más se fue en busca de su padre dejando que las mujeres acomodasen a Eloísa para que estuviera lo más tranquila posible.

Durante su estancia, Miguel permaneció lo más alejado de Raúl procurando ser cordial mientras estuviera él. Miguel había aprendido que la soledad no era la mejor aliada de una persona, durante los días que ha permanecido en la oscuridad de su casa solo, había comprendido que uno no puede imponer su voluntad a los demás.

Tras despedirse Raúl de su hija, le pidió a Esme y Marta que la cuidasen y si hubiera algún problema se lo comunicaran inmediatamente. Acto seguido agarró su maleta y junto a Lorena y tras haberse despedido de su familia se dirigieron hacia el aeropuerto.

En París, Mariola estaba feliz porque le quedaban pocas semanas para que su hijo naciera. Junto a Emilio que estaba pendiente de ella, y la trataba con mucho cariño. Tras lo ocurrido con Eloísa, ambos se alarmaron. Afortunadamente su embarazo iba  transcurriendo bien y por las ecografías los médicos le decían que su hijo estaba bien.

Sonriente y feliz Mariola fue a la empresa de Emilio, ese día quería darle una sorpresa.

Al llegar a la empresa, la secretaria muy amable le dijo que esperase un momento puesto que Emilio estaba reunido.

Mariola tomó asiento, agarró una revista comenzando a ojearla, mientras esperaba pudo oír una voz que para nada le resultaba familiar.  Curiosa se levantó y pegó la oreja a la pared.
Se trataba de una voz femenina y ¿Emilio?

—Pensaba que ibas a romper con ella Emilio, creía que yo significaba algo para ti. Me has estado engañando todo este tiempo. Cómo he podido ser tan tonta.

Mariola cerró por un instante sus ojos respirando con dificultad, aquella conversación no le estaba gustando nada. Decidida abrió la puerta quedándose parada viendo las caras de aquella pelirroja que lloraba amargamente y la de Emilio. Sin duda se quedó sorprendido al verla.
Sin perder tiempo, Mariola caminó hacia esa mujer que se encontraba de pie muy cerca de Emilio, de echo tenía una de sus manos puesta en el brazo de él.

—¿Qué está ocurriendo aquí Emilio?—Alzando su cabeza orgullosa Mariola observando de arriba abajo aquella mujer que aún permanecía quieta mirando al suelo.

—Hola mi amor, qué bueno que has venido. Ven te voy a presentar a Ina. Ella es una vieja amiga.

La pelirroja apenas se movió puesto que se sentía avergonzada.
De pronto se hizo un silencio glacial, los tres se miraban sin pronunciar palabra alguna.

—Emilio creo que me marcho.—Agligida Ina agarró su bolso y se marchó echando un último visitazo a la pareja.

Al cerrarse la puerta, Mariola encaró a Emilio.

—¿Se puede saber porque esa mujer te pedía que no la dejases?

Emilio sintiéndose acorralado, se defendió con una mentira.

—Mariola mi amor, Ina sólo es una vieja amiga, ella siempre me ha querido a pesar de que hayan pasado varios años. Mariola mi amor, yo te amo a ti.

—Si en verdad me quisieras ya te hubieras casado conmigo. —Expetó furiosa Mariola al borde de las lágrimas.

—Mariola no empieces. Sabes perfectamente que no deseo casarme, ¿no estamos viviendo juntos? ¿Acaso eso no es lo mismo que  estar casado?

La intervención de la secretaria de Emilio hizo que la discusión finalizarse.
Lanzándole una mirada asesina Mariola salió encrespada hacia la calle.

Nada más poner un pie en la calle, Mariola se encontró de frente con Ina. Mirando hacia el cielo suspiró impaciente, pero con ganas de decirle cuatro cosas a esa mujer. Cuando Mariola se disponía a seguir caminando. No pudo dar más de dos pasos, Ina le pidió un minuto para hablar.

—A ver Ina, ¿Qué me tienes que decir?

—Mariola, sólo quería decirte que he estado viendo a Emilio, lo quiero y siento decirte que el nunca se va casar contigo. Lo trataste como si fuera tan solo tú amante, mientras que nosotros teníamos planeado nuestro futuro. Agradece al hijo que llevas dentro de tu vientre de que Emilio esté aún a tu lado.

—Mira Ina no te creo ni una palabra.  Emilio me ha demostrado que me ama y yo lo amo también. El no tiene ojos para otra mujer y confío en él.

—Muy segura estás Mariola. Creo cuando Emilio se quede arruinado, aver donde queda ese amor que dices tenerle.

Sorprendida, Mariola permaneció pegada al suelo sin poder creerse que Emilio estuviera al borde de la ruina y no hubiera confiando en ella.
Sus lágrimas de algoparon en sus ojos anunciando una tristeza y decepción. Emilio no había confiado en ella. ¿Podría llevar razón Ina?

Al llegar a su apartamento, agotado Emilio se sirvió un vaso de coñac, estaba tan decaído que se lo bebió de un trago.
Tras el sintió los pasos de Mariola, sabía que tenía que hablar con ella.

—Porque me has mentido Emilio.

—No te mentido Mariola, lo único erap que pensaba que podía solucionar el problema y al parecer he acabado perdiéndolo todo. No tengo nada Mariola. La fortuna de mi familia se ha disuelto por culpa de las deudas y por la mala administración.
No tengo nada Mariola salvo tú amor, si quieres permanecer al lado de un miserable como yo.

—¿Quien es Ina?

—Ella es mi ex novia. Cuando te conocí a ti estaba saliendo con ella. Ella siempre me ha querido, yo también pensaba que la quería hasta que nuestros caminos se cruzaron y te conocí a ti. Dejé a Ina por ti. Y si la he estado viendo, es porque su padre es contable y necesitaba su ayuda para poder salvar algo del patrimonio de mi familia. Pero ni con esas. Siento mucho Mariola si no te lo he dicho, pero...no encontraba el suficiente valor para decírtelo. Soy un cobarde y espero que me perdones por no poder ofrecerte a ti y a mi hijo lo que os merecéis.

—Emilio mi amor, cómo puedes pensar así. Yo no necesito lujos si te tengo a ti. De qué me sirve el dinero si cuando vuelvo a casa no hay quien me llene el corazón, que me haga de sonreír, con quién poder hablar. Sólo te tengo a ti Emilio,  puesto que ya no hay noche sin tus ojos mirándome como tú lo haces, me quedo sin fuerzas sin tus besos y nada valgo  sin el perfume de tu amor.

—Ven Mariola, déjame abrazarte, y decirte que este pobre corazón sólo late con tu amor. Necesito un poco de tu miel, esa dulzura que me atraviesa y me envenena de pasión.
Te quiero Mariola, perdóname por mí cobardía.

—¡Ay, qué me emociono! Emilio no vuelvas más a ocultarme nada. Juntos superaremos este mal bache. No me importa si eres rico o no, sólo me importa que juntos criemos a nuestro hijo.

—Mariola—Sus ojos claros se clavaron en ella, dejandose caer en el suelo Emilio le pidió a Mariola que se casara con él.—Siento si no puedo ofrecerte riquezas, te doy mi corazón y hasta mi alma si deseas ser mi esposa.

—Me lo tengo que pensar, puesto que estamos viviendo juntos para qué casarnos.

—Pero Mariola, si no te lo he pedido antes fue porque tenía miedo a ser rechazado. Tú estás acostumbrada a lujos y yo...

—Emilio cállate que estás más guapo. Si dices todo eso de mí es porque no me conoces.
Y por lo que veo no lo suficiente como para casarnos.
Te amo Emilio, pero si no confías en mí como para contarme tus problemas debo decirte que lo mejor es alejarnos.

—¿No estarás hablando en serio?

—El matrimonio es algo serio, no sólo  es firmar un papel. Son unir dos vidas, confiar el uno en el otro y buscar soluciones a los problemas. Pero tú Emilio no lo has hecho. Me has visto como una niña caprichosa. Me has decepcionado Emilio. Ahora sí me disculpas me voy a casa de mi hermana.

Dejándolo solo Mariola se marchó. Al cerrar al puerta, también se cerró algunas de sus ilusiones. Amaba a Emilio con todo su corazón, pero el no haber confiado en ella había puesto una barrera entre ellos.



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro