Harto de verse tirado en el suelo, Nick se levantó afligido, se montó en su moto comenzando a conducir sin rumbo. De pronto se vio parado en la puerta de la casa de Lorena. Al ver que había una luz encendida, decidió tocar la puerta. Debía arriesgarse, la necesita.

Al abrir la puerta y ver a Nick, Lorena se quedó colgada de su mirada tan tierna. Iba abrir la boca. Demasiado tarde, él ya la tenía abrazada dejando que su lamento fluyera por su rostro desahogándose en ese abrazo.

Con delicadeza Lorena le limpió sus lágrimas besando sus labios. Era una oportunidad perfecta para saber si Nick la quería o no.

En ese momento la tristeza aún permanecía dentro de Nick, solo tenía el consuelo que estaba con la mujer que ama. La única que lo comprende y a la cual quiere.

Volvió de nuevo agarrarla de su cintura para besarla, necesitaba sus besos, no quería sufrir puesto que sentía que algo en su vida comenzaba a desgarrarse. Quería dejar de pensar y disfrutar de ella, clavar sus ojos en ella haciéndole entender que la ama y que la necesita.

—Nick, vaya sorpresa.—Sus mejillas estaban rojas y su cuerpo intentaba sobrevivir ante la delicia de probar la miel de sus besos.

—Lorena, perdóname, perdóname.—Aquella palabras fue lo único que pudo decir antes de marcharse.

—Nick, ¿Por qué debo perdonarte?

—Porque te he lastimado Lorena, yo no soy un hombre cualificado para ti, soy un desgraciado. Esperabas algo en mí, algo que ni yo mismo sé si podré hacer.

—Mira Nick, pasa y hablamos. Ven. —Lorena agarró del brazo a Nick invitándole a pasar a su casa.

—Tòmate este té, te sentará bien. Ahora dime que te pasa para qué estés así tan afligido.

—Lorena, hoy el productor nos ha dicho que en varias semanas nos vamos de gira y también en pocas semanas es el juicio por la custodia de mi hermana. Y...yo he querido renunciar a irme de gira, pero Lina y los demás se han molestado conmigo y diríamos que me han exigido que me vaya de gira con ellos. Al final no voy a poder luchar por mi hermana. Lorena, me falta coraje y valor, no tengo ni idea que debo hacer.

—A ver Nick, no te precipites. De todas maneras si te vas de gira, el juicio será un día de la semana, y cuando vosotros dais los conciertos son los fines de semana  por la noche. Por lo cual puedes estar en dos sitios a la vez. Puedes coger un vuelo presentarte en el juicio y por la noche estar con tus compañeros.

—Joder Lorena que no soy Spider-man.

—Sé que podrás Nick, solo es cuestión de organizarse. Pero no puedes abandonar a tú hermana, ella te necesita. Nick por favor, Mariela te necesita y tú eres el único que puede salvarla de que sufra más.

—Lorena yo siempre he sido un irresponsable, creo que no seré capaz, yo...

—A que te pego un hostia a ver si te espabilas de una vez. ¡Pero leche! Ya está bien, tú eres su hermano y también amigo. Por lo cual puedes ayudar a todos. Así que y espabílate.

Ver como sus ojos añiles le transmitían esa valentía de la cual él no podía encontrar, Nick la abrazó inhalando su perfume acariciando su espalda. La quería tanto que le dolía si la perdiese. Ella es tan cariñosa, tan  especial como lo hacía sentir vulnerable acabando  hipnotizado. Con ella no puede encontrar la tristeza, sin duda ella es su máxima ilusión.

Sus ojos se clavaron en los de él intentando indagar lo que siente. Paulatinamente se acercó a él rozando sus labios convenciéndose que la quiere, aprendiendo de algo que desconoce y si podrá sobrevivir si Nick la rechazara.

Para Nick, su cuerpo no se ponía de acuerdo con mente, su mente le decía que la dejase y su cuerpo le pedía que la rozase que la tomase. Al notar las manos de ella como le quitaba su chaqueta, él se dejó hacer profundizando más su beso muriéndose de ganas por tenerla entre sus brazos.

Como si de una muñeca de porcelana se tratase, Nick empezó a provocarla. Una vez  habiéndola tumbado en la alfombra notando el calor del fuego de la chimenea. Sus sentidos ya habían comenzado a funcionar, ya no podía parar, ella había hecho que perdiese la cordura precisando rozar su piel, dejándose envolver por sus caricias, poder mirarla como si se tratase de un paisaje nuevo, el motor que genera los latidos palpitaba tan fuerte de poder  ver la desnudez de ella. Ella por fin podía rebasar ese límite y poder tocar su libertad con el hombre que más ama. Ella había caído presa de sus besos, cada caricia lograba estimularla más activando el fuego de su piel comenzándose alterar puesto que aún no lo había hecho con ningún hombre.

Tomándose su tiempo Nick le iba despojando de su ropa a la vez que besaba cada parte de ella, logrando que su fanatismo le sacudiera con violencia el deseo de que Nick fuera el primer hombre con el cual mantendría relaciones.

Su piel era como la seda, sus manos vagan por su figura haciéndola temblar, ella apenas podía decir nada, su fuego comenzaba arder gozando con todo lo que le hacía sentir él. Sus pieles se rozaban, sus besos eran todo una delicia y el erotismo los llamaba a la pasión.

Había descubierto que Lorena era virgen, a pesar de su silencio Nick la contempló mientras ella se recomponía del asalto.

—Yo...lo siento Nick, creo que debí decirte que era virgen.

—A buenas horas  vas y lo sueltas. Pero tranquila, he disfrutado y me has hecho feliz de ser el primero. Te quiero Lorena, te quiero y aunque no soy un hombre perfecto, no soy un empresario rico ni nada por el estilo, prometo hacerte feliz. Esto no es un cuento de hadas, pero espero que sea nuestro cuento.

—Nick, yo también te quiero. Y gracias a ti se me ha concedido un deseo. Eres un hombre alocado, pero tu locuras hace que me impaciente y te quiera tal y como eres.

De nuevo sus corazones latían al mismo compás, sus besos eran el ritmo y sus caricias la melodía que los arrastraba a seguir deleitándose uno del otro.

Al terminar, Nick estaba sudando, se deshizo del preservativo y volvió de nuevo junto a ella. La abrazó besándola de nuevo susurrándole al oído una poesía que escribió cuando la vio por primera vez.

—No sabía que eras un poeta, Nick.

—Solo son versos. Te duele Lorena.

—Un poco, pero es normal, ha sido la primera vez. Me avergüenzo de que a mi edad aun no tenga experiencia.

—No tienes por qué avergonzarte. Además quiero que sepas que te quiero, y me acabas de hacer el hombre más feliz del mundo.

Girándose lentamente Lorena le dijo que por favor lo repitiera. Aun no podía creerse que Nick la amase. No había nada que decir y mucho menos cambiar. Cuanto lo quería y ahora que por fin había conocido lo que es sentirse amaba por un hombre, no había nada que ocultar. Se había enamorado de Nick y él sentía lo mismo hacía ella. Aquello era todo lo que había soñado y por fin su deseo se había concedido.

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POESÍA

Y si cuando llega la noche

Entre sueños e ilusiones

Tu mano mi rostro de nuevo tocase

y recorriéndolo la sintiera

y girando la cabeza viera

que contigo en la cama otra vez estuviera.

Y si mientras vuelan juntos nuestros sentidos,

mi mano la tuya tocase, y sintiera el calor

de tu cuerpo junto al mío.

Y si luego mis brazos te rodearan

Y mis labios comenzaran

Despacio tu cuerpo a besar

Tus manos me vuelven a acariciar

y nuestros cuerpos juntos

Empiezan a dejarse llevar

Y si de nuevo

Acerco mis labios a tu oído

Y te digo una suave cosa

"TE QUIERO"

Y si al despertar

Estuvieras ahí junto a mi acostado

A mi cuerpo abrazado

O simplemente a mi lado tumbada

Así podría recorrerte con mi mirada

Y ver tu carita de enamorada.

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