Capítulo 29
Antonio estaba en casa por la mañana, se había tomado un día de descanso en su trabajo, y se dedicaba a nada relativamente importante en ese preciso instante. Estaba sobre el sofá de su sala, mirando un par de revistas de chismes pasados ya, las había comprado él mismo hacía pocos días, pero las había olvidado completamente, mientras bebía de una lata de refresco y comía papas de una bolsa mediana. Sus ojos pasaron noticia, tras noticia, de actrices, cantantes, gente rica, admiró a las modelos de Victoria Secret's posar para el anuncio de un nuevo perfume que salía a la venta, también vio a una provocativa mujer posar para un anuncio de Chevrolet la cual observó con minucioso cuidado. Leyó entonces una noticia que le llamó la atención.
¡Nuestra queridísima Alessandria Serrano vuelve a casa!
Antonio sonrió, conocía a esa modelo. Bueno, no en persona, pero sí que la admiraba en revistas y siempre seguía sus pasos en las redes. Le agradó mucho la idea de estar pisando el mismo país que ella, aunque fuera.
Medios afirman que se quedará un buen tiempo, debido a que está por abrirse un nuevo camino en los negocios. No sabemos si abandonará su exitosa carrera como modelo internacional, pero ella misma afirma que ha trabajado muy duro, que su trabajo en Europa la llenó en todo los sentidos y ahora quiere darse un descanso, estar con su familia, buscar alguna relación estable, (aunque bien se sabe que luego de su adinerado novio Leonardo Gibeli no ha tenido otros romances) y seguir llegando cada vez más lejos. No sabemos en qué sentidos, por ahora, pero lo que sí es cierto es que estamos muy contentos de que vuelva a su país natal con humildad y más sueños por delante. Esperando que le vaya muy bien en lo que va a emprender, y deseando, por supuesto, en ser los primeros en recibir esas noticias.
A esa nota, la seguían algunas fotos de ella haciendo lo que mejor sabía hacer, posar para la cámara. El siguió observando las notas de la revista, hasta que las páginas de esta se acabaron y la tiró a su lado en el sofá para encender la Tv. Pasaban una película que vio desde la mitad hasta que acabó y se dio inicio a un programa de chismes, el cual Antonio no se perdió. Era fanático de estas cosas.
Hablaron de tal artista que estaba teniendo problemas familiares y su salida estaba siendo el alcohol, luego hablaron de una actriz que había decidido operarse la nariz por quinta vez, para hacerse un cambio nuevo porque, según ella, no le gustaba verse igual por mucho tiempo, luego hablaron de lo que para ellos, era la nueva y más fresca noticia.
―¿Recuerdas a Leonardo Gibeli? ―Preguntó una de las animadoras del programa a su compañero, sentados en lo que era una aparente sala donde discutían los chismes de la farándula.
―¿No es el supuesto novio, o exnovio, de Alessandria? Digo esto porque ellos nunca terminaron su relación públicamente. No tengo idea de si son o no son algo ―Contentó su compañero animador, con una sonrisa de galán―. Solo supe que desgraciadamente tuvo un accidente que lo dejó en silla de ruedas y luego perdió físicamente a su madre.
―Así es Gabriel, fue lamentable lo que le pasó al exnovio de nuestra Alessandria, pero desde este estudio le mandamos saludos y muchas bendiciones. La cosa, es que ayer y anoche, luego de mucho tiempo escondido de la sociedad, lo captaron nuestras cámaras en un restaurante con una muchachita que no se sabe de dónde salió. No es famosa según lo que podemos observar ―En eso, una imagen del mencionado Leonardo Gibeli salió a la pantalla para que los espectadores del programa pudieron ver las pruebas. Antonio frunció sus cejas enfocando a la mujer de la imagen que se le hacía muy familiar.
―Así es señores. Primero vimos a Leonardo, pasando un gran día en Playa Buena Vista, jugando como un niño pequeño y riendo con la mencionada, parecían divertirse ¿Tú qué crees?
―Bueno, esta vida está hecha para disfrutarse, me parece que ese encuentro fue muy divertido. Se veían felices. Además según las fotos, incluso por ahí estaban sus hermanos Ricardo y Carolina Gibeli, junto con su abuela materna, hospedados en un hotel cercano. Seguro era un momento familiar e íntimo, cosa que me hace pensar que esta chica no es cualquier persona para Leonardo o la familia en sí misma, sino alguien allegada y de confianza.
― Y eso no es todo, Gabriel, el hombre fue visto por segundo vez, anoche, en una cena con la chica desconocida ¡Totalmente a solas en una mesa reservada! Lo sé porque he ido a comer en ese restaurante, excelente servicio el de ahí ―Comentó―. Es una total desconocida para los medios, y por como compartían, esa no es una simple amiga. Nuestras cámaras incluso los grabaron, y aunque no pudimos escuchar lo que se decían, sí que se palpa la química entre eso dos ¿Eh?
―No solo eso, luego de una velada cual tortolos, fueron a dar un paseo a un parque exclusivo cercano a las costas de esta zona. O sea, se lo pasaron de la bomba estos dos. Vimos escenas de sonrisas, toques de manos, incluso un abrazo tan largo... ―Una nueva imagen apareció en la pantalla. Antonio tuvo que controlar sus ojos para que no se le salieran de la impresión de lo que estaba viendo. Ahora sí se veía más claramente, porque las fotos en pantalla fueron tomadas de más cerca―. Se lo pasaron muy bien, pero lo jugoso de esta noticia es que, de la nada, nuestra Alessandria apareció y encaró a Leonardo, con quien tuvo un largo romance hace menos de un año, romance del que no tuvimos más noticias. Nuestras cámaras grabaron el momento en que llegó, ella habló un poco con los dos tortolos, pero luego la desconocida de inmediato se marchó de ellos para hablar por teléfono y ahí es donde está lo raro. Se quedaron solos, y pareció que entre ellos hubo una discusión, por los gestos de ambos y porque ella luego prácticamente se fue llorando. ¿Será que seguían siendo pareja y esta muchacha se metió en medio? Si nuestras teorías son ciertas, fue una mala sorpresa para Leonardo verla ahí, y por sus reacciones es más que claro.
―Solo esperamos que todo salga lo mejor posible. Las declaraciones de los tres serán las que nos darán los detalles de todo esto. En otras noticias, el grupo surcoreano BTS logra de nuevo llegar a la cima de la vent-...
Antonio apagó el televisor, se levantó tomando su cintura y caminó de un lado a otro, pensando frenéticamente. La de las imágenes era Abihail, estaba más que seguro de eso. Se suponía que esta estaba trabajando, no de luna de miel con ningún hombre rico y famoso. Aunque ahora que lo pensaba mejor, no sabía para quien trabajaba exactamente, le había dicho que era enfermera personal de un incapacitado, y este hombre en las noticias era un inválido, pero estaba seguro que esa cena a la que había asistido no era de trabajo. Buscó en el navegador de su móvil, y encontró incluso más fotos del suceso, y lo confirmó, era ella. Él mismo la había llamado anoche, así que esa foto donde ella salía apartada de ellos hablando por teléfono tenía que haber sido cuando le llamó.
Se sintió molesto, confundido y engañado ¿Qué hacía la mujer con la que él salía arreglándose con otro?
Oh, Abihail lo iba a oír. Nadie juega con él.
...
Abihail despertó bien temprano, y para cuando Leonardo abrió los ojos, ya lo esperaba su desayuno y su medicamento habitual. Abihail estaba en el balcón observando la playa y el paisaje, no llevaba uniforme de enfermera, Leonardo ya le había explicado que mientras estuvieran en ese lugar, no lo necesitaría porque era prácticamente una invitada. Estaba tranquilo, comiendo y observando a Abihail desde su cama, y sonriendo al mismo tiempo. Sintió un cosquilleo extraño en el brazo con que sostenía el tenedor, pero lo ignoro totalmente.
La pelinegra se aproximó a él cuando acabó su desayuno y le dedico una sonrisita muy bonita que Leonardo guardó en su mente para auto reproducirla luego.
―¿Dormiste bien? ―Preguntó ella, sentándose a la orilla de la cama contraria. Leonardo asintió.
―Sí, descansé bastante, la verdad ―Dijo, y era verdadero. No había dormido así en años, ni siquiera en su cama en casa, que era diez veces más grande, ortopédica y cómoda que la del hotel.
―¿Y tus piernas qué tal? ―Ella se sentó ahora a la orilla de su cama, con él. Leonardo apartó la mesa de desayuno a un lado, y destapó sus piernas para intentar moverlas, consiguiendo algunos movimientos, aunque más forzosamente que antes.
―Pues... puedo moverlas un poco ―Expresó, en eso Abihail llevó sus manos a sus muslos y los amasó de forma específica, haciendo un poco de presión.
―¿Sientes algo? ―Preguntó y él asintió con algo de alivio. Anoche no sintió nada y fue muy angustiante―. Gracias a Dios. Quizá sea el cansancio, así que quiero que descanses más, si es posible, permanece hoy en cama.
―Que aburrido ―Se quejó―. Vivo prácticamente encerrado en casa, y ahora que tengo planes de salir, no puedo.
―¿Qué planes tenías? ―Cuestionó ella alzando una ceja. Leonardo dio un suspiro, como si recapacitara en lo que iba a decir.
―Quiero invitar a Carolina a almorzar ―Abihail alzó sus cejas―. Anoche lo decidí. Sería algo sencillo, aquí mismo, en el restaurante del hotel. Quiero hablar con ella y... pedirle una disculpa por... todo lo que ha pasado.
Abihail casi chilló de felicidad, le tomó una mano y la apretó con cariño, dándole su apoyo― Eso es... genial, Leo ―Felicitó.
―Vaya, ahora hasta me pones diminutivos ―Abihail rió por su comentario.
―Tu nombre es muy largo ―Argumentó ella con gracia―. Así que te quedas Leo de ahora en adelante.
―Me gusta cuando sale de ti ―Dijo muy rápido, a lo que Abihail tuvo que pestañear para apartar la confusión. Leonardo sonrió para sus adentros por su reacción― ¿Entonces me ayudarás? ―Cambió el tema.
―Ah... ―Se estabilizó enderezando su espalda―. Claro, claro que sí. Y solo porque es eso te doy autorización para hacerlo ―Ella también decidió ignorar su comentario, sonriendo ahora.
La puerta sonó con golpes rápidos, que lograron alarmarlos, se miraron entre ellos, y Abihail se levantó, pero no fue a la puerta.
―Abihail, Leo, soy yo, Marta ―Dijo esta tras la puerta. Ambos se relajaron, pero por sus toques, venía a prisa. La pelinegra fue a la puerta y por fin abrió.
Marta entró hecha una furia y un manojo de estrés, no miró a nadie, sino que buscó algo con la mirada, viendo a todos lados. Detrás de ella venía María, con un rostro que reflejaba estar un poco confundido.
―¿Dónde está el control de la Tv? ―Preguntó esta, Abihail fue a un cajón de las mesas de noche y se lo entregó, muy confundida. La mujer encendió la Tv enorme de la habitación y buscó un canal.
Era un programa de farándula, hablaban de alguien que había salido a una cena y un par de cosas más. Pero abrió grande la boca, al darse cuenta que los de las fotos eran ellos dos, en la cena que había disfrutado la noche anterior, y no solo eso, sino también mostraron fotos de ellos en la playa, alegando un posible romance. Fue terrible mirar las grabaciones de Alessandria y Leonardo, y escuchar sus hipótesis de una posible escena de celos.
―Nuestras cámaras grabaron el momento en que llegó, ella habló un poco con los dos tortolos, pero luego la desconocida de inmediato se marchó de ellos para hablar por teléfono y ahí es donde está lo raro. Se quedaron solos, y pareció que entre ellos hubo una discusión, por los gestos de ambos y porque ella luego prácticamente se fue llorando. ¿Será que seguían siendo pareja y esta muchacha se metió en medio? Si nuestras teorías son ciertas, fue una mala sorpresa para Leonardo verla ahí, y por sus reacciones es más que claro. ―Había dicho uno de los animadores del programa, pero Marta apagó la Tv, volviéndose a ellos con los brazos cruzados, con una clara mirada de disgusto que dirigió a Leonardo. Abihail no supo si estaba molesta porque habían salido, por las fotos de ellos en el programa, o por otra razón. Estaba perdida de lo que pensaba, por lo que tragó grueso.
―Quiero una explicación, ahora ―Recalcó lo último casi mascullando, sin despegar los ojos de Leonardo.
―S-señora Marta, lo que pasa es que Leonardo y yo... salimos anoche ―Se encogió un poco de hombros―, solo fue una salida de amigos, nada más.
Marta le dedicó una mirada, pero suavizó su rostro y le dio una mirada de comprensión.
―Lo sé cariño, no te preocupes por eso ―Sonrió― ¿Quién crees que le ayudó a Leonardo con los encargos? ―Luego volvió su rostro a Leonardo, ahora cambiando su expresión a la misma de antes, molesta―. Lo que quiero que me expliques tú es ¿Por qué en ese programa dicen que no terminaron públicamente? ¿En serio nunca le cortaste a Alexandra?
―Se llama Alessandria, abuela.
―¡Me importa un-... ―Se cortó, al borde de la locura, no quería decir nada desubicado―. No me interesa como se llame, lo que quiero saber es por qué no acabaste tu relación con ella, porque no te declaraste públicamente soltero ¿Tienes idea de cuánto arruina este escándalo la imagen tuya, la de tu padre, la de la empresa? Incluso afecta a Abihail. Y te puedo asegurar, esa Alexandra se va a guindar de ahí para dejarnos mal. Siempre te dije que esa muchachita no me gustaba para ti, carece de... personalidad ―Dijo ella despectivamente, como si Alessandria no le cayera bien. Abihail mantuvo un rostro interrogativo y confundido en medio de la discusión.
―Abuela, duré muchos meses sin hablarle ¡Pensé que quizá ya habría conseguido a otro!
―Si acaso lo consiguió, no iba a ser tan evidente y mostrárselo a las cámaras cuando ni siquiera formalizaron la ruptura. No va a ser tan tonta como para echar semejante bochorno en su carrera de modelo. Ella pensó incluso más que tú.
Leonardo de masajeó la sien con una mano, un poco estresado por los reclamos de su abuela. Una de las cosas que le gustaban de estar con Alessandria es que ambos, como pareja generaron mucha fama, ella tenía más que él por ser una figura más directamente pública, pero eso hacía que los medios se fijaran mucho en él, por ser su adinerado novio dueño de muchas empresas y proyectos, y a Leonardo le gustaba esa atención, era bueno incluso para la empresa de su padre. Todos sus movimientos daban de qué hablar, era buscado e incluso sus redes sociales se llenaron de más gente que se interesaba por él. Pero justo en ese momento detestaba toda la fama que podía tener, no sabía cómo se sentía Abihail con respecto a esto, pero conociéndola, seguramente no estaría contenta con lo que se decía en plena televisión. Y no quería imaginar las cosas que serían capaz de hacer los medios con tal de saber qué pasa exactamente entre ellos.
Él, que había intentado evitar el tema de Alessandria, ahora debía enfrentarlo delante mucha gente. Incluso delante de Abihail, porque no quería que ella guardara una mala imagen de él.
―Yo resolveré esto ―Manifestó―. Les diré la verdad.
―¿Y cuál es la verdad? ―Marta cruzó los brazos.
―Que la abandoné, que dejé de hablarle cuando tuve el accidente, y que ella ciertamente me reclamó por haber salido con... Abihail, pero que ella no es más que una amiga ―Marta dio un suspiro, no muy convencida.
―Debes hablarlo primero con Alexandra, no vaya a inventar otra versión y termines como un mentiroso.
―Está bien, la llamaré en un rato ―Aceptó. Luego sonrió un poco, consiguiendo que a Marta se le pasara un poco la rabieta.
―¿De qué ries?
―Es que llegaron en buen momento, necesito de la ayuda de las tres para algo que tengo planeado ―Expresó jugando un poco con la sabana de la cama―. Hablaré con Carolina y arreglaré las cosas con ella.
Y todo rastro de rabia abandonó el ser de Marta, que rápidamente soltó sus brazos y miró a su nieto algo fascinada. María por igual lo miró con ojos muy abiertos, pero sonriendo por eso. Ambas mujeres miraron a Abihail, quien les sonrió manifestando que ya sabía lo recientemente revelado. No evitaron pensar que ese cambio era fruto de la relación que estos dos estaban forjando. El Leonardo de antes, jamás habría bajado su orgullo para pedir perdón y arreglar las cosas por más que él hubiese sido el culpable de algo. Era una buena noticia en medio de todo el alboroto.
...
Todas ayudaron de alguna manera. Abihail sería la encargada de dar la cara, fingiría que ella es quien quiere almorzar algo con Carolina y la esperaría en el restaurante del hotel, María le aconsejó un par de platos de comida que seguro les gustarían a ambos, y Marta se encargaría de empujar un poco las cosas, en caso de que a Carolina le resulte extraña la invitación, ella la puyaría para que aceptase ir. Y todo se puso en marcha, Abihail fue a la piscina del hotel, donde le habían indicado que estaba Carolina pasando la mañana, y le hizo la invitación. Como era de esperarse, a Carolina le resultó un poco extraño, pero dijo que si muy amablemente; después de todo, Abihail era alguien que conviviría con ella bastante tiempo, y estaban en un sitio donde todo invitaba a pasarla bien en compañía.
Ambas fueron a cambiarse para el encuentro, Marta cumplió su parte del plan cuando su nieta le comentó lo poco esperado que le era la invitación de Abihail a un almuerzo para charlar, ella alegó que no estaba mal, que la pelinegra sería una buena amiga si ella la dejaba acercarse, era una buena mujer y daba buen ejemplo. Con eso Carolina pareció satisfecha y un poco más animada, ya Marta conocía que Carolina tenía pocas amigas, y hacer una nueva no le parecería malo.
Abihail esperó a Carolina en una mesa del restaurante del hotel, y en una mesa aparte, no muy lejos, estaban Leonardo y María, quienes esperarían una señal para hacer un intercambio de puestos y que Carolina pudiese quedar a solas con Leonardo, él les explicó que no debían intervenir pasase lo que pasase, si Carolina decidía evadirlo e irse, ellas no podrían hacer nada, porque la idea era que ella cediera por sí misma, no obligarla a nada. Leonardo quería que ella misma palpara que su hermano estaba siendo sincero, y que sus disculpas las tomara cuando ella las notara reales.
Carolina llegó al restaurante, y se adentró buscando con la vista la mesa donde Abihail dijo que la esperaría, cuando Abihail la vio, esta alzó la mano para hacer más notoria su presencia; Leonardo también la vio, pero ella a él no. Vestía muy bonita, reconoció Abihail, llevaba un look algo casual y fino, llevaba puesta una blusa cuello de tortuga en blanco, y encima de este un abrigo largo color café, de tela fina, que caía hasta un poco más arriba de sus muslos, en la parte inferior tenía puesto un pantalón acampanado, que le llegaba a las pantorrillas y calzaba un par de estiletos negros, sumando a todo esto un cinturón de hebilla dorada y un collar fino con un dije en forma de gota en color ámbar. Su pelo castaño lo llevaba suelto y bien peinado. Carolina era una joven sumamente guapa, y así vestida se destacaba su feminidad y clase, caminaba con un taconeo ligero y elegante, pareciendo toda una modelo.
Abihail sonrió por sus pensamientos, pero ahora que lo miraba bien, en ese lugar muy poca gente vestía ordinariamente, todo pintaba ser costoso o de marca. Una que otra persona vestía más casual, pero algún accesorio remarcaba ese estilo de gente pudiente. se alivió de haber escogido algo que fuera con el lugar, mucho más sencillo, pero acorde; un lindo vestido azul celeste, de mangas largas y un escote en U bastante amplio pero discreto, había escogido el collar de corazón que le había regalado Leonardo, y calzaba unas zapatillas blancas, llevaba su cabello recogido con una coleta de caballo, resaltando su flequillo francés en su rostro. Carolina tomó asiento frente a ella y se consiguió con que Abihail ya había pedido un par de jugos para ambas.
―Hola ―Sonrió la castaña con discreción. En el poco tiempo que Abihail había convivido con ella, pudo notar que era bastante callada e introvertida.
―Hola ―Sonrió Abihail con todos sus dientes― Pedí jugo de maracuyá para ti ¿Te gusta o lo cambio por otro sabor?
―Oh, no, no. Me gusta el jugo de maracuyá ―Aceptó ella, bebiendo del vaso donde estaba servido el jugo. Aclaró su garganta y miró a su contraria, como cuestionándose algo.
―¿Pasa algo? ―Bebió Abihail de su jugo de kiwi.
―Pues... no lo sé, es raro esto ―Rió un poco―. No sé de qué conversar, no pensé que me invitarías a almorzar.
―Ouhm... tienes razón ―Reflexionó Abihail―. Bueno, yo empezaré alagando como vas vestida, al verte pensé que eras una modelo.
―Gracias, gracias. Tú igual vas vestida muy bonita y coqueta, el azul resalta tu piel y hace que tus pecas se miren delicadas ―Acotó la castaña, ya un poco más en confianza―. Tienes buen gusto, uno sencillo, pero muy lindo, va contigo y te hace resaltar.
―Oh, my God ―Reaccionó Abihail con gracia―. O sea que estoy frente a una gurú de la moda ¿Eh?
Carolina rió ante su comentario― No soy una experta, pero me gusta todo lo que tiene que ver con moda. Aunque no me guio de las temporadas, soy más bien de vestir lo que quiero, cuando quiero, y donde quiero.
―Tienes razón, te apoyo en eso ―Asintió Abihail.
―Y... ¿Para qué me citaste a este almuerzo? ―Optó por preguntar, mientras bebía una vez más de su jugo, sin apartar la mirada de la pelinegra.
―Pues... quería conversar un poco contigo y... tocar algunos temas que quizá no te resulten tan cómodos, pero son necesarios de tocar.
Carolina se quedó inmóvil un momento, mirándole con los ojos entrecerrados, como si pensara en los posibles temas que Abihail estaría interesada de tocar con ella.
―¿Es sobre Leonardo? ―Preguntó casi automáticamente, llegando a la conclusión de que realmente no había otra cosa que las conectara.
―Más o menos... ―Abihail se rascó el rostro― Solo... prométeme que no saldrás corriendo o te irás si las cosas se tornan un poco... incomodas para ti ―Carolina alzó una ceja, sintiendo todas sus palabras un poco extrañas.
¿Por qué saldría corriendo por una simple charla? No sabía que era lo que quería hablar con ella, pero estaba segura que fuera lo que fuera, muy incómodo o no, no correría a esconderse.
―Ajá ―Expresó.
―Promételo, por favor ―Pidió Abihail y Carolina ladeó su cara, más intrigada por eso incomodo que tenía que decirle.
―Lo prometo ―Asintió, terminando su jugo―. Ahora dime.
―En seguida, solo dame unos minutos, debo ir al baño urgentemente ―Expresó levantándose muy rápido, sin darle tiempo a Carolina de reaccionar.
―Oye, pero no estabas a punto de...
―Debo ir, es urgente, mi vejiga no es tan resistente ―La interrumpió, y con una mirada le pidió disculpas―. Espérame, la charla no tardará ―Aseguró―. Por favor, no te vayas y llega al final de la conversación ―Carolina no entendía muy bien, pero decidió asentir, fue entonces que Abihail se marchó.
Y tan solo segundos después, Leonardo llegó empujando su silla de ruedas con su palanca, hizo a un lado la silla que ocupaba Abihail antes y se instaló a la mesa en silencio. Ella lo miró de arriba abajo.
―¿Qué haces aquí? ―Casi pareció un reproche, Leonardo posicionó sus manos a la mesa, y las apuño― Ese es el puesto de alguien, vete ya.
―Vine a hablar contigo, Carolina ―Por fin habló, y tragó grueso. Carolina cruzó sus brazos, dejando atrás su rostro amistoso para sustituirlo muy rápido por uno amargo.
―Estoy ocupada ahora, no puedo. Estoy almorzando con alguien. Lárgate.
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Uy, pero que humor el de Carolina ¿Ve'da?
Jsjsjsjs
Iba a comer un cambur (banana) y lo puse en mi mesita de noche, pero por la emoción de que ya había terminado este cap, olvidé comerlo :'c (y ya no estoy en mi casita 💔 corazón roto por eso)
Por otro lado... me surgió una nueva pregunta 🤗
¿Qué hora es exactamente en su país mientras leen esto? 🔎
¿Que comieron por última vez antes de leerme? Diga como se prepara exactamente.
Comenten aquí una banana si le gusta el capítulo.
(Iba a poner un dibujito que hice de boceto de la ropa de Carolina, pero por la emoción también lo olvidé jsjsjsjs)
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