Desastre
Solo faltaban exactamente siete minutos para dar las 9:00 am en punto, esa era la razón por que Chanyeol se encontrará corriendo por calles para llegar a su destino. Su despertador no sonó, pero la cachetada que recibió de su adorada Dara en sueños le hizo despertarse. Cuando vio la hora (8:45am), poco le importo que el pantalón le quedara corto o a su camisa le faltara un botón para salir corriendo al trabajo.
Él era el asistente personal (alías esclavo), de uno de los mayores inversionistas de Corea: Kim JunMyeon, y no es que sea mal sujeto, al contrario, tan amable y querido por todos, pero si había algo que convertía al chaparrito –como le llamaba Chan sin que lo sepa, obviamente–, en un total demonio sediento de sangre, era la impuntualidad.
Ya solo quedaban dos calles y le sobraban tres minutos en el reloj. Agradecía a Dios por haberle otorgado piernas extra largas que le servían en momentos de crisis. Se atrevió a mostrar una sonrisa de alivio cuando logró divisar el edificio a una cuadra, pero festejo antes de tiempo y sin notarlo, sus piernas chocaron con una mesa, provocando que Chanyeol cayera y las personas cercanas a él corrieran despavoridas por el poste que caía.
Chanyeol tuvo la dicha de conocer la sensación del pavimento chocando en sus asentaderas (y no es que tuviera muchas), pero soltando maldiciones mientras frotaba sus preciadas partes.
– ¡Hey, tú! Sí, el idiota en el piso –Chanyeol escuchó una vocecilla y se dignó en abrir los ojos para encontrarse a un pequeño niño de piel blanca, cabello castaño y ojos oscuros que le miraban tan fijamente que casi dolía. – ¿Te quedarás ahí tirado como inepto o me pagarás lo que acabas de tirar? – el muchacho levantaba una ceja mientras cruzaba los brazos.
– ¿Es a mí? –Se atrevió a preguntar inocente Chanyeol, mientras miraba a los lados para cerciorarse.
– ¿Acaso ves a otra jirafa en el piso? – contesto con otra pregunta el muchacho.
– ¡Oye, tú! –Chanyeol se levantó inmediatamente del piso para enfrentarse a aquel niño maleducado – ¡No te permitiré que me insultes!
– ¡¿O qué?! –Le gritó el muchacho. Chanyeol sintió frío en ese instante.
– Bueno, realmente no tenía pensado en nada, pero... –no es que Chanyeol fuera cobarde, no, solo no golpearía a alguien que apenas le llegaba al hombro. Intento buscar alrededor ayuda, pero un vistazo al reloj le hizo que su cuerpo reaccionara. – ¡Lo lamento, pero tengo que irme! –Chanyeol volvió a la carrera por su vida. – ¡JURO PAGARTE POR TODO! –Le gritaba mientras avanzaba cada vez más.
Y lo que más temía sucedió.
Suho, furioso por el retraso de dos minutos de su asistente, le otorgo diez sobre el significado de la puntualidad, como esta hacia que crecieran empresas y los niños nacieran. Sí, así de importante era la puntualidad.
Después de todo el drama de su jefe, el día de trabajo de Chanyeol continuo como normalmente lo hacía, entre citas y reuniones, a las cuales asistía con su jefe. Luego de las primeras cuatro horas, podía disfrutar de una de comida, por lo que visitaba la pequeña cafetería del edificio y podía saborear de una conversación normal con el cocinero.
— ¡Hey, Chanyeol! Qué gusto verte de nuevo, bro —le saludaba un moreno tras la barra. — ¿Qué quieres de almuerzo?
— Kai, hermano, yo también te extrañe —y chocó su gran manaza hecha un puño con el moreno. —No lo sé... Sorpréndeme. —Chanyeol sabía que la cocina de JongIn, alias Kai, era una de las mejores, era por lo que aún le mantenía con vida en aquel lugar.
— Ayer no viniste por estos lares, ¿descanso? —Kai mantenía la conversación mientras vertía algunas verduras picadas en la sartén caliente.
— Gracias a dios sí. Si los descansos no fueran obligatorios, Suho se encargaría de exprimirme hasta la última gota — reflexiono agotado el gigante.
— ¿Tan difícil es seguirle el paso? —Ahora el moreno revolvía con piezas de carne.
— No es difícil, es más cansado. Suho tiene que estar en por lo menos en una junta cada media hora, tengo que estar atento en los horarios para que no choquen entre ellas, además de que Suho no permite la impuntualidad, así que estar al pendiente de cada una te cansa de forma mental.
— Y siendo tú, es realmente agotador —se burló el moreno mientras servía todo de la sartén en un plato de porcelana.
— Kai, te odio por tus comentarios —intento sonar amenazador hacia su amigo.
— Tranquilo, fue una broma. Vamos, come. —JongIn le acercó el plato junto con sus cubiertos, así como un vaso de jugo de naranja. Inmediatamente, Chanyeol se dedicó a engullir el guiso.
— Goau, Gai... tu gomida es deligiosa... —Chanyeol hablaba con la boca llena.
— Argh, Chan, traga y luego hablas —le regaño el moreno. Chanyeol tragó todo su bocado y una parte del vaso de jugo.
— Tu comida es realmente deliciosa. Soy tu fan —confesó el alto mientras le miraba con ojos brillantes
— Ok ok, tan solo apúrate que ya casi termina tu hora.
Chanyeol terminó de aspirar el resto del platillo, así como su jugo, para salir corriendo de nuevo mientras se limpiaba la boca con una servilleta. Sin la reprimenda de Kai, estaría tarde junto a su jefe, pero llego en el momento donde abría la puerta de su oficina para ir a la siguiente junta.
El día laboral de Chanyeol al fin dio por terminado, dejando al gigante planeando una cita con la hermosa cama que le esperaba en casa, en definitiva la mejor. Su colchón mullido le hacía ver el cielo cuando dejaba caer su pesado cuerpo en ella. Esa cama era la única pareja que había conseguido en los últimos 5 años y lo agradecía.
Estaba caminando fuera de las oficinas, cuando su moreno amigo le sacó de la ensoñación que tenía en esos momentos.
— ¡Hey, Chan! ¿Estas libre? —Dijo el cocinero una vez estuvo a su lado.
— Mmm, creo... ¿Qué tenías planeado? —Le contestó.
— Es casi la hora de almorzar y pensaba ir a ver que comer, ¿te unes? De paso tomamos unos tragos, ¿qué dices? —Kai casi suplicaba.
— Me uno. No he comido nada desde que estuve contigo y realmente necesito energías —como siempre, el comportamiento infantil de Chanyeol se hizo presente.
Cruzaron hacia la siguiente calle mientras platicaban sobre cosas sin sentido, haciendo que Chanyeol con su ruidosa risa le miraran las personas al pasar. Pasaban por uno de los locales de la calle cuando algo se fue a estrellar en la cabeza del gigante, haciendo que este soltara un quejido mientras se giraba a ver a su agresor. No esperaba encontrarse con aquel chico bajito de la mañana con el ceño fruncido.
— ¿Te vas sin pagarme de nuevo? — Preguntó aquel niño. Chanyeol se encontraba recordando todas las escenas del encuentro y Kai, bueno, él se encontraba riendo por la buena puntería de aquel muchacho.
— Este... yo... —nada, ningún pretexto encontraba aquel gigante para librarse del problema.
— 'Este... yo...' ¿Acaso eres retrasado o el exceso de aire ahí arriba se lleva tu inteligencia? —Le imitó el chico bajito con burla.
— ¡Oye! ¡Para ser un niño eres bastante grosero! —Intento defenderse.
— ¡No soy ningún niño! ¡En enero cumplí 24 años! —Aquel muchacho enrojeció de ira
— ¡Y yo en noviembre, por lo que sigo siendo mayor que tú! ¡Así que, deberías hablarme con más respeto, enano!
— ¡YA VERAS DONDE PUEDE LLEGAR A PATEARTE ESTE ENANO! —
— Wowowowowowo, tranquilicémonos por un segundo —Kai que había estado disfrutando todo el espectáculo decidió intervenir, ya que sabía perfectamente que aunque su amigo contara con su enorme cuerpo, era más inofensivo que un cachorro, además de que aquel muchacho se le había hecho divertido.
— ¿Y tú qué? —Preguntó el muchacho.
— Bueno, mi nombre es Kai y soy amigo del poste aquí presente. A pesar de que me gustaría ver como restriegas su cara en la acera —el comentario hizo que Chanyeol soltara quejido de disgusto —, no puedo permitirlo, así que, si pudieras explicarme el porqué de tu enojo, con gusto lo resolveremos juntos. —Kai terminó con una de esas sonrisas que siempre le funcionaban para tener la chica o chico que quisiera.
— Ajá, ¿y? —El muchacho dijo con una ceja alzada y el mismo tono de desprecio de antes.
Bueno, casi siempre funcionaba.
— Eso era todo —gimoteo Kai herido por la inmunidad del muchacho hacia su encantadora sonrisa.
— Como sea. El poste aquí presente —de nuevo se escuchó un quejido por parte de Chanyeol, el cual fue ignorado por segunda vez —, tiró todos los postres que tenía en exhibición, por lo que quiero que me pague por cada uno de ellos. —Finalizó el muchacho de piel blanca.
— ¿Y se puede saber postres de quien he arruinado? —Intervino Chanyeol cansado de ser dejado a un lado.
— KyungSoo. Do KyungSoo
— Ok, KyungSoo, ¿Cuál es el precio de todos los postres arruinado? —este fue Kai.
— No importa, yo no pienso pagar nada —contesto Chanyeol demasiado fuerte y se cruzó de brazos. Kai se sorprendió porque su amigo usualmente siempre era tranquilo y pacífico, si algo era su culpa o no, lo aceptaba y remediaba la situación, pero esa no había sido una de sus típicas reacciones. En cambio, KyungSoo se encontraba casi rojo por la negativa que recibió.
— Tú juraste pagarme por ellos, ¿ahora te niegas? —KyungSoo apretaba los dientes mientras hablaba dirigiéndose a Yeol.
— S-sí —Chanyeol sintió como un escalofrío recorrió su espina dorsal y la piel se le erizaba, puede jurar que sus pupilas se han vuelto completamente negras como un pozo sin fondo, pero él es un macho que se respeta y como tal, soportaría el temblor de sus piernas y se mantendría firme a su decisión.
— B-bueno, tal vez no puede pagártelo en efectivo y sí con trabajo, ¿será que pueda estar contigo hasta que cubra la cuota que debería? —Kai necesita salvar a su amigo en ese momento, o de lo contrario, su cabeza terminaría en un partido de soccer, donde el muchacho bajito pateará gustosamente un gol en la portería.
— No es mala idea —KyungSoo pareció meditarlo —. Ok, lo acepto. Serán tres días que estará trabajando para mí en el local, empezará mañana a las 5 de la tarde, ni un minuto tarde o aumentaré un día más. —KyungSoo se dio vuelta para entrar de nuevo a su local.
— Yo no tra-
— Estará puntual —Kai calló al gigante tapándole la boca antes de arruinarlo.
— ¡¿Qué te pasa?! ¡No pienso quedarme con ese enano del demonio! No creo sobrevivir hasta el tercer día — gimoteaba Chanyeol con morritos —, Kai-sshi, ayudamee~
— ¿No lo ves, Chan? Esta oportunidad no hay que dejarla pasar —hablaba el moreno mientras retomaba su camino —, estar tres días con alguien tan comestible como KyungSoo hay que aprovecharlo —Chanyeol simplemente no entendía a su amigo —. Puedo ir contigo cuando entres y esperarte a que salgas, en esos momentos me iré acercando y definitivamente morderé a ese niño —Kai achicaba los ojos mientras decía en voz alta el plan que estaba formulando, e incluso tuvo que limpiarse la saliva que comenzaba a caer.
— ¡¿Te gustó ese demonio?! ¡¿Acaso no los viste?! ¡Tiene la mirada del mismísimo Satán! — como siempre, Chanyeol exagerando y hablando en voz fuerte.
— Tranquilo, tan solo necesita ser domesticado y te puedo asegurar que de eso, me encargo yo —el moreno cerró el asunto del muchacho. Si bien aquel niñato era un demonio como decía su amigo, Kai tampoco podía considerarse un ángel, su orgullo y egocentrismo le hacían querer tener a KyungSoo, además que se le antojaba divertido. Sonreía por el pensar que sería una presa interesante.
Chanyeol agradeció ser recibido por su cama luego de una ducha. Estaba agotado física y mentalmente por el asunto de KyungSoo en la tarde, simplemente no entendía a su amigo por fijarse en él, si bien el muchacho no estaba de mal ver e incluso puede catalogarlo como atractivo, su mal genio lograba que Yeol desistiera en cualquier intención romántica.
El sueño no tardó en llegar, y con él, los ronquidos de Chanyeol.
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