Prólogo.
ACLARACIÓN: Si las oraciones aparecen en cursiva, es porque son pensamientos de Saiki.
* * *
Un intenso color anaranjado teñía con suavidad el inmenso cielo vasto, dando a entender que el sol empezaba a esconderse para darle el paso a la luna, pues era su turno de alumbrar a la gran ciudad. Saiki suspiró pesadamente mientras le daba un corto vistazo a sus amigos y a la joven de cabellos negros que tenía un aura oscura a su alrededor. Se preguntaba una vez más: ¿cómo rayos habían llegado hasta ahí?
Oh, cierto. El idiota de Kaido quiso demostrar su perfecto-terrible-sentido de orientación otra vez, tratando de llegar a la casa de Hairo. Incluso había llevado su aplicación Maps en su móvil para "orientarse un poco mejor" y, aun con las instrucciones de la inteligencia artificial, terminaron perdiéndose.
Yare, Yare... ni siquiera con mis poderes psíquicos pude evitar esto.
Kusuo, por supuesto, sabía que Kaido iba por la dirección incorrecta. Y no dijo nada por dos razones: uno, no se molestaría en ayudar a hallar un sitio en donde no quería estar, y dos: Nendo intentó darle una mano, pero Shun se resistió diciendo que no necesitaba la ayuda de un sin cerebro para guiarse.
Y allí terminaron... en la casa de unos totales desconocidos quienes creyeron erróneamente que eran amigos de su hija y que la venían a visitar. Prácticamente obligándolos a entrar y esperar en el cuarto de la joven. Claro que cuando dicha persona entró de lo más tranquila a su habitación y vio a tres desconocidos husmeando entre sus cosas, su reacción no fue de lo más tranquila.
—Tienes cinco segundos para darme una buena razón para no partirte la cara, hijo de tu maldita madre. —gruñó la azabache, tomando violentamente del cuello de la camisa a Kaido y alzándolo como si nada.
"Pero... ¿qué come este chico? Si pesa como una maldita pluma. Pensé que se trataría de un luchador por las vendas que tiene en sus manos... Al parecer es solo decoración..." Fue lo que cruzó por la mente de la joven, quien alzó una ceja al ver que el de cabello azul temblaba como un chihuahua.
Idiota, no juzgues a alguien por su apariencia.
—N-n-no... n-nosotros... s-solo... s-solo... —tartamudeaba Kaido, levantando ambas manos como señal de que no buscaba problemas.
"E-es una chica muy bonita! N-no puedo hablar..." Eran los pensamientos de Shun en esos momentos.
Vaya, deberías tartamudear porque ella no está dudando ni un poco en golpearte y dejarte la cara peor que Nendo.
—Oe. Tú debes ser Nishimura Hikaru, ¿verdad? ¡Un placer conocerte! Soy Nendo, y ellos son mis compañeros. Eh, ¡no te asustes! No somos delincuentes... —dijo el más alto de todos, con una sonrisa casi inocente.
"¡¿Y piensas que te voy a creer mientras lleves esa cara?! ¡¿Qué es ese peinado?! ¡Y ese mentón! ¿Con tan poco amor te hicieron tus padres? Sus amigos deben ser peor o igual que él." Pensó la chica cuando posó su atención en Nendo.
No nos pongas a todos en la misma bolsa.
—T-t-t-tiene... r-r-razón. ¡P-p-por favor Nishimura-san d-d-déjenos ir! —gritó Kaido, casi al borde del llanto.
"Dios mío... Si no fuese porque eres asquerosamente lindo, horriblemente adorable y no me dieses tanta pena ajena, te hubiera partido el rostro." La azabache dejó libre al de cabello azul, quien se refugió detrás de Saiki.
—¿Ahora sí puedo preguntar por qué rayos están aquí? —cuestionó ella, con el ceño fruncido y cruzándose de brazos.
—¿Eh? Oh, mi compañero se equivocó de dirección y terminamos aquí. —respondió Nendo, dándose la vuelta y tomando una consola—. ¿Podemos jugar?
—¡Nendo! ¡N-no puedes simplemente llegar a la casa de alguien que no conoces y convivir como si estuvieras en tu casa! ¡E-es de mala educación! —regañó Shun.
—¿Eh? ¿De qué hablas, pequeñín? Si estoy preguntando, ¿cómo puede ser eso de mala educación?
—¡Pero es que...!
Y empezaron a discutir.
"Pero estos dos raritos de que van... Y... oh, hay otro más aquí." Hikaru tenía una mirada desconcertada hasta que se dio cuenta de la presencia del psíquico.
Yare, yare...
Hikaru posó sus ojos en Saiki y lo inspeccionó con una mirada recelosa.
"¿Nadie le dijo que teñirse el pelo de rosa está pasado de moda?" Fue su único pensamiento de él.
¿Debería ofenderme?
—¡Ah, Nishimura-san! ¡D-discúlpanos! C-como dijo nuestro a-amigo Nendo... llegamos aquí por e-equivocación. Cuando t-tu padre nos vio, pensó por error que éramos tus amigos y... nos obligó a pasar. ¡L-lamentamos lo ocurrido! —dijo Shun, inclinándose hacia la joven en el piso.
"Típico de mi padre. Con tal de que yo haga nuevos amigos dejaría entrar a cualquiera. ¿Acaso no tiene miedo de que me haga amiga de drogadictos por su culpa? Aunque bueno... si vio a Nendo y lo dejó pasar como si nada, entonces supongo que no. Ugh, la amistad está sobrevalorada, ¿Cuándo va a entender que estoy bien sola?"
Conozco ese sentimiento.
—Está bien... No importa. —dijo Hikaru, largando un suspiro y relajando los músculos de su rostro para darle a Kaido una expresión un poco más amigable.
—¿E-en serio? —la azabache asintió, lo que hizo que el de pelo azul sonriera—. ¡M-muchas gracias, Nishimura-san! S-si quieres podemos darte nuestros nombres.
"No me interesa." Pensó ella.
—No me interesa. —soltó sin pena alguna.
Al menos es sincera.
—Somos Shun Kaido, Saiki Kusuo y Riki Nendo. Aunque a mí me llaman "Alas Negras", protejo al mundo de la organización de-...
—Rarito, teñido y Nendo. Captado. —cortó la azabache, dándole una vaga mirada a cada uno.
¿Por qué Nendo fue al único al que no le pusiste apodo? Y se supone que no deberías ver mi pelo como algo anormal, ¿qué rayos eres tú?
—Bueno, es hora de que se vayan y-...
—¡HIKA-CHAN! —la puerta del cuarto se abrió de golpe a la vez que se oyó una voz suave y pacífica.
En el umbral, se encontraba un hombre con una sonrisa dulce que era acompañada por un aire amigable y lleno de confianza. Parecía que para él no existía la maldad ni la violencia.
—Hika-chan, traje algunos bocadillos para tus amigos. —dijo, poniéndolos en la mesa de té que había en el cuarto.
Su parecido a mi madre es tan igual que asusta... ¿Será algún pariente lejano? Espero que no.
—Primero, no son amigos. Y segundo, ya se iban. —cortó Hikaru, intentando sacar a su padre de su cuarto.
No planeaba quedarme ni un segundo más en tu nido de ratas.
—¿Eh? ¿Pero qué harás con los pasteles y la gelatina de café? No podrás comerte todo, Hika-chan...
Un momento... ¿acaso dijo...?
—¿Eh? Saiki, ¿por qué te sientas? —Shun miró sorprendido a su amigo.
—¡Vaya! ¡Parece que uno de tus amigos no tiene prisa en irse! Que agradable. —dijo el padre de la azabache, sonriendo y dándole la gelatina de café a Saiki.
—Bueno... Si Saiki se queda entonces yo también. —opinó el de pelo azul, sonriendo casi divertido, sentándose al lado del psíquico.
—Yo planeaba quedarme de todas formas. —dijo Nendo, mientras se sentaba al lado de Shun y Kusuo.
Hikaru los miró desconcertada.
"Ya verán apenas mi padre se vaya..."
Yare yare...
"La paz nunca fue una opción."
La azabache se sentó y tomó el cuchillo que su padre había traído para cortar el pastel. Les dio una mirada asesina a sus tres nuevos "amigos", haciendo temblar a Kaido.
Va a ser una larga tarde...
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