Capítulo 9 (El extraño universo otaku)
El fuerte e incoherente bullicio de la gente caminando a su alrededor taladraba con vigor sus oídos. El lugar era gigantesco, al aire libre, y estaba repleto de personas que llevaban una muy extraña vestimenta. Hikaru solamente resopló, era la primera vez que iba a una convención anime, y no había estado allí ni siquiera diez minutos que ya quería irse. Es decir, no importaba hacia donde mirase, siempre habría una chica con pechos despampanantes al casi descubierto. ¡Y no es que estuviese mal! Solo que ya estaba un poco cansada de ver puros pechos por doquier... y encima representando al mismo personaje.
"No entiendo cómo pude aceptar venir aquí..." Pensaba la azabache mientras caminaba al lado de Kaido, quien explicaba con emoción, y hasta con orgullo, la trama de uno de sus animes favoritos.
Yo tampoco entiendo cómo estoy aquí.
"Qué carajos... ¿por qué esa chica sacó la lengua, puso los ojos hacia arriba y empezó a gemir? ¿¡Y por qué la están grabando?! Dios, en qué clase de lugar me metí..." Nishimura estaba totalmente desconcertada.
—¡Ven, Nishimura-san! ¡Vayamos a comer Katsudon! Estoy seguro de que te gustará. Además... ¡Yo! ¡El gran Shun Kaido, alias 'Alas negras' te invit-...!
—Solo vamos. Ahórrate el discurso.
—¡Oh! ¿Yo también puedo ir? Quiero comer algo de ramen, estoy hambriento. —preguntó Nendo, mirando con felicidad a su amigo de cabello azul.
"¡Nendo!" Lloriqueó el menor por dentro, intentando mantener su postura de tranquilidad. "¡No arruines mi cita con Nishimura-san!"
No creo que sea una cita si nosotros dos estamos aquí también...
—N-no, lo siento Nendo... e-s que...
—Sí, puedes venir. —le cortó Hikaru, mirando sin ninguna expresión en particular al anteriormente mencionado.
—¡NISHIMURA-SAN! —chilló Kaido— ¡No es justo!
—¡Entonces, vamos! Ven, compañero. ¡No te quedes atrás! —acotó Nendo, deslizando un brazo por el hombro de Saiki. Este solo suspiró pesadamente, dejando que el más alto lo arrastrase hacia donde sus amigos iban.
Durante el camino, Kaido no paró de hablar de sus animes favoritos y del personaje del que hacía "cosplay". Hikaru realmente no le prestaba mucha atención, pero cada tanto hacía alguna que otra pregunta relacionada al sitio, a la animación, a la trama de algún anime, entre otras.
—Entonces, esa expresión que vi antes... se llama... ¿'ahegao'? —preguntó la joven alzando una ceja bastante confundida. Kaido asintió, un poco avergonzado—. ¿Y qué significa? ¿Para qué se usa?
El menor soltó una pequeña risa nerviosa mientras se rascaba la nuca. Hikaru pudo observar en cámara lenta cómo el rostro del chico se tornaba rojo.
—¡A-ah, b-bueno...! V-verás... E-es una e-expresión... q-que... u-um... b-bueno... ¡AGH! ¡SAIKI EXPLÍCALE! —chilló Kaido, muerto de la vergüenza, aferrándose a la camiseta de su amigo.
¿Por qué tienes que ser tan infantil?
—Es una expresión que se usa durante las relaciones sexuales.
—Ah, ya. Entonces, viene del 'hentai'... Mi amiga Akane me explicó algunas cosas. —acotó ella, recordando algunos momentos con su compañera.
—Sí.
—¡Yo la otra vez vi uno con tentáculos! —dijo Nendo de golpe, sonriendo inocentemente.
Se quedaron en silencio por unos segundos.
—Mejor vamos a comer. —habló la azabache y todos asintieron.
Todo el calor que era un gran peso para sus hombros desapareció en el momento en que el aire frío, del aire acondicionador del pequeño restaurante, chocó contra su cuerpo caliente. Hikaru suspiró con alivio, había querido sentarse en un lugar fresco desde que había llegado. Estar caminando bajo pleno sol no era lo suyo.
Cuando finalmente se sentaron en una mesa para cuatro, un hombre con un elegante traje de mayordomo, pelo negro y ojos rojos apareció.
—Buenas tardes, ¿puedo tomar su orden? —preguntó el desconocido, mostrando una pequeña libreta negra.
—¡Cuatro porciones de Katsudon, por favor! —pidió Kaido, a lo que el hombre asintió para después desaparecer de sus vistas.
—¿Eh? ¿Katsudon? ¿No íbamos a comer ramen? —preguntó Nendo, confundido y hasta triste.
—¡Idiota! ¡Existen más cosas que el ramen!
Mientras Kaido y Nendo empezaban a discutir (era algo común entre ellos), Hikaru se dedicaba a repasar la mirada por toda la gran habitación, admirando todos los disfraces que tenía la gente que entraba y salía del local.
"¿Por qué ese estaba corriendo como Naruto?" Se preguntó, frunciendo levemente el ceño. Luego, observó como un muchacho calvo que llevaba puesto un traje de superhéroe amarillo, entablaba una animada conversación una joven rubia, pelo amarillo, ojos rojos tirando a naranja, traje de sirvienta y... ¿cola de dragón? "Qué gente más rara hay por aquí..."
Y eso que no has visto lo peor.
—¡Aquí tienen! ¡Un Katsudon para la mesa 7!
—¡Gracias, sebastian! —agradeció Kaido, sonriéndole con gracia al mayordomo.
—De nada, Shigaraki. —respondió este con la misma sonrisa, para después irse.
"Oh, así que su personaje se llama así... por eso la ropa negra y esas extrañas manos adheridas a su cara..." Pensó la azabache, observando a su compañero curiosa.
—Disculpe, Tomura Shigaraki ¿podría sacarse una foto conmigo?
Cuando estaban a punto de comer, una niña de aproximadamente unos trece años tocó el hombro de Kaido. Ella tenía una sonrisa algo vergonzosa, y sus mejillas estaban coloradas.
—¡Por supuesto, niña! —respondió el de cabello azul, con un tono de voz grave claramente forzado, mientras que hacía una expresión casi egocéntrica.
—Vaya, parece que nuestro Kaido es popular. —mencionó Hikaru sonriendo de lado, al notar que más personas se acercaban al mencionado para sacarse fotografías con él—. Tiene hasta fans.
Son fans otakus, y los otakus no son personas. Así que es como no tener nada.
"¡Nishimura-san parece sorprendida! ¡Estoy ganándome su corazón!" Decía Kaido por dentro, con un pequeño sonrojo en las mejillas mientras seguía posando para las cámaras.
—Oye, ¿por qué tú no te disfrazaste? Tienes el pelo rosa, seguro hay muchos loquitos con el pelo rosa en el anime. —preguntó la joven, mirando divertida al psíquico—. Vi a una con pelo rosa, cara de loca, con un cuchillo y llevaba traje de colegiala morado... definitivamente se parecía a ti.
—No estoy dispuesto a perder la dignidad como Kaido.
—No puedes perder algo que nunca tuviste. —respondió Hikaru con simpleza, dándole un mordisco a su comida.
—Mira quien habla.
—Habla la reina más hermosa del universo, ahora cállate que esta mierda está muy buena y quiero apreciarla como se debe. —acotó ella, dándole otro mordisco a su Katsudon.
Idiota.
Saiki sonrió inevitablemente, para después centrarse en su comida.
—¡Qué difícil es ser popular! —Kaido volvió, sentándose otra vez en su sitio y limpiándose el sudor de la frente.
—Eres famoso, bro. ¿Todavía nos recuerdas o ya se te subió la fama a la cabeza? —preguntó la azabache, divertida.
Conociendo a Kaido, es capaz de hacerlo.
Una hora transcurrió de manera tranquila. Luego de pagar por la comida, continuaron recorriendo el lugar donde se estaba llevando a cabo la convención, esperando ver algo interesante. Durante el camino, Kaido tuvo que hacer unas cuantas paradas para poder sacarse fotos con personas con ropa medianamente normal y otras con los que parecían disfraces del mismo anime u otro.
—Iré a buscar algo para tomar, envejeceré si espero a este idiota. —habló Nishimura, observando cómo Shun estaba rodeado de chicas y de halagos.
La joven se permitió suspirar profundamente cuando por fin pudo sentir algo de agua fría recorrer su cuerpo.
—Es curioso cómo Kaido cambia su personalidad cuando está rodeado de gente que es igual de rara como él. Casi ni lo reconozco. —se dijo a sí misma en un susurro, mientras recibía el cambio de la amable viejecilla que le dio su botella de agua.
—Concuerdo contigo.
—¿Uh? —Hikaru se dio vuelta, levemente sorprendida por la repentina aparición del psíquico—. Ah, Saiki, eres tú. Maldita sea, avísame si me acompañas. Tengo que estar preparada para ver tu horroroso rostro, podrías provocarme un paro.
Saiki rodó los ojos mientras que la azabache largó una pequeña risa.
—Muy graciosa.
—Es broma. —dijo ella, dándole un suave golpe en el hombro con su puño—. Vamos, nos deben estar esperando.
—No.
Kusuo agarró con poca delicadeza a Hikaru de la muñeca, recibiendo de su parte una expresión confusa.
—¿Qué? ¿Por qué?
Porque allí están Teruhashi y Aren, no puedo ir ahí.
—Oh, ya entiendo. Te da vergüenza que Kaido esté así, ¿no? Te entiendo bro, pensé que era la única. Encima va a venir Teruhashi y el chico de lentes que se me olvidó el nombre. Qué pena...
—Espera... ¿ya sabías que iban a venir?
—Sí. Teruhashi quería venir porque quiere pasar tiempo contigo. —Saiki le dio una mirada interrogatoria—. Hey, no me mires así. No estaba escuchando conversaciones ajenas que no me incumben. Solo... que mi oído está tan desarrollado que escucho muchas cosas a mi alrededor, como la conversación de ayer de Yumehara y Teruhashi sobre ti, por ejemplo.
Esto es peor de lo que imaginé. Encima hay mucha gente, no puedo distinguir sus pensamientos como para saber dónde está.
—Demonios, ¿tanto la odias? Bueno, parece un poco intensa y acosadora. Supongo que ahí tienes un punto. —Hikaru se llevó una mano a la barbilla y miró el cielo—. Aún así, no parece una mala chica.
—Simplemente no quiero que esté encima de mi todo el tiempo.
—Sí, entiendo. —la azabache asintió—. Bien, entonces solo te queda evitarla. O... puedes poner la excusa de que me siento mal y me acompañaste a casa, no eres el único que quiere irse de aquí.
Al fin dices algo inteligente.
—Me sorprende que tu cerebro siga funcionando.
—¡Hey! Para tu información, saqué la nota más alta en Química la semana pasada, así que no tienes derecho a burlarte de mí. —reprochó Hikaru, dándole un pequeño golpe en el brazo.
—Es solo aplicar fórmulas y-... Maldición.
El psíquico no pudo terminar la frase cuando, entre todas las voces, escuchó a algunos hombres jadear sorprendidos por la belleza y radiación de lo que parecía ser un 'ángel'; y no se necesitaba ser muy inteligente para saber de quién se trataba. Así que tomó a Hikaru de la muñeca, y la obligó a arrastrarla a otro lugar para no ser vistos por ninguno de sus amigos.
—Pobre Teruhashi, seguro ya noventa otakus se mearon encima de la emoción por ver a alguien tan hermoso como ella, de cerca. —comentó la joven, soltando una carcajada—. Debe ser lo único bueno que les pasó en toda sus vidas.
Esto no es momentos para bromas, es serio. En cualquier momento nos verán. Si no es Teruhashi puede ser Aren, Nendo, Yumehara... no, ella estaría demasiado ocupada viendo a Kaido... y este está demasiado ocupado siendo la estrella del show.
—Bueno, allá veo a Aren. Está de espaldas hablando con Nendo, así que debemos salir aquí. Es ahora o nunca. —avisó, tomando a Saiki del brazo y llevándolo a otra parte más profunda del sitio.
Entre tanta gente amontonada en un mismo lugar, ambos terminaron chocando con un señor de, aproximadamente, treinta y tres años vestido de lo que parecía ser una copia barata (muy barata) de Miguel Ángel. Él tenía una expresión de tristeza, hasta que la deshizo cuando vio a Nishimura y al psíquico.
—U-u... ¡Ustedes! ¡Son perfectos! —gritó él, sorprendido, haciendo un cuadro con sus dedos teniendo como foco a los dos jóvenes.
—¿Eh?
—¡Por favor! ¡Posen para mí y así puedo pintarlos! ¡Le demostraré a todo el mundo mi gran talento y pasión para pintar! —dijo el señor, juntando ambas manos—. ¡Si lo hacen les daré una recompensa!
—Definitivamente no.
No tenemos tiempo para esto.
—¿Qué tipo de recompensa? —cuestionó Hikaru, en un tono interesado.
¡Oye! Pensé que estabas de mi lado.
—¡Les pagaré! ¡E incluso les daré un pase para obtener gelatina de café gratis válido en cualquier sitio!
—Acepto. —dijeron al mismo tiempo Nishimura y Saiki, hasta con la misma expresión.
El hombre les dio una sonrisa, parecía totalmente complacido. A continuación, les explicó que lo único que tenían que hacer era...
—No.
—¡Ah, vamos Saiki! ¡Son solo por unos minutos! El señor dijo que nos pintaría en poco tiempo.
La pintura era sencilla (a su manera): los dos debían sentarse en un largo y blancuzco asiento de pierda, donde Kusuo debía tomar con una mano a su compañera de la mejilla, y acercarla al punto que sus frentes se pegasen para poder conectar miradas. Mientras tanto, Hikaru debía tener un tazón con frutas en la mano, llevando una fresa a la boca del otro. No era una mala posición, sin embargo... ambos debían admitir que tal acercamiento era demasiado íntimo para los dos. Pues no tenían ese nivel de confianza.
—Además... ¿quieres esa gelatina o no?
—Si se trata de tener que mirar tu horrorosa cara por más de cinco segundos... entonces no.
Hikaru hizo una mueca y entrecerró los ojos, desafiante.
—Bueno... parece que tendré que pedírselo a Kaido. Lo llamaré y luego iremos juntos a comer unas deliciosas gelatinas de café. Luego le haré unos cuantos postres hechos por mí.
A Saiki le tembló una ceja.
—Sé lo que tratas de hacer.
—¿Y funciona?
Kusuo permaneció en silencio por unos cortos segundos y desvió la mirada.
—Sí. Hazlo antes de que me arrepienta.
La azabache rodó los ojos. A continuación, empujó a Kusuo sobre al asiento antes de tomar el tazón con frutas falsas y sentarse a su lado. El psíquico reprimió un gruñido y llevó una mano a la mejilla ajena, intentando no poner cara de asco al sentir la respiración de Hikaru mezclándose con la suya. Y era gracioso porque ella estaba igual o peor.
"Es más vergonzoso de lo que pensé... Pero tendré dinero y comida gratis, así que vale la pena." Fueron los pensamientos de la mayor.
Esto es demasiado...
—¡Perfectos! —gritó el hombre, una vez que estuvieron perfectamente posicionados como él les pidió minutos atrás—. ¡Ahora quédense así! ¡Miguel Ángel hará el resto!
Los minutos pasaban lenta y torturosamente. Y aunque los dos jóvenes no podían ver el trabajo que el hombre estaba llevando a cabo, parecía ser suficiente para atraer la atención de varias personas. Muchos pasaban de largo (no se quedaban a observar el proceso como otras), pero no faltaban los halagos o las expresiones sorprendidas. Parecía que el hombre hacía un buen trabajo.
No obstante, el silencio entre ambos adolescentes era... bastante incómodo. Sobretodo para Kusuo.
"Sus estúpidos lentes me molestan. ¿Por qué no se los quita? ¿Tan ciego va a estar?" Pensó Hikaru, tratando de no moverse mucho. "Si no fuese porque ya es tarde, yo misma se los hubiese sacado."
No iba a hacerme cargo de ti si te convertías en piedra.
Los segundos transcurrieron, y a Kusuo ya le estaba hartando estar en la misma posición. Ahogó un suspiro pesado, ahora mismo podría estar en casa, en su sofá, mirando alguna de las novelas de misterio que tanto le gustaban mientras comía una deliciosa gelatina de café.
Pero no. Estaba ahí metido. En un lugar estúpido para estúpidos en una estúpida posición. Observando fijamente aquellas orbes cafés que casi lo miraban con incomodidad y repulsión.
Al menos el sentimiento era mutuo.
—¡Ualá! ¡Listo! —el grito del pintor resonó en todo el sitio, recibiendo como respuesta un montón de comentarios buenos y hasta jadeos sorprendidos por parte de las personas que tenía alrededor.
Al fin...
—¡¿SAIKI?! —gritó Teruhashi, abriéndose paso entre la gente.
—¿¡NISHIMURA-SAN!? —Kaido le siguió.
No puede ser...
—Mierda... —murmuró la joven, sosteniéndose de los hombros de Saiki para no caer del asiento, el cual era bastante alto.
Ambos podían sentir los ojos sorprendidos de sus amigos y las expresiones decepcionadas, tristes y hasta casi llorosas de parte de Teruhashi y Kaido.
"Ahora sí estamos jodidos..." Pensó Hikaru, mientras ambos se incorporaban de su sitio.
—¡Ustedes dos son como ángeles caídos del cielo! —'Miguel Ángel' se acercó a los jóvenes y les tendió la recompensa—. Tomen. ¡Y esta es mi página donde subo mis dibujos! Estarán allí, sin dudas.
El hombre se fue para responder algunas preguntas acerca de su pintura, dejándolos en paz finalmente. Hikaru miró por última vez a los demás, quienes estaban sorprendidos todavía, antes de posar su mirada en el de pelo rosa.
—Mira el lado bueno, obtuvimos dinero sin mucho esfuerzo y podrás comer doble gelatina gratis. —le susurró ella a Saiki, sonriendo divertida.
"No quiero aclarar nada porque realmente no pasó nada... pero como veo que esto será un problema..."
—Bien, quiten esas caras de asombrados. Lo hicimos porque el hombre nos dijo que si posábamos, recibiríamos dinero y una oferta de gelatina de café gratis. —explicó la joven, acercándose a Kokomi y a Shun. Estos la observaron sorprendidos—. Si no nos hubiera dado nada, hubiéramos rechazado la oferta.
—A-ah ya veo... —murmuró la de ojos claros, sonriendo de manera forzada.
—Entonces... ¿Entre Saiki y usted, Nishimura-san, no hay nada? —preguntó Aren, mirando todavía desconcertado a los mencionados.
Saiki solo permaneció en silencio, dejando que la azabache manejase la situación.
—Por supuesto que no. —dijo ella, casi con gracia—. Demonios, solo posamos para la pintura, no fue nada del otro mundo.
Gracias a ese comentario, el tenso ambiente se dispersó, ya pasando a otro tema un poco más normal.
"Te mantendré en la mira." Pensó Teruhashi, mirando a Hikaru.
"Te mantendré en la mira." Pensó Kaido, mirando a Saiki.
Yare yare...
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