Capítulo 6 (El sospechoso Saiki Kusuo)
Cuando abrió los ojos aquella soleada mañana, el primer pensamiento que cruzó su cabeza fue solo uno: 'no quiero ir al instituto'.
Se levantó física y mentalmente cansada. Y no le era extraño, pues no había dormido casi nada. Los acontecimientos de la noche anterior despertaron a los demonios que había enterrado tiempo atrás, ocasionando que ahogaran su mente con las pesadillas y los malos recuerdos que pensó haber olvidado. No estaba de un buen humor, por eso quería quedarse. Sin embargo, ir a clases y encontrarse con sus amigos siempre le hacía olvidar sus problemas.
"Sí. Es mejor que vaya. Kaito puede ayudarme con esto." Pensó la joven, ya incorporándose lentamente y posando ambos pies en el suelo, lista para levantarse y hacer su rutina mañanera.
—¡Ugh! ¡Mierda! Lo que me faltaba. —chilló, adolorida, cuando un fuerte y agudo dolor viajó por todo su sistema apenas pisó con su pie izquierdo.
Dejó caerse sobre la cama y miró rápidamente su tobillo; un horrible color rojizo se había esparcido por toda una zona, y por lo poco que sabía, Hikaru supo que se trataba de un pequeño esguince. No era grave, pero sí que era molesto: le impedía hacer muchas cosas que debía llevar a cabo.
—¡Hika-chan! ¿Estás bien? ¿Qué fue ese grito? —la voz de su padre se oyó preocupada desde el otro lado de la puerta de su cuarto.
—¿Recuerdas que dije que me había doblado el pie viniendo para casa? Bueno...
Alterado, el señor Nishimura no lo pensó dos veces y entró a la habitación con el único fin de socorrer a su hija.
—¡MI PEQUEÑA! ¿¡ESTÁS BIEN?! ESPERA, LLAMARÉ A TU MADRE, NO, LLAMARÉ A UN DOCTOR... AH, ¿CUÁL ES EL NÚMERO DE EMERGENCIAS? ¡CARIÑO, LLAMARÉ AL 911!
"Idiota, 911 es para la policía." Hikaru quería hablar así podía calmarlo, pero su madre se le adelantó gritando desde el piso de abajo.
—¿¡Qué!? ¿Por qué quieres llamar a la policía? ¡¿LE HAS ENCONTRADO MARIHUANA?! Esa niña sí que me va a conocer enojada... —se podía escuchar los profundos pasos y bruscos de la mujer subiendo por la escalera, encaminándose hacia el cuarto de su hija.
—¡Dios! Solo cálmense. Primero, no me drogo. Y segundo, es solo un pequeño esguince. Posiblemente se cure mañana, máximo pasado. —habló ya harta la azabache, mirando con enojo a sus progenitores, quienes estaban ya dentro de la habitación.
Su madre bajó su chancleta para ponérsela, mientras que su padre intentaba calmarse un poco.
—Entonces... ¿vas a ir a la escuela o no? —cuestionó la mujer, ya más tranquila que antes.
"Yo podría estar muriendo y a ella todavía le preocuparía si voy o no a clases..." Pensó la azabache, algo desconcertada.
—¡Querida! ¿Cómo puede ir a la escuela así? ¡Deja que falte por esta vez! Nuestra bebé necesita descansar. —respondió su esposo.
"Y dale con eso. Tendré 65 años y él seguirá llamándome 'su bebé'..." Hikaru rodó los ojos.
La joven de dieciocho años observó a su madre todavía con el ceño fruncido; sabía lo que la mayor le diría. Ambas no tenían un muy buena relación, incluso desde antes del incidente.
—Bien. Pero más le vale curarse pronto. Hay muchas cosas que hacer. —y sin decir nada más, la mujer salió del cuarto para seguir atendiendo a sus dos hijos mellizos.
La azabache suspiró, un poco aliviada. No esperaba que su madre aceptase tan pronto, la mayoría de las veces aceptaba a la tercera, cuarta, o hasta quinta petición. Y eso si se lo pedía su marido.
—Muy bien, Hika-chan, yo voy a estar ahora preparándome para irme a trabajar. Pero si necesitas algo, puedes llamarme.
Una vez que estuvo sola en su habitación, se acostó nuevamente mirando el techo. Desde que repitió de curso, no había faltado a clases ni una sola vez. Pero antes... apenas y los profesores sabían su nombre por la cantidad de faltas que tenía.
—¿Uh? —su móvil, que se encontraba cargando sobre la mesilla de luz a un lado de su cama, vibró ante una notificación entrante.
La pantalla de su celular reflejaba un mensaje nuevo: se trataba de Kaido. Hikaru hizo una mueca, todavía no descubrió cómo él había conseguido su número siendo que nunca se lo había dado.
Kaido Shun: ¿Nishimura-san? ¿Está todo en orden? ¿Por qué no has venido a la escuela hoy? ): (Enviado a las 7:36 A.M).
"Qué rápido se ha dado cuenta de que no voy a ir a clases... ¿Habrá estado esperándome?"
Tú: Me he doblado el tobillo. No te preocupes, estaré mejor mañana. (Enviado a las 7:36 A.M).
Kaido Shun: Oh, ya veo. ¡Espero que se recupere pronto, Nishimura-san! 💞 (Enviado a las 7:36 A.M).
Tú: Gracias, supongo. (Enviado a las 7:36 A.M).
Kaido Shun: ¡Debo entrar a clases! ¡Nos vemos después, Nishimura-san! 💕💗💓💞💕💘💖💓💖💞💖💗💓💕💘💖 (Enviado a las 7:39 A.M).
"Demonios, ¿por qué tantos corazones?" Pensó la joven, ya saliendo del chat.
—Bien... supongo que puedo desperdiciar mi día leyendo algún que otro libro... —dijo ella, levantándose con cuidado para poder tomar el libro que había dejado a un lado hace una semana—. Libro... esta vez solo seremos tú y yo. Haz que el dinero que gasté en ti valga la pena.
"¿Por qué rayos le estoy hablando a un libro? Ugh, solo... solo me pondré a leer." Y con ese último pensamiento, se acomodó en su cama apoyando la espalda en el respaldar y poniendo una mullida almohada bajo su tobillo adolorido, lista para retomar la lectura.
***
—¡Nishimura-san me contestó después de los 65 mensajes que le dejé! ¿No es esto increíble? —decía Kaido, en un tono soñador e ilusionado—. Estoy seguro de que poco a poco estoy ganando su corazón.
Si yo fuese ella te hubiese bloqueado después del tercer mensaje.
—Oh, es verdad. Nishimura no ha venido hoy. ¿Qué le habrá pasado? —cuestionó Nendo, mirando curioso al de cabello azul. Saiki miró al más alto con el ceño fruncido y un sentimiento de desconcierto total.
¿Estás de broma? Estuvo todo el día quejándose de que ella no vino a clases.
—Nendo, se nota que nunca escuchas. —reprochó el menor, mirando con un pequeño puchero a su compañero—. Nishimura-san se dobló el tobillo y por eso no pudo venir.
—Oh, ya veo. ¿Y si le llevamos ramen para que se sienta mejor? ¡Siempre que estoy enfermo un buen ramen me hace sentir mucho mejor! —opinó Nendo, sonriendo casi emocionado.
No.
—¡Nendo! ¡Eso es una buena idea!... No puedo creer que dije eso. —Kaido se sintió hasta sucio por haberlo dicho—. ¡Pero no vamos a llevarle ramen! Siempre comemos eso, ¿y si compramos entre todos algunos postres? ¡Estoy seguro de que a ella le encantarán!
"También estoy seguro de que Nishimura-san debió sentirse muy sola hoy." Pensó Kaido, triste.
Ella está mejor que todos nosotros juntos.
Usando su clarividencia de manera discreta, Saiki observó a la dicha joven en el sofá de su casa, siendo cubierta por una manta azul. Sobre sus piernas, se encontraba su computadora portátil. Su rostro reflejaba una expresión de sorpresa, sea lo que sea que estuviese viendo, parecía interesante para ella. Por lo poco que podía notar, el psíquico notó que veía un documental bastante viejo.
"—Es increíble que los psíquicos puedan hacer todo tipo de cosas. Ojalá fuese psíquica..."
No, no querrías serlo.
Espera...
¿Qué?
—¿Saiki? ¿Estás bien? —cuestionó Shun, al notar que su amigo de pelo rosa estaba parado en medio de la vereda, con una expresión de sorpresa y hasta miedo.
"—Estoy segura de que este chico que va a segundo es psíquico... Me pregunto si sus amigos lo saben. Yo si tuviera poderes así no los diría, quien sabe para qué me querrían."
¿De quién estás hablando? Dime que no estás hablando de-...
—¡Saiki! ¡T-tus ojos! ¡NENDO HAZ ALGO! —gritó Kaido mirando a su amigo, al borde del llanto.
—¡Allá voy, compañero! —habló el mencionado, tomando al de lentes de los hombros y agitándolo con muchísima fuerza.
—¡Imbécil! ¡Lo vas a matar! —acotó el de cabello azul, intentando alejar a Nendo de Kusuo.
Esto es malo. Si ella ha descubierto que soy psíquico... Un momento, ¿qué están haciendo este par de idiotas?
—¿Eh? Saiki... ¿a dónde vas? —Kaido miró con total desconcierto a su amigo caminar como si nada, dejando un vacío en las manos de Nendo.
—A la casa de Nishimura.
—¡Parece que funcionó! —habló Nendo, sonriendo totalmente feliz, siguiendo a su amigo sin opinar absolutamente nada.
'Alas negras' prefirió no decir nada y, bastante extrañado, caminó con ellos.
Mientras Nendo y Kaido conversaban sobre temas triviales, Saiki estaba sumido en sus pensamientos. No sabía cómo hacer para que Hikaru dejase de sospechar. Si bien le podía borrar la memoria, era mucho trabajo pues implicaba borrarle la memoria a su familia y a sus amigos o a cualquier persona que haya interactuado con ella durante el día.
En los momentos en el que no era observado por sus amigos, utilizaba su clarividencia en la azabache. Sin embargo, esta había dejado el tema de los psíquicos para poder mirar un programa de cocina en la televisión de su sala.
Una vez que el trío de amigos llegó a la casa de la mayor, Kaido se arregló el cabello y la ropa, verificando que todo estuviese en orden, antes de tocar timbre.
Luego de unos segundos, la puerta de la casa se abrió. Hikaru apareció en el umbral con su típica expresión de aburrimiento mezclado con molestia. Todavía tenía su pijama, el cual consistía en un pantalón a cuadritos blanco y negro, junto a una camiseta negra de tirantes bastante escotada.
¿Acaso no usas otro color aparte del negro?
—¿Qué hacen aquí? —preguntó la azabache, alzando una ceja.
—¡Vi-vinimos a hacerte compañía, Nishimura-san! —respondió Kaido un poco ruborizado, intentando no bajar la vista del rostro de la mayor.
—¡Hasta te trajimos ramen! —acotó Nendo, mostrando las bolsas de comida que llevaba.
Yare yare... ¿No tienes frío con esa camiseta puesta?
La joven suspiró pesadamente y se hizo a un lado con cuidado. En su pie izquierdo se podía apreciar una tobillera de color marrón. Ella solo apoyaba los dedos y el talón lo tenía levantado.
—Tienen suerte de que ya no me duela tanto como esta mañana y pude caminar para abrirles. —comentó Hikaru, observando cómo sus compañeros pasaban y se acomodaban en su hogar.
Saiki lo primero que observó, fue el portátil descansando cuidadosamente en el piso, y la manta a un lado en el sofá. La pantalla del computador seguía prendida, dejando ver el título del documental y el minuto en el que se dejó de ver por última vez.
Personas con habilidades sobrehumanas. (Parte 54/78)-12:34. (B).
—Me alegra oír que te estás recuperando, Nishimura-san! —Shun, observó con una feliz sonrisa a la mencionada mientras dejaba las cosas sobre una mesa cercana dentro de la sala.
—¿Podemos comer ramen aquí? —preguntó Nendo, ya sentándose en el sillón.
¿Para qué preguntas si lo vas hacer igual?
"Respira Hikaru... ellos solo quieren ser amables contigo... respira... respira..."
—Sí, pueden. Solo no rompan ni manchen nada. Como lo hagan los obligaré a limpiar con la lengua. —reprochó, caminando hasta ellos y sentándose al lado de Nendo, quien se encontraba en una de las puntas del sofá. Allí, aprovechó para apagar la computadora y dejarla en un sitio más seguro, todo sin moverse de su lugar.
Tan encantadora como siempre.
"¡Bien! Solo tengo que sentarme al lado de Nishimura-san y..."
Tarde.
Entonces el psíquico se sentó al lado de la joven.
—¡Saiki! —lloriqueó Kaido.
—Solo siéntate de una vez, Kaido, quiero poner una película en Netflix. —reprochó Hikaru mirando con el ceño fruncido al mencionado, quien, sin más, terminó sentándose en la punta vacía al lado de Saiki.
"Ella dijo mi nombre... ¡Soy tan feliz con tan poco!" Kaido apenas y podía con la emoción.
La película tenía un trama interesante: se trataba de una adolescente de, aproximadamente, quince años que tenía poderes los cuales ocultaba. Ella trataba de salvar a sus compañeros de clases de un malvado director, quien que les lavaba el cerebro sin piedad.
Saiki miró de reojo a Nishimura, pensando en si fue a propósito.
—¿No sería genial tener poderes? —habló ella de repente, sin quitar la mirada de la pantalla y tomando un sorbo de su botella de agua.
Yare yare...
—¡Tienes que ver los poderes con los que combato a la Dark-...!
—Olvídenlo, quiero ver la película en silencio.
Kusuo no se centraba mucho en la película. Estaba más centrado en cómo podría quedar a solas con la muchacha, así podía preguntarle discretamente acerca de lo que escuchó gracias a su clarividencia. Claro que sería sospechoso preguntarle algo así siendo que se suponía que él no sabía nada, iba a ser una tarea difícil.
No obstante, su corazón empezó a latir con algo de nerviosismo cuando notó que Hikaru lo miraba fijamente con el ceño fruncido.
"Más le vale que ni siquiera mencione lo que vio ayer. Porque reduciré todos esos cabellos teñidos a cero." Fueron sus pensamientos. "Al parecer no le comentó nada a Nendo ni al rarito, porque conociéndolos me hubiesen preguntado algo."
Kusuo había casi olvidado lo que había visto el día anterior. Ahora tenía una doble curiosidad.
—Iré a buscar otra botella de agua a la cocina. Saiki, acompáñame. —dijo de repente Hikaru, parándose con cuidado.
Y tomando al psíquico de la camisa, lo obligó a acompañarla a dicho cuarto. Dejando a un Nendo que solo estaba concentrado en la película, con una cara de sorprendido por los sucesos que transcurrían allí, y a un Kaido con un puchero, algo celoso de que Saiki se llevara toda la atención de su amada.
Una vez que ambos jóvenes estuvieron solos, la muchacha cerró la puerta de la cocina y lo miró con las cejas fruncidas. Kusuo solo alzó una ceja.
—Esto va a ir por las buenas o por las malas. Tienes dos opciones: o cierras la boca o yo te obligaré a cerrarla. ¿Cuál eliges? —dijo ella, cruzándose brazos.
—¿De qué estás hablando?
—No hagas que no me viste ayer porque te irá peor. —alterada, Hikaru se acercó a él.
Yare yare... realmente te preocupa que alguien de la escuela te haya visto, ¿no es así?
—¿Qué es lo que te preocupa?
—Solo no quiero que haya rumores sobre mí, más de los que ya hay. —respondió Hikaru, dándose media vuelta y caminando hacia la canilla para llenar la botella de agua—. Solo olvida lo que viste. No necesito darte explicaciones.
Kusuo se quedó mirando fijo a la mayor. Esta simplemente puso los ojos en blanco al notar la mirada del otro.
—No me mires así. Lo golpeé porque sí. Es un idiota y se merece más que una estúpida cachetada. —acotó, cerrando ya la canilla de agua—. No te atrevas a opinar, tú no sabes todo lo que yo sufrí por su culpa.
Al darse cuenta de que había hablado demás, Hikaru decidió caminar hacia la salida de la cocina.
—Es mejor que nos vayamos, nos deben estar esperand-...
—Espera.
El psíquico tomó del brazo a la azabache, esta la observó con una ceja alzada y una expresión de confusión y asombro.
—¿Qué?
Es ahora o nunca.
—Estabas viendo un documental.
—Sí.
Era una afirmación no una pregunta, idiota.
—Oh, ¿tú también lo ves? Es increíble. No se los puse porque creí que iba a serles muy aburrido. Por eso puse una película. —habló Hikaru, ya zafándose del agarre del de pelo rosa y relajando su rostro.
Saiki arrugó levemente la frente.
—¿Crees que haya un psíquico en la escuela?
Maldición, la pregunta fue demasiado exacta y directa. No debí adelantarme.
"Vaya, que coincidencia. Eso mismo estaba pensando antes de que ellos viniesen." Pensó Nishimura, recelosa.
—Sí. Uno de tu clase, Akechi Touma. Es decir, demonios, me psicoanalizó en cuestión de segundos. Creo que hasta sabe mi número de sostén con solo mirarme, me sentí abusada. —explicó ella, mirando al techo, pensando en el característico rubio.
Bien. Falsa alarma.
—¡Saiki! ¡¿Cómo pudiste traicionarme?! —regañaba Kaido con una pequeña lagrimita en el borde de uno de sus ojos, cuestionándole a Saiki la amistad que ambos tenían. Al parecer, el de cabello azul cree erróneamente que ella y él tienen algo.
"Aún así..." Pensó Hikaru, mirando desde su sitio a Kaido y a Saiki discutir. "No creo que Akechi sea el único psíquico de la clase..."
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