Capítulo 37 (La perfecta cena familiar)
¡Hey! Antes de comenzar con el capítulo quería darle las gracias a jsnock_ POR HACER UN DIBUJO DE HIKARU. YO CASI LLORO CUANDO LO VI, Y LE QUEDÓ HERMOSO. 🥺💕
También hizo un pequeño crossover de Hikaru junto al protagonista de su historia de Saiki (muchas ya la deben conocer, se llama "Constelaciones", y si no lo conocen vayan a leerlo porque es una joyita de historia. Me encanta), y es increíble. ❤️
Los dibujos pueden encontrarlos en la sexta parte de su libro "Constelaciones FanArts". 💓 Dibuja hermosísimo. 💗
Ahora sí, no interrumpo más y los dejo leer. 💕
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—¿Azúcar?
—Listo.
—¿Café?
—Listo.
—¿Esencia de vainilla?
—Listo.
—¿Crema de leche?
—Uh... —Hikaru le dio una larga vista a todos los objetos que estaban en las bolsas, tratando de asegurarse de que lo había comprado—. ¡Listo!
—Entonces está todo en orden.
Era un sábado por la mañana y la joven pareja se encontraba en el cálido departamento de la azabache. Ambos intentaban poner todo en orden y organizarse para comenzar a cocinar una gran cena que se llevaría a cabo esa misma noche.
—¿Crees que esto sea una buena idea?
—Te voy a ser sincera... —la mayor miró a su novio con una pequeña sonrisa de felicidad—. No, esto es una pésima idea. Seguramente todo saldrá mal, y todo se irá al carajo. Pero no hay otra opción. Así que es lo que hay.
Kusuo se abstuvo de largar un suspiro y se dedicó a ayudar a Hikaru con todas las cosas.
Hace una semana, la familia de ambos coincidió que ya era tiempo de que todos se conozcan entre sí y formalizar la relación de los dos jóvenes.
Bueno, en realidad Kurumi empezó a extorsionar y a manipular 'inocentemente' a su hijo para que llevase a cabo la idea. Cosa que terminó funcionando, y ahora ambas familias se preparaban para cenar en la casa de la joven dentro de cuantas unas horas.
—Tu madre y mi padre se parecen en personalidad. —comentó Hikaru, atándose el delantal blanco para no ensuciarse—. ¿Te imaginas que en realidad sean parientes lejanos?
—Ni siquiera lo menciones. Que horror.
La azabache no hizo más que largar una carcajada.
—Ey, tal vez estoy saliendo con mi propio primo y no estoy enterada. —siguió bromeando, entre risas, mientras se dedicaba a cortar una cebolla.
El psíquico rodó los ojos. No iba a responder, además de que estaba ocupado barriendo la sala, en el fondo se estaba preocupando por lo que podría llegar a pasar en la cena.
Su madre podría dejar escapar su lengua y comentar que él tenía poderes, o su padre podría empezar con un tema de conversación incómodo y cero profesional. Hasta le daba vergüenza ajena con solo pensarlo.
Y ni hablar de que los dos podrían largarse a llorar de la emoción en medio de la comida porque estaban muy felices de conocer oficialmente a todos.
Yare yare... ¿por qué no puedo tener una familia normal?
—Cambiando de tema. ¿Qué crees que deberíamos hacer de postre? ¿Crees que un pastel de fresa vendría bien? ¿O unos brownies de chocolate? ¿Qué les gusta a tus padres? Los míos me dan igual, pero los tuyos me preocupan. Tengo que impresionarlos y demostrarle que soy una buena novia para su hijo. —dijo de repente Hikaru, sacando a Kusuo de sus pensamientos.
—Hikaru... tranquilízate. Ya conoces a mis padres, y sabes que te aman. Incluso más que a mi.
Lo peor es que es verdad.
—Pero-...
—Y yo soy el que debería estar preocupado por tus padres. Sobre todo por tu madre, seguramente me asesina en un día de estos.
—¡Mi padre te adora! Y mi mamá... bueno, ya sabes como es. No lo dice ni lo demuestra, pero en el fondo... muy en el fondo... te acepta. —Hikaru, sonrió burlona, para después concentrar su mirada en la preparación de la comida—. Bueno, pero al final no me dijiste, ¿qué es lo que le gusta a tu papá?
—Lamer zapatos.
—Te estoy hablando en serio.
—Yo también.
Hikaru resopló ante la expresión ligeramente divertida de su novio. Alzó una ceja.
—Parece que alguien se va a quedar sin postre hoy.
—¡Hikaru!
****
—Todo está limpio, todo está ordenado, la comida está en perfecto estado... nada puede salir mal. —comentó la azabache, dándole una buena y profunda mirada al interior de su hogar, esperando no encontrar ninguna mancha o defecto.
Kusuo, quien se encontraba sentado en una de las sillas comiendo una fruta, solamente brindó su silencio como respuesta. Cada tanto utilizaba su clarividencia (siempre y cuando Hikaru no estuviese mirándolo) para saber el paradero de Kurumi y Kuniharu. Quienes estaban en una tienda que tenían de paso, aparentemente intento comprar lo que parecía un postre como regalo.
—¡Cariño! Tampoco tienes que sobrepasarte tanto. Es solo un postre, no es un regalo de bodas. —opinaba Kuniharu, notando como su mujer intentaba comprar un pastel blanco de tres pisos.
Yare yare, no me sorprendería que cuando yo alcance la mayoría de edad empiece a extorsionarme para que me case.
El ensordecedor ruido del timbre sonando fue lo que sobresaltó a la pareja. Hikaru se peinó su cabello con una mano antes de acercarse a la puerta y abrirla con una gran sonrisa un poco nerviosa en el rostro.
—¡Bienvenid-...! Ah, son ustedes. —dijo, deshaciendo su expresión y dejando pasar a sus padres y a sus pequeños hermanos mellizos, quienes balbuceaban y reían. Apurándose a ayudarlos con los bolsos—. Llegaron temprano, ustedes suelen llegar tarde a cualquier cosa.
—Siempre llegamos tarde por culpa de tu padre. —respondió la mujer, frunciendo el ceño, mientras sentaba a Rin sobre la mesa—. Y como esta noche era importante, lo obligué a que se preparara tres horas antes.
—¡Hika-chan! ¡Ku-chan! —el hombre, que era más bajo que su mujer, tenía una sonrisa de oreja a oreja. Y Kusuo casi podía ver que tenía brillitos alrededor—. Estamos ansiosos por conocer a tus padres, Ku-chan.
—Dime, Saiki. —el aludido miró a su suegra, tranquilamente expectante—. ¿Tus padres aceptan tu relación con Hikaru?
—Sí. Son conscientes de ello.
—Bien. Porque no me gustaría tener malentendidos.
—Cielo, por favor, seguramente hoy será una noche espléndida e inolvidable. No hay que traer malas vibras. —habló el hombre, ya rebuscando algo en su bolso—. Y hablando de eso, Hika-chan, te he traído unas velas para sacar las energías negativas.
—Yo no desprendo energías negativas. Soy una buena chica, ¿verdad, Kusuo? —Hikaru codeó a su novio.
—No.
—¡Kusuo! —regañó ella, haciendo esbozar una pequeña sonrisa en el contrario.
El de pelo rosa iba a mencionar algo más hasta que el timbre sonó nuevamente, sorprendiendo a todos los presentes en la sala. Y ocasionando que el corazón de la azabache diese un vuelco por los nervios. La joven miró con los ojos afilados a sus padres.
—Compórtense. —dijo, recibiendo como respuesta un asentimiento por parte de su padre y unos ojos en blanco de parte de su madre.
Respiró profundamente antes de sonreír nerviosamente y abrir.
—¡B-bienvenidos! —dijo, haciéndose a un lado para dejar pasar a Kurumi y a Kuniharu.
—Lamento la tardanza, Hikaru. Es que... mi esposa se tardó un poco... —rió el hombre con gafas, rascándose la nuca.
Seguro eligiendo el maldito pastel.
—¡Hika-chan! ¡Estás hermosa! —dijo Kurumi, acercándose para tomar el rostro de su nuera y apretarle las mejillas con cariño.
—M-muchas gracias... —contestó la azabache, para después darle una mirada a la entrada, notando que no se encontraba el hermano de su novio.
"Qué raro... pensé que sí iba a venir."
No vendrá. Por suerte.
—¿Donde está Ku-chan? He traído unas-... ¿eh?
El silencio invadió la sala cuando Kurumi posó los ojos en la figura del padre de Hikaru. Este, también hizo lo mismo al verla.
—¿Kurumi-chan?
—¿Yuuji-chan?
Hikaru y a Kusuo se miraron entre sí, confundidos por la reacción de sus padres. Sin embargo, no eran los únicos confundidos.
—¿¡K-Kurumi realmente eres tú?! —los dos se acercaron.
—¡Yuuji-chan! ¡Que alegría volver a verte! —los mayores se tomaron de la mano y empezaron a llorar de felicidad—. ¡Han pasado diez años!
Por favor, díganme que esto es una broma de mal gusto.
—¿Eh? ¿S-se conocen? —cuestionó Hikaru, demostrando severamente su preocupación a través de su rostro.
—¡Sí! —dijeron los dos al unísono.
"¿ENTONCES SI ERAN PARIENTES DESPUÉS DE TODO?" Se preguntó horrorizada la azabache, sintiendo gotas de sudor correr por su rostro.
Realmente debo tener mala suerte...
—Cálmate, Hikaru. No es lo que piensas. —habló de repente la madre de la aludida, manteniendo un tono de serenidad y de seria firmeza—. Si no me equivoco, los dos eran mejores amigos en la secundaria. Tu padre me comentó de una Kurumi, pero no esperaba que fuese ella.
—Ah, Dai-chan, ¿no es así? ¡No has cambiado nada! —acotó Kurumi, acercándose a la mujer más alta.
—Sí. Tú tampoco has cambiado nada, Kurumi.
—¡C-Cariño! ¿N-no se supone que deberías haberme presentado a tus amigos de la secundaria? —cortó Kuniharu, sonriendo nerviosamente.
—¿Uh? Seguramente se me habrá pasado.
Mientras los adultos hablaban entre sí y los mellizos Nishimura eran presentados a la familia Saiki, la pareja se había quedado en un mortal silencio. Hikaru trataba encontrar las palabras para cortar el hielo.
—Bueno... al menos no somos primos.
—Supongo que esto nos ahorrará presentaciones.
—Sí. Es una coincidencia que se hayan conocido en la secundaria. —Hikaru dejó escapar un suspiro de alivio.
—¿Y qué tal Ku-chan? Es un buen chico y muy estudioso. —preguntó el señor Nishimura a Kurumi, acomodando a Rin entre sus brazos.
—¡Muy bien! Es realmente muy inteligente, y le va bien, a pesar de que es psíquico.
—¿Eh?
Yare yare... ya ni sé por qué no me sorprende.
Hikaru parpadeó y miró a Kusuo. Pero este no le devolvió la mirada. Kurumi se llevó una mano a la boca, para que después su esposo empezara a repartir carcajadas.
—¡CIELO, POR FAVOR! ¡DEBERÍAS DEJAR DE SER TAN GRACIOSA! —Kuniharu se limpió una lágrima falsa, a la vez que seguía riendo forzadamente—. L-lo que quiso decir e-es que a K-kusuo le suelen decir psíquico en broma por ser tan inteligente...
—¡E-exactamente! E-estamos orgullosos de nuestro hijo, ¡que no es psíquico! —rió en conjunto Kurumi.
El matrimonio Nishimura asintió, un poco extrañados por el repentino cambio de actitud de los contrarios. Sin embargo, el padre de Hikaru rápidamente cambió de tema, recordando algunos momentos vividos durante la secundaria.
—Kusuo... ¿tu madre no había dicho lo mismo la otra vez? —Hikaru enarcó una ceja, mirando de manera recelosa a su pareja—. Porque me parece recordar-...
—¿Qué tal si preparamos todo para cenar y hablamos más cómodos? —cortó de repente Kuniharu.
—Me parece una buena idea.
Y antes de que la azabache insistiera para que el de pelo rosa le contestara, fue arrastrada por sus padres para sumarse a la conversación. Miró a su novio.
"Me deberás una explicación luego."
Saiki suspiró.
No aún.
—Espera, ¿quieres decir que Ku-chan pasa la noche aquí con Hika-chan? —preguntó sorprendido el padre de la joven, haciendo tensar a la pareja.
—Sí. Y yo extraño a mi Ku-chan por casa. Se la ha pasado tanto por aquí que ya pareciera que se independizó de nosotros. —lloriqueó con tristeza Kurumi.
—Bueno, es normal. Tal vez están practicando cuando se casen. —opinó Kuniharu—. O para cuando tengan hij-...
CÁLLATE.
—No creo que quieran casarse tan jóvenes. —acotó la mujer de pelo negro, observando a la pareja con molestia—. Y mucho menos tener hijos.
—Aw, ¿cómo creerías que serían los hijos de Ku-chan y Hika-chan? —cuestionó Kurumi, mirando a su amigo de secundaria con un aire soñador.
—¡Serían muy guapos! Tal vez con el carácter de mi Hika-chan y la inteligencia de Ku-chan...
—¿Estás diciendo que no soy inteligente? —reprochó Hikaru, poniendo la mesa junto a su novio.
—...¡Y tal vez con los ojos de Ku-chan! —siguió el hombre.
—Perfecto, ignórame.
—¿Realmente no tienes otra opción mas que lamer zapatos? —preguntó la mujer de pelo negro y liso, alzando una ceja.
—¡No es tan malo cuando te acostumbras! ¡Además son zapatos de marca! —Kuniharu sonrió.
Tanto como Hikaru y Kusuo suspiraron pesadamente.
Esta sí que va a ser una noche pesada...
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