Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 25 ("Amigos")


A Kusuo le tembló la ceja.

—¿Pueden dejar de mirarme así?

Las sonrisas emocionadas y sugestivas de Kuniharu y Kurumi se expandieron aún más con ese comentario, haciendo gruñir a su hijo menor. El psíquico no entendía por qué le daban tantas vueltas al asunto, y fue una suerte para él que Hikaru haya logrado escaparse de las garras de Kurumi antes de que fuera tarde.

Yare yare... hace más de 24 horas que están con esa expresión. Estoy cansándome.

—NO PUEDO CREER QUE MI SUEÑO SE HAYA VUELTO REALIDAD. —comentó Kuniharu, mientras posaba ambas en sus mejillas. Sonaba extremadamente orgulloso de su hijo—. TIENES NOVIA.

—No es mi novia.

—¡No mientas, Ku-chan! Tu padre y yo los vimos. —continuó Kurumi con un aire soñador, juntando las dos manos—. Es bellísima. Lástima que no pude conversar mucho con ella, ¡tendríamos tantas cosas de qué hablar! Aunque... ella se ve mayor... ¿estás seguro de que va a tu escuela?

—Que sí.

—Ya, ya, querida. Es normal que a Kusuo le gusten chicas un poco más grandes que él. Como a todo buen hombr-...

—Ni se te ocurra meterme en tus ideas raras.

—¡KU-CHAN! ¿A DÓNDE VAS?

El psíquico se había levantado de la mesa-ya que previamente se encontraban almorzando-, y se dirigía hacia la puerta principal de la casa.

—Lejos de ustedes.

—Aw, ¿vas a visitar a tu novia? Querida, nuestro Kusuo está creciendo. —lloriqueó Kuniharu, sonando aún más orgulloso y limpiándose una pequeña lágrima.

—¡P-pero aún no hemos tenido "La charla"! —se quejó la Kurumi, luciendo un poco preocupada.

—Cariño... creo que ya es un poco tarde para tener "La charla", es decir, encontramos a la novia de nuestro hijo en su cama. No creo que-...

—Suficiente. Me voy.

La puerta se cerró de un portazo detrás de él, permitiendo al de pelo rosa soltar un suspiro profundamente aliviado. Podría teletransportarse hacia alguna parte, sin embargo, en esos momentos no tenía una idea en concreto a dónde ir. Tal vez simplemente caminaría y terminaría yendo a la cafetería donde trabaja Mera para tomar alguna gelatina de café.

También podría ir al trabajo de Hikaru, mas no tendría sentido ya que ella no estaría allí.

Así que simplemente empezó a caminar sin dirección, disfrutando del cálido sol que acariciaba su piel y del fresco viento que apenas era capaz de mover algunos mechones de su cabello. Kusuo reprimió un bufido, verdaderamente no sabía qué hacer con sus padres ahora, ¿debería borrarles la memoria? No, eso significaría que debía borrarle la memoria a Hikaru, y ella no lograría recordar todos los hechos vividos ese día.

Entonces ella no recordaría aquél 'te quiero'.

No puedo creer que me esté pasando esto.

De repente, el psíquico empezó a oír un muy leve bullicio. Parecía provenir del parque de diversiones que habían inaugurado hace unos días atrás.

Saiki estaba decidido a largarse de allí e irse a un lugar mucho más tranquilo que todo ese gentío que gritaban y corrían por todos lados, hasta que logró escuchar la voz de alguien sumamente conocido. Frunció el ceño al darse cuenta de quién se trataba.

—¿Sabías que puedo ver los espíritus guardianes de las personas?

—Ajá.

—El tuyo es increíble~...

—Es todo un tema.

"Calma, Hikaru... tienes que aguantarlo solo un poco más. Todo sea para que Akane y el maldito chico que le gusta puedan estar juntos." Pensó la azabache, a la vez que posaba la mirada en la figura de dichas personas. Estos se  alejaban conversando alegremente como si el mundo fuera de ellos dos solos. "Ugh, espero que esto valga la pena."

La joven suspiró. Se encontraba en una de las mesas que estaban fuera de un local de helados y malteadas. Y no sería tan malo sino fuese porque el chico frente a ella hablaba solo de sí mismo. Era insoportable.

—Oye. —llamó ella interrumpiendo al de cabello morado, que se encontraba alardeando sus supuestos 'poderes'—. Akane y tu amigo se han ido. ¿Deberíamos irnos también?

Por supuesto que la azabache se refería a que ellos también deberían largarse a sus propias casas. Porque ya no tenía sentido estar allí, siendo que ellos simplemente habían sido las excusas de sus amigos.

Pero es de Toritsuka de quien estamos hablando.

—E-eh... ¡CLARO! —sonrió nervioso el psíquico, mientras se rascaba la nuca.

—Bien. Iré a buscar otra malteada. ¿Tú te vas quedar aquí o quieres que te compre...?

—¡No, no! Ve tú sola. Yo... te esperaré aquí. —y con eso último, la azabache entró al local en silencio.

"¿¡QUÉ ESTOY HACIENDO?! ¿¡A-acaso ella me invitó a ir A SU CASA?! NO PUEDO HACERLO. ES LA CHICA DE SAIKI." Pensaba Toritsuka, sintiendo las gotas de sudor viajar por su frente. "Oh, ¡pero ella es tan linda! Podría-..."

—¿Podrías hacer qué?

El chico de cabello morado saltó en su lugar y dejó escapar un chillido agudo cuando vio a Saiki detrás suyo. Este tenía un aura extremadamente oscura alrededor de él y una mirada mortal. No parecía feliz de verlo allí, y menos con la azabache.

—¡¡¡S-SAIKI!!! ¡P-PUEDO EXPLICARLO! —gritó Toritsuka a la vez que agitaba las dos manos, intentando alejarse de su amigo.

—Tienes 0,00002 segundos para explicarlo antes de que te asesine.

El menor abrió la boca para poder replicar algo, sin embargo, la puerta del local se abrió, dejando ver a una Hikaru con las manos vacías y una expresión que dejaba en claro lo aburrida que estaba.

—Olvídalo, no quedan más malteadas de banana, así que... —su mirada se iluminó cuando vio al psíquico de cabello rosado allí—. ¿Kusuo? ¿Qué haces aquí?

"¿Habrá venido con alguien?" Un nudo se formó en su estómago y en su garganta al pensarlo. ¿Podría ser que Saiki había venido con alguien más en una cita?

—¡N-nishimura-san! ¡E-explícale que estábamos haciendo aquí! —chilló Toritsuka mientras se resguardaba detrás de la mencionada.

—¿Uh? —la azabache alzó una ceja, mostrándose confundida.

La mayor finalmente fijó su completa atención en el rostro del de pelo rosa. Y se asombró al notar que este parecía bastante molesto. Allí fue cuando lo entendió.

—Eh... ¡Oh! ¿Acaso pensaste que él y yo estábamos saliendo? —Hikaru alzó una ceja divertida, sonrió y se cruzó de brazos—. Nah, no te preocupes. Solamente vine como una excusa para que Akane pudiese venir con el chico que le gusta, ya sabes. Fue una coincidencia que el chico ese haya venido con un amigo suyo, y que este haya sido Toritsuka.

"Además... es un idiota... jamás saldría con alguien como él. Debe decirle el mismo discurso a todas las chicas que se encuentra." Pensó la azabache, y Saiki casi creyó que se lo decía a él. Como si ella supiera que era psíquico y podía leer sus pensamientos.

—¡S-SÍ! ¡ES CIERTO! ¡JAMÁS TE TRAICIONARÍA, SAIKI! —opinó Toritsuka, todavía temblando.

Yare yare...

Saiki no dijo nada, pero tampoco sabía que decir. Había quedado como un estúpido haciendo una escena de celos. Y casi que le daba vergüenza pensar que se había puesto celoso por culpa de alguien como Toritsuka.

Era Toritsuka. ¿Quién podría gustarle? Probablemente alguien con muy malos gustos. Ciertamente no había nada de qué preocuparse.

—Bueno, ya que estamos aquí. Podrías acompañarme a la noria... hace mucho que tengo ganas de ir. —comentó la azabache, sonriendo y aferrándose al brazo del psíquico. Este último sonrió levemente.

—Está bien.

—¡Podría haberte acompañado-...! —Toritsuka se calló y se guardó las palabras cuando notó que los dos le dieron una mirada asesina—. ¿Saben? Mejor vayan ustedes, yo me iré a casa...

Finalmente, Hikaru y Kusuo se encaminaron hacia la gran construcción, la cual, para su fortuna, ya estaba a punto de comenzar.

—Espero que no te den miedo las alturas, Kusuo. —habló Hikaru burlona, una vez que ambos se subieron a la edificación—. Si te da miedo puedes abrazarme, no tengo problema.

—Hmm. Tal vez pueda usar la excusa.

Y sin decir nada más, Kusuo se sentó a su lado.

La noria empezó a moverse lentamente, y Hikaru giró su mirada para ver como el suelo comenzaba a alejarse de ellos.

—Aunque debo admitir que sí da un poco de miedo, ¿huh? —comentó a la azabache, admirando el hermoso paisaje que se encontraba frente a sus ojos—. Parece que en cualquier momento nos vamos a caer...

Saiki la oía vagamente. Sus orbes estaban fijas en el hermoso perfil que la joven poseía. Con sus pestañas largas y su nariz refinada. No sabía si era parte de su imaginación, pero la luz del sol la hacía ver mucho más bella de lo que ya era. Una sonrisa se pegaba a su rostro, su estómago se revolvía de nervios y su pulso se aceleró. ¿Cómo es que la sola existencia de alguien podía causarte tantas sensaciones al mismo tiempo?

—Hikaru...

—¿Mhm? —la mencionada no se giró para verlo, su mirada seguía en el exterior.

—Bésame.

La mayor tardó unos cortos segundos antes de mirarlo. Y cuando lo hizo, pudo admirar aquél leve sonrojo que era visible gracias a la cercanía de ambos y la luz entrando por las paredes de vidrio. Y aquella imagen, era muchísimo mejor que la que se encontraba afuera.

Hikaru sonrió enternecida. A continuación, tomó las mejillas de él entre sus manos y lo acercó a ella. Así, pudo juntar sus bocas en un delicado e inocente beso.

"Está claro. No puedo evitar derretirme cada vez que estoy al lado de él. Mi corazón late tan rápido y el tiempo avanza tan lento que parece irreal todo lo que está sucediendo." Pensó la azabache, sonriendo en medio del beso cuando el psíquico notó que ella tenía sabor a banana. "Es indiscutible todo lo que él me hace sentir."

—No he preguntado sobre tus padres. ¿Ya me han tachado como la "la malvada asaltacunas que pervertió a su hijo", o...? —preguntó la mayor, una vez que ambos empezaron a caminar hacia la salida del parque de diversiones.

Kusuo negó con una sonrisita.

—No. De hecho, están insoportables. No han dejado mencionarte desde ayer.

Un cómodo silencio los envolvió. Hikaru fijó su mirada en el infinito cielo raso, cuyo color comenzaba a cambiar. El tono naranja apenas era visible.

—Oye, Kusuo... ¿realmente jamás has tenido novia? —su voz se escuchó suave y delicada, como si ella tuviese miedo de hacer esa pregunta.

El de pelo rosa la miró extrañado.

—No. Jamás he tenido intenciones de tener una. Nunca fue un objetivo para mi.

—Oh, ya veo...

—Hasta que te conocí, claro.

—Pff. Qué tonto eres... —rió la azabache, un poco avergonzada por las palabras del contrario—. ¿Ahora también me vas a decir que fui tu primer beso?

Saiki desvió la mirada con una pequeña sonrisa.

—Lo fuiste.

—¿¡Qué?! Pero... o sea... no... ¿no estás bromeando? —Hikaru estaba entre sorprendida y nerviosa.

—No. Pensé que te había dicho.

—¡Lo hiciste! Solo que... creí que... ugh, mejor olvídalo. —la mayor soltó otra risa—. Bueno, parece que voy a ser tu primera vez en todo, ¿huh?

Un leve rubor se esparció por el rostro del psíquico cuando notó la pícara mirada de la joven.

—Así parece.

Cuando llegaron a la entrada, el corazón de Kusuo se apretó de tristeza. Y eso lo molestó. ¿Por qué rayos se sentía así? ¡La volvería a ver en unos malditos días! No es como si se moriría por estar sin ella.

—Bueno, aquí nos despedimos. Vendrán unos tíos a cenar, así que... debo llegar a tiempo. —comentó la azabache, mirando la hora en su reloj de pulsera—. Supongo que nos veremos en la escuela el miércoles, ya sabes, fin de semana largo.

—Bien.

Se quedaron en silencio por unos segundos hasta que la mayor le dio una sonrisa divertida.

—¿Quieres venir? Te presentaré como: 'un muy buen amigo mío'.

Saiki alzó una ceja, sonriendo.

—¿Los amigos se besan?

Hikaru soltó una carcajada y posó un dedo en el pecho del más alto.

—Solo los amigos muy especiales. Por eso eres el único en mi vida. —respondió, golpeando la nariz del contrario suavemente con sus dedos—. Andando, tengo que hacer muchas cosas antes de que lleguen. Debía ordenar mi habitación, pero aquí me ves contigo.

El psíquico rodó los ojos, casi burlón.

—Eres una idiota.

—Ow, ¿acaso no me quieres? —la joven hizo una fingida y exagerada expresión de tristeza. Kusuo aprovechó para tocarle la nariz con suavidad de manera juguetona.

—Te quiero demasiado, ese es el problema.

La pareja siguió caminando con las manos entrelazadas, y a Hikaru se le formó una sonrisa en el rostro.

"Sí, es indiscutible." Pensó, mientras dejaba que el psíquico la rodeara con su brazo. "Te amo, Kusuo."

Yo también te amo, Hikaru.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro