Capítulo 23 (Solo seremos tú y yo)
Era una hermosa mañana. Los pájaros cantaban, el sol brillaba más que nunca, las flores florecían... y Saiki refunfuñaba para sus adentros, intentando controlar sus impulsos para no asesinar a Toritsuka de un golpe.
—Ya déjame en paz.
—¡SAIKIIII! ¡NO PUEDES DEJARME CON LA INCERTIDUMBRE! —lloriqueó Toritsuka, siguiendo los pasos del psíquico lo más rápido que podía—. ¡SOLO TIENES QUE DECIR UN 'SÍ' O UN 'NO'!
—Es un 'no te interesa'.
—¿¡ESO ES UN SÍ?! —siguió el de pelo violeta, con un claro tono de emoción. Luego sonrió y, con la mano derecha, se limpió una pequeña lágrima—. Yo sabía que me harías sentir orgullos-...
—Deja de decir estupideces y piérdete.
—Oigan, ¿ahora por qué están discutiendo? —Aiura, quien los había estado buscando desde hace rato, apareció detrás de ellos con una mueca de confusión.
Toritsuka rió eufórico y tomó de los hombros a la rubia.
—Saiki honró a todos los soldados caídos-...
—No he dicho nada, ya cállate.
—Eh... —Mikoto miró a los dos chicos con una ceja alzada, todavía seguía media perdida en la conversación—. Kusuo... solo déjalo hablar, quiero saber qué mosca le picó ahora.
Kusuo rodó los ojos mas no dijo nada más. Toritsuka vio aquello como una oportunidad para seguir hablando, así que sonrió.
—Saiki ha admitido ser un pervertido y haberse metido en los pantalones de Nishimura-san~... —canturreó el de pelo violeta haciendo una extraña mueca de felicidad, arrancando un jadeo de total sorpresa a Aiura, esta se tapó la boca con una de sus manos—. Vamos, Saiki~... cuéntame cómo ha sido, ¡y ni se te ocurra saltarte los detalles!
¡BOOM!
Saiki agradeció que nadie estuviese pasando por ese pasillo. Así le sería más fácil arreglar la pared que había destrozado cuando golpeó a Toritsuka, quien se encontraba inconsciente en el suelo. Con suerte no molestaría hasta que terminase el receso.
Al fin...
—V-vaya... —murmuró Mikoto, aún tapándose la boca con una mano, pero esta vez tratando de no reírse—. No te conocía así, Kusuo...
—Cállate. Toritsuka solo está diciendo estupideces.
—Entonces... ¿no? —la rubia alzó una ceja con diversión mientras llevaba sus manos a cada cadera.
Kusuo sintió como sus mejillas se calentaban levemente. Realmente no entendía por qué a la gente le causaba tanto morbo saber ese tipo de cosas. ¿No es algo extremadamente privado? Rodó los ojos una vez más.
—No. No es algo que me importe tampoco.
—Oh... bueno, hablando de ella... descubrí que los chicos de su curso creen que es una buena amante y quieren intentar acostarse con ell-... —Aiura corto sus palabras y tragó saliva duramente cuando notó la sombría mirada del psíquico—. E-es decir... Hikaru-san es una persona muy seria y hasta profesional, o-obviamente ha rechazado cada invitación. A-además, es tu novia, ¿no?
Esto terminará matándome.
—Por decimaquinta vez... NO ES MI NOVIA.
—Pero te gusta, ¿no es así? —la sonrisa de la vidente se ensanchó cuando se dio cuenta que el silencio de su amigo era una respuesta afirmativa a su pregunta—. ¡Sí! ¡Lo sabía!
—¿Podemos hablar de otra cosa?
—¿Y como va? ¿Por qué no le has pedido que sea tu novia? ¿Hay algo malo? —preguntó Aiura, ignorando olímpicamente la pregunta del de cabello rosa.
Perfecto. Ignórame.
El psíquico desvió la mirada.
—No es que yo no quiera, ella no quiere.
Aunque... ¿Realmente estaba preparado para una relación sentimental?
La respuesta hizo sorprender a Aiura.
—¿Acaso Hikaru-san no corresponde tus sentimientos? —Mikoto había cambiado su mueca de felicidad a una de completa preocupación.
—Todavía no sabe si le gusto.
—Ya veo... Bueno, lo único que puedes hacer ahora es... esperar y seguir conquistándola. Ya sabes, siempre puedes regalarle cosas o invitarla a comer... ¡o simplemente puedes invitarla al parque a caminar para charlar! He hablado con Hikaru-san, y me di cuenta que es una persona muy sencilla. Nunca te pedirá algo caro. —comentó la rubia—. Sé que no eres una persona que expresa sus sentimientos, Kusuo. Pero estoy segura que Hikaru-san valora cada detalle que viene de ti. Ya sabes, a una persona se la enamora y se conquista, incluso tienes que seguir haciéndolo por más que estén en una relación. Porque... bueno... la llama del amor se apaga con el tiempo, y eso.
Yare yare... no puedo creer que esté por tomarte la palabra. Estoy cayendo muy bajo...
Saiki quedó en silencio, pensando en todo lo que había dicho la vidente.
—Aunque esté la posibilidad de que a Hikaru-san le gustes, también existe la posibilidad de que no. Por eso yo digo que la puedes conquistar con muy pequeños detalles. Como ya te dije, ella es una persona muy sencilla. —Aiura sonrió, complacida con el hecho de que Saiki la estuviese escuchando y le estuviese dando la razón.
—Tómame de ejemplo a mi, Saiki. Yo siempre hago muchas cosas para conquistar a mis chicas~... —Toritsuka sonrió, apareciendo de la nada, señalándose a sí mismo con una sonrisa orgullosa.
¿Desde cuando estás consciente?
—Ahora sí... cuéntame cómo te ha ido con-...
—Mejor cierra la boca antes de que quieras quedar inconsciente para toda tu vida.
***
Discutir con los profesores se había vuelto un deporte para Hikaru en esos últimos meses.
¡Y no era su culpa! O bueno... no del todo. Eran los profesores quienes la ponían de los nervios, creyendo que no pueden estar equivocados solo por tener un título universitario, ¡aquello era algo totalmente estúpido e ilógico! Sin embargo, debía admitir que ella tampoco se los decía de la mejor manera posible... tener paciencia no era de sus mejores virtudes.
"Debí haberle hecho caso a Kaito." Se dijo a sí misma, mientras recordaba la discusión que había tenido con el director por su 'increíble falta de conducta'. "Al menos ahora estaría en mi casa y no limpiando la mugre de los demás."
Hikaru exhaló.
—Hikaru... mantén la calma... si sigues así vas a romper la escoba y luego te irá peor luego y-... ¡ah!
Unos brazos rodearon su cintura, sacándole un gritito de sorpresa y provocándole un pequeño saltitos en su lugar. A continuación, sintió un cálido pecho estrechándose contra su espalda.
—¿Otra vez castigada?
La azabache no tuvo la necesidad de girarse para saber de quién se trataba. Puesto que ella conocía muy bien esa profunda voz provocando que su cálido aliento le rozara la oreja, enrojeciendo a la misma.
—Kusuo, no me asustes así... en algún momento me vas a provocar un paro cardíaco. —suspiró la joven, a la vez que deshacía el pequeño abrazo para poder enfrentar a su amigo—. Y sí, digamos que el director y yo tuvimos... una muy pequeña discusión...
Kusuo alzó una ceja y sonrió ligeramente burlón.
—¿Pequeña?
—Sí. Bueno... tal vez fue... un poco más fuerte de lo que mencioné, pero no fue mi culpa... no del todo... —se defendió Hikaru en un gruñido, cambiando la dirección de su rostro—. Ugh, ya no importa. ¿A qué has venido?
—Hoy íbamos a salir a comer luego de clases, ¿ya te has olvidado?
El rostro de la mayor reflejó total sorpresa.
—Oh, es cierto, lo lamento. Con todo esto de pelear con el profesor de ciencias me terminé olvidando. Déjame que termino con esto e iré contigo. —acotó, largando una pequeña risita algo cansada para poder seguir barriendo el salón.
Mientras que Hikaru se concentraba en su tarea, Kusuo decidió apoyarse en la pared, cruzándose de brazos y fijando su mirada en la figura de su amiga, la cual se movía rápidamente de un lado para el otro. Él no sabía cuánto tiempo había estado sumergido en sus pensamientos, pero solo sabía que su cabeza solamente se centraba en Hikaru. Algo en su interior se removía con felicidad cada vez que la veía (y ni hablar cuando la veía sonreír o la escuchaba reír). Todo en ella era perfecto, y demonios, si hasta sus mayores defectos eran perfectos para él.
Amaba ese carácter que tenía, leprendíagustaba increíble. Y no sabía si era algo sano.
¿Por qué diablos es tan preciosa? ¿Y DESDE CUANDO ME HE VUELTO TAN ESTÚPIDO Y CURSI?
—Bien, ya terminé. Ahora sí, Kusuo... —la voz de ella lo sacó de su trance—. ¿Vamos?
El psíquico se quedó mirando a la joven por unos segundos sin decir absolutamente nada. Esto provocó que Hikaru alzara una ceja, confundida por las acciones de su amigoz
—¿Kusuo?
—Hikaru...
No puedo evitarlo...
Saiki tomó las mejillas ajenas y pegó sus labios con los de ella. La contraria correspondió después de estar unos milisegundos sorprendida, y deslizó sus manos hacia los hombros del psíquico. Fue un beso inocentemente lento, donde ambos movían sus labios al compás del otro sin prisa, como si nada más ellos dos estuviesen solos en el mundo.
Saiki sentía que se estaba volviendo adicto al sabor de Hikaru.
—¡HEY! ¡¿Qué creen que están haciendo?!
Una voz conocida se hizo presente entre ellos, provocando que ambos se separasen como si el otro quemara.
—¿¡Realmente creen que este es un lugar para hacer ese tipo de cosas?! —Matsuzaki se cruzó de brazos, y su mirada se afiló, intentando intimidar a los alumnos—. Tienen suerte de que el horario de clases haya terminado. Ahora váyanse antes de que le reporte esto al director.
—Sí, lo lamentamos, Matsuzaki-san. —habló la azabache, aunque su tono de disculpa se mezclaba con un tono de leve diversión—. Vámonos, Kusuo.
Una vez que ambos jóvenes salieron del edificio, Hikaru no pudo evitar soltar una gran carcajada. Saiki, en cambio, tenía un leve rubor por la vergüenza. No podía creer que los hayan visto por su propia culpa.
—No puedo creer que hagan tanto problema por un simple beso. —comentó ella, ya agarrándose del brazo de su amigo; Kusuo, por unos segundos, temió que gracias a la cercanía, la azabache escuchase los latidos de su corazón—. Ni que estuviésemos haciendo... no sé... otra cosa...
El rubor del psíquico se intensificó.
No me lo hagas imaginar.
Estuvieron caminando en silencio por unos segundos. Hasta que Hikaru suspiró y decidió romperlo.
—Oye, últimamente estás viniendo mucho a mi casa. ¿Estás tratando de mudarte conmigo secretamente y no me estoy dando cuenta? —bromeó, mirando a su amigo con diversión.
—Tú eres la que me invita.
—Siempre puedes decir que no.
—No es como si me molestara... estar contigo.
Hikaru se quedó observándolo con una sonrisita enternecida.
—Aw, ¿eso significa que te gusta pasar tiempo conmigo? —era una pregunta estúpida porque Saiki ya se lo había dicho indirectamente, sin embargo, ella tenía la extraña necesidad de escucharlo una vez más y de manera clara.
El psíquico desvió la mirada con las mejillas rosadas. Últimamente se estaba sonrojando mucho y lo detestaba con toda su alma.
—Sí. Por algo tú me gustas.
La sonrisa de Hikaru se ensanchó.
—Me gusta escuchar eso de ti.
—¿Que me gustas?
—Y que me quieres.
Kusuo sonrió ligeramente y deshizo el agarre para entrelazar sus manos. Sentía que aquello era mucho más íntimo que la posición anterior.
—Siempre lo haré.
Hikaru apretó su mano.
—Te estás ganando muchas gelatinas de café.
—Entonces te lo repetiré todos los días.
Ella dejó de mirarlo para fijarse en el camino.
—Y yo estoy bien con eso.
A la lejanía, Teruhashi casi que estaba llorando de la emoción al ver a Saiki y a Nishimura caminando tomados de la mano. Chiyo, quien estaba a su lado, intentaba descubrir la razón por la cual su mejor amiga lloraba.
—¡Ko-kokomi-chan! ¿¡E-estás bien?! ¿¡P-por qué lloras?! —preguntaba la castaña, mientras delicadamente sacudía a la de pelo azul.
"Son tan hermosos juntos..." Pensaba Teruhashi, sin prestar atención a Yumehara, aún con la mirada fija en Kusuo y Hikaru. "Parecen una pareja real... ESPERA, ¿¡ACASO SE HAN VUELTO UNA PAREJA Y YO NO ME ENTERÉ?! E-ESTO NO PUEDE SER POSIBLE."
Mientras la belleza en persona se replanteaba una y otra vez esa pregunta, Saiki miró de reojo a la azabache a su lado.
No somos pareja.
El psíquico miró con atención su mano, la cual estaba unida a la de la contraria. Sonrió ligeramente, a la vez que sentía cómo su corazón palpitaba con más fuerza.
Pero pronto lo seremos.
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