Capítulo 2 (Guía para pedir una cita)
El suave canto de los pájaros fue lo que la despertó. Era una fresca mañana y el sol brillaba con intensidad, acariciando cálidamente la piel de la azabache a través de la ventana. Hikaru suspiró con pesadez mientras se levantaba vagamente de la cama para así comenzar su rutina diara de todas las mañanas.
"Presiento que será un largo día..." La joven se miró con cansancio en el espejo, arreglando las últimas imperfecciones que quedaban en su imagen.
Despidiéndose finalmente de sus padres con un simple 'adiós, nos vemos después', se encaminó hacia el instituto, sumergida en sus pensamientos. No había recibido noticias de su nuevo grupo de "amigos" desde que pasó aquel incidente dos días atrás. Se preguntaba internamente qué es lo que ella tenía de interesante como para que esos tres, se empeñasen por querer entablar una amistad. Es decir, Hikaru no era una persona con una personalidad carismática, encantadora y talentosa. En realidad, era todo lo contrario. Se la pasaba de mal humor y su rostro siempre tenía la misma expresión seria y aburrida. Como si todo lo que estuviese alrededor le molestara (aunque, si debía ser sincera, con su mal genio hasta le podía molestar el ruido de un suspiro).
Tampoco era una persona abierta y/o extrovertida. Le era difícil cultivar y conservar amistades por el simple hecho de que no sabía cómo actuar cuando era el centro de atención. Le generaba terror hacer el ridículo en público, así que, la mayoría de las veces evitaba hacerse amiga o cercana de personas con gran facilidad de hacer amistades.
"De todas formas, hay muchas personas en el instituto. Es prácticamente imposible que me los encuentre ahora." Pensó, sonriendo levemente.
No te creas tan suertuda.
—¡Nishimura-san! —gritó Kaido en la lejanía corriendo hacia ella, agitando su mano en alto para que la azabache lo viese.
"De todas las personas que hay en esta maldita ciudad... ¿por qué tenían que ser Nendo, el rarito y el teñido?" Hikaru se tragó las maldiciones y se giró lentamente para ver al característico grupo de amigos.
—Hey... —murmuró. Pero luego alzó una ceja al notar que el de azul estaba a punto de desmayarse por la falta de aire—. ¿Qué...?
—T-te vimos... a l-lo lejos y... quisimos u-unirnos a ti. V-vas al instituto, ¿no? —cuestionó entre jadeos Kaido, con ambas manos sobre las rodillas.
"Tengo puesto el uniforme, descúbrelo Sherlock."
Yare yare... te has levantado de mal humor.
—Sí, estoy yendo para allá. Vamos, se nos hará tarde. —contestó ella simplemente, dándose media vuelta para retomar su camino.
—¡Oe! Compañera. ¿Cómo le fue a tu papá el sábado? Hubiésemos ido, pero de repente tuve muchas tareas que hacer. —cuestionó Nendo, dándole una corta mirada a la azabache.
—Ah, yo también. Lo sentimos, Nishimura-san. —se disculpó Kaido, sonriendo nervioso.
"Dios, si me estás escuchando... te doy las gracias por mantener ocupados a estos tres." Pensó Hikaru, sintiéndose casi aliviada.
De nada.
—Está bien. No es como si se hubiesen perdido de mucho. El concurso de quién hacía el postre más grande y más creativo fue algo aburrido. Como toda junta de viejos de cuarenta años que, como no saben qué hacer con su vida, participan en marchas pacifistas y se unen a clases de cocina. —respondió la joven, haciendo un ademán con la mano.
¿Tu padre tiene cuarenta? Parece de veinte...
—Me hubiese gustado verlo al menos... —suspiró Kaido, realmente sintiéndose mal por no haber asistido.
¿Ver a los pasteles o verla a ella?
—¿Y qué postre ganó? —cuestionó Nendo con notoria curiosidad.
—Oh, un amigo de mi papá logró hacer una gelatina de café con mi cara en ella. —respondió Hikaru, dando un pequeño bostezo—. Nada impresionante, yo podría hacer mil con distintas formas de animales u objetos.
Oh...
Su comentario arrancó unos quejidos de sorpresa por parte de Nendo y Kaido, quienes miraron a la azabache con asombro y adoración.
—Eso es increíble, Nishimura-san... ¿Y qué hicieron con el postre? —preguntó Shun.
—Nos lo comimos, claro está. —contestó Hikaru con una pequeña sonrisa—. Si hubieran venido lo hubiesen probado, estaba delicioso.
Yare yare... ahora me arrepiento de no haber ido.
La llegada al instituto fue más tranquila de lo que Hikaru imaginó. Por alguna razón que desconocía, los comentarios de Nendo con Kaido intentando llevarle la contra le hacían reír. Ambos eran simpáticos y agradables, dentro de todo. La azabache pudo notar que sus intenciones eran nobles y podían permanecer en un tranquilo silencio si se lo proponían. Tal vez, ser amiga de ellos no era tan malo. Se dio cuenta que, aunque podrían parecer unos totales idiotas vírgenes, le daban algo de color y diversión a su vida.
Tal vez... solo tal vez... podría acostumbrarse al trío de amigos.
"Acostumbrarme a dos de ellos de hecho... porque el teñido ni la mirada me dirige..." Pensó ella, una vez que se despidieron para ir a sus respectivos salones.
No estoy haciendo mi mirada de desagrado para que digas que ni te miro.
"Poco me interesa, a decir verdad. Podré tener una actitud de mierda, pero yo al menos no tengo el pelo rosa."
Bien, es hora de que dejes mi pelo en paz.
***
El receso y la hora del almuerzo llegó más rápido de lo que canta un gallo. Y para mala suerte de Hikaru y Kusuo, Nendo invitó a la azabache a que comiese con ellos en la cafetería. Cosa que, para sorpresa del psíquico, ella aceptó honestamente y sin rechistar.
—Así que... tú eres Nishimura. Un gusto conocerte, ¡soy Kuboyasu Aren! Espero que seamos muy buenos amigos. —saludó el de cabello morado, dándole una suave sonrisa a la joven. Esta se abstuvo de bufar.
—Un gusto también. —respondió Hikaru vagamente, dándole después un mordisco a su sándwich.
"Que alguien me salve... el rarito me está presentando a todos sus amigos raritos..." Pensó la de tercer año, examinando de arriba-abajo al otro. "Por suerte este parece más normal. No tiene peinado raro y su uniforme está perfectamente planchado y acomodado. ¿Será este la voz de la razón de estos tres?"
No exactamente.
—¡Saiki! Kuboyasu, Kaido, Nendo, Nishimura. ¡Qué bueno verlos! —habló Teruhashi, con su típica aura angelical.
"Tengo muchas preguntas. ¿Cómo Teruhashi sabe mi nombre? ¿Por qué me está mirando fijamente? ¿Por qué parece cercana a ellos? ¿De verdad es amiga de estos? Qué increíble..." Pensó Hikaru, mirando con desconfianza a la recién llegada.
No tengo ganas de lidiar con Teruhashi, ya suficiente tengo que tenerte al lado.
—¡T-Teruhashi! —gritaron Kaido, Nendo y Kuboyasu, dejando que un leve tono rojizo se esparciera por sus mejillas.
—¡Hola chicos! —de repente, dos alumnas más se sumaron al grupo. Nishimura empezaba a ponerse nerviosa. Más nombres y rostros que recordar y más personas que lidiar.
"Todas las miradas están sobre mi... Genial..."
—¡O-oh! E-eres de tercer año, ¿no? ¡Un gusto! Soy Yumehara Chiyo y ella es Chisato Mera. —ambas chicas sonrieron con amabilidad, a la vez que la que llevaba anteojos agitó levemente la mano.
"Esa Chisato está mirando mucho mi sándwich..."
Dáselo antes de que ella te arranque la mano con los dientes.
"Ah, no hermano consíguete el tuyo." Hikaru frunció levemente el ceño a la vez que escondía su sándwich y lo alejaba de la vista de Mera, puesto que esta se había acercado DEMASIADO.
Eres un desperdicio de tiempo.
—Hikaru Nishimura. Igualmente. —dijo, con seriedad y desviando la mirada.
"Demasiadas presentaciones por día. Ya casi que se me olvidó el nombre del de pelo morado."
Ni siquiera han pasado veinte segundos desde que conociste a Aren.
"¡Qué genial! ¡He hecho una amiga de tercer año! ¡Qué emocionante!" Chilló Yumehara para sus adentros, sonriendo casi orgullosa de su logro.
¿Dónde se supone que está la emoción?
"Comidacomidacomidacomidcomidacomidacomidacomidacomida." Mera ni siquiera parecía estar al tanto de la situación.
—Bueno... Ya debo irme. Debo buscar a mis amigas. —habló Hikaru una vez que terminó su sándwich, levantándose lentamente.
—¡E-espera! ¡Nishimura-san! —gritó Kaido poniéndose delante de la mencionada para evitar que siga su camino.
Esta simplemente le dio una corta mirada, como una manera de decirle que tenía permitido hablar.
—Y-yo... Yo me preguntaba si quieres ir conmigo, Nendo y Saiki a la competencia de Valkyrie Breaker... —cuestionó.
Yare yare... ¿Por qué de repente la quieres introducir en todas tus actividades? ¿Y en qué momento dije que iría?
—¿Eh? ¿La vas a llevar a esos juegos de niños? —preguntó Nendo, largando una larga carcajada, haciendo sonrojar de la vergüenza a Kaido. Este simplemente empezó a gritarle intentando dejarle en claro que no era un juego tonto de niños.
"Estos dos..."
—No. —respondió Hikaru secamente, mientras seguía caminando con la esperanza de que Kaido no siguiera insistiendo.
—¡P-por favor! ¡T-te prometo q-que no te aburrirás! —gritó el menor, casi lanzándose a sus pies en un llanto.
"¡Todos nos están mirando! Si le encajo una patada todo nos mirarán más. ¡Ugh, ¿por qué no se calla de una vez?!"
—¡Bien! ¡Bien! ¡Iré! Ahora deja de llorar antes de que mi puño te obligue a dejar de lloriquear. —habló enojada, frunciendo el ceño y mirando al de segundo año.
—¡G-gracias, Nishimura-san! ¡Gracias! —dijo Shun feliz.
"Qué molestia."
Bienvenida a mi mundo.
***
Yare Yare... ¿Por qué vine?
El psíquico observó casi con vergüenza ajena como el idiota de Kaido intentaba impresionar inútilmente a Hikaru con su perfecto juego de cartas sangrientas.
¿Lo bueno? Ganó todas las batallas.
¿Lo malo? Jugaba con niños que eran menores de diez años de edad y que idolatraban cada porquería que hacía. Por lo tanto, no contaba.
—¿Ya nos podemos ir? —cuestionó la azabache con una expresión de aburrimiento, mirando la hora en su móvil.
Pregunto lo mismo.
Eso alertó al de cabello azul, quien negó rápidamente, arrancándole un bufido a Nishimura. El ambiente ya no era tan agradable como antes, ahora se había llenado de niños que chillaban y lloraban por doquier.
—¡E-espera! Todavía no has visto mi mejor técnica. Quedarás impresionada cuando-...
—¡Oe, pequeñín! ¡Te reto a un duelo! —gritó Nendo, mostrando su maza de cartas.
De repente, se oyó el griterío de los niños animando a Shun a competir con el grandulón.
'Lograrás derrotarlo, ¡confiamos en ti!'
'¡Hazlo pedazos!'
'¡Tú puedes, Kaido-sama!'
—Sí, Kaido-sama, pelea contra Nendo. Quiero ver eso. —dijo Hikaru con una sonrisa burlona, cruzándose de brazos en frente de ambos chicos.
¿Por qué te divierte tanto esto?
Kaido, nervioso, al ver que no tenía escapatoria terminó por aceptar el reto. La última vez que jugo contra Nendo había perdido todas las partidas, y hacerlo en frente de la azabache sería un gran golpe para su orgullo. ¡Pero no por eso tenía por qué rendirse! Jamás se rendiría en frente a un obstáculo por más duro que sea. Él no era ese tipo de personas. ¡ÉL ERA SHUN KAIDO ALIAS 'ALAS NEGRAS'! ¡Y arrasaría con todo!
No te pongas inspirador ahora.
—¡Bien! ¡Competiré contra Nendo! —y los gritos felices de los niños no se hicieron esperar—. ¡Pero con una condición!
Shun se volteó hacia Hikaru y la apuntó con su dedo índice. Tenía una mirada llena de determinación. La azabache solamente alzó una ceja.
—Si gano... ¡Tendrás una cita conmigo!
El grito fue tan fuerte que logró provocar un silencio mortal en el lugar. Tanto los niños como los padres observaban sorprendidos a ambos jóvenes. A Hikaru le tembló una ceja, no podía creer que Kaido hiciese tanto desastre solamente para impresionarla.
"Qué horror. Le gusto al loco." Pensó la azabache. "Me sorprende que esté manteniendo esa determinación... todos nos están mirando."
"¡Q-qué vergüenza! T-todo el mundo está mirando... P-por favor, N-nishimura-san..." Aunque nadie lo notaba, Kaido estaba temblando como nunca en su vida había temblado antes.
"Rayos, ¿por qué nadie habla?" Nishimura dio una corta mirada a su alrededor.
Todo el mundo está esperando tu respuesta, idiota.
—Bien. —dijo ella finalmente, haciendo sonreír muchas personas.
"Nendo, no me falles." Pensaron Kaido e Hikaru al mismo tiempo. Aunque claro, con significados diferentes.
Shun y su competencia se sentaron en una mesa cercana mientras que muchos niños (y hasta padres) miraban con ansias y diversión. Hikaru y Kusuo solamente se mantenían al lado con una mirada neutra, esperando a que ambos competidores empiecen con su batalla de cartas.
Si hago que Kaido y Nishimura se junten posiblemente me dejen en paz. Así que lo ayudaré a ganar. Después de todo, ¿qué tan difícil puede ser este juego?
—Gané. —dijo Nendo de repente, mostrando todas sus cartas sobre la mesa.
Un silencio horriblemente seco se esparció de golpe. Kusuo observó con algo de desconcierto como la gente abandonaba con rapidez el lugar.
Olvidé que no puedo leerle la mente a Nendo.
—Bueno, al menos lo intentaste. —trató de alentar la de tercer año a Shun, dándole palmaditas en la espalda.
—¡Alto! ¡Yo nunca dije cuando podía ganar! —gritó el de cabello azul haciendo una pose extraña con un tono que hacía parecer que estaba seguro de sí mismo y de sus propias palabras—. ¡Nendo! Juguemos otra vez.
—¡Está bien! —dijo con alegría el mencionado.
La competencia continuó hasta que Nendo tuvo 26 batallas ganadas y Kaido 26 batallas perdidas.
Hikaru, por más que no lo demostraba, se divertía con la desesperación del menor. ¿Tantas ganas tenía de salir en una mísera cita con ella? No es que estuviese mal, pero apenas se conocían. Estaba seguro de que solo era una atracción pasajera.
—¡AGHHHHHHHH! —gritaba Shun en un llanto de desesperación. El número de batallas perdidas había llegado a treinta y cinco.
—¡Soy muy bueno en este juego! —decía Nendo entre risas a la vez que recibía la atención de miles de niños, llamándolo 'maestro' y 'Nendo-sama'.
No puedo creer que Nendo sea bueno en algo.
Mientras los competidores discutían sin cesar, Nishimura tomó todas sus cosas y, en silencio, empezó a caminar hacia el exterior del lugar. Kusuo la observó irse y al notar que ni Nendo ni Kaido prestaban atención a lo que pasaba a su alrededor, decidió largarse de allí también.
—¿Siempre han sido así? —preguntó Hikaru cuando notó que Saiki iba para su misma dirección.
El psíquico asintió.
—Pues vaya par, ¿eh? Tú eres el más tranquilo de todos, por lo que veo. —habló ella, sonriendo levemente.
Ni lo intentes. No me haré tu amigo.
—Oh, hay una cafetería aquí cerca. ¿Quieres ir? Podemos esperar ahí a esos dos idiotas, porque hasta que Kaido le gane a Nendo tendremos para rato. —dijo la azabache, haciendo una seña para que Saiki la siga.
Yare Yare... ¿por qué eres tan amable de repente?
"Si lo invito podré comer postre gratis, traigo el 2x1 encima. Yo sabía que de algo tenía que servirme el teñido."
Olvídalo. Al menos tendré postre gratis.
Una vez que ambos hicieron el pedido que deseaban y se sentaron en una mesa para cuatro, un silencio algo incómodo los envolvió. Hikaru no tenía la necesidad de romper el hielo, pues siempre le gustaba estar en silencio. Pero esta, era de esas veces en la que el silencio era demasiado incómodo como para permanecer así por largo rato.
—Vaya, no sabía que te gustaba tanto la gelatina de café. —dijo ella con voz tranquila. Aunque no sabía por qué intentaba hacerle conversación si el psíquico apenas y le respondía con gestos.
Saiki eligió quedarse en silencio como respuesta.
—Bueno, espero que te gusten más mis postres caseros que los de una cafetería. —comentó Hikaru, sonriendo burlona.
Que seas una buena cocinera no hace que me agrades más.
Cuando llegaron sus pedidos, ambos empezaron a comer son decir ni una sola palabra.
—¿Sabes? Pensé que hoy iba a ser un día extremadamente aburrido. Es decir, Kaido y sus estupideces infantiles no me hacen mucha gracia, pero al final me he divertido... sorpresivamente. Ustedes no son tan malos como creí. —habló sincera, dándole una mordida a su pastel de vainilla—. Son estúpidos, sí. Pero sus intenciones conmigo son buenas. Además, los chistes absurdos de Nendo y Kaido riéndose de su idiotez me hacen gracia. Así que creo que podríamos ser amigos.
Saiki simplemente la observó algo sorprendido por su comentario. No esperaba que cambiase de opinión tan rápido.
—Tal vez los invite a mi casa alguna vez, ya sabes, como a ustedes les gustan mucho los postres podrían venir a mi casa para preparar algunos.
Supongo que no eres tan mala, después de todo.
—Hasta podrían venir tus amigas. Ya sabes, Teruhashi, y esas dos que estaban con ella. Hasta el de cabello morado puede venir.
Retiro lo dicho. Eres lo peor.
Una carcajada se escapó de la boca de la mayor. La expresión que Kusuo había formado en su rostro luego de aquél comentario le hizo gracia.
—Bien, entendí que ellos no te agradan. —comentó, sonriendo divertida—. Entonces, si algún día se da la oportunidad, te invitaré solo a ti a comer unos postres. ¿Qué dices?
Y por primera vez desde que se conocieron, Saiki le dio una pequeña sonrisa.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro