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Capítulo 19 (La casamentera Teruhashi Kokomi)


—Mañana es mi cumpleaños.

Hikaru se atragantó con un trozo de tomate ante tal repentina confesión. Kusuo sonrió con ligera diversión, mientras le daba unas palmaditas en la espalda a la azabache para que dejase de toser.

Ambos se encontraban en la azotea del instituto, sentados en un sitio apartado de los demás, y disfrutando en conjunto de la soledad y la paz que había allí. Últimamente, aquello se había vuelto costumbre para los dos: el pasar tiempo juntos era casi una necesidad, sobre todo para el psíquico.

—¿Qué? ¿De verdad? ¡¿Y por qué no me dijiste antes?! —reprochó la azabache con el ceño fruncido, una vez que logró reincorporarse.

—Realmente no tenía razón para hacerlo.

—Hubiese tenido más tiempo para prepararte algo... hoy justo trabajo a la tarde así que, no podré hacerte nada muy elaborado. —comentó ella, largando un pesado suspiro.

El psíquico desvió la mirada al sentir cómo su corazón se derretía ante todos los pensamientos de Hikaru sobre él.

"Tengo que darle un regalo increíble. No puede ser solo una gelatina de café y ya, debo encontrar una forma de demostrarle lo importante que él es para mí." Pensaba la joven, con el ceño fruncido, los brazos cruzados, la mirada perdida en alguna parte del cielo, y la boca hecha una línea recta.

Detesto este sentimiento. Es como si mi estómago se revolviera.

—De todas maneras... ¿tienes pensado hacer algo? Es decir, no creo que hagas una gran fiesta... tal vez... ¿pasar tiempo con tu familia saliendo a cenar? ¿invitar a Nendo y a Kaido a algún sitio? —cuestionó Hikaru, retomando su comida.

Kusuo negó suavemente.

—Pasarla en completa soledad también es una opción. De hecho, para mí es un plan perfecto. —confesó ella, sonriendo de manera divertida—. Marginados sociales, no lo entenderías.

Saiki se quedó observando a su amiga en silencio con una pequeña sonrisita en el rostro. Hasta que deshizo esa expresión para luego desviar la mirada un poco avergonzado.

—En realidad... creo que tengo una idea...

Hikaru alzó una ceja a la vez que terminaba de comer su almuerzo. Permaneció en silencio, esperando a que el otro continúe.

—Podríamos... ir a algún lado.

—Claro. Tengo ganas de salir con ustedes, hace mucho que no me divierto con Kaido, Nendo, y-...

—No.

—¿No? ¿Entonces? —Hikaru arrugó la frente confundida.

¿POR QUÉ NO ENTIENDES MI INDIRECTA? DEJA DE OBLIGARME A DECIR COSAS VERGONZOSAS.

—Hablaba de salir... tú y yo... solos...

Un silencio extremadamente incómodo se formó entre ellos, Kusuo tenía ganas de desaparecer en ese momento. Hikaru solamente le observaba con seriedad.

—¿Y por qué no lo dijiste antes? ¡Claro! ¡Acepto! —dijo ella en una carcajada, a la vez que deslizaba sus brazos por los hombros del contrario así poder abrazarlo—. Caray, Kusuo. No sabía que tenías tantas ganas de estar a solas conmigo, si no te conociera, diría que estás locamente enamorado de mi. Aunque bueno, ¿quién no estaría enamorado de mi? Por favor... si soy un encanto.

Si supieras...

—Deja de ser tú por unos momentos y préstame atención.

Mientras que Kusuo se perdía hablando con la azabache, una cierta jovencita de cabello azul y delicado rostro se encontraba a unos cuantos pasos de ellos, intentando escuchar disimuladamente cada palabra que salía de la boca del psíquico.

"¿¡Saiki acaba de invitar a Nishimura-san a una cita?! ¿¡EL DÍA DE SU CUMPLEAÑOS?!" Teruhashi estaba totalmente sorprendida.

No es una cita, por más que me gustaría que lo fuera.

"¡No es justo! ¿¡Por qué la invita a ella?! ¡Debería invitarme a mí!" La mirada azul de Kokomi se centró en el rostro sonriente burlón de la azabache. "¡Pero Nishimura-san es tan bonita! Entiendo por qué Saiki debió elegirla y-... ¡No! ¿¡Qué estoy diciendo?! ¡No debería decir cosas como esa! ¡Ella es mi rival! ¡Saiki va a ser mío! ¡Y se lo demostraré ahora mismo!"

Saiki ahogó un bufido.

—Oye, Hikaru.

—¿Mhm?

—Ven, vayamos a la cafetería. Me aburrí de estar aquí.

—Uh... ¿está bien? —habló la mayor confundida, mientras tomaba la mano del psíquico, quien la ofrecía para ayudarla a levantarse.

"¿¡E-eh?! ¿¡A dónde van?! ¡Esperen!" Teruhashi miraba con asombro como ambos cruzaban la puerta que los dirigía hacia el interior del instituto.

—Entonces... ¿mañana iremos al cine?

Hikaru le sonrió.

—Dalo por hecho. —le guiñó el ojo.

***

Kokomi Teruhashi observaba vagamente como todos los alumnos se preparaban y corrían como una estampida de elefantes hacia la salida de la academia. Las horas de clases finalmente habían terminado por el día, y ya casi nadie se encontraba por los pasillos del instituto en ese momento.

"No lo entiendo... ¿por qué Saiki elegiría a Nishimura-san antes que a mí?" Pensaba en un tono triste. "Tal vez debería rendirme."

Largó un pesado suspiro, solamente quería llegar a casa de una vez por todas y dejar de pensar en el tema.

"Espero que-... ¿uh?" Sus pensamientos se cortaron cuando escuchó una voz conocida en la entrada y salida del edificio, cerca de los casilleros.

Teruhashi se escondió al darse cuenta de que se trataba de Hikaru y de otro chico más que ella desconocía. La joven de segundo año supuso que era un compañero de curso de la mayor.

"¿Qué está haciendo Nishimura-san?"

—Te dije que no. Deja de ser tan insistente. —hablaba la azabache, con el ceño fruncido y los brazos cruzados.

—Vamos, por favor... ¡solo será una cita! —decía el muchacho, intentando conectar su mirada con la contraria.

—Que no. Además, mañana ya tengo planes. —Hikaru sonaba extremadamente cansada.

"¡¿El chico está invitando a una cita a Nishimura-san?! ¡No! ¡Ella es de Saiki! ¿¡Qué está haciend-...?!" Kokomi se detuvo abruptamente cuando fue consciente de lo que estaba a punto de pensar. "¡No! ¡Debería estar feliz! Si Nishimura-san no corresponde los sentimientos de Saiki, ¡eso significaría que ella no se interpondrá en mi camino y Saiki será mío! Podré curar el corazón roto de Saiki, ¡y así él se dará cuenta de lo mucho que me ama!"

La bella joven miró una vez a los otros dos, todavía oculta detrás de los casilleros. Abrió los ojos con asombro cuando notó que el chico tomaba las manos de la azabache, sin embargo, esta se apartó bruscamente.

"¡No! ¡El único que tiene derecho de tomar la mano de Nishimura-san es Saiki!" Kokomi sentía como le hervía la sangre. "Yo.. ¿Qué es este sentimiento? ¿Por qué me enoja que alguien se interponga entre Saiki y Nishimura-san? ¡Ella es mi rival! Pero... por alguna razón... detesto la idea de que Nishimura-san y Saiki no estén juntos..."

Las hermosas orbes de la de pelo azul se fijaron una vez más en la azabache y su compañero de clase. Se suponía que la mayor era un obstáculo, su rival, ¿por qué le molestaba que ese chico estuviera en el medio? ¿por qué repudiaba la idea de que ese chico arruinara la cita de Hikaru y Saiki?

—Dios, eres molesto. Ya déjame en paz, vete. —a la azabache le temblaba una ceja. Realmente no quería utilizar con la violencia, pero últimamente la gente la citaba a hacerlo.

—Vamos, linda. ¿Y si mejor me das un beso? Solo uno y me iré... —el muchacho se acercaba lentamente al rostro de la mayor.

"¡NO! ¡ÉL VA A BESARLA! ¡QUIERE ALEJAR A NISHIMURA-SAN DE SAIKI! NO PUEDO PERMITIRLO." Y sin pensarlo dos veces, Teruhashi se acercó rápidamente a ellos.

—¡Nishimura-san! —su grito hizo que ambos jóvenes de tercer año la mirasen con sorpresa. La azabache bajó su puño.

—¿Teruhashi? —murmuró ella, alzando una ceja, observando cómo la mencionada se ponía en el medio de ellos—. ¿Qué sucede? ¿Estás bien?

Kokomi poseía una expresión de vergüenza, preocupación y miedo. Aquello hizo preocupar a la azabache, quien posó sus manos en los hombros de la menor esperando que le diese una explicación de lo que pasaba.

—Yo... necesito que me acompañes al baño antes de que te vayas... —dijo en un susurro—. Es urgente... creo que me-...

—¡Oh! Entiendo. Vamos, rápido. Tengo una en mi bolso. —acotó Hikaru, tomándola del brazo para que camine junto a ella, ignorando completamente a su compañero de clases. Quien poseía una expresión de asombro y desconcierto absoluto.

Mientras ambas caminaban lo más rápido al baño, Teruhashi se aferró al brazo de la más alta no sin antes dedicarle una malvada sonrisa al chico que antes estaba molestando.

"Lo siento. Nishimura-san no está disponible. Piérdete." Pensaba la joven de hermoso rostro, feliz por haber interrumpido.

***

Los suaves murmullos y susurros de la gente se esparcían lentamente por toda la sala. Saiki sonrió aliviado, era la primera vez que iba al cine y podría disfrutar una película en paz sin saber accidentalmente cómo terminaba.

Además... tenía una compañía especial... así que nada podría salir mal el día de su cumpleaños.

Todo era perfecto.

"Bien. Debo asegurarme que la cita de Saiki y Nishimura-san salga bien." Kokomi se ocultaba detrás de sus gafas de sol y un abrigo demasiado grande para ella.

Bueno, casi perfecto.

Saiki la había visto antes. No obstante, no podía leerle los pensamientos gracias a que estaba usando el anillo, y eso le preocupaba. El hecho de no saber qué tramaba, le ponía nervioso.

—Hace mucho que no veo una película de terror en el cine. La última vez tenía quince años. —comentó la azabache, acomodándose en su asiento.

—Yo nunca he ido al cine.

En realidad sí he ido, solo por culpa de mis poderes siempre escuchaba los pensamientos de los demás sobre la película, y terminaba enterándome de cómo finalizaba accidentalmente.

Pero no puedo decirte eso.

—¿Qué? ¿De verdad? —Hikaru parpadeó atónita ante aquello—. Sí que te has perdido de mucho. Me alegro ser tu primera vez.

Cuando la mayor terminó la frase, le guiñó el ojo. Saiki tardó unos segundos antes de entender a lo que ella se refería. La mayor soltó una risita al ver que el contrario se ruborizaba ligeramente.

—Ya cállate, que va a empezar.

Kusuo realmente estaba emocionado por ver la película. Contenía horror y misterio, sus categorías favoritas. Y poder compartir ese gusto con Hikaru era simplemente increíble.

Con el paso de los minutos, la gente que se encontraba alrededor de él empezaban a acurrucarse con sus parejas, entrelazando las manos o simplemente siendo abrazados por ellos. Kusuo hizo una mueca de incomodidad y fijó su mirada en su amiga. Esta se encontraba de lo más normal tomando su gaseosa, no parecía prestar mucha atención a lo que pasaba a sus costados.

No está saliendo cómo me lo imaginé.

Por supuesto que no, se trataba de Hikaru. Por supuesto que a ella no le darían miedo las películas de horror.

—¿Uh? —la azabache miró sorprendida cuando sintió que la mano de su amigo se apoyaba sobre la suya.

"Esto... esto se está tornando raro..." Pensó, mientras permitía que Kusuo pudiera entrelazar sus dedos con los suyos.

Hikaru miró el rostro del psíquico, aunque mucho no pudo ver puesto que la tenue luz de la pantalla cinematográfica no alumbraba lo suficiente. Saiki solo mirabala pantalla en un profundo silencio.

"Su mano está cálida..." Pensó Hikaru a la vez que observaba sus manos unidas. Sonrió. "Me gusta el contacto... es... suave y calmante."

Finalmente, la mayor tomó en cuenta lo que pasaba a su alrededor: cómo las personas se acurrucaban y se abrazaban para evitar que sus parejas tuviesen miedo.

Hikaru ahogó una risita. ¿Saiki teniendo miedo? Era gracioso y, prácticamente, imposible.

—Oye... ¿te importa si te abrazo? —preguntó la azabache, alzando una ceja y esbozando una sonrisa, logrando que el contrario la mirase.

—Si estás asustada-...

—Tú eres el que me tomó la mano primero, así que supongo que tú eres el asustado. —contraatacó ella, sin quitar su sonrisa burlona.

Saiki apretó los labios y desvió la mirada.

—Está bien.

Hikaru dejó escapar una suave risa antes de soltar la mano de Kusuo. Así, pudo deslizar un brazo por sus hombros y atraer al de pelo rosa a su cuerpo. No sin antes levantar el brazo del asiento que se interponía entre ellos.

La mayor estuvo a punto de hablar hasta que notó que él le tendía la mano, sonrió con ternura y con su mano libre volvió a entrelazar sus dedos con los de Saiki.

"DIOS MÍO. NISHIMURA-SAN Y SAIKI ESTÁN... ABRAZADOS." Teruhashi sintió como todo su terror por la película se reemplazaba por un sentimiento de felicidad y emoción. "N-no sé por qué estoy emocionada por esto, ¡pero lo estoy!"

Cuando finalizó la película, Hikaru y Kusuo salieron con sus manos unidas.

—Fue una buena película, ¿no crees? —comentó la azabache, sonriendo feliz.

—Sí. Y pensar que sospeché del protagonista toda la película para que al final fuese inocente.

—Bueno, es el encanto de las películas de misterio.

La fresca y suave ventolina chocó con sus rostros, dándoles a los dos una sensación de alivio. Saiki apretó con fuerza la mano de su amiga; un sentimiento de amargura se instaló en su pecho. No quería dejarla, no quería irse.

—Prométeme que no abrirás mi regalo hasta que llegues a casa. —Hikaru enfrentó al de pelo rosa y aprovechó para tomarlo de las dos manos.

—Bien. Lo prometo.

Se quedaron en silencio, sonriéndose.

—La pasé bien, ¿sabes? Gracias por invitarme. —comentó ella, sintiéndose un poco avergonzada—. Bueno, ya debo irme, nos vemos desp-...

No pudo continuar porque, a continuación, sintió los labios de Kusuo sobre los suyos.

Fue un beso de tres segundos, no obstante, para ella, fue como si el tiempo se hubiese congelado por un momento. Y antes de que pudiese hacer algo, Saiki se separó y empezó a caminar lo más rápido que pudo hacia su casa. Dejándola sola, parada como estatua en su sitio.

A unos pasos de ella, Teruhashi estaba a punto de desmayarse. El sentimiento de emoción que antes había sentido, burbujeaba como un volcán a punto de erupción dentro de su pecho.

"TENGO GANAS DE GRITAR Y DE LLORAR DE FELICIDAD." Kokomi tenía las manos juntas, intentando no chillar.

Y mientras la de pelo azul empezaba a caminar hacia su hogar, Hikaru seguía allí en completo estado de shook.

"¿Qué acaba de pasar?"

No tengo idea.

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