Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 18 (Todo es culpa de Toritsuka)


Era una noche calurosa, donde las estrellas habían inundado por completo el cielo raso y la luna empezaba a acercarse lentamente a su punto más alto. Kusuo le dio una vaga mirada al jardín que era exageradamente grande, lleno de personas que conversaban, reían, bebían, y se divertían en la piscina. Al psíquico le llamó la atención como esta poseía en el fondo del agua un par de luces de colores para hacerla ver más bonita y graciosa.

Solo espero que esto termine pronto.

—Vaya, sí que el jardín es muy bonito, ¿cierto, Saiki? —Aren, quien se encontraba parado junto a él, sonrió—. Además, es un ambiente agradable. Me alegro de que Nishimura-san me haya invitado.

El psíquico ahogó un gruñido.

Se suponía que tú no ibas a venir.

No obstante, Saiki debía admitir que Kuboyasu tenía razón en aquello. Estaban envueltos en un ambiente que no era desagradable, dentro de todo. El bullicio de la gente y el tono de la música que transmitían por los parlantes era calmado, nadie se encontraba gritando o haciendo algún desastre. Incluso muchos bebían en la barra con moderación. Definitivamente no era el tipo de fiesta que Saiki esperaba encontrarse.

Por las palabras de Hikaru pensé que iba a ser mucho peor.

—Hey, lamentamos la tardanza. —finalmente, la voz de Hikaru se hizo presente—. Tuvimos... unos problemas técnicos. Gracias por esperarnos mientras nos íbamos a cambiar.

A sus espaldas, Aren y Saiki pudieron apreciar a la azabache, con ambas manos en las caderas, en su bonito bikini (de color negro, por supuesto), cuyas tiras se unían delicadamente en el centro de su estómago. Al lado de ella, se encontraba Akane quien, a diferencia de su amiga, tenía una pose que demostraba lo pudorosa/avergonzada que estaba en esos momentos. Aren sintió como su rostro adquiría un leve tono rojizo y Saiki simplemente desvió la mirada por unos segundos.

—¡Se ven muy bien, Makera-san, Nishimura-san! —comentó Aren, sonriendo con sus mejillas rosadas.

Debo admitir que... Hikaru se ve... extremadamente bien...

—Gracias. Ahora, Akane... ¿Irás o no? —preguntó la azabache, mirando a su amiga. Esta gruñó ligeramente—. Vamos... te preparaste desde hace días para esto. ¿Por qué ahora te estás echando para atrás?

—¿¡E-es que tú las viste, Hikaru?! —murmuró Akane, deslizando su mirada hacia un grupo de personas que se encontraban jugando dentro de la piscina—. ¡Mira como les quedan sus bikinis! ¡No soy nada comparada con ellas!

La mayor largó un suspiro.

—Akane, ya hablamos de esto. Estás perfecta, no te sientas así. —intentó convencer, posando ambas manos en el hombro de su amiga.

—Mi autoestima se acaba de ir por el caño...

—Akane...

Mientras Hikaru intentaba conversar con su amiga, Saiki sintió como Aren le daba un leve codazo para llamar su atención.

—Oye, Saiki... ¿ese no es...? —empezó él en un tono bajo, mientras miraba disimuladamente a una dirección en particular.

Yare yare...

Y allí estaba Hairo. Este hablaba animadamente con un grupo de chicas que parecían estar escuchándolo con suma atención. Y no faltaba ser psíquico para saber que seguramente les estaba dando ánimos y consejos para hacer ejercicio al máximo.

—No pensé que lo fuésemos a encontrar aquí... —acotó Aren—. Iré a saludarlo, ¿vienes?

—No.

Tú solo quieres conocer a las chicas que están allí con Hairo.

El de cabello morado sonrió con gracia.

—Ya esperaba esa respuesta. —dijo, sin quitar su sonrisa—. No tardo, tú pásala bien con Nishimura-san, que parecen bastante unidos.

El psíquico le dio una mirada asesina, a lo que el más alto largó una pequeña carcajada.

—Solo bromeo. Nos vemos después. —y con eso, caminó hacia Hairo, dejando en paz al de pelo rosa. Este suspiró y tomó la decisión de borrarle eso de la mente con sus poderes. Lo único que le faltaba era que Aren empiece a sospechar de que a él le gustaba Hikaru.

Kusuo regresó la mirada hacia la azabache, quien ya se encontraba junto a Akane con el chico que parecía ser el objetivo de la pelirroja esa noche. Esta última tenía un rubor en sus mejillas a la vez que hablaba ligeramente avergonzada con el joven, Hikaru simplemente permanecía en silencio con los brazos cruzados.

Sí... realmente Hikaru se ve muy bien en ese traje de baño...

El psíquico no pudo evitar deslizar sus orbes por toda la figura de la azabache. Entonces, el deseo de querer sentir su piel contra la suya se hizo presente, pero no pasó mucho tiempo hasta que Saiki fuera consciente de lo que estaba pensando.

Juntarme con Toritsuka ya me está afectando demasiado...

Pero por mucho que lo niegue, Kusuo no podía evitar pensar que la idea de poder sentir su piel-incluso de saborearla y morderla- le era increíble y extrañamente llamativa. Kusuo gruñó, sentía su rostro calentarse. No podía creer que él... ÉL... estuviese pensando en ese tipo de cosas. Se sentía Toritsuka y... diablos, eso era caer bajo...

Muy bajo.

"Bien, supongo que ya me puedo ir. Suerte Akane." Y con eso, Hikaru se retiró de la conversación disimuladamente. "Iré con Kusuo y Aren."

El psíquico se alarmó ligeramente al notar que la mayor estaba caminando hacia él, aunque cada tanto, ella miraba hacia atrás para poder admirar orgullosa como Akane ya estaba mucho más cómoda hablando con el chico que le gustaba.

—Hey, Kusuo. —saludó nuevamente la joven, sonriéndole cuando llegó a su lado—. ¿Dónde está Aren?

—Está hablando con uno de nuestros compañeros de clases.

—¿Un compañero suyo está aquí? Vaya coincidencia. —habló ella, ya dirigiendo la mirada hacia su alrededor, esperando encontrar al de cabello morado por alguna parte—. Y tú como buen anti-social te quedaste aquí, no sé por qué no me sorprende.

Kusuo le sonrió.

—No es cómo si tú fueras muy diferente.

Hikaru soltó una risita.

—Sí, es verdad. Oye, ¿quieres tomar algo? Yo me muero de sed, y realmente quiero probar las bebidas antes de que se terminen. —la azabache empezó a caminar hacia la barra improvisada del jardín, siendo seguida vagamente por Saiki—. Y siempre nos podemos ir antes si es que te aburres demasiado. Yo no suelo soportar mucho más que hasta las tres o cuatro de la mañana.

—No me uses de excusa para poder irte antes de aquí.

—¡Ey! —regañó en forma de broma la mayor—. Lo peor es que tienes razón. Pero, de todas maneras, dime si te pasa algo, a ti o a Aren, así nos iremos. Akane puede quedarse, después de todo, es la prima de la cumpleañera y siempre se queda con ella cuando yo no puedo más.

—No se ve como una fiesta muy...

—Es que ni siquiera ha empezado, apenas son las once. Ya verás luego de la una de la mañana como todo se pone. —dijo ella, sirviéndose un poco de alcohol—. Prometo no emborracharme esta vez, no quiero serles de mala influencia, chicos de segundo año.

Kusuo alzó una ceja.

—¿Tú?

—¡Sí! Me he emborrachado más veces de la que te puedas imaginar. Pero esta vez no lo quiero hacer, después de todo, ustedes son menores de edad, lo que me hace que esté a cargo de todos ustedes. —acotó, dándole un sorbo a su bebida—. Así que todo lo que digo, se hace.

El psíquico rodó los ojos.

—Lo que digas...

Hikaru volvió a reír antes de pegarle juguetonamente en el hombro. Siguieron hablando de temas triviales hasta que ella pareció encontrar una nueva forma de divertirse.

—¡Hey, vayamos a la piscina! Tengo ganas de meterme. —y sin dejar que el menor pudiese contestar o refutar, la joven lo tomó del brazo y lo arrastró hasta el borde de la piscina—. Seguramente tú no quieras, pero yo me voy a refrescar.

A continuación, Hikaru no lo pensó dos veces y se metió de golpe al agua. Kusuo suspiró y sonrió a la vez que se sentaba en el borde y permitía que solo sus pies tocasen el agua. Solo pasaron unos segundos hasta que la azabache saliera a la superficie, se tirara el cabello hacia atrás y mirase a su amigo con una sonrisa divertida.

Kusuo no pudo evitar que se veía terriblemente sexy de esa manera.

—¿De verdad no quieres venir? Hace muchísimo calor, meterte al agua te ayudaría.

—Paso.

Hikaru sonrió. Volvió a sumergirse y ya después salió para poder sentarse en el borde, así estar al lado de su amigo. En silencio, empezó a escurrir su cabello y luego empezó a atárselo con una liga.

—Oh, mira. Ahí está Aren. Muy... entretenido me parece. —largó una carcajada al ver al mencionado rodeado de chicas, con una sonrisa nerviosa y un leve sonrojo en el rostro—. Me alegro que la esté pasando bien...

Mientras que la azabache se perdía en su habladuría, Kusuo se la quedó observando. Jamás había visto su rostro detalladamente y tan de cerca. Desde esa posición, podía admirar perfectamente su piel, su frente, sus ojos, sus pestañas, su nariz refinada, sus pómulos, sus labios...

¿Por qué tengo tantas ganas de besarte?

Su piel mojada se veía incluso muchísimo más apetecible que antes. Demonios, ¿qué clase de fetiche era ese? ¿Por qué tenía ganas de lamerle la piel? Realmente necesitaba purificarse, esas cosas no eran sanas, definitivamente no.

—¿Kusuo?

Pero, maldita sea, no podía evitarlo. Lo bien que sería deslizar su cálida lengua por toda su piel, saboréandola y dejando marcas y besos. El solo pensamiento de poder sentir su piel desnuda contra la suya le causaba escalofríos y un sentimiento que ni solo él podría explicar.

—¿Kusuo? Tierra llamando a Kusuo... ¿estás?

El deseo de probar sus labios también estaba floreciendo lentamente y-

—¡Kusuo!

El chasquido de dedos fue lo que lo sacó abruptamente de sus pensamientos. El psíquico tuvo que parpadear un par de veces para volver a poner sus pies sobre la Tierra. De repente, sintió vergüenza... mucha vergüenza. ¿Pensar ese tipo de cosas sobre Hikaru mientras ella misma estaba delante de él? ¿Qué demonios le estaba pasando?

—Oye... ¿qué sucedió ahí? —preguntó la azabache, cuando notó que el de pelo rosa giraba la cabeza de manera brusca—. ¿Te sientes bien? ¿En qué demonios estabas pensando?

—No era nada importante.

Kusuo sentía su rostro terriblemente caliente. Se sentía patético.

—¿Bien? —la azabache supo que él no le daría respuesta alguna, así que terminó por ignorar el tema—. Ey... ¿qué es eso?

La joven apuntaba al agua, Saiki frunció el ceño confundido al no ver nada fuera de lugar. Sin embargo, la expresión alarmante de su amiga fue lo que le incitó a mirar más de cerca el agua esperando ver lo que ella trataba de mostrarle. No obstante, cuando estuvo lo suficientemente cerca se dio cuenta.

Pero ya era demasiado tarde.

El sonido de un peso cayendo al agua duramente y una sonora carcajada se oyeron por todo el lugar, aunque no inmutó a ninguna de las personas que se encontraban alrededor.

—¡No puedo creer que hayas caído! —reía Hikaru, mientras también se lanzaba a la piscina.

—Idiota.

A Kusuo no le había hecho mucha gracia, y ni siquiera supo por qué no pudo prevenirlo.

Soy estúpido, era obvio que ella haría algo como eso.

Cuando estuvo a punto de salir de la piscina, sintió cómo unos brazos se deslizaban por su cintura. Y a continuación, pudo sentir cómo la delantera de Hikaru se amoldaba a su espalda.

—Vamos, no te enojes. Fue una simple e inocente bromita. —el cálido aliento de Hikaru le hacía cosquillas la oreja.

El psíquico estuvo a punto de reprocharle, hasta que sintió como ella se apegaba mucho más a él. La rara sensación de sus pieles restregándose fue lo que le quitó el aire, volviendo su respiración más pesada mientras que su cuerpo empezó a subir automáticamente de temperatura.

—Oye, Hikaru...

—¿Mhm? —ella apoyó su babilla en el hombro del de pelo rosa.

—Espero que seas buena aguantando la respiración.

—¿Qué? ¿De que habl-...?

Entonces Saiki se echó hacia atrás, llevándose consigo a la azabache, para que ambos quedaran sumergidos en el agua.

—¡Imbécil! Casi me ahogas. —chilló ella, tosiendo, cuando salió a la superficie.

—Ahora estamos a mano.

Aunque era mentira. Kusuo era incapaz de ahogarse, sin embargo, necesitaba una forma para que Hikaru se desprendiera de él. Al menos eso había funcionado y ella no parecía tan enojada con él.

—Muy gracioso. —habló, salpicándole un poco de agua—. ¿No deberíamos buscar a Aren? Me siento un poco mal por haberlo dejado de lado.

—En estos momentos, dudo que se acuerde que nosotros existimos.

Ella sonrió. Ambos salieron del agua para poder sentarse en el borde de la piscina.

—¿Sabes? Esto no es tan malo como pensé. —empezó Hikaru, observando como el agua formaba pequeñas olas que chocaban contra sus piernas.

Saiki la observó con una ceja alzada y se quedó en silencio, esperando que ella continuase con su reflexión.

—Al principio pensaba que iba a ser realmente aburrido. Es decir, ya sabía que Akane se iría con el chico este y me abandonaría, además de que con Aren, si bien no hablo tanto, es bastante agradable a veces, pero nuestras conversaciones no duran mucho. —ella soltó una risita y deslizó su mirada hasta conectarla con la del contrario—. Y tú... bueno... eres casi igual que yo. Odiamos salir y estar rodeados de mucha gente, así que pensé que esto iba a ser un fiasco. ¡Pero hey! Me he dado cuenta de lo mucho que me divierto pasándola contigo. ¿Quién lo diría? Un niño de segundo año siendo uno de los pocos mejores amigos que he tenido.

El psíquico mantuvo su mirada fija en los ojos de la azabache. A continuación, posó delicadamente una mano en la parte trasera de la cabeza de su amiga, esta le dio una mirada llena de confusión. Y de repente, la empujó hacia el agua, obligándola sumergirse hasta el fondo.

—¡Kusuo! —regañó ella, tratando de no reírse pero fallando en ello.

—Hikaru.

—¿Qué quieres?

—Yo también te quiero.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro