Capítulo 1 (El principio de las consecuencias)
El delicioso aroma de los postres caseros se desplazaba por todo el ambiente, creando un aire familiar. Los padres de Hikaru junto a sus dos hermanos gemelos, Rin y Haru, ahora se encontraban plácidamente sentados junto a su hija y los nuevos "amigos" de ella. Estos comían de los postres tranquilamente, a la vez que Nendo y Shun intentaban responder a todas las preguntas que los mayores les hacían. Saiki simplemente disfrutaba de su gelatina de café en completo silencio.
—Oh, ¿así que ustedes van a la misma escuela que Hika-chan? ¡Qué alegría que esté haciendo amigos de su escuela! No se lleva muy bien con los de su clase... —dijo el padre, haciendo una mueca de total tristeza.
—Sí, vi nuestro uniforme entre la ropa de su armario. —dijo Nendo de golpe, dándole una mordida a su trozo de pastel.
¿Qué clase de respuesta es esa?
—¡P-PERO YA LA HABIAMOS VISTO DESDE ANTES! —cortó Shun, riendo nervioso, queriendo que ese comentario quede en el olvido—. A-aunque... nosotros vamos a segundo año...
"No puedo creer que sea el más normal de los tres..." Pensó Kaido.
¿Eso crees? Estás muy lejos de la realidad.
—Ah, ya veo. ¿Y qué tal les va? A mi dulce y buena Hika-chan le va bastante bien en las notas. Estamos orgullosos de ella. Es un angelito caído del cielo. —dijo el señor Nishimura, desprendiendo un aura de alegría.
¿Dulce? ¿Buena? ¿Estamos hablando de la misma persona?
—Y eso que tercer año no es tan fácil. A nuestra Hika-chan le es pan comido. Es asombrosa. —siguió acotando el hombre de la azabache, mientras que la mujer, sosteniendo a sus bebés con una mano, jaló a su hija con la otra.
"Y más te vale que sigas siendo buena en tus notas pequeña mierda, porque si no, ya verás." Pensó la señora Nishimura con una sonrisa tétrica.
Ahora tengo entendido a quién salió su hija.
—P-pues a mí y a Saiki n-nos va bien... —habló Kaido, haciéndole el favor de responder por el psíquico.
—Yo en cualquier momento dejo la escuela. —acotó Nendo como si fuese lo más normal del mundo.
Un silencio mortal se formó.
Yare, yare...
"¡Pobre niño indefenso! Con tan solo dieciséis años y ya tiene esos pensamientos. Sus padres no le deben prestar la atención suficiente... ¡Debo ayudarlo y animarlo a continuar con sus estudios!" Pensó el señor Nishimura, sonando totalmente inspirado.
Te ves entusiasmado. No te molestes. Abres la cabeza de Nendo y no hay nada.
"Y yo que pensaba que este vendía droga... Con esas pintas no parece que vaya a segundo año." Fue el pensamiento de la madre de Hikaru.
¿Cómo es que estas dos personas están casadas?
"La primera vez que vi a Nendo pensé que tenía 50 años y que el rarito y el teñido eran sus hijos." Hikaru reprimió una sonrisa ante su propia idea.
¿Qué?
—Y... y... ¿N-nishimura-san tiene pensado qué va a estudiar cuando termine la preparatoria? —una vez más, Kaido finalizó el silencio incómodo que se formó.
—Sí. Planeo meterme en la carrera de medicina y ser cirujana. —soltó la mencionada, dándole un largo sorbo a su té.
Kaido y Nendo la observaron sorprendidos.
No planeo ir a tu clínica.
—Vaya... ¡Eso es increíble, Nishimura-san! —dijo Shun, sonriendo.
—Gracias, supongo.
"Ella es bonita, inteligente, fuerte... ¿Qué más puedo pedir?" Kaido miró a la azabache a la vez que sus pupilas casi tenían forma de corazón.
¿Eso es físicamente posible?
—Y-yo... yo aún no tengo p-pensado a donde voy a ir luego de terminar la preparatoria...
"Un psicólogo te vendría bien." Pensó Hikaru.
Pienso lo mismo.
—Está bien, creo. Después de todo, aún te queda un año y medio para decidir, así que no te excedas en pensarlo. —opinó la azabache conectando miradas con el de cabello azul.
"E-ella... ¡Ella se preocupó por mí!" Pensó Shun con emoción.
¿Es en serio?
"No pienses antes de tiempo, se te quemarán todas las pocas neuronas que te quedan." Los pensamientos de Hikaru nunca eran los que Kaido esperaba.
Eres demasiado sincera...
—¡Lo haré, Nishimura-san! —habló el menor con un leve rubor en las mejillas.
"Yare Yare..." Pensó ella.
Ey, eso es mío.
La noche cayó más rápido para la desgracia de todos (y para la fortuna de Hikaru y Kusuo, quienes no soportaban más la presencia del otro). Así que luego de acomodar las cosas y que los alumnos se despidieran de los padres de Hikaru, ella los acompañó hasta la puerta. Lo cual era una satisfacción total para esta ver a esos tres chicos cruzar por la entrada de su casa hacia el exterior. No aguantaría seguir viendo sus caras de pubertos vírgenes ni un segundo más.
—Nos vemos. —habló la joven, y tan pronto como quiso cerrar la puerta, el grito de Shun la detuvo.
—¡Nishimura-san! P-por favor, antes de que n-nos vayamos escuche lo que tengo que decir. —pidió él, con ojitos de cachorrito.
"¿Eso debería ser tierno?"
Kaido, das pena.
Entonces a Saiki se le ocurrió ver el medidor de interés que Hikaru tenía sobre ellos al momento. No es que le importase, era curiosidad más que otra cosa. Además, quería ver cuantas posibilidades tenía su compañero de clases de salir con la joven.
Riki Nendo: 0,1%
Kusuo Saiki: -100%
Shun Kaido: -1000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000%
¡Pero si rompió la medida con un número negativo! ¿Es eso posible? ¿Y cómo es posible que le interese más Nendo?
—Kaido, no te disculpes. Ya me has pedido perdón seis veces en todo lo que lleva la maldita tarde. —gruñó Hikaru, poniendo los ojos en blanco.
—¡N-no, no es eso! Yo...
Ni se te ocurra ofrecerle tu amistad.
—¡A-acepta nuestra amistad, por favor! —gritó, tan fuerte que algunos pájaros salieron disparados de su lugar.
Te voy a golpear.
La joven quedó rígida en su sitio, pero con un tic en el ojo. Era notorio que el comentario no le hizo mucha alegría. Y a Kusuo menos.
Debe ser una broma... Me niego a tener esta descerebrada al lado por dos segundos más.
—No.
Gracias.
—¡Oe! Es cierto. Me caes bien, compañera. Deberíamos ser todos amigos. —apoyó Nendo, posando cada mano en los costados de Kusuo y Shun, atrayéndolos a su cuerpo.
—...Está bien.
¿En serio acaba de aceptar solo porque Nendo se lo dijo?
—¡Qué bien! —chilló Kaido con una sonrisa bastante alegre.
—Solo no hagan cosas raras cuando estén conmigo en público. —comentó ella, largando un pesado suspiro. Realmente no se esperaba lo que se le venía.
"Solo espero que no molesten mucho. No me cae bien ninguno, y el teñido de rosa me está mirando mal."
Tienes los días contados.
—¡Seremos los mejores amigos del mundo! ¡Nos vemos mañana los cuatro, Nishimura-san! —avisó Kaido, despidiéndose con la mano de su nueva amiga.
Mañana es sábado, idiota.
—Mañana es sábado, idiota. —resopló Hikaru. Haciendo casi sorprender a Kusuo.
—Oh...
—¡Hika-chan! ¡Ri-chan! ¡Shu-chan! ¡Ku-chan! Vuelvan mañana si lo desean. ¡Mañana habrá una competencia entre todos los chefs de mi clase para ver quién puede hacer el postre más grande! —gritó el señor Nishimura, apareciendo detrás de su hija con su típica sonrisa amable y su noble aura.
—Nos vemos mañana. —dijo Saiki caminando hacia su casa, dejando a todos atrás.
Ella me caerá mal, pero admito que su padre hace la mejor gelatina de café, y lo comprobé hoy cuando comentó que todos los postres que había eran caseros.
—¡Tú ni siquiera sabes cocinar un mísero pastel de chocolate! Siempre se te queman. Estos idiotas tuvieron suerte de que hice los postres ayer porque si no, solo iban a tener pan duro y agua. —regañó Hikaru, dejando en claro quién era la mejor cocinera de la casa.
¿Qué?
—¡S-Saiki! ¿Q-que sucedió? ¿P-por qué traes esa cara de repente? —habló Kaido acercándose al de pelo rosa con una expresión de preocupación.
Acabo de caer ante el enemigo...
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