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[003] parte I

Holis, no suelo dejar comentarios antes que empiecen a leer pero esta vez siento que debo hacerlo.

En este capítulo van a leer el tan esperado trío que pidieron. Aviso: no me gusta ni me siento cómoda escribiendo estas escenas de manera vulgar. No es mi estilo, no me representa. En este caso va a haber mucho amor, la relación de Anna con Dean y Sam es así. No es algo solo sexual.

Así que si están esperando leer algo explicito este no va a ser el capítulo y ninguno que escriba yo creo. Aclarado esto espero que les guste, nos leemos al final 😘

****

Al estrés de tener que buscar y encontrar a Cas, se le sumaba la insoportable voz de Rowena. La cabeza de Anna explotaría en cualquier momento de tanto dolor, decidió apoyarse contra la ventanilla del lado de pasajero mientras observaba la aplicación de rastreo en su celular.

Sam se sentaba atrás junto a la bruja, asegurándose que no intentara ninguna estupidez para liberarse de las esposas y escaparse. Sería demasiado si eso pasaba.

—Es tan absurdo, conducir en círculos buscando por su ángel desquiciado —murmuró.

La pelirroja rodó los ojos mientras su frente descasaba sobre la fría ventanilla. —No estamos conduciendo en círculos —le contestó—. Activamos el GPS de su celular. Estamos siguiendo su ubicación.

—No tengo ni idea de lo que acabas de decir, pero estoy segura de que podría hacerlo más rápido —las cadenas tintinearon cuando ella movió las manos.

—Sí, tal vez podrías —habló Sam—. Pero tendrías que hacer un hechizo, lo que significa que tendríamos que quitarte las esposas, y no vamos a quitarte las esposas.

La bruja fingió estar ofendida. —¿No hay confianza? ¿No somos un equipo?

—No —contestaron los tres al unísono.

Resopló y miró por la ventana. —Nunca pensarías que un viaje con estos dos muchachos y su esposa sería tan tedioso —murmuró—. ¿Deberíamos tener una canción?

—No —otra vez contestaron los tres juntos.

—Me culpo a mí misma —se quejó—. Nunca debes hacer tratos con los Winchester, ya que al parecer son incapaces de mantener su parte del trato —entrecerró los ojos mirando a Sam.

—¿A qué te refieres?—preguntó Dean.

—Lo de Sam y Crowley —contestó Anna con rapidez, sin darse cuenta que Sam no había hablado con su hermano sobre eso. Se arrepintió de inmediato.

—¿Qué pasa con Sam y Crowley? —gruñó, mirando a su hermano.

—Seguramente sabías que Sam hizo un trato conmigo para matar a mi hijo si eliminaba la Marca de Caín de tu brazo —explicó Rowena, disfrutando de la tensión que se había formado—. Bueno, ¿la Marca desapareció? Sí. ¿Crowley está muerto? No. Oh... —abrió los ojos de manera teatral mientras miraba entre los hermanos—. ¿Él no sabía? ¡No lo sabía!

—Mira, te lo iba a decir —Sam se apresuró a aclarar todo—. Obviamente, nada salió de eso, así que pensé que no tenía sentido, ¿sabes?

—¿No tenía sentido? —el tono de voz de Dean era duro.

—Digo, veo lo que Dean está diciendo... —Rowena habló con una falsa preocupación—. Tu amiguito Castiel no estaría en este aprieto si hubieras hecho lo que prometiste. No hubiera tenido ninguna razón para hacer el hechizo del perro si Crowley ya estuviera muerto.

Sólo estaba arrojando más combustible al fuego.

—No es a lo que me refiero —Dean estaba tratando de no gritarle a la bruja o su hermano. Anna estaba muy callada para su gusto—. Sam sabe a lo que me refiero. Palabras clave... secretos —miró a la pelirroja de reojo antes de volver a ver la carretera—. ¿Sabías algo sobre esto y no me lo dijiste?

No quería pensar en que ella lo traicionaría de vuelta, pero en ese momento se arrepintió de sus palabras. Él no tenía derecho. Le estaba ocultando a su esposa cosas aún mas grandes que una simple mentira.

—Ella pensó que te lo había dicho —Sam habló antes de que Anna lo hiciera.

—Ella puede hablar por sí misma —gruñó Dean.

La muchacha quiso rodar los ojos ante sus palabras, la mayoría del tiempo él hablaba por ella.

—Lo sé. Pero estaba a punto de disculparse cuando no era necesario. Te hubiera dejado pensar que guardaba un secreto para no sentir que me estaba tirando debajo del autobús.

—¡Oh que dulce! Él te conoce tan bien, querida. ¿A menudo tiene que protegerte de Dean?

Todos ignoraron el comentario sarcástico de Rowena y la malicia que salía de el.

Dean la volvió a mirar de reojo. —¿Realmente estuviste de acuerdo con el trato? ¿O lo hizo a tus espaldas?

Anna sabía que la respuesta marcaría un quiebre en la relación y en su vida. Si decía que si a lo primero, su relación con Crowley estaba terminada. Después de todo el aprecio que él tenía por ella. Si afirmaba lo segundo, algo se rompería entre Sam y Dean.

Ella sabía desde hace varios años que marcaba una línea divisoria entre ambos hermanos. Antes se cuidaban el uno al otro y estaban dispuestos a darlo todo con tal de salvarse mutuamente. Ahora bueno... se sacrificarían con tal de salvarla a ella.

Y después de todo lo que habían tenido que vivir los tres, si Dean pensaba que Sam estaba causando problemas entre su relación con Anna él no dudaría en enfrentarse a su hermano.

—Me dijo lo que Rowena quería antes de darle una respuesta —hizo una pausa, solo el ruido del motor inundaba el ambiente—. Pero Sam sabía que no podía soportar la culpa de elegir salvarte a costa de la vida de Crowley. Entonces, dijo que tomaría la decisión por mí y lo deje.

Ni Dean, ni Sam dijeron nada. El silencio era mortal dentro de ese auto. Había una tensión palpable que cualquiera podía sentir.

—Me pregunto cómo se siente mi hijo por la elección que hizo —murmuró Rowena.

Y logro el efecto que ella quería. Anna se deslizó en el asiento pareciendo aún más pequeña que de costumbre y la culpa sentándose en lo más profundo.

—Cállate —Sam y Dean gruñeron al mismo tiempo.

****

Rowena se había escapado no sin antes liberar el hechizo de Cas, lo cual fue lo único bueno de la noche. La cara de Dean estaba hinchada y llena de moretones luego de una pelea feroz con Cas cuando intentaba salvar a una mujer inocente.

—Dean, yo... no hay nada que decir —Cas se sentó frente a Dean en la mesa de la biblioteca.

Anna estaba sentada a horcajadas sobre el regazo de Dean, lo había curado y estaba aplicando hielo sobre sus heridas. Él nunca admitiría cuanto amaba que ella se ocupara de él en esa forma. Cuidarlo cuando estaba agotado o herido, se sentía bien. Se sentía amado.

—Tienes razón —le aseguró cuando Sam le dio una cerveza y se sentó a la cabecera de la mesa—. No hay nada que decir, Cas. Porque no hay necesidad. Estabas bajo el hechizo. Está bien.

El ángel suspiró. —Sí, pero tenías a Rowena. Por mi culpa, tú...

—Bueno, Cas... —Sam lo interrumpió—. Tenemos el códice. Es un comienzo. Retrasará a Rowena un poco. Si la hubiéramos matado, el Libro de los Condenados se habría perdido.

—Además, tenemos cosas más importantes que hacer —añadió Anna.

Dean gruñó cuando aplicó demasiada presión. La pelirroja murmuró una disculpa, retirando la bolsa de hielo para rozar suavemente sus labios sobre la piel morada.

—Yo puedo curarte —Cas se inclinó sobre la mesa con dos dedos extendidos.

Dean levantó una mano para detenerlo. —No, no, no. Está bien, Cas. Además me lo merecía.

Anna le dio una mirada de reprobación ante sus palabras. Dean sólo rodó su pequeña cintura con ambos brazos y la atrajo más cerca de su cuerpo. Con suavidad apoyó la parte sana de su cara sobre sus pechos. Eran como una suave y mullida almohada para él.

Sam soltó una carcajada ante su mirada inexpresiva de su esposa que con un suspiró de resignación lanzó la bolsa de hielo a la mesa y acunó la cabeza de Dean contra ella.

****

Dean se sentó sólo en la biblioteca mientras bebía un vaso a whisky. Su mente no dejaba de viajar entre su esposa y Amara. Trataba de convencerse a si mismo que Anna era la única mujer a la que amaba, pero cuando más lo intentaba menos lo creía. Porque en primer lugar nunca tendría que dudar de su amor.

—Oye Dean —Sam entró a la biblioteca desde la cocina, llevaba consigo una botella de agua—. Anna nos esta esperando ¿recuerdas? Lo que nos pidió en el auto.

Dean asintió. —Si, yo... ¿puedo preguntarte algo? —Sam asintió con su cabeza expectante—. ¿Alguna vez haz dudado de cuanto la amas? Quiero decir... ¿haz pensado en otra mujer?

Las cejas de Sam se elevaron tanto que casi chocaron con la línea de su pelo. De pronto su mandíbula se apretó casi con enojo. —¿La haz engañado?

—¿Qué? ¡No! —Dean se defendió con rapidez—. Yo sólo nunca dude de mi amor pero este último tiempo...

—No —Sam interrumpió a su hermano negando—. Nunca he dudado de cuanto la amo, ni siquiera cuando estuve con Amelia. Siempre supe que era la única mujer en mi vida. Anna llegó a superar incluso a lo que sentía por Jes.

Dean asintió ante las palabras de su hermanito. Se llevó el vaso a los labios y bebió el último trago antes de ponerse de pie. Camino hacía él para dirigirse a la habitación pero Sam se paró de frente irrumpiendo su paso.

—No sé a que viene tu pregunta Dean, si tienes dudas o que te sucede. Y tampoco quiero tener que ocultarle cosas. Soy tu hermano, no tu confidente. Y ella es mi esposa. —hizo una pausa—. No la lastimes ¿de acuerdo? Ya no más.

La mandíbula de Dean también se apretó. —No fui el que la hizo elegir entre Crowley o yo. Así que lo mismo para ti Sammy y ella también es mi esposa.

****

Cuando se trataba de Anna, tanto Sam como Dean estaban en el mismo camino. Sea para bien o para mal. Hacerla feliz era la única meta y ambos trabajarían juntos para lograrlo, sin importar que. Dejarían de lado sus diferencias porque ella era lo más importante.

Cuando ambos entraron a la habitación de la pelirroja sintieron una sensación extraña. Ninguno de los tres estaban muy seguido allí. La mayoría de las veces Anna dormía con Sam o se recostaba a descansar con Dean. Su habitación era utilizada cuando necesitaba un tiempo para ella misma.

Tal vez después de lo que iban a hacer tendría buenos recuerdos del lugar.

Un suspiro escapó de los labios de Anna cuando la boca de Sam besó su cuello, sus manos acariciaban su cintura y ella solo decidió relajarse contra su cuerpo. El pecho firme de Dean estaba apretado contra el suyo. Cuando abrió lentamente sus ojos se encontró con los de él.

Aún se sentía extraña estar entre los hermanos. Ambos cuerpos presionándola, haciéndola sentir aún más pequeña de lo que era. Los ojos verdes de Dean eran intensos, la hacía sentir aún más segura.

Llevó sus manos hasta su pecho, acariciándolo hasta llegar a sus hombros. Una mirada entre ambos era lo único que necesitaba como aprobación. Los labios regordetes de Dean se unieron a los suyos en un beso lleno de deseo. No había timidez como ella había temido al principio, solo pasión y ansias.

El cuerpo de Dean la empujó aún más contra el de Sam. Estaba aprisionada entre ambos, no tenía escapatoria a menos que lo quisiera. Sabía que ninguno haría nada que la haga sentir incómoda.

Las manos de Sam se deslizaron hasta sus piernas, su boca no había abandonado su cuello en ningún momento. Mientras que las manos de Dean se deslizaban por debajo de su remera negra sin mangas. Podía sentir la callosidad de sus dedos acariciar su suave piel.

—Dean... —gimió.

Ambos se separaron de su cuerpo unos segundos para retirar su camiseta, sin embargo parecieron una eternidad. Una sonrisa traviesa inundó el rostro de Dean cuando la observó.

—¿Estas usando encaje para nosotros de nuevo, bebé? 

Anna se encogió de hombros dándole una mirada vergonzosa.

El brazo de Sam se enrolló en su cintura, presionando su cuerpo contra el suyo. —No dejes que él te intimide princesa —bromeó.

Dean le dio un vistazo significante a su hermano. Alejándose de ambos retiró su propia camiseta para luego comenzar a desabrochar su pantalón.

—Desvístela para nosotros.

Sam arqueó una ceja mirándolo. —¿Desde cuando das las ordenes?

—Siempre estoy a cargo Sammy.

Su hermano menor se burló de él con una sonrisa. Para Anna era tan irreal que los tres estuvieran tan bien juntos. Sin discusiones, ni gritos. Tenía miedo que todo fuera un sueño del cual despertaría en el momento menos pensado.

Sam la giró para poder mirarla, pasando una mano por su rostro acomodó los mechones sueltos detrás de su oreja. Su gran mano acariciando su rostro tan delicadamente como si fuera una muñeca de porcelana que se rompería. Bajó su cabeza para besarla con avidez.

Los besos de Sam, a diferencia Dean, eran más bruscos. Él tomaba lo que quería sin pedir permiso. No pudo evitar derretirse contra su cuerpo. Tomó su cara con ambas manos, cuando se separó para tomar aire, sus frentes quedaron unidas.

Estaba a punto de decirle cuanto lo amaba pero no le dio tiempo, tampoco necesitaba oírlo. Si había alguien que no dudaba de sus sentimientos ese era Sam.

La giró para que quedara frente a Dean que ya se encontraba recostado sobre la cama, su espada pegada a la cabecera. Los brazos de Sam la rodearon, enganchando sus dedos en el elástico de su pantalón. Con suavidad comenzó a deslizarlo hacía abajo.

Dean ahogó un gemido cuando la vio usando ropa interior frente a él. Era la mujer más hermosa que había conocido y lo mejor era que lo había elegido para amarlo. Pero casi sin pensarlo su pelo rojo, sus ojos verdes y sus labios rosados se habían convertido en los de Amara.

Cerró los ojos con fuerza tratando de eliminar aquella figura. —Dean, ¿todo bien?

La voz de Sam lo llevó de nuevo a la realidad, ambos lo estaban mirando fijamente. Parpadeó un par de veces y volvió a ser ella. Su esposa. La única mujer en su vida. Anna se arrodilló en la cama y como si fuese un gato se acercó hasta él.

Los rizos rojos enmarcando su cara, su cálida piel que olía a flores, sus manos se apoyaron en sus gruesos muslos sosteniéndose. —¿Sigues aquí conmigo?

No contestó, simplemente tomó su cara y la besó. Esa era la única respuesta que tenía para ella. Anna gimió en el beso cuando sintió las manos de Sam acariciando su cintura y sus piernas. Era demasiado contacto íntimo junto. Giró su cabeza para observarlo.

—Ocúpate de ella Sam —la voz de Dean era más grave que de costumbre.

—Si, Sammy —se burló—. Yo me ocuparé de De aquí.

—Bebé, no es necesario... —Anna arqueó una ceja mirándolo confundida—. Todo esto se trata de ti.

La pelirroja besó cortamente sus labios antes de darle una brillante sonrisa. —Y lo que yo quiero es darte placer —contestó.

Dean asintió, la dejaría hacer lo que la haga más feliz. Después de todo por ese mismo motivo estaba allí. La mano de la pelirroja se dirigió a su intimidad, tocándolo por encima de la tela, ya estaba listo desde el momento que cruzó la puerta. 

Anna dejó escapar un gemido, Dean miró por encima de su cabeza y lo único que vio fue la cabeza de Sam hundida entre sus piernas. Volvió a observarla y una sonrisa de placer estaba plasmada en su cara. Sus ojos cerrados enmarcados con esas pestañas largas, sus labios abiertos ligeramente.

—¿Cómo se siente la boca de Sammy? —preguntó Dean, mordiéndose los labios.

De... —gimió.

En la nebulosa de su placer, comenzó a besar el cuerpo del Winchester mayor. Sus manos trazando cada una de sus venas, sus cicatrices, esas imperfecciones que lo hacían perfecto. Haciendo un recorrido de besos para llegar hasta su virilidad.

Tomándolo en su mano lo liberó de la última capa  de tela. Quería concentrarse pero Sam lo hacía cada vez más difícil. Su boca era demasiado buena, no ayudaba en absoluto que conociera tan a la perfección su cuerpo. Él sabía exactamente que punto tocar para llevarla al límite.

Apoyando la frente sobre el estomago de Dean y sin soltarlo estaba a punto de explotar. Pero así como había llegado se había ido. Sam había detenido todo. Elevó la cabeza para ver a Dean en busca de una explicación.

—Todavía no.

Frustrada pasó su lengua de arriba abajo sobre Dean, dejándolo con ganas de más. —No jueguen conmigo Winchester —gruñó.

La mano de Sam cayó sobre su trasero juguetonamente pero tomándola por sorpresa y haciéndola saltar.

—No estas a cargo aquí, bebé —Dean sonrió burlonamente.

Sintió a Sam moverse detrás de ella, sin poder evitar gemir cuando lo sintió frotarse contra su intimidad. No tuvo oportunidad para una respuesta sarcástica porque en un instante estaba enterrado profundamente en ella. 

Era como si todas las respuestas que podría darles se esfumaran, solo podía pensar la situación que estaba viviendo. Algo tan irreal y a la vez tan placentero. La forma en que esos dos gigantes podían ser tan cariñosos y cuidadosos. Sam no se movió, se quedó allí esperando cualquier señal, dejándola adaptarse.

—Sammy...

Su voz ronca gimiendo su nombre casi lo hizo terminar allí mismo como un adolescente. Tomó eso como señal para continuar. La cama crujía bajo ellos e inclinada de esa forma observó a Dean a través de su cabello. Su mandíbula estaba apretada, si no lo conociera tan bien hubiera pensado que estaba enojado. 

Al contrario, estaba conteniéndose, la Marca lo había afectado durante tanto tiempo que por fin comenzaba a liberarse. Poco a poco. Cuando la pelirroja gimió su nombre y le pidió por favor los ojos de Dean se suavizaron, su nariz de ensanchó y enterró sus dedos en su cabello tomando un puñado de el.

La boca de Anna descendió sobre su eje, él guiaba sus movimientos. Dean tenía el control, estaba cediendo por fin y ella confiaba con su vida. Cuando la punta toco la parte posterior de su garganta lo oyó gruñir con satisfacción. 

La habitación era solo eso, un conjunto de sonidos. Los gruñidos de Dean, la carne de Sam golpeando contra la suya, el rechinar de la cama y sus arcadas era todo lo que necesitaba oír.

Dean tiró de su cabello alejándola para darle un respiro. Besó sus labios cuando un golpe particularmente duro de su hermano la llevó aún más adelante. No duró mucho, la gran mano de Sam la tomó del cuello enderezándola. 

Su espalda chocó contra el pecho duro de Sam, cuando la mano se cerró alrededor de su garganta. Estaba allí, sin apretar sólo sosteniéndola. Y durante un tiempo a Dean la idea de tomarla así le dio escalofríos después de lo vivido, ahora se moría por hacer lo mismo.

Dean podía observar en primer plano como Sam la tocaba, como bajaba hasta llegar a su intimidad. Como acariciaba esa zona que tanto deseaba. Era la mejor película que podía ver. Y sobre todo era real.

—Abre los ojos —Sam susurró en su oído—. Míralo mientras me corro dentro de ti princesa.

Los ojos de Anna se fijaron en los verdes de Dean. Esa mirada llena de deseo la llevó al límite. Se sacudió contra el cuerpo de Sam sin dejar de observarlo. La dejó que se arrodillara de nuevo sobre el colchón, los movimientos fueron cada vez más superficiales mientras terminaba dentro de ella.

—Bebé... —Dean acarició su cabeza para observarla.

 Su voz sonaba preocupada mientras ella yacía allí, aunque no le dio demasiado tiempo. Estaba arrastrándose hasta quedar a horcajadas de su marido. Una sonrisa tonta adorno los labios de Dean.

—¿Todavía tienes energía? —preguntó alegre.

—Para ustedes siempre.

Y así como Sam había sido más suave que otras veces, Dean estaba siendo más rudo. Besos, mordidas, su mano golpeando su trasero mientras ella rebotaba sobre él. Eran el yin y el yang, sin embargo encajaban a la perfección. 

Cuando la mano de Dean se cerró alrededor de su garganta, su delicada mano lo detuvo sorprendiéndolo. Una profunda mirada fue suficiente para hacerle saber que estaba bien. Que ella confiaba más que nada.

Con un gruñido chocó sus labios contra los de ella. Llevándola aún más fuerte, haciéndola lloriquear por su liberación contra su boca. Eran una mezcla fascinante de rudeza y suavidad al mismo tiempo. Llegaron al final juntos, devorándose el uno al  otro. Dean la sostuvo contra su cuerpo como si tuviera miedo que se esfumara al mínimo movimiento.

Sam volvió a entrar a la habitación sonriente. Tanto Anna como Dean se preguntaron en que momento se había ido.

—¿Bien? —la sonrisa en la cara de Sam era tan grande que apenas si cabía en su cara.

—Estamos bien ¿verdad? —los ojos de Anna observaron a Dean. Quería saber si aún seguían en la misma sintonía.

Dean besó la superficie de su cabeza, antes de acunarla contra su pecho. —Estamos bien.

****





Holis de nuevo 👋 ¿qué les pareció? estoy ansiosa por leer que opinan, solo espero que les haya gustado. Escribí este capítulo unas 125542 veces porque nunca me conformaba y hasta último momento lo corregí una y otra vez. 

Tal vez lo hice un poco más exclusivo entre Dean y Anna pero siento que ellos lo necesitaban, sobre todo Dean que esta teniendo muchas dudas en su relación y Amara.

En fin, se agradecen los comentarios más que cualquier cosa y les recuerdo que tengo instagram @winchesterxspn (igual que acá) pueden encontrar el link en mi perfil.

Ahi subo cositas lindas de Anna con Dean y Sam 🥰 eso es todo. Nos leemos pronto!

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